Autor, Berlin, Literatura

Bienvenida a casa, Lucia Berlin

Para muchos autores, su obra es absolutamente opuesta a su vida. Para otros, realidad y ficción se entremezclan, incluso antes de la eclosión del género de la autoficción de las últimas décadas.

Eso es lo que le ha ocurrido a Lucia Berlin, una autora que había pasado bastante desapercibida hasta que en 2015 la publicación de Manual para mujeres de la limpieza (Alfaguara, 2016) la situó en el punto de reconocimiento y ventas que merecía.

Sus personajes tienen muchos de los elementos que ella vivió durante su intensa vida: problemas de alcoholismo, infidelidades de sus maridos y un estado de precariedad que le hizo trabajar en muchos puestos distintos, algo que se combina con las frecuentes cambios de localizaciones como tuvo la propia Lucia, que creció en Nuevo México y Chile pero que posteriormente se mudó hasta en 18 ocasiones.

Teniendo tanta relación entre relación y ficción es obvio que los lectores querrían conocer más a la autora, y eso trata de satisfacer Bienvenida a casa (Alfaguara, 2019), que incluye una parte de apuntes autobiográficos con fotografías de la época además de una selección de cartas enviadas por la propia Berlin a sus amigos más cercanos.

El problema con Lucia Berlin es que ya no se sabe qué es cierto y qué no, incluso para sus propios hijos esta distinción se desdibuja. De hecho, ellos mismos han tratado de escarbar en su pasado familiar acudiendo a los relatos de su madre. Y es que a pesar de ser una autora del siglo XX que murió en 2004, sorprende no conocer al dedillo sus idas y venidas como sí lo conocemos con otros escritores. Pero claro, Berlin pasó tan desapercibida que quién iba a pensar que nos interesaría un tiempo después indagar en su vida.

Lo que podemos conocer son pinceladas, un acercamiento a su vida y su visión del mundo, pero bastante alejada de lo que se suele encontrar en un libro sobre la vida de una escritora.

Bienvenida a casa es el tipo de libro para aquéllos que nos obsesionamos con Manual para mujeres de la limpieza y con la mujer de detrás de las páginas.

Namaste.

Autor, Koenig, Literatura

La chica que vive al final del camino, Laird Koenig

De vez en cuando miro a mis estantes buscando un tipo de historia más liviana, algo entretenido y de calidad que huya de los dramas o libros más duros que suelo leer antes de empezar con la siguiente lectura profunda.

Este thriller llegó a mis estantes por curiosidad, o por buscar inconscientemente ese cambio de aires lector. No sé, el caso es que en ocasiones, revisando los estantes de las librerías, decido comprar libros que los cuales no soy el tipo de lector que piensa la editorial.

La chica que vive al final del camino (Impedimenta, 2023) es un thriller cuya protagonista ya nos adelanta el propio título. Hay una casa al final del camino habitada por una muchacha que, como podemos leer en el primer capítulo de la novela, acaba de cumplir trece años.

La situación deviene en extraña cuando a esa chica, nueva en el pueblo, no se la ve cerca de ningún adulto: evita a los vecinos y parece comportarse de una forma bastante independiente.

Este hecho, además de que es británica y no aparece por la escuela, es el punto de partida que tienen los vecinos para preguntarse: ¿qué esconde?

– No voy al colegio.
– ¿No?
– No.
– ¿Nunca?
– Jamás he ido al colegio.
– ¿Estás enferma o algo?
– ¿Por qué lo dices?
– (…) Quiero decir que tendrás una excusa.
– ¿Para no ir al colegio? El colegio embrutece.

Página 102

El misterio es el gancho que consigue que el lector se sumerja en las páginas de una historia sencilla, bien escrita, plagada de diálogos que avanza inexorable hacia la resolución el misterio. Como en muchos thrillers, cada respuesta le baja intensidad a la trama: según avanzamos la historia pierde fuelle, porque ya tenemos o imaginamos las respuestas.

No os voy a explicar qué esconde, creo que eso es parte de la gracia de esta novela. Para conocer de qué va el asunto, Koenig despliega varios personajes secundarios metomentodos que pondrán a Rynn en un brete. Desconozco si un estadounidense medio se comporta de verdad de esta forma, metiendo las narices con algo de lo que no forman parte, pero siempre que encuentro este tipo de detalles en la literatura no puedo sino sentirme repelida por esa vecina que por fuera demuestra amabilidad pero que lo que realmente quiere es revisar cada cajón de la casa.

El resultado es una historia sin pretensiones perfecta para leer en un fin de semana. El tipo de literatura de entretenimiento de calidad que se disfruta y a otra cosa.

Si yo no quiero parecerme a los demás, ¿por qué iba a querer que los demás se parezcan a mí?

