Autor, Houellebecq, Literatura

Ampliación en el campo de batalla, Michel Houellebecq

Hacía tanto tiempo que no leía a Houellebecq (diez años, parece ser) que pensé que ya era hora a regresar al francés, estando en boga de vez en cuando por unas cosas y otras. Mi única lectura suya fue Las partículas elementales, que me dejó con ganas de repetir.

Ampliación en el campo de batalla nos acerca a la vida de un ingeniero de 30 años, consultor de una empresa en los albores de la informática. Su nueva misión incluye trabajar mano con mano con el Ministerio de Agricultura para la implantación de un nuevo software. Así, tendrá que viajar por diversos departamentos franceses para reunirse con diferentes miembros de la organización; de esta forma, conoceremos un poco más de su rutina y de la vida que tiene y a la que aspira. Estamos ante un verdadero tipo exitoso: tiene un buen trabajo, es respetado en su día a día, es joven. Sin embargo, no es feliz. Su vida está vacía y no consigue tener relaciones satisfactorias con la gente.

Este planteamiento no deja de ser parte de una narración autobiográfica, dado que el propio autor estuvo durante un tiempo como consultor en una empresa, y de hecho llegó a trabajar con el Ministerio, como el protagonista de la novela:

Las páginas que siguen constituyen una novela; es decir, una sucesión de anécdotas de las que yo soy el héroe. Esta elección autobiográfica no lo es en realidad: sea como sea, no tengo otra salida. Si no escribo lo que he visto sufriría igual; y quizás un poco más. Un poco solamente, insisto en esto. La escritura no alivia apenas. Describe, delimita. Introduce una sombra de coherencia, una idea de realismo. Uno sigue chapoteando en una niebla sangrienta, pero hay algunos puntos de referencia. El caos se queda a unos poco metros. Pobre éxito, en realidad. ¡Qué contraste con el poder absoluto, milagroso de la lectura! Una vida entera leyendo habría calmado todos mis deseos; lo sabía ya a los siete años. La textura del mundo es dolorosa, inadecuada; no me parece modificable. De verdad creo que toda una vida leyendo me habría sentado mejor. No me ha sido concedida una vida semejante

Páginas 18-19

La verdad es que al tratar un tema como el funcionamiento informático, esa parte, donde nos explica el cambio que va a suponer la informática, queda totalmente desactualizada para un lector de 2021. Para que os hagáis a la idea: nos encontramos en los 90 y los ordenadores acaban de llegar revolucionando el modo de entender cada proceso, cada forma de hacer las cosas. Sin embargo, más allá de este aspecto en concreto, Houellebecq plantea y describe el sentimiento de soledad en un incipiente mundo tecnológico; esto es, pone negro sobre blanco uno de los problemas extendidos en el siglo XXI: la soledad en un mundo tecnológico en el que lo tenemos casi todo a golpe de click.

Lo hace además, en una novela que no llega a las 200 páginas, lo cual para mí tiene aún mayor mérito. Su estilo es directo, crudo. No se pierde en descripciones y los diálogos son utilitaristas en relación con lo que nos quiere narrar.

Sobre el título, él mismo aporta la explicación en la novela:

El liberalismo económico es la ampliación en el campo de batalla, su extensión a todas las edades de la vida y a todas las clases de sociedad.

Página 113

La prosa de Houellebecq es sarcástica, nihilista, cáustica. Nos sorprende muy a menudo con apreciaciones interesantes, con comentarios brutos, de esos que no podrían salir por televisión porque son igual de auténticos como políticamente incorrectos.

En un mundo en el que todos los escritores tienen la misma pluma, donde el estilo es intercambiable y los libros parecen ser todos iguales, acercarse a un escritor diferente, personal y auténtico es una experiencia cada vez más difícil de encontrar.

Houellebecq no es para todo el mundo, está claro. Pero leerlo es un disfrute, por la forma que tiene de analizar la realidad, por su humor socarrón. Lo que él hace es verdadera literatura, sabe cómo escoger las palabras, qué ignorar y cómo se debe llevar y traer al lector a su conveniencia para situarle dónde y cómo quiere. Sí, ya estoy buscando Plataforma.

