Fitzgerald, Literatura

La flor azul, Penelope Fitzgerald

¡Aquí estoy de nuevo! ¿Pensabais que me había marchado de vacaciones? ¡Pues no! La realidad es otra: estas semanas estoy leyendo mucho pero lo que no me apetece demasiado es sentarme a escribir reseñas, pero ya va siendo hora, ¡que se me acumulan los libros de los que os quiero hablar!

la-flor-azulEl libro que os traigo hoy es La flor azul, de Penelope Fitzgerald. Si sois habituales por aquí, os habréis dado cuenta de la frecuente aparición de la británica, y es cierto que desde que la Editorial Impedimenta comenzó a publicarla, no hago más que leer los libros que van sacando. Desde La librería, pasando por El inicio de la primavera e Inocencia. Éste es el que me quedaba por leer.

La novela comienza el día de la colada, el momento en el que Jacob Dietmahler llega con su compañero de estudios a la casa de éste. Jacob conoce a partir de ese momento a la familia Hardenberg, con el barón a la cabeza. Aunque inicialmente parece que él es el protagonista, el verdadero personaje principal es Friedrich Von Hardenberg, escritor romántico que queda prendado de Sophie, una joven de cabellos oscuros.

Y es que Fritz existió, por lo que tenemos una biografía novelada, en la que el centro de la historia es La flor azul, el símbolo central del romanticismo, mencionada en la novela desde que conoce a su amada.

Al igual que en sus otras novelas, Fitzgerald despliega una historia aparentemente sencilla para ahondar en temas de la propia sociedad: su forma de vida, los cambios del gobierno, la diferencia entre clases sociales… etc, siempre con el hilo de conexión del poeta Novalis. Más oscura que otras de sus novelas, más recia y amarga, La flor azul es una novela de la que me es difícil contar algo, porque lo que más me ha sugerido han sido sensaciones. El saber, mientras pasaba sus páginas, que esta autora cada vez me gusta más, por el modo que tiene de organizar la historia, de colocar cada capítulo donde tiene que ir para cerrarlo y que todo tenga sentido: que aquél detalle del inicio del libro case a la perfección con el final de la historia.

Como ya he comentado en otras ocasiones, la autora despliega una prosa precisa y elegante a la vez, con lo que con pocas palabras nos envuelve y nos traslada a la Alemania de la época de Novalis.

Cabe incluso, la sátira y los toques humorísticos, donde destaca el personaje de Sidonie.

—¡La ropa! Todavía hace demasiado frío como para desnudarse por la noche. Yo no me desnudo por la noche, ni siquiera en verano, desde hace por lo menos doce años.

—¡Y has tenido ocho hijos! —exclamó Sidonie—. ¡Líbreme Dios de un matrimonio como el tuyo!

Sin embargo, quizá esta novela sea la más oscura de todas las que he leído hasta este momento, ¿quizá por ser la última que escribió? Quién sabe.

Mención aparte merecen los postfacios de las novelas de Fitzgerald. En este caso corre a manos de Terence Dooley, que ayuda a revisar aspectos que podamos haber pasado por alto y analiza los puntos más importantes de la historia.

En definitiva, os recomiendo leer La flor azul, y más aún: si no conocéis a Penelope Fitzgerald os aconsejo escoger cualquiera de sus novelas y comenzar a sumergiros en su universo. Personalmente, y esto no es algo que me suceda con frecuencia, cada vez que termino de leerla, me digo a mí misma: tienes que releer este libro.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • Cómo nos trasporta la autora a la historia.
  • Edición impecable de Impedimenta. Mención de honor al postfacio.
Contras
  • La portada, que no es mi preferida. 😉

Namaste.

IMM, Literatura

IMM (34)

Os traigo las últimas incorporaciones a mis estanterías:

 

imm_34

 

  • El impostor, Javier Cercas. Desde que leí su sinopsis me llamó la atención. Cuando vi su aparición en el programa Página2 ya terminó de convencerme. Cercas es un autor que me gusta pero del que sin embargo hace mucho que no leo nada. Buena opción su última novela. He leído alguna opinión que lo despelleja… así que no sé, veremos a ver.

  • La flor azul, Penelope Fitzgerald. Una autora que me gusta mucho y un libro que quería tener desde hace mucho tiempo. Aquí está. He leído buenas críticas de él, así que espero que me guste. Seguro que sí.