Página 171

Se agradecen este tipo de historias, lejos de las pretenciosas novelitas que últimamente pueblan los estantes de novedades, esas que prometen ser la voz de una generación, cambiarte tu vida o planteamientos y que quién sabe por qué, quedan relegadas en seis meses por otra historia que promete lo mismo.

La chica que vive al final del camino es un thriller, una novelita entretenida que bebe de la literatura gótica americana, una historia honesta perfecta para embriagarse en lo verdaderamente importante: las historias.

FICHA:

Te gustará si te gustó Un plan sangriento, Graeme Macrae Burnet.
Pros– Entretenida, sin pretensiones. Bien escrita.
Contras– La segunda mitad pierde fuelle.

Namaste.

Autor, Herralde, Literatura

Por orden alfabético, Jorge Herralde

Bajo este título, con el subtítulo Escritores, editores, amigos, Jorge Herralde nos presenta una mezcolanza de textos en relación a su trabajo en la editorial Anagrama.

En algunos casos son discursos que pronunció en entrega de premios a los autores que menciona. En otros, artículos sobre la importancia de un autor o el trabajo editorial y su relación con sus colegas desde sus inicios.

Compré este libro hace mucho porque me interesa conocer la intrahistoria del trabajo de una editorial como Anagrama, que marcó una disrupción en el mercado editorial y que publicó a autores hoy en día consagrados y famosísimos como Arundhati Roy, Bukowski, Roberto Bolaño o Paul Auster.

Debido a la multitud de historias que se podrían incluir en este libro se decide limitar los textos incluidos a un momento temporal concreto, donde además se ha suprimido la parte de Roberto Bolaño que ya tiene un libro independiente, Para Roberto Bolaño (Anagrama, 2005). Eso incluye crónica en sí sobre el descubrimiento de algunos autores pero también los discursos que pronunció Herralde en entregas de premios de los autores.

El resultado es una amagalma complicada de entender como unidad, porque unos textos poco tienen que ver con otros y el contenido de un discurso es siempre algo vacío que a mí, como lectora, me interesa nada.

Para mí ha sido bastante decepcionante, quizá porque esperaba algo más compacto y trabajado que explicara el proceso de edición y la toma de decisiones o el descubrimiento de los autores y eso, en este libro, no se encuentra.

Mención especial a aquéllos autores que Herralde menciona como promesas de la letras hispanas y que han pasado sin pena ni gloria en la actualidad. Qué crueles pueden ser las expectativas.

Namaste.

IMM, Literatura

IMM (100)

Llegamos a un número redondo y me pregunto si alguien por aquí recuerda el por qué del nombre IMM, In My Mailbox hace demasiados años y que hoy en día se ha reconvertido en Book haul.

Pienso también si debería cambiarle el nombre por algo en castellano o si, a estas alturas, a alguien le importa.

En fin, libros nuevos. ¿Empezamos?

  • Tiempo de silencio, Luis Martín Santos (Seix Barral, 2024). Hace muchos, muchos años, diría que 20, que leí y compré una edición de esta novela de esas que por entonces daban con los periódicos. Llevo queriendo releerla mucho tiempo, pero sentía que necesitaba una edición acorde con mis recuerdos de este novelón que ha sido bastante olvidado. Seix Barral, coincidiendo con el centenario, ha hecho esto posible. Tengo muchas ganas de la relectura pero os mentiría si os dijera que no tengo un puntito de miedo ante la posible decepción. Este es uno de los libros de mi vida.
  • Las tribulaciones del estudiante Torless, Albert Musil (Seix Barral, 2002). El libro que quería leer, sinceramente, es El hombre sin atributos, el famoso tocho parodiado hasta en las Celebrities de Muchachada Nui, pero soy consciente de que sus más de mil páginas no son el libro adecuado para empezar con el autor. Dicen de esta novelita que está a la altura. Anotado en mi libreta, R. me lo regaló. Todo un acierto, ¡gracias!
  • El artista del hambre, Franz Kafka (Nórdica, 2024). El centenario de Kafka promete reediciones de absolutamente todo, ya lo habréis empezado a notar en los estantes de las librerías. Tenía este pendiente y los amigos de Nórdica me lo han enviado a casa. Es ilustrado y aquí tenéis la reseña.
  • Doctor No, Percival Everett (De Conatus, 2024). Ya habéis visto por aquí Los árboles. Esta compra es una de esas que sabes que no vas a leer el libro pronto pero aún así la edición, el autor y la historia te hace que te lo lleves. No he podido resistirme.
  • Dinero en el bolsillo, Asta Olivia Nordenhof (Sexto Piso, 2024). Partimos de la historia real de crucero que sale ardiendo, provocando uno de las catástrofes más duras de la historia de Suecia. Este es el primero de una saga dedicada al tema. Envío de Sexto Piso.
  • El Ministerio del Dolor, Dubravka Ugresic (Impedimenta, 2024). No hago más que agrandar mi biblioteca con libros de la croata mientras que sólo he leído El Museo de la Rendición Incondicional. Imagínate, no avanzo.
  • Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero (II) (Alfaguara, 2023). Tras leer La Nieve del Almirante no me quería quedar con el resto de historias de Maqroll. No he leído ni la segunda pero por mi experiencia a veces las ediciones desaparecen y luego no hay modo de hacerte con una, de ahí que lo comprara en la menor ocasión.
  • Un sí menor y un no mayor, George Grosz (Capitán Swing, 2011). La historia de un pintor de entreguerras que me interesó desde que vi sus cuadros expresionistas. Después conocí de la existencia de este libro, de ahí a mi libreta y luego a mis estantes.
  • Granito Gris, Lewis Grassic Gibbon (Trotalibros, 2024). La tercera parte de la trilogía escocesa de Gibbon de la que aún no he leído nada. Lo que no podía dejar era la trilogía a medias y R. lo sabía, de ahí su regalo. De este año no pasa que lea la primera parte.
  • Ángulo de reposo, Wallace Stegner (Libros del Asteroide, 2009). De Stegner he leído En lugar seguro. Este es el título que más recomendado del autor. Uno de esos grandes autores que publicaba la editorial en sus inicios. Tengo muchas, muchas ganas de leerlo.