Yo lo leí en verano, tumbada en la playa. Pero para un otoño recién llegado también es una buena opción.

Y vosotros, ¿qué estáis leyendo?

FICHA:

Te gustará si te gustó Las partículas elementales, Michel Houellebecq.
Pros – La forma de analizar la sociedad.
– El humor caustico del autor.
Contras – Desactualizada en relación a los detalles informáticos.

Namaste.

IMM, Literatura

IMM (75)

Un mes después me doy cuenta que he olvidado enseñaros los libros que compré en la Feria del Libro de Madrid, que este año se ha celebrado en el mes de septiembre. Además añado también los de la rentrée literaria y unos pocos que se vinieron conmigo la semana pasada.

Los de la Feria del Libro fuero los siguientes:

  • Corazón de perro, Mijaíl Bulgákov (Galaxia Gutenberg, 2020). Tras la genial El maestro y Margarita sólo tenía claro que tenía que regresar él pronto. Mi sorpresa cuando este título, de reciente publicación, no se encontraba tan fácilmente como yo había pensado. Lo estoy leyendo así que espero traeros la reseña pronto.
  • Divina Comedia, Dante (Acantilado, 2018): como podréis imaginaros, este libro no necesita presentación. Para mí es uno de esos eternos pendientes que creo que va siendo hora de leer. He escogido esta edición porque hablan bien de ella. Un poco cara, eso sí.
  • El Danubio, Claudio Magris (Compactos Anagrama, 2019). Desde hace tiempo me interesa la geografía europea y andaba buscando un libro que mezclara historia y geografía. Pregunté por redes y este título se mencionó varias veces. Parece que es una mezcla entre novela y ensayo. En este caso, la edición es la conmemorativa por el 50 aniversario de la editorial.
  • Correr el tupido velo, Pilar Donoso (Alfaguara, 2021): la hija de José Donoso, el autor de El obsceno pájaro de la noche, que reseñé hace no mucho, es la encargada de escribir la biografía de su padre. Desde que leí Aquéllos años del boom, de Xavi Ayén, la figura de Donoso me llamó la atención por lo desconocido y por su carácter atormentado. Alfaguara rescata este libro que era imposible de encontrar hace unos meses.
  • Mendelssohn en el tejado, Jiri Weil (Impedimenta, 2016). Praga, 1942. Poco más tengo que decir. Eso y que viene recomendado por José Carlos Breto y por Jan Arimany (a los que podéis escuchar en su podcast El café de Mendel).
  • Los extraños, Jon Bilbao (Impedimenta, 2021). El último libro de Jon Bilbao que compré en mi última visita a Moito Conto. Sorprendentemente tengo en casa Estrómboli desde hace varios años pendiente de leer. Sin embargo, de este os hablaré en breve, que ya lo he leído.
  • La desaparición de Adèle Bedeau, Graeme Macrae Burnet (Impedimenta, 2021). El autor de Un plan sangriento regresa con este título. No tenía pensado comprarlo pero fijaos, aquí lo tenemos.

  • Poesía esencial, Mircea Cărtărescu (Impedimenta, 2021) . Poesía. ¿Yo, leyendo poesía? Lo reconozco: nunca me pongo. Pero claro, si el nombre del genial autor rumano aparece en el título la cosa ya cambia. En edición bilingüe.
  • Ayer, Agota Kristof (Libros del Asteroide, 2021). De la autora de Claus y Lucas, de quien también he leído La analfabeta, esta novelita corta recién salida de la imprenta. Uno de esos títulos que se cuelan entre historias más largas por lo corta que es.
  • Ámsterdam, Ian McEwan (Anagrama 1999). Hacía ya mucho mucho tiempo que leí Expiación y posteriormente acabé abandonando Sábado. No tenía pensado regresar al autor pero en una visita a la librería me topé con este y aproveché para llevarlo conmigo en un viaje que tenía programado. La reseña la publico enseguida.
  • Vera, Elizabeth von Arnim (Trotalibros Editorial, 2021). Dicen de ella que es la precursora de Rebeca de Daphne du Maurier. Qué sé yo. Sólo me fío de Marta Marne.
  • Soledad, Víctor Catalá (Trotalibros Editorial, 2021). Un libro mítico en Cataluña que ve la luz al castellano en una nueva edición. Lo ponen por las nubes, espero hacerle un hueco pronto.

