Autor, Literatura, Martín-Santos

Tiempo de silencio, Luis Martín-Santos

Este es uno de los libros de mi vida. De esos que leí en un momento, allá en 2002 o quizá antes, en el que los libros que te marcaban lo hacían mucho más. Menos experiencia o más capacidad de sorprenderme o el momento perfecto para el libro perfecto. O todo lo anterior a la vez.

Lo leí en una de esas ediciones espantosas que conseguías abonando una pequeña cantidad adicional con el periódico de turno. Espantosas pero baratas y accesibles. Seguro que tenéis varias en casa.

Teniendo en cuenta lo anterior, llevaba un tiempo pensando que debía llegar a la relectura. Pero para ello necesitaba una nueva edición ya que lo de leerla con la que tenía en casa quedaba descartado. Así que cuando vi que Seix Barral sacaba en enero de 2024 una nueva edición, pensé que era ya el momento.

La cosa no salió como esperaba, porque hacia la mitad del libro mi ejemplar tenía un fallo y aunque los números de las páginas estaban bien, realmente el orden de los párrafos de las páginas no se correspondían con el orden correcto, lo cual me obligó a regresar a mi libro viejo (¡y yo hablando mal de él al inicio de esta entrada!) para continuar la lectura antes de conseguir sustituir mi ejemplar.

Tiempo de silencio narra la historia de Pedro, un investigador de cáncer que hace pruebas con ratones para tratar de llegar a una cura. La trama comienza cuando necesitan más ratones para seguir con el estudio. Al ser remitidos desde Estados Unidos, Pedro recurre a su ayudante, Amador, para llegar al barrio chavolista donde se encuentra un tercer trabajador que consiguió afanar algunos de los ratones los cuales mantiene en su casa.

Pedro y Amador, como si de Dante y Virgilio se trataran, abandonan su laboratorio para acceder a las partes más bajas de un Madrid de posguerra donde la pobreza y la miseria forman parte del día a día.

Pero incluso el peor momento nunca es más que eso: un momento. ¡Hasta tal punto es limitada la naturaleza humana!

Página 103

Martín-Santos utiliza en gran parte de la novela el monólogo interior, si bien es cierto que también utiliza al narrador omnisciente según pretenda describir la acción o quedarse en la reflexión del personaje.

Mientras les acompañamos durante esa bajada a los infiernos, el autor aprovecha para darle voz a personas que se encuentran al margen de la sociedad, desde la madame de un burdel hasta ladrones de poca monta. Pero además es capaz de hilar el texto intercalando descripciones con reflexiones de carácter artístico, desde Goya a Cervantes, pasando por exhaustivas descripciones de procedimientos médicos.

Por todo lo anterior, Tiempo de silencio se quedaría corto si limitáramos su contenido a la parte de la acción, que supone un porcentaje limitado con el resto de las temáticas que nos presenta el autor.

Lo hace con un estilo directo y frío, sin detenerse demasiado, pero que consigue conectar con un lector que no es sino Pedro, alguien de buenas intenciones que se ve enredado en una historia que no es la suya pero que no puede evitar sentirse más y más atrapado, por la historia y por la ciudad en sí, por un Madrid triste y gris.

Releer supone siempre poner a prueba el juicio propio y pasado de la primera lectura, y siempre viene de la mano de dudas: ¿me gustará tanto como la primera vez? ¿Perjudicaré el recuerdo de la historia al leerla una segunda vez? ¿O me reafirmaré sobre lo que pensé hace tanto tiempo y seguirá siendo un libro clave para mi vida lectora?

Todas esas preguntas planeaban por mi mente antes de empezarlo y aún mientras lo empecé. Hasta que, poco a poco, según iba leyendo, desaparecían las dudas de una historia que te va calando de a poco, a la que llegas y te hunde, como si de un fango espeso del que no puede escapar se tratase. He vuelto a ser la lectora que se sorprendía, la lectora con poca experiencia que tiene que coger aire ante la brutal propuesta de Martín-Santos, esa que a veces se pierde por falta de concentración, la que busca un punto que no existe. He vuelto a compartir la angustia de Pedro.

Pero ahora no, estamos en el tiempo de la anestesia, estamos en el tiempo en que las cosas hacen poco ruido. (…) Es un tiempo de silencio. La mejor máquina eficaz es la que no hace ruido (…) Por aquí abajo nos arrastramos y nos vamos yendo hacia el sitio donde tenemos que ponernos silenciosamente a esperar que los años vayan pasando y que silenciosamente nos vayamos hacia donde se van todas las florecillas del mundo.

