Literatura

Balance de 2013 (I): abandonos y decepciones

Un año más toca hacer balance de lo que ha ocurrido en este 2013. En este caso, os traigo los abandonos y las decepciones.

  Abandonados

 Al igual que en 2012, he abandonado tan sólo un libro.

  • Trainspotting, Irvine Welsh. Famosísima y mítica película del cine moderno. Animada por la fama de la historia me adentré en una novela simple y llana, escatológica y obscena hasta rallar lo infinito (hay una escena en concreto que, si en la película resulta repugnante, en la descripción de la novela directamente es vomitiva). No me enganchó, tanto que acabé por dejarla a medias y por pasarme a su versión cinematográfica. Ahorré tiempo.

Decepciones

Las decepciones las puedo clasificar en dos grupos: de un lado, las historias de las que esperaba más, mucho más, por opiniones de lectores o por mi propio prejuicio de la historia. De otro, los que directamente me parece una pérdida de tiempo leerlos y que no se merecen el papel sobre el que están impresos.

Despellejes:

  • La reina en el palacio de las corrientes del aire, Stieg Larsson. Es lento, es pesado, el estilo es del tipo indistinto, esto es, el estilo que tienen todos los autores de best-sellers, intercambiable, repetido, vamos, fabricado en masa. Aún así ofrece una historia, por eso lo considero menos malo que los otros dos que vienen a continuación.

  • Verano en English Creek. El libro de las ovejas, como dicen algunos compañeros blogueros. Creo que ya lo dije todo en su momento, pero vuelvo a reiterar que no necesito que me cuenten todo en una historia. No hay nada peor que aburrir a un lector. Aburrirle y hacerle contar ovejas, ver pasar matojos, llegar al punto de ser más interesante ponerte a contar las gotas que va dejando la lluvia en la ventana que seguir por el camino de lágrimas que era el librito en cuestión. Una pesadilla. Llena de ovejas, encima.

  • Metafísica de los tubos, Amélie Nothomb. Nothomb, tiene usted un problema. Le recomiendo que se tome un año sabático y se vaya por ahí a tratar de que le ocurran cosas extrañas (puede probar a desnudarse en público o a subir a una montaña) porque la ficción raya lo absurdo. Se encuentra en el punto exacto en el que uno se hace la pregunta: ¿Pero qué leches se ha tomado para escribir esto? ¿Y quién ha decidido publicárselo? Es un consejo de amiga. Sobre todo porque todos los lectores se acabarán dando cuenta, antes o después, que usted no es la que era. No viva de sus recuerdos. Cree unos nuevos.

Decepciones propiamente dichas:

  •  El gran Gatsby, F.S. Fitzgerald. Un libro famosisímo, que muchos lectores mencionan como su favorito, ¿cómo podía no encantarme? Y es cierto que el estilo del autor es una delicia, tiene fragmentos muy buenos, pero no me ha llegado. No es un libro del que diría hay que leerlo. Esperaba más.
  • Metamaus. Art Spiegelman. Aunque tiene información muy entretenida, se quiere explotar la gallina de los huevos de oro que fue Maus. Cogedlo prestado de la biblioteca, pero no lo compréis. Esto mismo le ocurre a El secreto del mal, de Roberto Bolaño.

Y vosotros, ¿abandonáis libros? ¿Cuáles habéis dejado a medias este año? ¿Os ha decepcionado algún libro?

Namaste.

Autor, Literatura

La reina en el palacio de las corrientes de aire, Stieg Larsson

Hace ya mucho tiempo leí Los hombres que no amaban a las mujeres, la famosa novela de Stieg Larsson que iniciaba la trilogía Millenium (de la que, por cierto, se dice que se publicará un cuarto libro dentro de poco). En su día me gustó y me pareció entretenido, así que, quizá motivada por ese recuerdo decidí que este año cerraría la trilogía con La reina en el palacio de las corrientes de aire.

Sinceramente, no sé si he sido yo la que he cambiado por el paso del tiempo, si es que mis gustos se han decantado por otros derroteros o si, simplemente, mi memoria sobrevaloró mi propia opinión. No lo sé. Lo que sí que tengo claro es que mi opinión de esta novela nada tiene que ver con la opinión de la primera de la saga que leí (o de la segunda, ya puestos).