Y vosotros, ¿qué libros habéis comprado últimamente? ¿Coincidimos en alguno?

¡Felices lecturas!

Namaste.

Autor, Literatura, Smiley

Heredarás la tierra, Jane Smiley

Tras leer La edad del desconsuelo y Un amor cualquiera , mi propósito a la hora de volver a leer a Smiley era leer este título: la novela por la que le dieron el Premio Pulitzer.

Decidí reservar su lectura para agosto, momento en el que por fin llegaron las deseadas vacaciones, pensando en que, aunque esta novela es algo más larga que las dos anteriores, seguramente podría leerla bastante rápido.

Como en las otras novelas mencionadas, Heredarás la tierra tiene como protagonistas a una familia: los Cook. Una familia tradicional de Illinois dedicada a la agricultura. El inicio de la trama comienza cuando el padre de la familia decide retirarse y que sean sus hijas las que continuen por sí solas con el cultivo de los mil acres que tienen en esos momentos. A partir de ahí la situación que parece estable y aparentemente controlada se acaba desmoronando, entre otras cosas por los silencios y las medias verdades que se callan sus protagonistas desde hace demasiado tiempo.

La temática se mantiene en lo habitual para la autora: la relación entre los miembros de una familia. En este caso cobra mucha importancia la tradición y la cultura del interior de Estados Unidos. Así, las descripciones del cultivo y la información relativa a la agricultura extensiva son frecuentes.

Entrando en los personajes, las tres hijas están marcadas por la ausencia de la madre, siendo muy diferentes entre sí. En esta ocasión es la hija mayor la narradora de la historia; después tenemos a Rose, verdadero portento de personaje; y Catherine, la pequeña y más díscola de las tres. Mientras que las dos mayores se quedan en la finca familiar, la pequeña decide tomar otro camino, que choca con el interés familiar.

Añadido a lo anterior: amoríos, problemas económicos, familiares (lo cual incluye envidias, egoísmos, comparaciones y muchos, muchos silencios que tapan secretos).

Lo que nunca se ha expresado termina siendo demasiado nebuloso para recordarlo.

Página 290

Como nos tiene habituados Smiley, sorprende que una historia aparentemente sencilla tenga tantas ramificaciones y consiga llegar a diversos temas. En este sentido, el inicio nada tiene que ver con el final: mientras que al principio conectamos vía escenas de naturaleza y conocemos a los personajes duros y trabajadores, más tarde vemos que aquélla escena bucólica poco tiene que ver con lo que hay debajo si conseguimos rascar un poco.

No voy a comentar qué es lo que sucede, sólo mencionar que es lo suficientemente grave como para dividir a los Cook y formar dos bandos bien diferenciados que se enfrentarán por el control de la granja.

El hecho de que Heredarás la tierra sea una novela bastante más larga que La edad del desconsuelo y Un amor cualquiera genera dos cosas: por un lado, es una historia más profunda, donde Smiley se puede detener a ir dando información de diversos momentos temporales a lo largo de la páginas, consiguiendo personajes más complejos. Por otro, le hace perder frescura, algo que tampoco ayuda el hecho de que se detenga en detalles menos interesantes relacionados con la administración de una explotación ganadera y agrícola.

Sin embargo, también consigue dar golpes de volante, cambios sorpresivos de las decisiones de los personajes que no parecen corresponder con la tendencia inicial de cada uno de ellos.

El perdón es un reflejo para cuando no se soporta lo que se sabe.

Página 337

En conclusión, Heredarás la tierra es una novela bastante diferente a las otras dos que he leído de la autora, de la que me esperaba otra cosa, pero que gana a partir de la mitad, y que, como todas las de Smiley, nos conecta con unos personajes muy bien creados, consiguiendo quedarse en nuestro imaginario lector.

FICHA:

Te gustará si te gustó La edad del desconsuelo, Jane Smiley.
Un amor cualquiera, Jane Smiley.
Pros – La aparente simpleza de la historia que acaba siendo mucho más profunda de lo que parece.
– El personaje de Rose.
Contras – La edición: traducción antigua y fallos tipográficos.
– Recomiendo no leer la sinopsis.