  • Sofía Petrovna, una ciudadana ejemplar, Lidia Chukóvskaia. Me entró por los ojos y lo compré junto con los otros dos de arriba. La verdad es que ésta fue una compra compulsiva, simplemente motivada porque hace tiempo leí una reseña en diagonal. Mucha referencia no tengo. Tampoco recuerdo de quién fue la reseña. Si alguien se reconoce, ¡que me avise!

  • Alguien dice tu nombre, Luis García Montero. Me ha tocado en un sorteo organizado por Pi ¡Gracias! Estoy deseando hincarle el diente.

  • Mantícora, Robertson Davies. Regalo de Bartleby, la segunda parte de la trilogía de Deptford que comienza con El quinto en discordia. Davies es uno de esos autores que hay que leer. Continuar la trilogía era cosa lógica. Dicen además que la historia tiene sentido si se lee toda.

  • Composición número 1, Marc Saporta. Regalazo de los Reyes Magos, un libro que pedí y que me llamó la atención desde que alguien lo comentó en la reseña de La casa de hojas, al compararlo por su extraña edición. No sé si se aprecia arriba, pero el libro viene en una caja y las hojas están como una baraja de cartas, sueltas. Me decía Niebla Espesa: de todas maneras seguro que primero lo lees tal y como viene ordenado por la editorial. Pues sí. Me has calado.

  • Llamada perdida, de Gabriela Wiener, una de las últimas publicaciones de la Editorial Malpaso que me han enviado amablemente a mi casa. No he oído nada de ella pero siempre es un placer acercarse a nuevos autores.

  • Martín Zarza, de Miguel García. Publicado por la editorial El último Dodo, se pusieron en contacto conmigo e hicieron que me picara la curiosidad por leer este libro. Y en esas estamos, lo acabo de empezar. (A pesar de que tengo seis libros ya empezados…)

Y vosotros, ¿habéis leído alguno de estos libros? ¿Os gusta Cercas? ¿Conocíais Composición número 1? ¿Los Reyes Magos os trajeron muchos libros o suelen ser de otro tipo de regalos? Este año he probado la solución definitiva: dejarles una lista con los libros que queremos. Funciona.

Namaste.

Autor, Fitzgerald, Literatura

Inocencia, Penelope Fitzgerald

Inocencia es la última novela publicada por la Editorial Impedimenta de Penelope Fitzgerald, autora de La librería y de la deslumbrante El inicio de la primavera. Cómo no iba a sentirme atraída por ella. Cómo no iba a volver a su prosa.

Mientras leía el libro se me venía a la mente una comparación: Penelope Fitzgerald es como la seda, el preciado material con el que confeccionar un vestido elegante y con perfecta caída, un vestido propio de una dama británica: adecuado y envidiado, que ajusta como si estuviera hecho a medida, y por supuesto, con el cuidado artesanal de todos los detalles: los colores y el estampado, el escote y la largura. En definitiva, el vestido que el resto de mujeres miraríamos con envidia.

Pero es que además la seda no solamente sirve para embellecer, sino que es uno de los materiales más resistentes que se conocen. Sujeta, agarra y es firme, tanto que se utiliza para cuerdas y materiales útiles, de esos que se llevan al espacio.

A pesar de su aparente delicadeza la seda no es lo que parece. Y eso mismo ocurre con esta autora: parece delicada, elegante y superficial, pero va mucho más allá.

Se esconde detrás de historias aparentemente sencillas, como esta, en la que la trama gira entorno a una familia y al amor que se profesan Chiara Ridolfi y el Doctor Rossi. Una familia de antigua nobleza que ha caído en decadencia se une a un prometedor médico. Si no miramos más allá, Inocencia trata de una historia de amor.

Sin embargo, la sensación es que esa historia es lo de menos. Resulta algo meramente anecdótico con lo que situar la trama, porque la verdadera importancia subyace detrás. ¿Y cuál es? El paso del tiempo, algo que incluso deja entrever por la longitud de las dos partes del texto. El cambio humano según el paso del tiempo: las esperanzas e ideas juveniles y la confrontación con la edad adulta, esa realidad que nada tiene que ver con lo idealizado. Fitzgerald no se queda ahí: también aborda la decepción, el cambio de valoración (y en ocasiones sobrevaloración) de nuestra opinión sobre las personas. Por ejemplo, encontrar a alguien que consideramos lúcido e ingenioso pero que apenas un tiempo después nos parece de trato simple y aburrido.