El inicio de la historia continua con el final de la segunda parte, en un punto interesante en el que uno de los protagonistas se encuentra muy cerca de la muerte. A partir de ahí se inicia la búsqueda de la verdad por parte de ese periodista tan simpático e inaguantable que es Blomkvist‎. Una trama tan interesante y tan lenta que estuve a poco de dejarla. Una delicia, vamos.

Y es que me ha parecido muy larga, lenta y densa, una de esas novelas a las que le sobran muchísimas páginas, donde abundan los detalles que no aportan nada. El estilo del autor es pesado, aburrido y plano, pero al mismo tiempo es simplista, repetitivo y lleno de personajes arquetípicos, unos éticamente irreprochables y los otros oscuros mafiosos llenos de turbios secretos.

Un libro que no recomendaría por nada del mundo, con el que me he aburrido muchísimo, y que acabé leyendo transversalmente. ¿Me hago mayor? Puede ser.

FICHA:

Te gustará si te gustó

Pros

  • Al menos no lo compré cuando tuve ocasión.

Contras

  • Estilo simplista, trama lenta, personajes arquetípicos.

  • El final es previsible.

 Namaste.

Autor, Collins, Literatura

En llamas, Suzanne Collins

 En llamas es la segunda parte de Los juegos del hambre, trilogía que se completa con Sinsajo.

La situación se plantea poco después de los sucesos que tienen lugar en Los juegos del hambre: una vez ganados los juegos, Katniss regresa al hogar. Sin embargo, y aunque parece que todo ha terminado, el Capitol tiene una sorpresa para ella: los Quarter Quell, básicamente el mismo planteamiento de Los juegos del hambre pero con los ganadores de los últimos años como participantes.

Además, Panem está llena de revueltas generadas por la rebeldía de Katniss. Una trama que la autora podía haber explotado más profundamente pero que se queda en una mera oda a la protagonista, que parece no saber de qué va la vaina y que desespera al personal. A mí la primera.

El inicio de En llamas me ha resultado mucho más lento que el de su predecesora, ya que pierde el empaque que poseía la primera parte de la trilogía, provocado además porque la autora deja para el final la lucha entre los ganadores, la parte más entretenida de la novela. Como si de George R.R. Martin se tratara, el final se resuelve demasiado rápidamente, al salto de mata.

Si Los juegos del hambre hablaban de supervivencia, de amor por el hogar y de infelicidad, En llamas se centra demasiado en el romance, en la duda sistemática de una adolescente egoísta que duda de todo y no sabe nada. Una cansina de tomo y lomo, que no se cree nada de lo que le dicen y que se pasa el día dudando de ella misma. Vamos, como una Harry Potter femenina.

En definitiva, una novela entretenida pero que podía haber dado mucho más de sí por el tema que trata. Mi impresión es que Collins no le ha sabido sacar el jugo que tiene la trama y se ha centrado en otros temas mucho más comerciales. Así que hay que huir del apelativo de “utópico” que le han dado muchos medios por ahí. Es un best-seller. Una historia con la que pasar el rato, nada más.

Recomendable para todos aquéllos que se quedaron con curiosidad por ver qué ocurriría después. Para utopías, ya tenemos otras, y muy buenas.

FICHA:

Te gustará si te gustó

Pros

  • El planteamiento es interesante.

  • Entretiene, al menos un rato. Leedla en inglés. Se os quitará la impresión de que habéis perdido el tiempo.

Contras

  • Personajes que no evolucionan. Más planos que Holanda.

  • Mucha paja.

 Namaste.

Autor, Fitzgerald, Literatura

Inocencia, Penelope Fitzgerald

Inocencia es la última novela publicada por la Editorial Impedimenta de Penelope Fitzgerald, autora de La librería y de la deslumbrante El inicio de la primavera. Cómo no iba a sentirme atraída por ella. Cómo no iba a volver a su prosa.

Mientras leía el libro se me venía a la mente una comparación: Penelope Fitzgerald es como la seda, el preciado material con el que confeccionar un vestido elegante y con perfecta caída, un vestido propio de una dama británica: adecuado y envidiado, que ajusta como si estuviera hecho a medida, y por supuesto, con el cuidado artesanal de todos los detalles: los colores y el estampado, el escote y la largura. En definitiva, el vestido que el resto de mujeres miraríamos con envidia.

Pero es que además la seda no solamente sirve para embellecer, sino que es uno de los materiales más resistentes que se conocen. Sujeta, agarra y es firme, tanto que se utiliza para cuerdas y materiales útiles, de esos que se llevan al espacio.