Página 295

Muchos describen esta novela como un Ulises de poca monta, una especie de copia a la española de la más famosa obra de Joyce que además se hace abigarrada y dura de leer. Y evidentemente Tiempo de silencio comparte partes de la narración y estructura con la novela de Joyce, pero tanto en el tono como en el desarrollo poco tienen que ver ambas.

No voy a hacer un alegato sobre el argumento de ser difícil, porque sí, lo es: no tiene diálogos, apenas hay puntos y aparte y el autor no pierde el tiempo explicando quién es el narrador ni dónde se sitúa la acción, lo cual implica que cuando sí hay un punto y aparte no tengamos ayuda en saber a quién da voz el autor. Todo eso corre de parte del lector, que ha de estar atento para no perderse y conocer quién es quién.

¿Que es fácil de leer? No. ¿Se la recomendaría a todo el mundo? Tampoco. ¿Que sigue siendo uno de los libros de mi vida? Rotundamente sí.

FICHA:

Te gustará si te gustó – Las novelas con monólogo interiores que no sólo se limitan a los pensamientos del protagonista.
Pros – El viaje de Pedro y Amador por el Madrid de la posguerra.
– Los temas que va enlazando y analizando.
Contras– Requiere toda la concentración y tiempo para llegar al punto puesto que el texto no tiene puntos y aparte.

Namaste.

Autor, Fosse, Literatura

Trilogía, Jon Fosse

Admito que el nombre de Jon Fosse sólo me sonaba por haberle visto de soslayo en la portada de varios libros de la editorial De Conatus. Fue después de ser galardonado con el Nobel cuando presté atención y me informé sobre su obra para leerlo.

Como era nuevo para mí escogí este libro, uno de los más cortos del autor, para añadir en mi lista de Navidad. Así Trilogía (De Conatus, 2023) llegó a mis estantes y me comprometí conmigo misma a leerlo en cuanto tuviera ocasión y a no dejarlo pasar demasiado.

Trilogía narra la historia de Asle y Alida, dos jóvenes que abandonan su pueblo para comenzar su vida en una nueva ciudad. Alida está embarazada y buscan refugio entre posadas de la ciudad. ¿Os recuerda a algo? Fosse retoma la historia más famosa de una familia en huida para reflexionar sobre la realidad en choque con el amor e intimidad de la joven pareja, de cómo los obstáculos, pequeños y grandes, socaban e influyen en la relación de amor entre la pareja.

En la música de Asle oyó el canto de su padre Aslak, y oye su propia vida y su propio futuro y sabe lo que sabe y entonces está presente en su propio futuro y sabe lo que sabe y entonces está presente en su propio futuro y todo está abierto y todo es difícil, pero ahí está la canción, una canción que debe ser lo que llaman amor.

Página 19

En la contraportada aseveran que para Fosse escribir es un poco para rezar, y desde fuera puede parecer extraña la comparación, pero cuando lees esta novela te das cuenta de lo acertado del símil. Y es que las estructuras son fluyentes, las frases no terminan, se reducen al mínimo los puntos y aparte y apenas hay cortes en la narración.

Fosse renuncia hasta a los signos de interrogación, a los diálogos y a cualquier otro signo estilístico en pro de ganar ritmo como si de una canción o una letanía se tratase. Ayuda también las analepsis que se intercalan con la acción en tiempo presente. El propósito es mantener el ritmo y la fluidez de la historia, la concatenación de palabras sin interrupciones o saltos paren la lectura.

Siente que tiene frío, y tiene calor, y todo todo está vacío y cierra los ojos y simplemente sigue adelante y oye voces y gritos y alboroto y ya nada existe, sólo existirá el vuelo, ni alegría, ni tristeza, ya solo queda el vuelo, ese vuelo que es él, ese vuelo que es Alida, piensa.

Página 114

Esto genera la sensación incómoda para el lector de que no debe pararse hasta que no lo haga el autor, además de exigirle una concentración exhaustiva desde el primer momento, para no perderse nada y saber qué, cuándo y cómo.

Divide Fosse el texto en tres partes, por lo que he leído escritas en momentos temporales independientes pero que finalmente formaron parte de la misma novela al encontrar unión en su trama.