Y es que en esta historia, cada personaje representa un problema, como el Doctor Rossi, que nos plantea su relación con la familia: la huida y el rechazo de cada idea familiar y su sustitución por algo diametralmente opuesto sin tener claro si esa situación es la que realmente se quería o si tan sólo resulta el antónimo de la voluntad familiar, con el añadido del miedo a decepcionar por no cumplir las expectativas.

La autora es, sorprendentemente, una gran conocedora de la sociedad italiana, tanto, que en ocasiones me vi comprobando el título para cerciorarme de que no se trata de ninguna escritora procedente de la Toscana. Paradójicamente, a sus compatriotas los presenta reducidos a un absurdo, ejemplificador de su carácter británico, como se aprecia en la siguiente cita:

¡Oh, querida niña! Ya me han dado la extraordinaria noticia. Créeme queno hay nada en el mundo como el primer hijo: estoy segura de que siempre es así… incluso en los países latinos.

El conjunto es, en apariencia una novela costumbrista, con personajes muy definidos, lleno de dobles interpretaciones. Mi personaje favorito es, sin duda, Cesare. Un hombre que se esconde, considerado loco en su propia familia, quizá por la soledad que le envuelve o quizá por dedicarse a temas prácticos y mundanos. Y sin embargo, detrás de su fachada de ermitaño es el más cuerdo, el más lógico, el antagonista del Doctor Rossi, el que parece cuerdo, el que parece racional. Basta con echarse la fama y esperar.

Una novela como la vida misma. “Tangible”, dice la sinopsis, y es cierto: es visual y palpable: absurda en ocasiones y demasiado real en otras, capaz de reflejar los sentimientos humanos de un modo muy potente, con diálogos redondos y descripciones equilibradas, elegante y evocador, cómico y absurdo. Como la vida. Como la seda.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • El universo que crea la autora.
  • Diálogos elegantes y personajes redondos.
Contras
  • El inicio puede parecer un poco confuso hasta que nos situamos.
  • ¿Quién tiene la inocencia entonces, Chiara o el lector?

Namaste.

Balance de 2011, Literatura

Balance de 2011 (III): lo mejor.

Llega el momento de la tercera y última parte del resumen de 2011.

Me alegra poder decir que este año ha sido muy bueno en cuanto a las lecturas que más me han gustado, y eso implica en que me ha sido difícil elegir cuáles debían de quedar fuera de esta lista.

Para facilitar la tarea, voy a dividir lo que más me ha gustado en dos: unos, los que son entretenidos, y me han gustado y los otros son los que más me han gustado de todos (en ambos casos, el orden no implica jerarquía).

Entretenimiento y algo más.

 

  • Tokio blues. Norwegian Wood. Haruki Murakami. Bastante comenté ya en aquélla entrada. Pues bien, si Murakami no me convenció en otras ocasiones, en esta historia de melancolía y amor sí que lo hizo. De momento el libro que más me ha gustado de lo poco que he leído de él.

  • Recuerdos de un callejón sin salida. Banana Yoshimoto. Una completa desconocida que llegó a mis manos por casualidad, y que con su melancolía y delicadeza me convenció completamente con estos relatos que nos ofrece en esta edición.

La maravillosa vida breve de Oscar Wao. Junot Díaz. Uno para desengrasar. Más frívolo que los que figuran aquí, más superficial, más nerd. Una novela que figuraba desde hace mucho entre mi lista de pendientes y que por fin leí en 2011.

Una temporada para silbar. Iván Doig. Una tierna historia que tiene como protagonista a una familia estadounidense al contratar a una nueva doncella.

Cuatro hermanas. Jetta Carleton. Otra preciosa novela de Libros del Asteroide, en este caso la visión de una familia cuyos componentes tienen mucho que contar. He dudado si ponerla en el otro apartado. Muy recomendable.

Vive como puedas. Joaquín Berges. Otro descubrimiento: en este caso se trata de una historia muy divertida pero que al mismo tiempo tiene mucho de real. La mezcla resulta interesante:

El infierno de los jemeres rojos. Denise Affonço. Muy duro. No sé si me dieron más miedo los brutales actos que se cometieron o que se aconteciera en la década de los setenta. Hace cuatro días.