Muchas gracias a Nórdica y Sexto Piso por los envíos y a R. por sus regalos librescos constantes.

Y vosotros, decidme, ¿habéis comprado muchos libros?

Namaste.

Autor, Literatura, Perec

El secuestro, Georges Perec

Tras leer La vida instrucciones de uso, tenía claro que debía regresar a Perec para conocer más de su obra.

Y aunque con dudas, más bien animada por lo original de la composición de este libro, ha sido El secuestro (Anagrama, 2020) la novela con la que he vuelto a él.

El título nos adelanta la trama: hay una ausencia derivada de la autoexigencia del autor, ya sabéis, cosas de pertenecer al grupo Oulipo: ¿por qué no prescindir de la vocal más utilizada? Perec lo hace en francés con la e, de ahí que en francés el título fuera La disparition, pero en español se optó por adaptar la traducción y hacerlo con nuestra vocal más común: la a.

El resultado es muy, muy peculiar. Porque a pesar de la complejidad formal Perec consigue sacar ese punto humorístico que le caracteriza:

Murió el primo por un chorizo, el sobrino por un bollo, el vecino por un corrusco, un tipo por un mendrugo.

Página 18

Y también esa visión inteligente de lo que le rodea, ese tipo de descripciones de la realidad que es capaz de plasmar con muy pocas palabras:

Por poco lo consigue, pero lo perdió todo, menos el tormento de un deseo no cumplido y el disgusto de un conocimiento escurridizo.

Página 26

Lo peculiar de esta historia es a la vez lo bueno u lo malo. Si analizamos la trama, ninguna pega, mantiene todos los elementos propios de un misterio planteado desde la primera página. El problema es que la lectura se hace extraña. Hay algo desafinado, a destiempo, incómodo, que complica el asunto para el lector.

Y es que no es natural, ni fluido, no surge de forma normal, porque debido a la restricción formal no puede hacerlo. Y eso es a la vez lo mejor y lo peor de este libro.

Los días se transforman en soles, las semanas en meses, la aurora en el rosicler. Todo para continuar con la ausencia de la vocal.

El cristo que se montó fue gordísimo. El muerto circuló de institución en institución.

Página 91

Por ende, todo es forzado, y como tal, tras leer varias páginas uno se siente cansado, con el cerebro reseteado, como si la complejidad para leer la historia se hubiera multiplicado por cinco. No me quiero ni imaginar el proceso de escritura.

Así, el resultado es meritorio, por el continuo trabajo de búsqueda de sinónimos y opciones tanto para el autor como para los traductores, por lo que sugiere y por todo el trabajo que lleva detrás.

Evidentemente, la restricción formal le hace tener que recurrir a otras originales opciones para dar a entender de lo que habla, como en este fragmento con menciones literarias:

Tom M., quien se encontró con Estelle, dijo «Si mi novelón sobre los dolores de los tuberculosos no estuviese escrito en el momento que nos conocimos Estelle y yo, Hens Costorp no hubiese coincidido con Clodette C. en su clínico de reposo.

Página 185

Decían otros lectores que esta historia está bien como experimento, pero que no funciona como novela al uso. Quizá porque no se trata de una novela al uso, claro.

