Autor, Faulkner, Literatura

El ruido y la furia, William Faulkner

Cierro la encuesta que os planteé la semana pasada y paso a ofreceros el resultado: aunque muy ajustado al inicio, la mayoría os habéis decantado por El ruido y la furia, de William Faulkner.

Este libro era uno de ésos que siempre se comentan como indispensables, así que desde hace bastante tiempo andaba en mi lista de pendientes. Lo propuse en el grupo de facebook del Café Literario y así comenzamos la lectura conjunta.

Como siempre que anoto un libro en mi lista, procuro no saber cuál es su argumento ni sus puntos fuertes ni cualquier otra información que pueda dar detalles de lo que me voy a encontrar cuando decida leerlo.

Así que empecé el libro sin saber lo que me iba a encontrar. Si no recuerdo mal, tardé un minuto en quedarme con la boca abierta.

Portada de
Portada de «El ruido y la furia», de William Faulkner

El autor nos presenta a una familia, los Compson, antiguos señores y terratenientes que van perdiendo riqueza y prestigio. Para contarnos en qué consiste la decadencia de la familia, Faulkner divide el libro en cuatro partes claramente diferenciadas, indicadas al inicio de cada una de ellas con una fecha.

En cada una de estas partes el autor nos da la visión de un personaje distinto, como son Benjy, Quentin, Jason y Dilsey. No voy a entrar quién es quién, porque ahí radica parte del encanto de la novela. La complejidad viene de la mano de los frecuentes saltos temporales. Los vemos venir, literalmente, porque los párrafos aparecen en cursiva, lo cual no significa que el asunto se convierta en algo sencillo.

En las dos primeras partes tenemos dos narradores subjetivos que nos dan su punto de vista. La dificultad de esta mitad radica en la abundancia de nombres, de personajes, y por el hecho de que Faulkner no nos explica quién es quién y qué relación tiene con los demás. Como muestra os muestro las primeras páginas del libro:

A través de la cerca, entre los huecos de las flores ensortijadas, yo los veía dar golpes. Venían hacia donde estaba la bandera y yo los seguía desde la cerca. Luster estaba buscando entre la hierba junto al árbol de las flores. Sacaban la bandera y daban golpes. Luego volvían a meter la bandera y uno dio un golpe y otro dio un golpe. Después siguieron y yo fui por la cerca y se pararon y nosotros nos paramos y yo miré a través de la cerca mientras Luster buscaba entre la hierba.

Cuando uno lee este primer párrafo puede huir espantado o se puede quedar mirándolo y releerlo. Este segundo lector está perdido, desde el momento que se empieza a hacer preguntas: ¿Pero qué están haciendo? ¿Y quién es Luster? Desde ese momento, ha picado el anzuelo.

Parece que nada tiene sentido, parece que nos hemos inmiscuido en el salón de una casa y que vemos entrar gente. El problema es que, siguiendo el ejemplo, si uno de nosotros se metiera en la casa del vecino y viera entrar distintas personas, tendría información: edades, ropas, características físicas, cualquier cosa. Sin embargo, en este libro el autor opta por centrarse en otra cosa que no es ni por asomo explicar al lector cómo es Luster, en qué lugar se encuentran o qué leches andan haciendo sacando una bandera. Él continúa con su narración, mientras los demás miramos pasmados el devenir de los acontecimientos, la aparición de personajes de los que sí que sabemos algo.

Empezar la segunda parte implica habituarse al estilo, comprender que no se trata de una novela para tragarse en cuatro horas, que necesita digestión y pequeños sorbos, como esos vinos que hay que saborear para notar cuánto tiempo lleva en la barrica. En la segunda parte nos damos cuenta de que el libro bien merece unas cuantas relecturas, y que Faulkner es un genio. Un genio inspirado en el Ulises, con el que guarda algunas cosas en común, pero que se enfrenta a las realidades familiares como un tipo del sur, con pasión e inquina, con dolor y amor.

La tercera parte, voy a ser sincera, nos da un respiro. Y lo digo porque después de leer una mitad ardua y compleja la tercera parte parece el oasis en el desierto, al resultar mucho más fácil que las dos primeras partes. Y es cierto, ya que las dos últimas partes son las que más guardan relación con la novelas al uso, hay algo más de linealidad, además de que ya conocemos a todos los personajes y sus principales tramas. Jason sorprende con su vitalidad, con su feroz visión de la vida. Sin embargo, a pesar de respirar con tranquilidad en las primeras páginas de esta tercera parte, me sentí abandonada. Qué cosas. Yo, que estaba pasándolo mal, que veía que se me escapaban muchas cosas, cuando la novela llega a una realidad controlada, a un estilo manejable, me atoro y quiero volver para atrás. Quiero que Faulkner me trate mal, que siga como empezó. Aún pensando esto es cierto que la segunda mitad del libro equilibra el argumento, la novela, la historia. Quizá si hubiera seguido como empezó la novela habría resultado demasiado ardua. Quién sabe.