No se trata de una lectura al uso, y no os la recomiendo si buscáis algo para pasar el rato. Pide y exige desde la primera página y si le sigues el ritmo te deja sin aliento. Eso sí, una vez pasadas las primeras complejidades, Trilogía brilla como una historia sencilla enmarcada en un estilo excepcional.

Me parece una forma muy buena de empezar a conocer al autor, 160 páginas de demostración de cómo su voz y estilo son muy personales: cruel pero tierna, realista pero trascendente.

Te gustará si te gustóEl desierto de los tártaros, Dino Buzzati (por esa aparente sencillez de la historia que esconde profundidad).
Pros– Estilo personal, que fluye de principio a fin.
Contras– Exige concentración y la ausencia de puntos y aparte hace difícil interrumpir la lectura.

Namaste.

Autor, Berest, Literatura

La postal, Anne Berest

Fue Ignacio quien puso en mi radar esta historia, La postal (Lumen, 2022) que compré en la Feria del Libro de Madrid y me propuse leer este año.

Dicho y hecho. Aproveché Semana Santa para adentrarme en la historia de la mujer de la portada, para conocer los secretos de esa muchacha sonriente que nos mira desde otro tiempo.

Todo comienza en 2003, cuando la madre de Anne Berest se recibe una postal sin remitente, con tan sólo cuatro nombres como texto:

Ephraïm
Emma
Noémi
Jacques

Este es el punto de partida para Anne Berest: ¿quién y por qué ha enviado esa postal? ¿Quiénes son esos nombres que aparecen en el reverso de una postal turística cualquiera?

La postal queda guardada en un cajón y un tiempo después la propia Berest comenzará una investigación para tratar de saber qué motivos podía tener alguien para remitir una postal sin ninguna otra palabra y para saber por qué se envía mucho tiempo después de cuando fue escrita.

Sin embargo, la historia comienza mucho más atrás: porque esos cuatro nombres son familiares y corresponden a los padres y los hermanos de la abuela de Anne Berest, asesinados en el Holocausto.

Conoceremos la vida de Ephraïm y Emma, su matrimonio y sus mudanzas que les llevan de Polonia a Lituania y de allí a Palestina, tratando de evitar un mundo en ebullición con el punto de diana los judíos. Más tarde la llegada de los hijos: Myriam, la mayor y abuela de la autora, Noémi y Jacques, y su mudanza a Francia, donde el padre organiza una empresa y consiguen asentarse.

Este es el contenido de la primera parte de La postal, la vida de la familia de Berest, cómo consigue sobrevivir Myriam y qué les ocurre a sus padres y hermanos desde que salen de su hogar. En la segunda parte se ahonda en la investigación de Anne Berest por medio, cómo no, de la autoficción.

El problema de esta historia es la segunda parte.

En ella Berest investiga, viaja y pregunta a todos aquellos que pudieron conocer a sus bisabuelos y a los hermanos de su abuela. Utiliza la documentación que ha ido recabando Lélia, la madre de Anne Berest, como punto de partida para conocer los detalles: dónde vivían, en qué trabajaban o estudiaron y en qué fechas, con objetivo final saber quién pudo enviar la postal en aquél lejano 2003.

El problema de esta historia, y de otras con las que me he topado tanto en formato podcast como en libros, es que son tramposas, esto es, esconden parte de la información clave que sí conocen los investigadores para organizar la historia como si no tuvieran ese dato. La causa es clara, tratar de conseguir enganchar al lector con lo complejo del proceso, haciéndole partícipe en el juego de llenar los huecos de información desconocida.

Digo tramposa porque conscientemente Berest omite datos que nos habrían llevado a concluir, por pura lógica, el resultado al que quieren llegar de manera más elaborada. Y ese recurso, me temo, desmerece el resto de la historia, porque la sensación de haber alargado de más una historia que podría haberse narrado en menos páginas es siempre cuestionable.

Cuando un lector se da cuenta de que después de 500 páginas 150 (o quizá 200), sobran, es inevitable que afecte en la percepción del libro. Y eso es lo que me ha ocurrido a mí, una sensación agridulce de haber sido engañada, de haberme hecho perder el tiempo por conocer quién había enviado una postal que, evidentemente, no había mil opciones entre las que investigar sino solo dos.

