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¡Feliz Día del Libro!

Regresa el Día del Libro, lejos de la ausencia de 2020 y del extraño evento de 2021, parece que este año, ahora sí, tendremos algo cercano al mundo prepandémico.

Habrá fiesta en Barcelona, habrá firmas de autores, aglomeraciones, celebración y libros, muchos libros.

Habrá eventos en muchas ciudades de la geografía española: desde presentaciones hasta ferias, firmas, música, gente. Y libros.

Los lectores no necesitamos este día. Lo cierto es que las cosas bonitas no se necesitan, se disfrutan, se celebran.

Ya sea sumándonos a la celebración o quedándonos en casa disfrutando de una buena lectura, pasad un feliz día.

Y vosotros, ¿cómo celebráis el 23 de abril?

Sigamos leyendo.

Namaste.

Autor, Dostoievski, Literatura

Noches blancas, Fiódor Dostoievski

Si lleváis tiempo por aquí sabréis que suelo ordenar las lecturas por contrastes. Así que cuando termino una novela ambientada en la España del siglo XX, el siguiente libro ha de ser algo diametralmente opuesto. Y si es un tocho, mejor empezar una novela corta.

Así fue como llegué a Noches blancas (Nórdica, 2019), porque realmente mi propuesta del ruso para este año era leer Los demonios. Pero claro, ya sabemos que una novela más corta es mucho más sencilla de colar entre lecturas.

Noches blancas es una historia muy cortita que tiene lugar en San Petersburgo, en el momento de las noches blancas del mes de junio, cuando el sol no llega a ocultarse debido a la cercanía del solsticio de verano. Un joven solitario se encuentra de forma casual con una mujer que parece que está esperando a alguien. Entre ambos surgirá una amistad, y ella, durante los 3 días de estas noches blancas, le narrará su historia.

Ahora me gusta recordar y visitar en un periodo determinado los lugares donde una vez fui feliz a mi manera, me gusta levantar mi presente en consonancia con un pasado que ya no va a volver y suelo vagar como una sombra, sin necesidad y sin objetivo, apesadumbrado y triste, por las calles y los rincones de San Petersburgo.

Página 58

Escrita en 1848, en esta nouvelle Dostoievski huye de sus temas típicos (el juego y la relación paterno-filial) pero ya deja entrever las reflexiones nihilistas que desarrollará 20 años después en sus novelas más reconocidas.

En concreto, la soledad de ambos, la incertidumbre y el amor son los protagonistas de una historia de apenas 100 páginas, de corte intimista pero con toda la fuerza en la que se nos trasmite cada uno de sus sentimientos.

Y te preguntas: «¿Dónde están tus sueños?». Y meneas la cabeza y te dices: «¡Qué rápido pasan los años!» Y de nuevo te preguntas: «¿Y qué has hecho tú con tus años? ¿Dónde has enterrado tu mejor época? ¿Has o no vivido? «Mira – te dices-, mira, en el mundo empieza a hacer frío». Y pasarán más años y con ellos vendrá la lóbrega soledad, vendrá la temblorosa vejez con un bastón y, con ellos, la melancolía y el desaliento. Palidecerá tu mundo de fantasía, cesará, se marchitarán tus sueños y se caerán como las hojas amarillas de los árboles…

Página 59

Noches blancas es una historias que se lee en una tarde. Llena de calidad en sus reflexiones, no necesita más que un par de personajes para meternos de lleno en una historia en la que pesan más los diálogos que la acción en sí.

Me ha sorprendido mucho, quizá la novela más atípica del autor que he leído. Perfecta para leer una de estas tardes de lluvias que se avecinan, ¿no creéis?

FICHA:

Te gustará si te gustó El jugador, Fiódor Dostoievski.
Pros – Las reflexiones de los protagonistas.
– Perfecto para empezar a conocer al autor.
Contras – Pierde la profundidad típica de las novelas largas.

Namaste.

Autor, Literatura, McDaniel

Betty, Tiffany McDaniel

Betty es una niña nacida en los 70 en Ohio, hija de padre cheroqui y madre blanca.

Imaginaos la situación y el entorno: el racismo es parte de su día a día y cada una de sus palabras, de sus actos o de sus gustos son ninguneados y cuestionados por ser india, en primer lugar, y por ser mujer, en segundo.

Betty (Hoja de Lata, 2022), es la historia de la madre de la autora.

Siempre cuestionada, despreciada e insultada, Betty ha de convivir con comentarios y actos crueles de todos aquellos con los que se relaciona: vecinos, compañeros de colegio, profesores… pero también sus propios hermanos, que tratan de buscar la aceptación de los demás rechazando a una hermana demasiado parecida a su padre.