Joyas o lo que mejor he leído en 2011

 

    • El ruletista. Mircea Cartarescu. Todo un descubrimiento, este autor que no conocía de nada. Y de repente llega y con un librito de apenas ochenta páginas me hace pasar un mal rato, me incomoda y me estresa.

 

    • Momentos estelares de la humanidad. Stefan Zweig. El primer libro que leo del austríaco y doy fe de que no será el último. Su pulcro estilo y su mezcla entre historia y novela son dos rasgos suficientes como para decidirse a leerle. Y por qué no, con este libro.

 

    • Plenilunio. Antonio Muñoz Molina. Ya era hora. Sí, ya era hora de que leyera un libro de Muñoz Molina. Salí encantada, por ese estilo, por el modo de encadenar las frases. Lo que otros lo hacen difícil, él lo hace fácil. Si tuviera que compararle con su contemporáneo Marías, diría que Marías sale perdiendo. Pero bien es cierto que me queda mucho por leer de ambos. ¿Alguna sugerencia?

 

    • El arte de volar. Antonio Altarriba y Kim. Si tuviera que escoger la novela gráfica que más me ha gustado, sería ésta. Por lo brutal de la historia y porque además es cierta y nos pilla muy cerca. Con permiso de Asterios Polyp es la novela gráfica que más me ha gustado.

 

    • La ofensa. Ricardo Menéndez Salmón. Lo trágico, la guerra, la incertidumbre… estos temas se tratan en la novela utilizando un estilo que roza lo poético, con una elección muy cuidada de las palabras. Para releerla, sin duda alguna.

 

    • El inicio de la primavera. Penelope Fitzgerald. A Fitzgerald ya la conocía por La librería, pero esta novela me aportó mucho más. Por la forma: el impecable estilo de la autora. Por el fondo: una compleja novela que encara diversos aspectos del Moscú de principios del siglo XX. Redonda.

 

    • El siglo de las luces. Alejo Carpentier. La Revolución Francesa desde el otro lado del Atlántico. Una novela superlativa.

 

    • Los enamoramientos. Javier Marías. Cuando leí que Marías hablaba de asesinatos en su última novela, me extrañó. Por supuesto, se equivocaban. La muerte la utiliza como punto de partida para hablar del amor y de la ausencia. El autor tiene su propio estilo: si te gusta, es una apuesta segura. Si no, mejor pasa a otra cosa.

 

  • Las partículas elementales. Michel Houellebecq. Un autor del que mucho se ha dicho y al que leí, por primera vez en 2011. Un acercamiento acertado. Una novela que tiene de todo. Es muy inteligente este francés.

 

Y vosotros, ¿cuáles son los libros que más os gustaron de 2011? ¿Tenéis alguno para recomendarme?

 

Esto es todo por el momento. En breve, más reseñas de libros que leí en 2011 pero que no me dió tiempo a reseñar.

¡Feliz 2012 a todos! (y si es el fin del mundo, que nos pille leyendo) 🙂

Namaste.

Autor, Fitzgerald, Literatura

El inicio de la primavera, Penelope Fitzgerald

Tras haber leído La librería de la misma autora, los prejuicios me empujaron a creer que iba a encontrar algo ligeramente distinto. Pensaba encontrarme con un mundo sajón, quizá londinense. Y lo que uno se encuentra es Moscú en invierno, un ambiente tan radicalmente opuesto a mi idea original que me sorprendió.

Portada de "El inicio de la primavera", de Fitzgerald
Portada de «El inicio de la primavera», de Fitzgerald

La trama de El inicio de la primavera se centra en una familia inglesa y de posibles que regenta una imprenta en la Rusia de principios del siglo XX. La novela comienza en el momento en el que la madre abandona a la familia.

Partiendo de este inicio, Fitzgerald crea un universo en el que es capaz de contar desde los grandes acontecimientos, como los devenires políticos y cambios sociales, hasta los pequeños detalles: el modo de trabajar en una imprenta, las miradas de unos personajes a otros…. etc.

Todo ello aderezado con unas descripciones que, aunque no abundan demasiado, son totalmente exactas, llamativas y preciosas.