A pesar de su aparente delicadeza la seda no es lo que parece. Y eso mismo ocurre con esta autora: parece delicada, elegante y superficial, pero va mucho más allá.

Se esconde detrás de historias aparentemente sencillas, como esta, en la que la trama gira entorno a una familia y al amor que se profesan Chiara Ridolfi y el Doctor Rossi. Una familia de antigua nobleza que ha caído en decadencia se une a un prometedor médico. Si no miramos más allá, Inocencia trata de una historia de amor.

Sin embargo, la sensación es que esa historia es lo de menos. Resulta algo meramente anecdótico con lo que situar la trama, porque la verdadera importancia subyace detrás. ¿Y cuál es? El paso del tiempo, algo que incluso deja entrever por la longitud de las dos partes del texto. El cambio humano según el paso del tiempo: las esperanzas e ideas juveniles y la confrontación con la edad adulta, esa realidad que nada tiene que ver con lo idealizado. Fitzgerald no se queda ahí: también aborda la decepción, el cambio de valoración (y en ocasiones sobrevaloración) de nuestra opinión sobre las personas. Por ejemplo, encontrar a alguien que consideramos lúcido e ingenioso pero que apenas un tiempo después nos parece de trato simple y aburrido.

Y es que en esta historia, cada personaje representa un problema, como el Doctor Rossi, que nos plantea su relación con la familia: la huida y el rechazo de cada idea familiar y su sustitución por algo diametralmente opuesto sin tener claro si esa situación es la que realmente se quería o si tan sólo resulta el antónimo de la voluntad familiar, con el añadido del miedo a decepcionar por no cumplir las expectativas.

La autora es, sorprendentemente, una gran conocedora de la sociedad italiana, tanto, que en ocasiones me vi comprobando el título para cerciorarme de que no se trata de ninguna escritora procedente de la Toscana. Paradójicamente, a sus compatriotas los presenta reducidos a un absurdo, ejemplificador de su carácter británico, como se aprecia en la siguiente cita:

¡Oh, querida niña! Ya me han dado la extraordinaria noticia. Créeme queno hay nada en el mundo como el primer hijo: estoy segura de que siempre es así… incluso en los países latinos.

El conjunto es, en apariencia una novela costumbrista, con personajes muy definidos, lleno de dobles interpretaciones. Mi personaje favorito es, sin duda, Cesare. Un hombre que se esconde, considerado loco en su propia familia, quizá por la soledad que le envuelve o quizá por dedicarse a temas prácticos y mundanos. Y sin embargo, detrás de su fachada de ermitaño es el más cuerdo, el más lógico, el antagonista del Doctor Rossi, el que parece cuerdo, el que parece racional. Basta con echarse la fama y esperar.

Una novela como la vida misma. “Tangible”, dice la sinopsis, y es cierto: es visual y palpable: absurda en ocasiones y demasiado real en otras, capaz de reflejar los sentimientos humanos de un modo muy potente, con diálogos redondos y descripciones equilibradas, elegante y evocador, cómico y absurdo. Como la vida. Como la seda.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • El universo que crea la autora.
  • Diálogos elegantes y personajes redondos.
Contras
  • El inicio puede parecer un poco confuso hasta que nos situamos.
  • ¿Quién tiene la inocencia entonces, Chiara o el lector?

Namaste.

IMM

IMM (27)

Regreso para mostraros mis últimas adquisiciones. Teniendo en cuenta mi propósito de no comprar ningún libro, son muchos más de los que quisiera, pero en fin, la carne es débil y no me he podido resistir.

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  • La casa de hojas, Mark Z. Daniewski. El libro del que todo el mundo está hablando. Con una edición alucinante, es uno de esos libros que hay que tener en la estantería. Lo cierto es que no lo conocía, pero en cuanto vi una fotografía de su interior supe que tenía que comprarlo, y que no podía esperar. Y eso que barato, lo que se dice barato, no es. Estoy deseando empezarlo.
  • The bluest eye, Toni Morrison. A pesar de que la autora fue ganadora del Nobel de Literatura, ni si quiera me sonaba su nombre. Ni que decir tiene que tampoco la novela, así que lo compré un poco por casualidad. Se trata de una novela que se centra en la historia de una familia en Estados Unidos: pobreza, racismo y mucha tristeza. Estoy ahora mismo con él. Es cortito y no creo que me dure mucho.
  • El tango de la guardia vieja, Arturo Pérez-Reverte. Préstamo de mi madre. El penúltimo libro del cartaginés, al que tengo bastante apartado pero que me gustaría leer. Mi idea original era leerlo enseguida pero entre unas cosas y otras ahí sigue.