Betty es una niña especial, que sabe mirar el mundo de una forma diferente. Influenciada por su padre, él narra historias que se quedan con ella, que le reconcilian con una realidad demasiado dura. Landon tiene siempre una palabra poética, una historia lírica que contar, dándole la vuelta a todo aquello que les sucede.

Betty es especial, porque gracias a su padre puede reconocer plantas, asimilar señales de la tierra, apreciar la naturaleza. Eso que ha aprendido lo aplica también con las personas. Y de esta forma, Betty ve cosas que los demás ni siquiera son capaces de intuir. No se le escapan detalles, gestos, miradas, silencios. Situaciones que los demás pasan por alto pero que para ella son piedras angulares con las que entender su mundo.

Parecía desorientada y perdida (…). Pensé que la noche sería demasiado breve para que encontrase lo que quería. Pensé que la vida sería aún más breve. Lo que ella necesitaba era un infinito repentino. El tiempo en forma de múltiples rayos de luz en los que pudiese encontrar todo lo que buscaba.

Página 217

Betty es una niña avispada, con un carácter y personalidad propia, distinta de sus hermanas, de Fraya, de Flossie, de sus compañeros de clase.

A Betty le gusta el campo, el agua, las hierbas y las letras. Las letras le fascinan.

– Piensa en todas las cosas que podrías hacer con las orejas perforadas, Betty.

– ¿Podré volar?

– Pues no, pero…

– ¿Podré resucitar a Emily Dickinson de entre los muertos?

Ella me miró de arriba a abajo.

– No.

– ¿Entonces para qué voy a querer las orejas perforadas?

Página 313

Betty quiere proteger a su familia: a su madre, con su pasado tumultuoso, a sus hermanas, de los peligros de la vida, a sus hermanos, del miedo interno que les acompaña. Betty es la guardiana de la protección familiar.

Pero Betty sólo es una niña.

¿Y si no puedo espantar al lobo?

Las almas se preguntan esas cosas.

Página 368

Betty es una historia tan mágica como desgarradora. Es poética y fascinante pero también es cruel y muy dura. Tiene momentos mágicos, tesoros que relucen y brillan y te hacen tener esperanza en lo bueno de la vida; pero algunos de ellos se trasforman en situaciones crueles y desgarradoras, frustrantes, inexplicables, injustas.

El estilo que expone McDaniel es directo y lírico a la vez. Abundan los diálogos y las descripciones son someras y directas. Recuerda a Toni Morrison por muchos detalles, como escoger una protagonista niña que vive en un ambiente caracterizado por la pobreza y el racismo.

La autora se centra en la visión femenina, rompe estereotipos y presenta mujeres fuertes, duras, que tratan de sobrellevar la carga que les ha tocado, con más o menos éxito. El texto se plaga de ideas feministas, de mujeres que luchan día a día.

Betty es sorprendente. En primer lugar, darse cuenta de que McDaniel tenía tan sólo 18 años cuando la escribió es algo que apabulla.

Betty primero embriaga. Después perfora. Luego hipnotiza y nos tumba. Nos camela y después nos hunde. Betty te impide pensar en otra cosa, prestar atención a otra novela, puesto que el resto son inocuas comparadas con esta historia.

No perdáis el tiempo leyendo mi opinión sobre Betty. Leedla, regaladla, vividla y después me contáis qué os parece.

FICHA:

Te gustará si te gustó Ojos azules, Toni Morrison.
La canción de los vivos y los muertos, Jesmyn Ward.
Pros – Poético, ilusionante, lleno de ternura y amor.
– Las historias de Landon.
Contras – Triste, doloroso, frustrante.

Namaste.

IMM, Literatura

IMM (79)

Regreso con las nuevas incorporaciones a mis estantes, en este caso, unas cuantas novedades recién salidas de la imprenta:

  • Betty, Tiffany McDaniel (Hoja de Lata, 2022). Aunque (en teoría) estoy intentando comprar pocas novedades, hay libros que bien por la mano de la que vienen o por algún detalle que comentan otros lectores me acaban convencido de leer. Este es un buen caso, porque lo cierto es que no lo conocía, me entraron ganas de leerlo en cuanto lo compré y lo he devorado en unos pocos días. Aquí la reseña.
  • El universo de Dostoievski, Tamara Djermanovic (Acantilado, 2022). Un título con el que me topé por casualidad en la librería y que compré porque me pareció interesante la temática. La verdad que estos ejemplares de Acantilado son muy atrayentes.
  • Buena suerte, Nikolas Butler (Libros del Asteroide, 2022). Con Butler empiezo a tener una relación algo tormentosa, y de hecho me planteé no comprar este libro, pero he caído. Después de Canciones de amor a quemarropa llegó El corazón de los hombres y más tarde Algo en lo que creer. Mi entusiasmo con sus historias se ha ido enfriando, y aún así la verdad no sé por qué he decidido darle otra oportunidad. ¿Será esta la que incline la balanza?
  • Brighton Rock, Graham Greene (Libros del Asteroide, 2022). El último libro de Graham Greene que ha recuperado la editorial, tras El final del affaire y El final de la trama. El primero me encantó, el segundo no lo he leído. Este no me lo podía perder.

  • Las almas muertas, Nikolái Gógol (Nórdica Libros, 2022). Habiendo comprado hace poco Historias de San Petersburgo no tiene sentido adquirir un nuevo título del ruso (que encima es aún más largo), la verdad. Aún así la edición me llamó la atención y aquí está. Vamos, que otro para el estante.
  • Los nombres prestados, Alexis Ravelo (Salamandra 2022): leí al canario hace ya unos cuantos años, en concreto La vida breve de Neck Blackbird. Desde entonces, nada, y eso eso Marta Marne es lectora entusiasta. He decidido cambiar el tercio de la temática que estoy leyendo y creo que caerá esta Semana Santa. Y cayó.
  • Sinsonte, Walter Tevis (Impedimenta, 2022). Desde que vi la portada supe que tenía que comprarlo. Os lo aseguro: gana en directo. Pero además la temática de ciencia ficción tiene muy buena pinta. Pienso colar su lectura enseguida. La reseña, aquí.
  • Posesión, Byatt (Anagrama, 1992): la búsqueda de este libro ha sido toda una odisea. Que estaba publicado en Anagrama hace tiempo ya lo sabía, que era imposible de encontrar, también. Suponía que aprovecharían la reeditarlo en la versión conmemorativa de su 50º aniversario. Me equivocaba, así que he acabado recurriendo a la segunda mano. Todos los que la han leído dicen que es espectacular, espero que merezca la pena.

Y vosotros, ¿habéis comprado muchos libros estas semanas? ¿Planeáis comprar alguno de estos títulos el día del Libro?

Namaste.

Autor, Casavella, Literatura

El día del Watusi, Francisco Casavella

Desconozco quién y cuándo me recomendó este título. Revisando el blog veo que lo compré en 2017, momento en el que hasta se organizaba una jornada de celebración del día. Aún así no sé cómo llegó a mi lista de pendientes.

Es curioso darse cuenta de que El día del Watusi tuvo su boom, su momento de euforia, lectores totalmente fanáticos y eufóricos que recomendaban y siguen recomendando su lectura, que insisten al mencionar el título. Pocos pero muy entusiastas. Sin embargo, pareciera que El día del Watusi se haya acabado relegando a un segundo plano, hasta que, no muchos años después, podría parecer que ha caído en el olvido.

¿Por qué algunos libros son olvidados? Eso da para otra entrada.

Esta edición de El día del Watusi contiene las tres partes correspondientes a la trilogía. Originariamente publicadas en Mondadori entre 2002 y 2003, Anagrama lo publica por primera vez conjuntamente en el año 2016.

Una vez fui la inspiración de un personaje muy secundario en la novela escrita por un imbécil.

Página 27

La primera parte de la novela se titula Los juegos feroces y en ella nos acercamos al momento clave sobre el que gira todo el libro: el 15 de agosto de 1971, cuando Fernando Atienza, narrador y autor de este Informe varias décadas después, nos cuenta la historia de su barrio, del Watusi y de Pepe Yeyé, su amigo cojo con el que se embarca en una trama rocambolesca en el ambiente de la Barcelona chavolista de los 70.

Los dos chavales se verán envueltos en una historia de barrio bajo donde uno de los partícipes más interesantes es el retrato de la sociedad, la descripción de la sordidez de los bajos fondos y el ambiente de cambio en la Barcelona del extrarradio de la época de la transición, donde la pobreza seguía siendo mísera pero donde se abrazaban ideas de un cambio y un progreso, que por entonces era más un deseo que una realidad.

El retrato de la sociedad, la sordidez y los bajos fondos se hacen de una forma tan realista que es fácil creerse partícipe de dicho ambiente y compartir parte de los trapicheos y cuitas de los múltiples personajes que aparecen. En el centro de todos ellos, como ya adelanta el título de la trilogía, se encuentra el misterioso Watusi.