¿Cómo puede contar tanto y no caer en la pesadez? ¿Cómo condensar tantos temas sin ser aburrida? ¿Cuál es su secreto? La sutileza. No nos cuenta cada detalle, cada palabra y cada gesto, sino que nos da un esbozo, un guiño y una frase. Lo relevante es que su estilo va calando poco a poco: no hay muchas descripciones, pero las que incluye son elocuentes; no hay demasiados personajes, pero los que existen son un modo de ejemplificar a todo un grupo de individuos, es decir, como un modo de actuar, como una silueta de una escena más grande.

La mezcla de todo lo anterior da lugar a una novela elegante, donde tiene cabida tanto el relato social de la época, como la crítica a determinados sectores de la población y donde al mismo tiempo juega un papel importante la intriga y las incógnitas que nos va planteando.

Lo que Fitzgerald propone es una novela compleja, que se puede mirar desde tantos ámbitos como ella propone. Es una novela de silencios y espacios, donde le toca al lector imaginarse determinados aspectos, donde no todo está dicho, lo cual, a mi entender, le aporta si cabe más valor.

Se trata, pues, de una novela muy interesante, compleja y tupida, con más fondo del que se ve a simple vista. Me ha gustado aún más que La librería, por lo simple que parece y la de vericuetos que tiene. Sin duda, la prosa de Fitzgerald se puede calificar como impecable.

FICHA:

Te gustará si te gustó
  • La librería, Penelope Fitzgerald. (en cuanto al estilo)
  • Germinal, Émile Zola (por la visión general de una vida)
Pros
  • Es muy completa, ya que encara diversas perspectivas de la vida.
  • El estilo de la autora es elegante y a la vez, crítico.
Contras
  • El inicio de la novela puede dar lugar a confusión. Hay que continuar leyendo para saber qué es realmente esta novela.

 

Namaste.

Autor, Literatura, Spark

Las señoritas de escasos medios, Muriel Spark.

 ¡Hola a todos de nuevo! Tras un paréntesis en el que no he parado de leer pero en el que no he tenido tiempo suficiente como para ponerme a escribir reseñas, vuelvo con la esperanza de recuperar la frecuencia en los posts.

 

Portada de "Las señoritas de escasos medios"
Portada de "Las señoritas de escasos medios"

La novela que os traigo hoy está ambientada en el Londres de la Segunda Guerra Mundial y tiene como protagonistas a un grupo de jóvenes que viven en una residencia.

 

Si miramos con una lupa, fijándonos en todos los detalles, nos encontramos con varios personajes, con características propias y singularidades determinadas. Lo micro son los detalles: cómo ir a la moda en una época complicada, el modo de conocer a pretendientes para marido, su visión del futuro o del pasado…

 

Si, por el contrario, contemplamos el conjunto, se trata de una combinación mucho más compleja que aúna la situación bélica con el modo de aislarse de la tristeza y la soledad; las ganas de sobrevivir con los ánimos diezmados de la escasez, o la perspectiva del pasado y el incierto futuro, la influencia de un momento que supuso un antes y un después en la Historia.

 

Muriel Spark desarrolla una técnica sencilla, en la que de un lado, describe el presente en el club para señoritas y de otro salta temporalmente para mostrarnos algo de lo que ocurre más allá de aquélla época determinada. Con ello consigue dar dinamismo a la novela, mantener con la intriga al lector y conseguir una mayor uniformidad al ver, de un vistazo, quiénes son y cómo serán determinados personajes.

 

Pero Spark no se queda sólo en aparente simplicidad, ya que aunque no existan demasiadas descripciones y sea una novela prácticamente de diálogos, consigue dejar su marca con un rasgo de elegancia que la distingue de otras historias similares. No en vano puede llegar a recordar a Penelope Fitzgerald, autora de La librería, por la sutil mezcla de melancolía y realidad con ironía y sugerentes silencios.

 

Aunque se trate de uno de los referentes de la literatura inglesa de posguerra, a mi entender se trata de una novela de costumbres pura y dura en la que, a pesar de que albergue una doble visión del momento bélico, no se ahonda en la profundidad de los tramas ni de la situación. Es más bien una novela entretenida y elegante, pero sin grandes aspavientos. En cualquier caso, se trata de una lectura agradable y con estilo propio. Y teniendo en cuenta ciertos batacazos recientes, me doy por satisfecha.