Por lo demás, no es un mal libro, está narrado con un estilo delicado y elegante y aprovecha Berest para reflexionar sobre la identidad y la memoria, sobre el legado y la pertenencia judía, una comunidad obligada a tratar de pasar desapercibida.

FICHA:

Te gustará si te gustóLos exportados, Sonia Devillers.
Pros – La primera parte de la historia.
– Las reflexiones sobre la memoria y la identidad.
Contras– La autora es tramposa y recurre a omitir información para extender las páginas de la segunda parte.

Namaste.

Autor, Gospodínov, Literatura

Las tempestálidas, Gueorgui Gospodínov

Si de un libro se ha hablado en 2023 ha sido de este, Las tempestálidas (Fulgencio Pimentel, 2022), un libro que además de recibir el premio Booker también ha conseguido el aplauso de una crítica no siempre proclive a los halagos.

Las tempestálidas es la novela del búlgaro Gospodínov que tiene como protagonista a Gaustín, precursor de la clínica del pasado.

El objetivo para Gaustín es crear un ambiente cómodo para los pacientes de Alzheimer que ya no aceptan el presente. Su pretensión es hacerle la vida más fácil creando estancias en las que recrear los ambientes de las décadas del siglo XX que se necesitaran: los 50-70. Así, el ideólogo va buscando los elementos representativos de la época dando un paso más allá y buscando cosas del día a día de esos tiempos: tratando de encontrar los objetos comunes que nos conectan con la cotidianidad, como productos, anuncios de televisión o incluso la prensa.

Ser inmisericorde con el pasado. Porque el pasado mismo es inmisericorde.

Página 93

La idea resulta un éxito, y desde ahí muchas otras personas solicitan pasar sus días en el pasado, muchos por nostalgia, otros porque no vivieron esa época.

Generamos pasado sin cesar. Somos fábricas de pasado. Máquinas vivientes de producir pasado, qué si no. Comemos tiempo y generamos pasado.

Página 153

Este planteamiento es la columna central del tema, lo que lleva a Gospodínov a lo que verdaderamente le interesa, esto es, la reflexión sobre el pasado, los recuerdos y el tiempo. La trama no es sino la excusa para pararse a pensar en el devenir humano.

Para que se pudiera avanza, pensé, para que el pegamento del mito surtiese efecto, haría falta olvidar muchas cosas (…) Olvidar y olvidar después que se les había olvidado. Olvidar exige esfuerzo y trabajo. Exige estar recordándote todo el tiempo que tienes que olvidar algo. Seguramente esa y no otra es la labor esencial de toda ideología.

Página 282

Después, son las naciones de Europa las que plantean por qué no regresar a un tiempo más feliz. Lo cual acaba en un referéndum nacional.

El gran espejismo, el gran autoengaño, reside en el hecho e que pueblos y patrias persigan la felicidad. Pero la felicidad, amén de imposible, es insufrible. Qué hacer con ese material volátil, ese fantasma ingrávido, esa pompa de jabón que te estalla en las narices y queda convertida en poco más que un resto de espuma irritándote los ojos.
¿Hablamos de felicidad? La felicidad es tan perecedera como un cuento de leche al sol, como una mosca en invierno, como una hebra de azafrán a comienzos de la primavera. Tiene el tórax tan frágil como una libélula. (…) La felicidad no entra en los libros de historia ni en las crónicas ni en los anales (entran las batallas, los pogromos, las traiciones y el asesinato sangriento de algún archiduque). La felicidad es solo para los abecedarios y para las guías de conversación en una lengua extranjera (y solo en aquellas para principiantes). Tal vez porque resulta menos engorroso a nivel gramatical, la felicidad se conjuga siempre en presente. Solo allí todos son felices, brilla el sol, las flores exhalan su perfume, vamos todos a la playa, regresamos de una excursión, disculpe, sabe dónde hay un buen restaurante por aquí…
Con la felicidad no se forjan espadas.

Páginas 300-301

Esta deriva de la trama ayuda al autor a reflexionar sobre la historia de cada país, sus momentos felicidades y sus situaciones más complejas

En definitiva, una historia que nos lleva y trae de la parte tangible de la historia a la parte teórica, de la trama distópica que inventa el autor a la parte reflexiva y teórica que va surgiendo, cada una de las reflexiones y análisis nos animan a pausar la lectura y pensar.

Qué otra cosa es la neutralidad sino jugar fuera del tiempo.

