Hay reseñas que son muy fáciles de hacer, novelas que facilitan la tarea del que se sienta a escribir lo que le ha sugerido un libro.

Esta reseña va a ser de las complejas, de las que uno no sabe hasta cuando contar, cómo contarlo o qué tratar de trasmitir al lector.
La historia comienza en una sala en la que se proyecta la película Psicosis. La peculiaridad de la proyección es que se hace fotograma a fotograma, consiguiendo que se visione la película en un período de 24 horas. Allí se aposta un misterioso personaje que contempla cómo los demás miran las imágenes que se van sucediendo.
Este inicio tan inquietante supone el punto de partida de una novela que se sustenta con tan sólo tres personajes principales, que coincidirán con el motivo de rodar una especie de documental-reportaje sobre la Guerra de Iraq.
Pero, aparte de las necesarias especificaciones en cuanto al tiempo y a las características de los personajes, la novela de Don Delillo es un libro por y para los diálogos, donde además juega un importante papel el silencio, es decir, el qué se dice, el cómo se dice y lo que se omite.
En este sentido, ahonda en los pensamientos y sentimientos desde diversas facetas, reflexionando sobre distintos temas propios del ser humano, como el devenir de la vida o el tiempo.
Para ello el autor despliega un estilo narrativo condensado y preciso, intrigante y sugerente. Como muestra os dejo uno de los fragmentos:
La verdadera vida no es reducible a palabras habladas ni escritas, por nadie, nunca. La verdadera vida ocurre cuando estamos solos, pensando, sintiendo, perdidos en el recuerdo, soñadoramente conscientes de nosotros mismos, los momentos submicroscópicos.
Y como la vida, esta novela es compleja, con subfondos, admite diversas perspectivas y visiones.
A mi entender, esta novela es desasosegante, molesta, nos dice menos de lo que vemos a simple vista. Nos hace reflexionar, darle vueltas a un diálogo o a un párrafo. Y esto lo digo porque me he quedado con la impresión de que me he perdido muchas cosas, de que podría haber exprimido más la lectura, que hay algo escondido, como si de una chistera de un mago se tratara, de la que no he previsto que saliera un conejo blanco. Afortunadamente y a diferencia de la vida, podré volver a leerlo. Algo que considero necesario para una novela como ésta.
Se trata de un autor interesante, al que seguiré de cerca. Pero sin embargo, es una novela que no era lo que esperaba, que me ha resultado incómoda.
FICHA:
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Namaste.