 

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • Estilo elegante y delicado.
  • Combina con equilibrio el drama y la ironía.
Contras
  • Podría ahondar más en los personajes y en la trama.

 

Namaste.

IMM

IMM (10)

Vuelvo con un IMM cargadito, por aquéllo de ir dejando las cosas pendientes… así que aquí están, todos de golpe:

Adquisiciones de Impedimenta
Adquisiciones de Impedimenta

 

    • Las batallas perdidas, Eudora Welty. Una autora a la que llevaba tiempo siguiéndole la pista, y a la que por fin podré leer. En mi mente estaba La hija del optimista, la obra por la que ganó el Pulitzer, pero después pensé que quizá sería mejor dejar la guinda para el final. Estoy deseando empezarlo.

 

 

    • El inicio de la primavera, Penelope Fitzgerald. La autora de La librería nos lleva a Moscú para contarnos una historia de cambios. No sé más, que quiero llevarme la sorpresa según vaya leyendo.

 

    • Las señoritas de escasos medios, Muriel Spark. He leído buenas críticas de esta novela (desgraciadamente no sé dónde) y tenía ganas por probar. Y aquí está.

 

¡Libros, libros!
¡Libros, libros!

 

    • Punto omega, de Don Delillo. EL libro. Con mayúsculas. Porque después de que @gancedo hablara tan bien de él, me decidí a leerlo en un breve período. Así que lo busqué y lo encontré. No sé por qué esperaba un libro mucho más grueso.

 

    • La ofensa, Ricardo Menéndez Salmón. Un autor del que mucha gente ha hablado en un corto período de tiempo y que tengo curiosidad por conocer. No sé si es la mejor opción para empezar a leerle, porque he visto reseñado alguna vez su otra novela La luz es más antigua que el amor. Por algún motivo desconocido, no quería leer ese. (Y ahora me doy cuenta de que Bartleby lo leyó y no le gustó demasiado)

 

    • El hombre del traje gris, Sloan Wilson. Es la novela que estoy leyendo actualmente. Y sí, seguro que a vosotros os ha venido a la cabeza la canción de Sabina. Poco hay que añadir sobre la trama si escucháis la canción.

 

 

    • Una habitación en Holanda, Pierre Bergouniox. Algo similar al anterior me pasó con éste. Holanda y Descartes en una misma frase. Me apetecía un libro diferente a las novelas al uso que suelo leer.

 

Y vosotros, ¿habéis leído alguno de ellos? ¿Qué os parecieron?

 

Esto es todo por el momento. Prometo volver con una reseña, que tengo varias pendientes.

 

Pasad un estupendo fin de semana.

Namaste.

Actualidad

Divagaciones literarias

En la Universidad siempre se hacía hincapié en la necesidad de conocer el producto que se vende. Me parecía tan de perogrullo, tan de se sentido común, que me parecía una redundacia o que valiera la pena decirlo.

 

Con el tiempo me he dado cuenta de que algo tan básico como eso, se olvida frecuentemente (haciendo totalmente usual lo que dice el refrán: “el sentido común es el menos común de los sentidos”).

 

Leyendo La librería, lo vi claro: la protagonista no tenía mucha idea de libros, básicamente se dejaba timar. Mientras iba pasando las páginas, pensaba: “¿Cómo alguien que no sabe los libros que existen, las editoriales y las modas, monta una librería? ¡Pero si es como que persona que no distingue una lubina de una trucha abra una pescadería!”

 

Desgraciadamente, es frecuente. En ocasiones me da la sensación de que nosotros, los bloggers, conocemos más novedades, más autores y más editoriales que la gente que se dedica plenamente a ello. Teniendo en cuenta de que esto es un hobby para nosotros, no dice mucho a favor de los libreros.

 

Cara de "a mí no me tomes por tonto".
Cara de "a mí no me tomes por tonto".

Por supuesto, no pretendo generalizar. Como en todos los grupos de lo que sea, hay de todo: hay libreros que te leen la mente y te dicen cuándo, cómo y de qué modo se publicará el libro que buscas, pero los hay también que cuando preguntas por Cumbres Borrascosas te preguntan si lo acaban de publicar. Aquí es donde tenemos un problema. Si ignoras que se publicó hace más de cien años, ¿cómo me voy a fiar de que simplemente sepas quién lo escribió? Si no tienes Los miserables en tu librería, ¿cómo te voy a pedir un libro menos conocido?