Página 330

Un libro absolutamente maravilloso que me ha tenido pegada a la páginas de una historia que obnubila, que sugiere, en el que uno quisiera quedarse.

No os asustéis por el número de páginas, ya que está bastante inflado, no sólo porque la edición de Fulgencio Pimentel tiene bastante aire en el texto sino porque la historia fluye de una manera que es imposible dejar de leer.

Qué bonita se hace la literatura cuando se hace bien. De cabeza a lo mejor de 2024.

FICHA:

Te gustará si te gustó – Tiene algo onírico que me da ecos a Cărtărescu, pero este libro es diferente a todo lo que he leído.
Pros– El equilibrio entre parte inventiva y analítica del autor.
– Cómo despliega ambos temas.
Contras– Impone su tamaño pero se hace mucho más liviano de lo que parece, el texto tiene mucho aire.

Namaste.

Autor, Literatura

Dinero en el bolsillo, Asta Olivia Nordenhof

Dinero en el bolsillo (Sexto Piso, 2024) es la historia de Kurt y de Maggie, pero también del Scandinavian Star, el barco en el que perdieron la vida 150 personas debido a un incendio provocado.

Esta es la primera parte de una septología dedicada a este suceso que conmocionó toda Escandinavia, no sólo por el trágico incidente sino por las circunstancias que rodean al asunto, donde se llegó a probar que el incendio se provocó con objeto de cobrar el seguro, tras varias operaciones de venta del buque bastante sospechosas.

Los protagonistas, como he mencionado más arriba, son Kurt y Maggie, una pareja que se conoce en una noche de borrachera y que acaban juntos. De forma paralela e independiente, Nordenhof nos acerca a la vida previa de ambos para tratar de esclarecer cuál es la causa de los comportamientos y situaciones actuales.

Las peores fantasías son las que le muestran lo poco que habría hecho falta para que todo fuese distinto.

Página 36

Su vida es un cúmulo de decepciones y desilusiones, una vida marcada por la agresividad y precariedad, en el caso de Maggie y de rabia más o menos contenida para Kurt.

Llegada a la mitad de la historia, nos encontramos con el único capítulo en el que se menciona el Scandinavian Star, un acercamiento escueto para explicarnos qué empresas hay detrás del buque y para contarnos que Kurt decide invertir sus ahorros en una de ellas.

Este capítulo es tan independiente que parece como si la autora lo hubiera añadido con posterioridad, es decir, el resto de la historia tiene hilos conductores, frecuentes analepsis y cambios de personajes pero se mantiene dentro de una unidad: la historia de Kurt y Maggie. Sin embargo, este capítulo parece que esté «pegado», para tratar de justificar la unión completa con el resto de los seis libros de los que se compone la saga.

Tenía miedo, pero un miedo que se parecía a aquella sensación sorda y difusa de haber olvidado algo.

Página 108

Una unión que evidentemente, no podemos valorar hasta leer el resto de los libros que componen la saga, que, imagino serán personajes a los que el buque ha afectado de un modo u otro (familiares de los fallecidos, parte de la tripulación, bomberos… etc), o al menos eso es lo que me imagino yo.

Con la suficiente distancia todo parece sencillo, pero si te acercas, si tu corazón está implicado, resulta imposible reconocer lo que tienes delante.

Página 112

La novela funciona perfectamente como novela independiente, pero diría que ese capítulo que buscar unirlo con el resto de sus libros hermanos es el que genera que veamos este título como la parte de un todo al que no tenemos acceso, y que por tanto, queda cojo al no conocer qué nos va a contar la autora en el resto de novelas.

Así que, tengo la sensación de que es pronto para valorarlo, lo cual me da algo de pena porque quizá esta historia habría funcionado mejor si en lugar de dividirla en 7 partes se hubiera incluido algo más en esta historia, es decir, una novela más larga con más contenido en la que veamos la unidad que quiere mostrar Nordenhof. Además creo que para cuando lea la segunda parte no recordaré los detalles que nos ha contado en esta.

Me da rabia porque la historia se queda algo coja.

Gracias a Sexto Piso por el envío, deseando leer el resto de libros de la saga.

FICHA:

Te gustará si te gustó Pequeñas desgracias sin importancia, Miriam Toews.
Pros – El desarrollo de los personajes.
Contras– Forma parte de un todo y por eso es complicado de valorar.

Namaste.

Autor, Literatura, Tabucchi

Sostiene Pereira, Antonio Tabucchi

Sostiene Pereira que lo conoció en un día de verano.

