Primero fue El quinto en discordia.
Después, Mantícora.
Termino la trilogía con El mundo de los prodigios.
2014. 2019. 2024.
Ya era hora, ¿no créeis?
Leer una trilogía en espacios de 5 años es algo arriesgado, puesto que, como adelantaba en Mantícora, no recordaba bien quién era quién en esta historia. Realmente no es completamente necesario, pero obviamente los detalles sobre las conexiones de los personajes se pierden.
En El mundo de los prodigios (Libros del Asteroide, 2007) conocemos que se está rodando una película con la vida de Paul Dempster, que más tarde se convertirá en el prestidigitador más famoso de la época, Magnus Eisengrim.
El punto de partida de la historia es Magnus Eisengrim narrando episodios de su vida a los productores y directores de la cinta, para que en última instancia conozcan los pormenores de su infancia y cómo llegó a la fama.
Su paso por el circo y su aprendizaje de la magia, la dura vida de ciudad en ciudad cuando sólo era un niño y la oscuridad tras el éxito, las condiciones en las que vivió y las personas con las que tuvo contacto en su paso por el circo y los espectáculos de magia.
La historia se articula bajo los largos monólogos y reflexiones de los personajes, principalmente de Magnus, que comienzan en su infancia y que finalmente terminan donde empieza la trilogía: con la muerte del magnate Boy Stauton.
Me siento más dispuesto a aceptar la idea de que si bien el demonio es un tipo muy listo, no le llega ni a la suela del zapato a cualquier tontaina que ante todo sea bueno.
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Davies nos envuelve con su magia de narrador que ya no existe, ese tipo de escritores que narren lo que narren, lo hacen de forma natural y compacta, sea el tema la vida del circo, los entresijos de la infancia o una hagiografía. Como sus predecesoras, el teatro es importante para la estructura y también para el contenido. Además, podemos comprobar cómo cualquier tema que le interese a Davies es exprimido y aprovechado para incluirlo en una historia de dolor y soledad pero también, si tenemos en cuenta la trilogía completa, de conexiones.
La conexión de la famosa bola de nieve, que Ramsay, el protagonista y principal narrador, esquiva y que acaba impactando en la madre de Paul Dempster, precipitando su parto y cambiándola para siempre. La conexión especial en un detalle que marca a una tercera persona, como un breve truco o una pequeña conversación con un niño: un momento que pasa casi desapercibido para el emisor pero que se graba en la memoria del receptor.
Ahora bien: ¿no jugamos todos, al menos mentalmente, con pensamientos terribles que jamás osaríamos poner en práctica? ¿Podríamos vivir sin un oculto instinto de revuelta, de protesta, contra nuestro destino en la vida, por envidiable que pueda parecer a quienes no han de sobrellevarlo? (…)
Todos abrazamos nuestras cadenas. No hay hombres libres.
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Digo más arriba que Davies es un tipo de escritor que ya no existe, y es que tiene un modo decimonónico de tratar la vida interior de los personajes que ya no se estila. Lo hace añadiendo una gran carga ética y religiosa, que en ocasiones deviene en repetitiva y que se mantiene siempre en un punto alejando emocionalmente, por lo que no es fácil empatizar con los personajes como lo solemos hacer con otras novelas.
Su estilo es directo, estructurado, trabajado, muy organizado, irreprochable.
Así era, aunque de un modo que nunca pude haber previsto. La experiencia nunca se repite exactamente de la misma forma.
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Con este tipo de escritores paso por muchas fases: me fascina la capacidad de descripción del autor, me encanta cómo usa el lenguaje para llevarnos donde quiere, pero a la vez, en otras ocasiones me aburren aspectos éticos o religiosos sobre los que Davies se detiene una y otra vez y me siento alejada de lo que está narrando, como si viera a través de un escaparate, impidiendo que me incorpore personalmente a la trama en sí.
A la vez, es absolutamente genial tener a un autor al que recurrir cuando tienes una decepción, como me ha ocurrido previamente con Mariana Enríquez. Parece una gran tabla de salvación cuando todo se pierde.
Dicen otros lectores de Davies que esta trilogía es más triste y melancólica y tiene menos elementos de humor y más espiritual que la Trilogía de Salterton. No lo sé. Quizá sea momento de comprobarlo.
FICHA:
Te gustará si te gustó | – El quinto en discordia o Mantícora., Robertson Davies. |
Pros | – La narración global de la historia y los temas que genera. |
Contras | – No es una lectura que pueda leer de seguido. |
Namaste.