 

Los hay que parece que tratan al cliente como si fuera tonto. No sé si pensar qué es mejor: que sea porque soy joven, porque soy mujer o porque tengo cara de tonta, pero si te pregunto si tienes alguna de las obras de Dickens, ¿por qué me intentas colocar la saga de Proust? ¿Acaso cuando vas a por un kilo de tomates el frutero te dice “no tengo, pero llévate un kilo de manzanas, que total son del mismo color”? ¿Crees que no distingo uno de otro? ¿Que no se lo que compro o que sólo quiero los libros para que hagan decoración en la estantería?

 

Es peligroso presuponer que alguien sabe menos que tú, y más en el mundo de los negocios. En el ámbito social, te ganarás la antipatía de alguien, pero en el económico, estás perdido, porque no te van a tomar en serio. Aun recuerdo cuando un banquero trataba de colocarme un activo financiero explicándome lo que era el IBEX, de una forma ridícula e inexacta. O de cuando en una conferencia de la facultad de Derecho uno de los ponentes repetía cada diez minutos que como no sabíamos de economía no podía ahondar en lo que, precisamente venía a explicar.

 

Comentaba hace poco con alguien cercano que es necesario leer a los clásicos para acabar con los listillos. Siempre hay un listo que te dice: “¿y a tí que tanto te gustan los libros no has leido La Divina Comedia?” (y luego pone una cara de “pues no te gustarán tanto”). Pues no, no he leído el libro de Dante. En una ocasión me pasó lo mismo con la novela de Sánchez Ferlosio, El Jarama. Aquella persona decía que era el mejor libro escrito en literatura castellana (ahí es nada). Lo leí, simplemente para que después pueda decir que lo había leído y poder criticarlo con conocimiento de causa. Más tarde, me enteré que esa persona en cuestión hablaba de oídas: había oído a alguien que decía que otro había dicho que era muy bueno.

Sí, me quedé con cara de tonta. Porque el libro me pareció un truño, lo primero. Lo segundo por creerme algo así. Lo segundo por ser ingenua y pensar que lo había leído.

 

En cualquier caso, ninguna de estas situaciones me preocupan. Sé que ellos saben lo que opino de ellos, porque como dice Pla en El cuaderno gris:

 

Los ojos, pequeños, cerrados dentro de una rendija de hucha, tienen cierta vivacidad, mucha movilidad y son -según me han dicho- muy impresionables. Tanto a la visión exterior como a los reflejos internos. Son unos ojos sin educación y sin hipocresía, que me traicionan, según parece, a cada momento. Este defecto de mis ojos es característica de mis facciones, extremadamente móviles -de una movilidad tan acusada que siempre que algún amigo dibujante ha querido hacerme un retrato de frente lo ha tenido que dejar por imposible rápidamente. Es triste no poder disponer de unas facciones estáticas, fijas y académicas, de un mecanismo facial impasible. Porque, ¿de qué sirven unas facciones así? ¿Qué significan? -como la frente ancha o es un síntoma de inteligencia, digan lo que digan los novelistas. Con una cara tan móvil, vale más no moverse de casa, abstenerse de todo contacto con la gente. Si no podéis disimular los sentimientos que otros os provocan -si no podéis disimular las decepciones de las señoritas- vale más retirarse a la Tebaida de la misantropía. Creo que es un buen consejo para todas las persona que tienen la desgracia de tener unas facciones como las mías.

 

 

Y a vosotros, ¿os ha pasado algo parecido?

 

Namaste y feliz día de la salud.

 

Autor, Fitzgerald, Literatura

La librería, Penelope Fitzgerald

Florence Green decide abrir una librería en un pequeño pueblo de la costa inglesa. Para ello, adquiere un edificio en ruinas y comienza a comprar los libros que necesita para poder llevar a cabo su objetivo.

Lo que podría parecer un inicio de negocio como cualquier otro se convierte en una molestia para algunos de los habitantes del pueblo, que harán lo imposible para evitar que la librería salga adelante.

Penelope Fitzgerald desarrolla la novela con una prosa elegante y precisa, con la que consigue envolver al lector y trasladarle a otro tiempo en el que se tenía miedo al diferente y donde los cambios eran, desgraciadamente, mal vistos.