Página 7

Así comienza la novela más famosa del italiano Antonio Tabucchi, ambientada en la más portuguesa de las ciudades, Lisboa.

En el propio título nos adelantan los dos puntos más importantes de esta novela: su protagonista y el modo en el que nos van a narrar los sucesos.

Pereira lo sostiene porque como podemos imaginar, le están tomando declaración por algo que sabremos más adelante. Pereira lo sostiene a pesar de que él no es de sostener demasiadas cosas, tan solo su amor y pasión por los escritores franceses del siglo XVIII. Y también, sabemos, por su mujer, fallecida hace unos años.

Se preguntó: ¿En qué mundo vivo? Y se le ocurrió la extravagante idea de que él, quizá, no vivía, sino que era como si estuviese ya muerto.

Página 16

Y es lógico que se haga esa pregunta, porque Pereira no tiene ningún interés por conocer qué está ocurriendo en el mundo: no hay un periodista menos periodista que este. O ¿quién se podría a escribir efemérides de autores franceses muertos hacía 25 años estando en 1938?

Pereira, claro.

La filosofía parece ocuparse sólo de la verdad, pero quizá no diga más que fantasías, y la literatura parece ocuparse sólo de fantasías, pero quizá diga la verdad.

Página 30

La situación cambia cuando nuestro protagonista se encuentra con un joven a quien contrata como ayudante, un hombre que le va a hacer replantearse muchas de las cosas que cree saber, alguien que le abre una ventana a ese mundo exterior del que no quería saber nada.

Sostiene Pereira (Compactos 50, 2019) es una novela corta pero con una altísima calidad literaria. Vemos aquí un héroe luso, un Oblómov a la portuguesa, un personaje propio que huele a limonada y omelettes a las finas hierbas, uno de esos que se queda en la retina del lector y que traspasa las líneas para alcanzar la eternidad. Como Ignatius J. Reilly. Como el Quijote.

Hay algo decimonónico en Tabucchi, algo que conecta con los nombres más destacados de las literatura de la Mitteleuropa, una forma de narrar el ambiente y las pulsiones internas del protagonista, algo en el tono que ha desaparecido a mitad del siglo XX por la dictadura de la autoficción o por el cambio en el uso del tiempo actuales

Es usted una persona infame, y todo esto es una infamia.

Página 173

Qué fácil parece la buena literatura cuando se hace bien. Qué placer para el lector sumergirse en una historia de estas características.

No os la perdáis.

FICHA:

Te gustará si te gustó La muerte en Venecia, Thomas Mann.
Pros – El personaje de Pereira. Inclasificable.
– El estilo de Tabucchi y su forma de ir metiéndonos en la trama.
Contras– Que quiero probar esa omelette a las finas hierbas y aún así creo que no será para tanto.

Namaste.

Autor, Berlin, Literatura

Bienvenida a casa, Lucia Berlin

Para muchos autores, su obra es absolutamente opuesta a su vida. Para otros, realidad y ficción se entremezclan, incluso antes de la eclosión del género de la autoficción de las últimas décadas.

Eso es lo que le ha ocurrido a Lucia Berlin, una autora que había pasado bastante desapercibida hasta que en 2015 la publicación de Manual para mujeres de la limpieza (Alfaguara, 2016) la situó en el punto de reconocimiento y ventas que merecía.

Sus personajes tienen muchos de los elementos que ella vivió durante su intensa vida: problemas de alcoholismo, infidelidades de sus maridos y un estado de precariedad que le hizo trabajar en muchos puestos distintos, algo que se combina con las frecuentes cambios de localizaciones como tuvo la propia Lucia, que creció en Nuevo México y Chile pero que posteriormente se mudó hasta en 18 ocasiones.

Teniendo tanta relación entre relación y ficción es obvio que los lectores querrían conocer más a la autora, y eso trata de satisfacer Bienvenida a casa (Alfaguara, 2019), que incluye una parte de apuntes autobiográficos con fotografías de la época además de una selección de cartas enviadas por la propia Berlin a sus amigos más cercanos.

El problema con Lucia Berlin es que ya no se sabe qué es cierto y qué no, incluso para sus propios hijos esta distinción se desdibuja. De hecho, ellos mismos han tratado de escarbar en su pasado familiar acudiendo a los relatos de su madre. Y es que a pesar de ser una autora del siglo XX que murió en 2004, sorprende no conocer al dedillo sus idas y venidas como sí lo conocemos con otros escritores. Pero claro, Berlin pasó tan desapercibida que quién iba a pensar que nos interesaría un tiempo después indagar en su vida.