Namaste.

Literatura

A través de mis pequeños ojos, Emilio Ortiz

La portada de este libro me iba persiguiendo aquí y allá y aparecía en los lugares más recónditos. Probablemente no: quizá era solo mi curiosidad que se fijaba en el ese peludo con aspecto noble y que llamaba a mi cerebro para que se fijara en ese libro.

Como me ocurre en muchas ocasiones, comenzó una batalla dialéctica entre mí misma: en un lado del ring, con 1,5 kilos, el cerebro analítico que argüía que ese libro no era para mí, que seguro que no me iba a gustar, que mejor escogía otro libro, a lo que seguía un listado de, aproximadamente, cien libros que tengo pendiente como alternativa. En el otro, la curiosidad, de la mano de mi cerebro reptiliano, abogaba por razones del tipo: pero qué mono es ese perro, seguro que te encanta, hazlo por Pelusa, ay qué ojitos, ¿pero de verdad no has visto lo mono que es ese perro?

En esta ocasión, y sin haberlo esperado, ambas partes tenían razón.

Empecemos por el principio.

A través de mis pequeños ojos es la historia de Cross, un perro entrenado para ayudar en su día a día un ciego, Mario. Comenzamos conociendo parte del entrenamiento de Cross en Estados Unidos, su días de cachorro y el momento del encuentro entre ambos, cuando Mario recibe las instrucciones de cómo llevarle. Ambos regresan a España para comenzar una vida juntos, en la que Mario terminará la Universidad, saldrá al mercado laboral y tendrá la vida habitual de una persona: empezar un proyecto, tener una novia, independizarse y formar una familia.

Todo lo vemos desde la perspectiva del perro, con lo que su visión y sus expresiones están limitadas por cosas que no conoce y motivos ajenos. Cross está habituado a la rutina de Mario, espera, paciente, que acabe la jornada laboral para ir a dar un paseo aunque no sepa qué hace su dueño durante toda esa jornada y para qué utiliza esa pantalla tan grande.

A mí particularmente no me gustaba ni me gusta estar sentado, prefiero estar corriendo o andando, o mejor aún, tumbado. Sentarse me ha parecido siempre una postura intermedia totalmente absurda connotada siempre de espera.

Página 60

Que Cross, el perro, sea el narrador genera dos cosas: ternura, porque quién no ha pensado lo que piensa nuestro perro de nosotros y de las cosas que hacemos; pero también simpleza, situaciones repetidas que para el lector resultan incómodas y demasiado básicas. (Y aún así encontramos errores formales como que use el verbo connotar, lo cual no es congruente). El problema es que ese recurso repetido durante todos los capítulos del libro se hace pesado, aburrido,muy básico.

Así que no puedo más que dar la razón mi cerebro analítico: es un estilo plano, sin trabajo ni riesgo, solamente el tipo de escritura que esperamos de alguien que no es escritor. No destacan ni los personajes ni la trama ni nada de nada, es una historia simple y llana; perfecta para un día en la playa pero que no reluce estilísticamente.

La excepción, donde sí encontramos alguna reflexión más elaborada e interesante, es al final, cuando se encara el final de la novela y de repente vemos píldoras emotivas que llegan al corazón directo de un amante de los animales:

En ocasiones, imagino que estás a mi lado, pero no lo hago adrede. Es decir: que no me hace falta que me esfuerce para sentir en mis dedos tu pelo suave, el sonido de tus suspiros, la humedad de tu hocico. Es como si estuvieras presente. Noto hasta tu olor.

Página 233

Leía en la red varios lectores que coincidían en opinión y comentaban que no les había gustado el final. Cuando uno empieza una historia de este estilo ya sabe cómo va a acabar el libro. Lo lógico, la finalización normal no es lo que ocurre aquí. Para muchos ha dejado una sensación agridulce cuando podría haber acabado de una forma más natural y sencilla. Otros comentan que es cruel. Para mí el autor ha buscado una solución intermedia entre lo esperado, siendo lo más cercano a ello pero que no satisface ni a unos ni a otros.