El autor deja lo dulce para el final: a Dilsey, testigo muda de muchos de los acontecimientos de la familia Compson. Cómo no soltar un respiro al final. No sé si un respiro de alivio, pero sí un respiro de haber llegado, de tener en las manos un libro soberbio, enorme, indispensable. Uno de esos libros que aturullan, molestan, empujan. De los que nos dejan poso.

Os voy a confesar algo: este año, en materia lectora, no ha sido demasiado bueno. Me explico: llegó un momento en el que, echando la vista atrás me di cuenta de que no había leído libros particularmente buenos, que muchos habían sido de puro entretenimiento, no de los que recomiendas con fervor. Fue llegar el otoño y cambiar la cosa, ir escalando de libros que me gustaron mucho. Después fue El ruido y la furia y me di cuenta de que este libro compensa cualquier otro sinsabor. Es una novela sublime, dañina, una historia que atrapa, con la que sueñas por las noches (no la historia en sí sino las sensaciones que provoca), es una de esas novelas con las que te dan ganas de llorar, porque la próxima vez no será todo una novedad.

A estas alturas de la reseña, después de 1.000 palabras, no trato de convenceros. Os invito a adentraros en el universo de El ruido y la furia. Y si podéis hacerlo en compañía, a través de una lectura conjunta, mejor. Es una novela muy propicia para comentar, para ayudarse los unos a los otros en cuanto a las interpretaciones de lo leído. Todo un placer, muchachos.

FICHA:

Te gustará si te gustó
  • Cien años de soledad, Gabriel García Márquez.
Pros
  • El estilo del autor. La historia.
  • En fin, todo.
Contras
  • No leáis la contraportada.
  • El inicio es muy complicado. El truco que utilizamos en el Café Literario fue echar mano de la wikipedia para dejar claro algunos puntos en cuanto a los personajes. Realmente ayuda.

Feliz fin de semana.

Namaste.

IMM

IMM (21)

Regreso para enseñaros las adquisiciones (porque no todo son libros) que se suman a mi biblioteca. Qué bonito es ver llenarse los estantes. Siempre que se tenga tiempo, claro.

En fin, que me voy por peteneras. Aquí la primera muestra de lo que os vengo a mostrar:

Camiseta y libro de Bierce
Camiseta y libro de Bierce

Gracias a un sorteo en Facebook, de la mano de Alianza Editorial, me tocó la camiseta que veis en la imagen y Cuentos negros, de Ambrose Bierce. Os podéis imaginar lo contenta que voy por casa con mi camiseta llena de algunos de los autores más importantes de la literatura. ¡Aunque la camiseta me quede enorme es mi camiseta!

Además, os traigo algunas de las últimas adquisiciones libreras.

Libros de George V. Higgins, Jean Rolin y Ken Follet
Libros de George V. Higgins, Jean Rolin y Ken Follet
  • Mátalos suavemente, George V. Higgins. Después de leer Los amigos de Eddie Coyle y vi que este título lo publicaría Libros del Asteroide quise hacerme con él. No he leído más, no lo necesito. Sí, sé que hay una película y que sale Brad Pitt. Al menos no han cambiado la portada del libro, aunque sí la faja. Y encima regalado. Gracias. 🙂
  • El rapto de Britney Spears, Jean Rolin. La última novela del francés que me atrajo por el llamativo título. El argumento, como podréis imaginar lo dice la propia portada. El resto del contenido os lo contaré en una reseña dentro de poco.
  • La cerca, de Jean Rolin. Un asesinato, un lugar de desolación… Rolin nos traslada a París para contarnos la vida en los barrios marginales de la capital francesa.
  • El invierno del mundo. Ken Follet. Cortesía de Plaza y Janés. La recepción la contó mucho mejor que yo Isi. Yo me contenté con acariciar cada una de las capas con las que contaba el paquete. La verdad es que es el paquete mejor montado (nieve incluida) que he recibido nunca. Ahora lo que me queda es empezar con La caída de los gigantes, antes de adentrarme en esta segunda parte. Si además queréis moriros de envidia, podéis ver la entrevista que hicieron los amigos de El bibliófilo enmascarado al autor. Después de ver el vídeo os aseguro que querréis leerlos la trilogía.