Lo que podemos conocer son pinceladas, un acercamiento a su vida y su visión del mundo, pero bastante alejada de lo que se suele encontrar en un libro sobre la vida de una escritora.

Bienvenida a casa es el tipo de libro para aquéllos que nos obsesionamos con Manual para mujeres de la limpieza y con la mujer de detrás de las páginas.

Namaste.

Autor, Koenig, Literatura

La chica que vive al final del camino, Laird Koenig

De vez en cuando miro a mis estantes buscando un tipo de historia más liviana, algo entretenido y de calidad que huya de los dramas o libros más duros que suelo leer antes de empezar con la siguiente lectura profunda.

Este thriller llegó a mis estantes por curiosidad, o por buscar inconscientemente ese cambio de aires lector. No sé, el caso es que en ocasiones, revisando los estantes de las librerías, decido comprar libros que los cuales no soy el tipo de lector que piensa la editorial.

La chica que vive al final del camino (Impedimenta, 2023) es un thriller cuya protagonista ya nos adelanta el propio título. Hay una casa al final del camino habitada por una muchacha que, como podemos leer en el primer capítulo de la novela, acaba de cumplir trece años.

La situación deviene en extraña cuando a esa chica, nueva en el pueblo, no se la ve cerca de ningún adulto: evita a los vecinos y parece comportarse de una forma bastante independiente.

Este hecho, además de que es británica y no aparece por la escuela, es el punto de partida que tienen los vecinos para preguntarse: ¿qué esconde?

– No voy al colegio.
– ¿No?
– No.
– ¿Nunca?
– Jamás he ido al colegio.
– ¿Estás enferma o algo?
– ¿Por qué lo dices?
– (…) Quiero decir que tendrás una excusa.
– ¿Para no ir al colegio? El colegio embrutece.

Página 102

El misterio es el gancho que consigue que el lector se sumerja en las páginas de una historia sencilla, bien escrita, plagada de diálogos que avanza inexorable hacia la resolución el misterio. Como en muchos thrillers, cada respuesta le baja intensidad a la trama: según avanzamos la historia pierde fuelle, porque ya tenemos o imaginamos las respuestas.

No os voy a explicar qué esconde, creo que eso es parte de la gracia de esta novela. Para conocer de qué va el asunto, Koenig despliega varios personajes secundarios metomentodos que pondrán a Rynn en un brete. Desconozco si un estadounidense medio se comporta de verdad de esta forma, metiendo las narices con algo de lo que no forman parte, pero siempre que encuentro este tipo de detalles en la literatura no puedo sino sentirme repelida por esa vecina que por fuera demuestra amabilidad pero que lo que realmente quiere es revisar cada cajón de la casa.

El resultado es una historia sin pretensiones perfecta para leer en un fin de semana. El tipo de literatura de entretenimiento de calidad que se disfruta y a otra cosa.

Si yo no quiero parecerme a los demás, ¿por qué iba a querer que los demás se parezcan a mí?

Página 171

Se agradecen este tipo de historias, lejos de las pretenciosas novelitas que últimamente pueblan los estantes de novedades, esas que prometen ser la voz de una generación, cambiarte tu vida o planteamientos y que quién sabe por qué, quedan relegadas en seis meses por otra historia que promete lo mismo.

La chica que vive al final del camino es un thriller, una novelita entretenida que bebe de la literatura gótica americana, una historia honesta perfecta para embriagarse en lo verdaderamente importante: las historias.

FICHA:

Te gustará si te gustó Un plan sangriento, Graeme Macrae Burnet.
Pros– Entretenida, sin pretensiones. Bien escrita.
Contras– La segunda mitad pierde fuelle.

Namaste.

Autor, Kafka, Literatura

Un artista del hambre, Franz Kafka

Con motivo de la conmemoración del centenario del fallecimiento del praguense más universal, muchas editoriales se han lanzado a publicar reediciones de su obra.

Así que los lectores de Kafka estamos de enhorabuena, porque es el momento perfecto para hacernos con los títulos que queremos leer o releer. En mi caso muchos de ellos los leí con ediciones de la biblioteca o préstamos de familiares, así que me viene que ni pintado para aumentar mi biblioteca de Kafka.