Autor, Kafka, Literatura

Un artista del hambre, Franz Kafka

Con motivo de la conmemoración del centenario del fallecimiento del praguense más universal, muchas editoriales se han lanzado a publicar reediciones de su obra.

Así que los lectores de Kafka estamos de enhorabuena, porque es el momento perfecto para hacernos con los títulos que queremos leer o releer. En mi caso muchos de ellos los leí con ediciones de la biblioteca o préstamos de familiares, así que me viene que ni pintado para aumentar mi biblioteca de Kafka.

Un artista del hambre (Nórdica, 2024) es un breve relato que tiene precisamente a un peculiar artista. Publicado en 1922 en una revista literaria, posteriormente formó parte de una edición junto a otros relatos.

El título ya nos adelanta de lo que trata el tema y directamente nos presenta al protagonista de la historia: un artista del ayuno. Kafka nos acerca al éxito de un hombre que de repente ve cómo su espectáculo ya no es atrayente para el nuevo espectador.

El estilo, como ya es habitual en Kafka, es pulido, directo y meridiano, sin exceso de palabras. Nunca sé si es algo de la precisión del alemán a la hora de describir pero siempre noto una cierta pulcritud en las palabras de los autores que escriben en alemán.

Como en sus novelas y en otros relatos, el autor nos acerca a un mundo de incomprensión en el que el protagonista se siente solo y aislado, algo que se manifiesta de dos modos aparentemente antagónicos pero que tienen relación directa con su circunstancia: por un lado, cuando tiene éxito, porque limitan el número de días de ayuno y a quienes trata de hacer entender que su arte se ha de extender lo máximo posible. Por otro, cuando su espectáculo pasa de moda y de repente es relegado a espacios más alejados del centro del foco.

En cualquier caso, un obstáculo pequeño, un obstáculo cada vez más pequeño. La gente fue acostumbrándose a la peculiaridad de pretender reclamar, en los tiempos presentes, la atención para un artista del hambre, y con esa costumbre se dictó su sentencia. Podía pasar toda el hambre que quisiera, y lo hacía, pero ya nada podía salvarlo, ante él pasaban de largo. ¡Prueba a explicar a alguien el arte del ayuno! A quien no lo siente no se le puede explicar.

Página 43

Una muy buena lectura que me anima a continuar con mis propósitos lectores kafkianos: leer sus Diarios y releer El proceso.

Gracias a Nórdica por el envío.

FICHA:

Te gustará si te gustó En la colonia penitenciaria, Franz Kafka.
Pros– Triste, melancólico, con un punto de frustración.
– Directo, fresco, claro, no le sobra ni una palabra.
Contras– Los temas que trata que siempre incomodan.

Namaste.

Autor, Frankl, Literatura

El hombre en busca de sentido, Victor Frankl

Este título lo he visto tantas y tantas veces recomendado que tenía que leerlo.

El hombre en busca de sentido (Herder, 2015) es el título que le da el psiquiatra Victor Frankl a su libro en relación a su experiencia de un campo de concentración.

Con este libro, su experiencia personal y sus conocimientos médicos, Frankl analiza las fases por las que pasaban los prisioneros en los momentos clave de su estancia en un campo: la llegada, la estancia y la posterior liberación.

Cada hombre, incluso en condiciones trágicas, puede decidir quién quiere ser – espiritual y mentalmente – y conservar su dignidad humana.

Página 96

Interesa mucho su análisis sobre las fases que pasan los prisioneros, ya que es algo atípico en el tipo de testimonios de campos, centrados en la experiencia personal del superviviente y alejados de las generalizaciones.

Frankl es capaz de abstenerse y mantenerse en un punto alejado para describir qué situaciones tenían que sufrir y cómo trataban de gestionarlo cada persona. Es un análisis sobre las fuerzas para seguir, que da parte de las claves de los supervivientes: una reflexión sobre qué hacer para continuar adelante cuando parece que todo está perdido.

Hay dos razas de hombres en el mundo, solo dos: la de los hombres decentes y la de los indecentes.

Página 115

En este sentido, es un libro muy interesante a la hora de conocer qué hay detrás de los supervivientes, qué cosas mentales y de actitud tenían en común para saber cómo pudieron continuar viviendo en tan difíciles circunstancias.

También funciona como reflexión existencial, como análisis que todos podemos hacer sobre nuestras vidas.

Sé que a mucha gente le ha parecido sorprendente pero a mí quizá no tanto, al haber leído otros libros del tema, como Goethe en Dachau, donde Nico Rost que aferra a la literatura y cultura para sobrevivir el campo.

En cualquier caso, es un libro muy recomendable que aporta una visión analítica complementaria a lecturas como Si esto es un hombre de Primo Levi o Maus de Art Spiegelman, mientras que se extrapola a las vivencias de cada uno.

Namaste.