 Y a pesar de mi sequía de reseñas, no penséis que no he leído, el problema es sentarme a escribir. Para compensaros os voy a dar la oportunidad de decidir qué reseña queréis leer a continuación.  ¡Que gane el mejor!

Felices lecturas.

Namaste.

Autor, Kristof, Literatura

Claus y Lucas, Agota Kristof

Claus y Lucas es una historia que me recomendaron hace mucho tiempo. De ahí pasó a mi lista, y por fin pude leerlo conjuntamente con los amigos del Café Literario.

Hay libros que se rumian, que se mascan cuando uno no está leyendo, que consciente o inconscientemente el cerebro piensa, valora, equilibra y desea seguir leyendo esa historia que le está quitando el tiempo de ver la realidad con los ojos y no con las letras de la historia.

Portada de «Claus y Lucas», de Kristof

Hay novelas buenas, de calidad. Hay novelas muy buenas. Luego hay otras, las que aplastan, las que trituran al lector, las que le encogen el corazón. Esas que dan pena terminar pero que en el fondo estamos deseándolo. Claus y Lucas es una de ellas.

Hay libros que además, son muy complicados de reseñar, bien porque uno teme contar de más o bien porque sabe que si no cuenta demasiado el que lea la reseña no se enterará de determinados puntos necesarios… Pues bien, este es uno de ellos.

Lo primero que tenéis que saber los que no habéis leído el libro es que Kristof escribió las tres partes de las que se compone la novela como historias independientes. Fue posteriormente cuando, en una misma edición, se publicaron las tres partes como parte de un todo. Mucho se ha comentado a este respecto. En su mayoría, las opiniones se sitúan en declarar que la primera parte es imprescindible y que la segunda es muy buena, mientras que la tercera se suele calificar como accesoria, prácticamente secundaria.

Claus y Lucas es la historia de dos gemelos en la época de la Segunda Guerra Mundial. Es el devenir de dos hermanos que viven en una ciudad fronteriza, de la que apenas sabemos nada.

En la primera parte, nos encontramos un relato escrito en presente y siempre en plural, donde comenzamos a conocer la suerte de los dos gemelos. No existe una diferencia entre uno y otro, son un todo, una explicación y un pensamiento global. Desde la primera línea se pasa rápidamente a la acción, por medio de los diálogos ágiles y rápidos. Su visión, desde el punto de vista de un niño de seis años, se basa en las percepciones. Así, con un estilo simple y sencillo, el lector se confía. Y la autora se aprovecha este punto para ofrecer algo más: la crueldad en el sentido más arduo. La sorpresa al pasar la página y empezar a leer algo que uno no espera, una maldad, una abundancia de sobresaltos a medida que uno avanza la historia.

La segunda parte cambia, ofreciéndonos nuevos personajes. La autora cambia de tipo de narración para, en tercera persona alejarse un poco de la historia. De repente la historia es otra, nos encontramos un escenario distinto y nuevas preocupaciones, pero con varios aspectos comunes: un cuidado estilo de Kristof, una triste historia y una búsqueda interior.

Y después llega la tercera parte. Una parte confusa, extraña, diferente de lo que hemos leído hasta ese momento, en la que se salta de la primera a la tercera persona, de presente a pasado. Entiendo que muchas personas se queden con las otras dos partes, porque nos muestran lo que son, nada más. Sin embargo, la tercera parte es ardua, compleja, nos hace dudar de lo que hemos leído. Es incómoda. Y como todo lo incómodo a veces es mejor obviarlo. Mi opinión es que no, que supone una guinda a un pastel de un libro complejo y duro, cruel y amargo. Un libro para releer y para recomendar.

Esta es mi humilde reseña. Si queréis saber más, podéis leer esta reseña,  que cuenta mucho mejor que yo, en qué consiste este rompecabezas que es Claus y Lucas. Pero, por encima de todo, mi recomendación es que lo leáis. Ya sea mañana, la semana que viene o en navidades, pero que no dejéis de pasar la oportunidad de leer un libro único.

Exactamente. Por muy triste que sea un libro, nunca puede ser tan triste como la vida.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • Buen estilo. Muy inteligente su autora.
  • Indispensable.
Contras
  • Durísima y cruel.
Reto 50 libros

Namaste.