Un artista del hambre (Nórdica, 2024) es un breve relato que tiene precisamente a un peculiar artista. Publicado en 1922 en una revista literaria, posteriormente formó parte de una edición junto a otros relatos.

El título ya nos adelanta de lo que trata el tema y directamente nos presenta al protagonista de la historia: un artista del ayuno. Kafka nos acerca al éxito de un hombre que de repente ve cómo su espectáculo ya no es atrayente para el nuevo espectador.

El estilo, como ya es habitual en Kafka, es pulido, directo y meridiano, sin exceso de palabras. Nunca sé si es algo de la precisión del alemán a la hora de describir pero siempre noto una cierta pulcritud en las palabras de los autores que escriben en alemán.

Como en sus novelas y en otros relatos, el autor nos acerca a un mundo de incomprensión en el que el protagonista se siente solo y aislado, algo que se manifiesta de dos modos aparentemente antagónicos pero que tienen relación directa con su circunstancia: por un lado, cuando tiene éxito, porque limitan el número de días de ayuno y a quienes trata de hacer entender que su arte se ha de extender lo máximo posible. Por otro, cuando su espectáculo pasa de moda y de repente es relegado a espacios más alejados del centro del foco.

En cualquier caso, un obstáculo pequeño, un obstáculo cada vez más pequeño. La gente fue acostumbrándose a la peculiaridad de pretender reclamar, en los tiempos presentes, la atención para un artista del hambre, y con esa costumbre se dictó su sentencia. Podía pasar toda el hambre que quisiera, y lo hacía, pero ya nada podía salvarlo, ante él pasaban de largo. ¡Prueba a explicar a alguien el arte del ayuno! A quien no lo siente no se le puede explicar.

Página 43

Una muy buena lectura que me anima a continuar con mis propósitos lectores kafkianos: leer sus Diarios y releer El proceso.

Gracias a Nórdica por el envío.

FICHA:

Te gustará si te gustó En la colonia penitenciaria, Franz Kafka.
Pros– Triste, melancólico, con un punto de frustración.
– Directo, fresco, claro, no le sobra ni una palabra.
Contras– Los temas que trata que siempre incomodan.

Namaste.

Autor, Frankl, Literatura

El hombre en busca de sentido, Victor Frankl

Este título lo he visto tantas y tantas veces recomendado que tenía que leerlo.

El hombre en busca de sentido (Herder, 2015) es el título que le da el psiquiatra Victor Frankl a su libro en relación a su experiencia de un campo de concentración.

Con este libro, su experiencia personal y sus conocimientos médicos, Frankl analiza las fases por las que pasaban los prisioneros en los momentos clave de su estancia en un campo: la llegada, la estancia y la posterior liberación.

Cada hombre, incluso en condiciones trágicas, puede decidir quién quiere ser – espiritual y mentalmente – y conservar su dignidad humana.

Página 96

Interesa mucho su análisis sobre las fases que pasan los prisioneros, ya que es algo atípico en el tipo de testimonios de campos, centrados en la experiencia personal del superviviente y alejados de las generalizaciones.

Frankl es capaz de abstenerse y mantenerse en un punto alejado para describir qué situaciones tenían que sufrir y cómo trataban de gestionarlo cada persona. Es un análisis sobre las fuerzas para seguir, que da parte de las claves de los supervivientes: una reflexión sobre qué hacer para continuar adelante cuando parece que todo está perdido.

Hay dos razas de hombres en el mundo, solo dos: la de los hombres decentes y la de los indecentes.

Página 115

En este sentido, es un libro muy interesante a la hora de conocer qué hay detrás de los supervivientes, qué cosas mentales y de actitud tenían en común para saber cómo pudieron continuar viviendo en tan difíciles circunstancias.

También funciona como reflexión existencial, como análisis que todos podemos hacer sobre nuestras vidas.

Sé que a mucha gente le ha parecido sorprendente pero a mí quizá no tanto, al haber leído otros libros del tema, como Goethe en Dachau, donde Nico Rost que aferra a la literatura y cultura para sobrevivir el campo.

En cualquier caso, es un libro muy recomendable que aporta una visión analítica complementaria a lecturas como Si esto es un hombre de Primo Levi o Maus de Art Spiegelman, mientras que se extrapola a las vivencias de cada uno.

Namaste.