La novela es, además, un alegato a favor de la cultura, de la democratización de esta y de la lucha por el conocimiento, algo que podemos comprobar claramente en fragmentos como el siguiente:

Un buen libro es la preciosa savia del alma de un maestro, embalsada y atesorada intencionadamente para una vida más allá de la vida, y como tal, no hay duda de que debe ser un artículo de primera necesidad.

Además, hay que destacar lo acertado de las descripciones y la sutileza en la composición:

Lo que podía parecer una delicadeza por su parte, normalmente no era más que una forma de evitar líos; lo que parecía simpatía era en realidad el resultado de su instinto para esquivar cualquier problema antes de que éste se originara. Era difícil imaginar lo que supondría hacerse viejo para una persona así. Sus emociones, a base de no ejercitarlas, casi habían desaparecido. Había descubierto que la capacidad para adaptarse resultaba tan adecuada para salirse con la suya como la propia curiosidad.

A diferencia de otras novelas cortas, donde apenas existe profundidad, en La librería la autora consigue estructurar muy bien la trama y crea unos personajes reales y creíbles.

Leyendo algunas reseñas de otros bloggers, como Laura, de Cargada de Libros, le achaca que realmente el tema literario se trata poco en la novela. Es cierto que en ningún momento se hace una relación de los libros que adquiere Florence Green, pero desde mi punto de vista el tema ahonda más en el hecho de vender libros, es decir, en la peligrosidad de leer, saber o informarse de algo diferente al saber oral. Es más bien la cuestión casi medieval de que el que tiene, compra o vende libros es alguien distinto, que puede quizá engañar, quizá pervertir. En fin de cuentas, el miedo a lo desconocido.

De las pocas menciones de libros, destaca la siguiente:

– ¿Qué? ¿Al final va a encargar Lolita?

– Todavía no lo he decidido. He pedido un ejemplar de lectura. Estoy algo desconcertada por lo que han dicho sobre ella los periódicos americanos. Un crítico ha afirmado que su publicación era una mala noticia para el ramo y para los lectores, porque era aburrida, pretenciosa, de lenguaje florido y repulsiva. Pero por otro lado había un artículo de Graham Greene que decía que era una obra maestra.

(INCISO: hay que ver cómo son las casualidades. Justo cuando estaba leyendo Lolita, me encuentro con este fragmento. Próximamente la reseña.).

En definitiva, una novela interesante y amena, con un estilo delicado que sorprende por su estilo,su ironía y el componente de realidad que emana de ella. Totalmente recomendable.

FICHA:

Te gustará si te gustó
  • Sentido y sensibilidad, Jane Austen.
  • La importancia de llamarse Ernesto. Oscar Wilde.
Pros
  • La sutileza y elegancia de la autora que combina con una fantástica ironía. El tema que envuelve la novela.
  • La magnífica edición de Impedimenta: buena traducción y ni un error ortográfico o tipográfico.
Contras
  • La semejanza con determinadas realidades actuales.

Namaste.

IMM, Literatura

IMM (4)

¿Quién duda de que no hago los deberes?

Últimas adquisiciones
Libros de Vargas Llosa, Modiano, Fitzgerald y Vian
(Pinchad para ampliar)

Al igual que con el último libro de Marías, gracias a vuestros comentarios, seleccioné algunos libros de Vargas Llosa para leer. Después decidí comprarlos:

Los tres libros los he comprado en una edición especial de Alfaguara en conmemoración a su reciente Premio Nobel de Literatura. Me parece que tendrán que esperar un poco a ser leídos, sobre todo teniendo en cuenta la lista de pendientes, que no hace más que crecer.

Los demás, que podéis ver en la imagen, son:

  • En el café de la juventud perdida. Patrick Modiano. Un libro que me recomendaron hace mucho (acabo de revisarlo, no sé quién fue, ¡que se manifieste!) y que tengo muchas ganas de leer. Tiene buena pinta. La reseña, aquí.
  • La librería. Penelope Fitzgerald. El libro que acabo de terminar hace poco y que me ha sorprendido gratamente.
  • Vercoquin y el plancton. Boris Vian. La primera novela de mi querido Vian. Dicen que tiene tintes autobiográficos…. ya os contaré. Seguro que no me defrauda.

Efectivamente, tener libros nuevos hace feliz.

Próximamente más reseñas.

Feliz fin de semana.

Namaste.