El viejo espíritu había ganado: en las cosas hay vida, y donde más vida hay es en la audacia de adivinar vida en las cosas.

Página 281

En la segunda parte, Viento y joyas, la historia se traslada a la parte política de la Transición. La misma sordidez y miseria pero en este caso morales, las de aquellos que veían la muerte de Franco como una oportunidad para conseguir la parte del pastel que aseguraban, les correspondían y ansiaban.

Joder, confunde «El príncipe» con «El principito», me susurró.

Página 430

En esta ocasión, asistimos a la mezcla de nuestro protagonista con personajes de apellidos con muchos guiones, herederos de herencias mermadas y personajes de rancio abolengo cuya mayor virtud es salir bien en la foto. Todos ellos, los Yelmos, los Escudos, los Vilabrafim… con apellidos compuestos, guiones y títulos nobiliarios, serán los jefes de un Fernando Atienza adolescente que en esta nueva andadura tienen como objetivo crear un partido de centro (pero que no sea demasiado de centro para atraer a los de siempre) y que a la vez consiga dar el pego para poder pactar con el partido del gobierno.

Fernando Atienza es el arquetipo del protagonista de la picaresca, un desarrapado y vividor de cien vidas con otros tantos amos. El que siempre consigue salir exitoso de los problemas, quien consigue adaptarse y gracias a su ingenio, inteligencia y astucia saber prever los movimientos y las circunstancias para modificar su estrategia cuando es necesario. Mientras que en la primera parte de las historia tiene apenas 13 años, en la segunda es un joven adolescente de unos 17. Compartiremos con él su evolución y el cambio de visión del mundo, donde abandonará la poca inocencia que le queda para convertirse en un tipo avispado y rápido de reflejos de escasos principios.

Y cuando uno decide que el problema no existe, parece que en verdad no exista, sino sólo posibilidades para la gimnasia mental, la creciente satisfacción, el espasmo de placer ante cada acto que queda impune. (…) Bienvenido al club de los sobreentendidos.

Página 563

La tercera parte, El idioma imposible, se centra en la vida de un Fernando Atienza una vez abandonada su vida que nos narra en la segunda parte. Cómo cambia su identidad, su rutina y el ambiente mientras trata de vivir en el anonimato pero sin alejarse de determinados trapicheos que le acompañan desde siempre. Fernando es ahora un adulto sin pasado, escapista de caras conocidas y de consecuencias negativas de un pasado que está decidido a dejar atrás.

Aunque el tiempo invierta las influencias, las situaciones de poder, en el fondo, cada uno se obliga a llevar siempre su máscara, su forma.

Página 729

De las tres esta es la parte que me ha gustado menos, quizá porque la trama se ralentiza o quizá porque he leído la trilogía de seguido y me habría venido mejor alternar con otros libros. La cuestión es que en esta última parte Fernando nos da las respuestas que estábamos buscando al principio. A fin de cuentas lo que está escribiendo nuestro héroe no es otra cosa sino un Informe, así, en mayúscula:

¿Me paga (o me pagaba) el Lector por ejercitarme en el comentario de texto? No, es evidente. Me pagas por averiguar lo que descifré en los poemas y fragmentos de aquel manuscrito.

Página 798

Y lo hace, y eso que son muchas y variadas las preguntas que nos han ido planteando a lo largo de más de 800 páginas.

El día del Watusi es una novela de la Transición que describe muy bien lo que debió de ser aquélla época: el paso de un país gris gobernado por un dictador a un país que se abría a una nueva realidad: la de la expansión económica que miraba a Europa y que nos trajo unas Olimpiadas y una Expo a principios de los 90. También nos muestra todos aquellos problemas que se maquillaron o directamente se escondieron debajo de las alfombras para dar la imagen que se supone debía dar España: la de un país democrático y moderno dispuesto a los cambios que hicieran falta.

Pero además es una historia de aventuras, de idas y venidas y de personajes de todo tipo. Entretenida, divertida, socarrona, sarcástica, que juega con múltiples referencias literarias y de la cultura española, llena de hilos, referencias, detalles que más adelante vuelven a aparecer y con personajes muy bien formados que podemos reconocer en nuestra sociedad.

El día del Watusi es un novelón, uno de esos que tiene tantos detalles, tantas subtramas, que quisieras comentar con unos y otros. Si estáis en el mismo punto que yo, os dejo un enlace con el estudio de Darío Luque Martínez que lleva por título: La memoria del pícaro. Sentido y estructura de El día del Watusi de Francisco Casavella.