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  • Ha vuelto, Timur Vermes. Uno de esos libros que compras por la portada, del que lees la sinopsis y te hace gracia, pero que no estaba en mi libreta. Me decantó el hecho de recordar que Mientras leo hizo una reseña positiva de él. Al final acabó cayendo en mi carrito. Qué le vamos a hacer.
  • Terapia, David Lodge. En este caso, libro anotado y deseado desde que lo recomendara Joaquín Berges. Tengo curiosidad por saber cuál es su estilo y si cumplirá mis altas expectativas.
  • El rayo que nos parta, Jesús Artacho. Conjunto de relatos de Bartleby, el bloguero amigo que anda por estos lares y que de vez en cuando se convierte en un topo-escritor y se saca relatos de la manga.

Y vosotros, ¿habéis leído alguno de estos libros? ¿Sucumbís fácilmente a las compras de libros?

 Namaste.

Autor, Literatura, Marías

Tu rostro mañana (I): Fiebre y Lanza, Javier Marías

Javier Marías, un autor al que regresar siempre. Porque cuando lees Mañana en la batalla piensa en mí, o Los enamoramientos sabes que es este, Tu rostro mañana, su título más famoso, es el que hay que leer, al que hay que llegar. Un libro que adquirí hace ya bastante tiempo en una edición de Alfaguara donde viene recogida la trilogía completa.

Un propósito: leer Fiebre y lanza (la primera parte de la trilogía) en este año 2013.

La idea general que me trasladaban todos, y que yo tenía interiorizada de fábrica era la de Ten paciencia. Es un libro denso. Cuál fue mi sorpresa cuando al empezar el libro la impresión general que me dio era que parecía liviano, resultando ameno y entretenido. Las páginas pasaban raudas y veloces, y tenía que comprobar de vez en cuando que sí, que se trataba Tu rostro mañana y el autor era Javier Marías. Sí, era el libro denso del que todo el mundo me avisaba.

Como siempre, la trama es lo de menos. Eso ya lo sabemos cuando leemos a Marías. Esta en concreto nos ofrece como protagonista a un español en Londres (cómo no), un profesor universitario (cómo no again) que nos desvela parte de su intimidad, de un lado, reflejada en su vida familiar que deja atrás, y de otro, su parte intelectual, su frecuente reflexión sobre temas variados con sus colegas ingleses.

Pero es además un libro que embauca y que analiza, y que al tiempo envuelve y arropa. Como una manta en invierno, da calidez pero también enfoca, arroja luz sobre diversos temas: sobre la soledad y la comunicación, sobre nuestros miedos; en general, sobre el ser humano. Como muestra os dejo dos citas:

Necio en sentido estricto: ignorante y que no sabe lo que podía o debía saber, es decir, que ignora a conciencia y con voluntad de ignorar.

 Hay personas que simplemente resultan ser imposibles, y lo único sabio es apartarse de ellas y mantenerlas lejos, y no existir para ellas.

 

La narración recuerda en muchas ocasiones a lo que plantea en el libro: una conversación, quizá con otra persona o quizá con uno mismo, pero una conversación en la que se empieza un tema y se van derivando otros que atraen nuestra atención, un elenco de hilos que salen de la madeja de la conversación cómoda, del tiempo dedicado a ella, de esa preciosa sensación de saber con qué tema se empieza a hablar y desconocer con cuál se acaba.

Y para redondear la jugada, los giros con el inglés, los paralelismos entre las lenguas y las diferencias entre ambas. No me refiero solamente a aquél viejo truco de los juegos de palabras, sino a por qué utilizamos una palabra y no otra, y los matices de cada sinónimo y de cada adjetivo.

Recuerdo que este mismo autor analizaba una frase en uno de sus libros. Una frase que utilizamos a menudo pero de la que nunca me había parado a pensar. Es Me voy a ir yendo. Marías se sorprendía por la utilización del verbo ir en tres conjugaciones distintas. Y en los matices de ir añadiendo cada uno de ellos, de esa graduación entre:

  Me voy <<<<<<< Me voy a ir <<<<<<<<  Me voy a ir yendo.