CONTIENE SPOILERS: Como lo de arriba no se entiende bien, os explico a lo que me refiero: imaginaba que el libro acabaría con la muerte de Cross, con el periodo de duelo del dueño. Lo que no pensé es que el autor había decidido, en lugar de su muerte, su retiro del trabajo como guía, lo que para mí es un tipo intermedio que no convence a nadie: sigue siendo cruel para el perro pero además el dueño no parece que lo vaya a echar demasiado de menos porque ya tiene sustituto.

En definitiva, un libro que ofrece lo que me temía: ideal para una tarde de piscina con 40ºC con la que no calentarse mucho las neuronas.

FICHA:

Te gustará si te gustó – Literatura tipo bestseller.
Pros – La ternura que trasmite.
Contras – Estilo muy simplista.

Namaste.

Autor, Literatura, Mann

La muerte en Venecia, Thomas Mann

Lo admito: vuelvo a leer a Mann animada por las nuevas ediciones de DeBolsillo de sus obras principales. La verdad es que después de haber sufrido lo que no está escrito con la lectura de La montaña mágica, descarté por completo volver a leer alguna obra del autor, en especial Los Buddenbrook.

Pero claro, ¿por qué no regresar con una novela mucho más corta y de temática muy diferente a aquélla?

En este caso, es otro personaje masculino el protagonista de la historia: Gustav von Aschenbach decide buscar la inspiración viajando a Italia, con objeto de pasar unos días en Venecia y poder conseguir superar un bloqueo escritor.

La trama se centra en dos temas principales: el enamoramiento de Aschenbach de un muchacho llamado Tadzio con el que coincide por casualidad en el hotel, y con el que la adoración que siente por una belleza inaccesible irá en aumento.

La soledad hace madurar lo original, lo audaz e inquietantemente bello, el poema. Pero también engendra lo erróneo, desproporcionado, absurdo e ilícito.

Página 43

Pero además, mientras el protagonista se dedica a seguir con su mirada los juegos y las idas y venidas de Tadzio, lo que ocurre en el exterior se desmorona. La ciudad va convirtiéndose, poco a poco, en un lugar fantasma como consecuencia de la epidemia de cólera que asola el continente.

¿No había tomado una decisión precipitada y errónea, imputable a un estado enfermizo y que en ningún caso debía ser determinante? (…) Demasiado tarde. Tenía que seguir queriendo lo que quería el día anterior.

Página 61

Sorprende, y apabulla leer exactamente, palabra por palabra, a un escritor que en 1912 describió a la perfección lo que vivimos el año pasado: el silencio de las autoridades, el cambio de ánimo de la ciudad, los murmullos y las frases a medio decir, las reticencias, cada ciudadano temiéndose lo peor pero esperando lo contrario, haciendo lo que buenamente puede para huir de la enfermedad y esa sensación de miedo e incertidumbre en el ambiente ante una situación peligrosa de la que no se espera nada bueno.

Mann es universal. Y lo es porque la forma de acercarse a los temas es atemporal, no entiende de circunstancias concretas: la reflexión la hace desde la misma alma humana, desde el común de todos los seres de este planeta. Es capaz de extraer la esencia de los temas, de acercarse a algo que el común de los mortales da por hecho y conseguir analizarlo, medirlo, detallarlo.

Nada hay más extraño ni más delicado que la relación entre dos personas que sólo se conocen de vista, que se encuentran y observan cada día, a todas horas, y no obstante, se ven obligadas, ya sea por convencionalismo social o por capricho propio, a fingir una indiferente extrañeza y no intercambiar saludo ni palabra alguna.

Página 83

Una muy buena forma de acercarse al gigante alemán, con un libro corto, asequible y que rompe los prejuicios de miedo que se le tienen a los grandes clásicos.

Y vosotros, ¿lo habéis leído?

FICHA:

Te gustará si te gustó Diario de un hombre decepcionado, W.N.P. Barbellion.
Lolita, Vladimir Nabokov.
Pros – La visión atemporal del autor de cada tema que menciona.
– Frases destacadas frecuentes que hacen disfrutar de la lectura.
Contras – Con los ojos de un lector del siglo XXI la fijación de Aschenbach con Tadzio es desagradable.

Namaste.