En definitiva, El día del Watusi es una novela muy entretenida, con un poco de todo para pasarlo muy bien en su lectura. A mí, además, me ha acompañado en un viaje muy especial, así que sé que de la lectura de esta novela me acordaré toda la vida.

FICHA:

Te gustará si te gustó Carreteras secundarias, Ignacio Martínez de Pisón.
Pros – La descripción y la ambientación de la Transición.
– Cómo hila las historias de las tres partes.
– Divertida, socarrona, aventurera.
Contras – La tercera parte se hace más pesada.

Namaste.

Autor, Literatura, Romero

Volver a conocernos, José Luis Romero

El debut novelístico de José Luis Romero (@icarobooks en Instagram) lleva como título Volver a conocernos. El protagonista de la historia es un hombre de mediana edad que tiene que enfrentarse a un cambio fundamental en su vida: aceptar que su matrimonio está acabado y acercarse a su hijo que siente más lejano de lo que debería.

Tirito toda la noche, más por miedo que por el frío que deja el verano cuando decide irse.

Página 29

Nuestro protagonista deberá aceptar que una etapa ha finalizado y otra se abre paso. Su nueva vida le obligará a cambiar de rutina, modificar hábitos y tratar de encontrar puntos de interés con Hugo, su hijo.

En esta historia, los nombres propios no existen, a excepción de uno: Hugo, el nombre del niño. El resto de los personajes están supeditados a la relación que tengan con él: la madre de Hugo, los abuelos de Hugo… etc.

Así pues, el padre de Hugo tendrá que encontrar puntos de interés con un hijo que siente más lejano de lo que debería. Su cambio en la rutina le permite darse cuenta de todo aquello que pudo hacer pero que se perdió: los momentos que no ha compartido con su hijo y el desconocimiento del día a día del chaval.

Paso el día sin cambiar el gesto. Si no te mueves mucho, la mierda no se esparce.

Página 37

La historia se aleja de novelas alegres y excesivamente esperanzadas y hace hincapié en la parte agria de aceptar que algo ha fracasado: porque la realidad es que, aunque muchos quieran romantizar los cambios, el hecho de que un matrimonio llegue a su fin es una mala noticia, y sobre todo para los niños es un impacto que deja huella en su vida y que afectará a su futuro.

En un determinado momento de la historia, el autor compara la situación con los libros de Elige tu propia aventura, ¿los recordáis? Aquellos en los que había que escoger entre diversas opciones que se planteaban y a partir de ahí la historia se iba bifurcando según las decisiones que se tomaban.

Seguir adelante cuesta tiempo, paciencia y cierta destreza; y abandonar algo que creías que era tuyo puede llevar la vida entera.

Página 91

Me he preguntado mientras reposaba mi opinión sobre la novela, de dónde sale esa fuerte decepción del protagonista respecto a la vida y su futuro. Volver a conocernos tiene en la primera parte de la historia una marcada sensación de vacío e incomprensión que durante un tiempo me pareció hasta excesiva. Pero creo que he llegado a respuesta acordándome de una sensación parecida que tuve cuando leía aquella serie juvenil: la de perder el control. Desde el momento en que escogemos, en cada encrucijada, en cada bifurcación, estamos renunciando a cosas. Estamos aceptando un futuro que desconocemos. Y aquélla Laura infantil se frustraba al comprobar que el destino seleccionado no se parecía en nada a aquello que me había imaginado, o a lo que querría llegar.

Eso mismo le pasa al protagonista: analiza, revisa y comprueba que ya ha elegido. Que no hay marcha atrás y que pase lo que pase, tendrá que aceptar las consecuencias sean como sean éstas.

¿Es esto cruel? Quizá. ¿Es realista? Totalmente.

La duda sobre las decisiones tomadas y la culpabilidad del fracaso son claves para entender que todo lo que está pasando por la vida del padre de Hugo en esta nueva etapa. Por suerte dispone también del amor de su familia para afrontar lo que le viene.

Volver a conocernos es una historia también de ternura, de cariño, de cotidianidades, donde se muestra la fragilidad de la vida y lo especial que puede ser la rutina.

¿Y no es eso la vida?

Enhorabuena, José Luis, te has sacado de la manga una novela bonita, cruel, triste y alegre. Vamos, un fiel retrato de la vida.

FICHA:

Te gustará si te gustó Vamos a calentar el sol, José Mauro de Vasconcelos.
Pros – La radiografía de sentimientos habituales sin caer en edulcorar ni exagerar nada.
Contras – La primera parte es bastante agria y triste.

Namaste.