Esto y mucho más ofrece la novela que os traigo hoy. Y eso es Marías, un interesantísimo autor con el que disfrutar y paladear cada uno de sus párrafos, que pone mucho cuidado en cada una de sus palabras, midiéndolas y reflexionándolas, algo que parecía olvidado en este mundo de mensajes por dispositivos tecnológicos, en este mundo en el que se abusa de las palabras coloquiales, en el que pocos se preocupan por cómo decir las cosas.

Para terminar, Marías acaba la novela derivando el tema al espionaje, una parte que se me ha hecho, esta vez sí, más densa. Pero que por contra me ha influenciado para comenzar a leer Homenaje a Cataluña, de Orwell. Qué mayor alegría que empezar un libro porque otro te ha llevado hasta él.

En definitiva, leer a Marías es un placer. El placer de ir comprobando cómo juega con las palabras, envolviendo las ideas y creando sensaciones. Lo hace porque sabe, porque entiende. Qué leches, porque puede. Alardea. Y señores míos, en un mundo en el que la mayoría literaria parece venida desde la misma fábrica de China, esto es genialidad pura.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • El modo en el que utiliza el lenguaje.
Contras
  • El final se me ha hecho un poco más pesado.

    No sé si fue una buena idea comprar esta edición. Pesa demasiado.

 Namaste.

Autor, Literatura

Elías y los ladrones de magia, Cristina Monteoliva

Hoy os traigo la reseña de un libro especial. Un libro de una amiga virtual (aunque ya no tan virtual) que se zambulló en la publicación de su novela a través del crowdfunding. Como no podía ser de otra manera, participé como mecenas contribuyendo económicamente al proyecto. Desde ese momento se siembra en el mecenas la semilla de saber que se trata de un libro diferente, al que uno se siente ligado, del que conoce su inicio y con el que comparte su desarrollo.

Elías y Pelusa
Elías y Pelusa

Elías y los ladrones de magia tiene como protagonista a un niño de 13 años, un chaval solitario al que le gusta leer. Durante una excursión, el autobús en el que viajan se avería. Mientras se soluciona el imprevisto Elías se aleja un poco del vehículo y conoce a Percival, un pez que le narrará su extraña vida. A partir de aquí nuestro protagonista entrará de lleno en una historia de magia, misterio y muchas sorpresas.

A pesar de conocer la sinopsis y sabiendo sobre qué trataba el libro (o quizá precisamente por eso), el inicio me pareció imprevisible. No lo vi venir. Si al principio empezamos a conocer mínimamente a Elías, de repente otro personaje irrumpe captando toda nuestra atención, narrando en primera persona una potente historia del siglo XIX con un aventurero inglés como protagonista, llena de misterios y de lugares lejanos que visitar.

De vuelta al presente Elías tiene que hacer frente a su nueva situación: cuidar de un pez mágico mientras trata de desentrañar los embrollos que va encontrando en el camino. Un camino que discurre por las calles de Granada, ciudad romántica y llena de sus propias leyendas y legados, embriagada por una belleza extraordinaria y con el emblemático monumento de la Alhambra como mudo testigo de los acontecimientos.

La historia me ha trasladado a mi infancia, a aquél sentimiento que creía perdido de volverse niño en las páginas de un libro; de ser parte de una aventura, amiga del protagonista y de sufrir su destino. Es curioso cómo el libro traslada la ternura e ingenuidad de la infancia, la amistad incondicional, la honestidad y, al mismo tiempo, la generosidad propia de los niños que, sin dudarlo, ofrecen su tiempo y su ayuda a cualquiera que lo necesite. Pero además Elías y los ladrones de magia trasmite un amor incondicional por los animales y por la ciudad andalusí, por cada una de sus calles y sus rincones.

Cristina Monteoliva ha sabido plasmar un ambiente rico en matices y temas a través del equilibrio entre diálogos y descripciones, con una trama que da cabida al amor y la aventura, a la amistad y el compañerismo; pero también a los miedos y las soledades. Una trama tupida, con varios hilos argumentales, que conforman un todo compacto, con historias paralelas pero relacionadas entre sí.

Una historia que nos invita a soñar, y que en ocasiones acabamos diciéndonos lo mismo que se dice Diana, la hermana de Elías:

Tal vez debería pellizcarme el brazo, como Elías, para comprobar que de verdad no es un sueño

Te deseo mucha suerte en tu andadura, Cristina. Te la mereces.

Namaste.