Literatura

Virginia Woolf, Gazier/ Ciccolini

La editorial Impedimenta se estrena con el cómic con este título: Virginia Woolf , una biografía visual de la autora inglesa, desde su más tierna infancia hasta su suicidio.

Pudiera parecer que plantear la cuestión a través de imágenes es cuestión sencilla, pero nada más lejos de la realidad. Probablemente los aspectos destacados de la fisonomía de Virginia, así como la de su familia, sea algo sencillo: en una sola viñeta sabemos cómo era una persona, esos rasgos definitorios que en una novela alcanzaríamos tras una larga descripción. Sin embargo, plasmar cada uno de los sentimientos e inquietudes que le acompañaron a lo largo de su vida es cuestión bien distinta. ¿Cómo dibujar un sentimiento? ¿Cómo plasmar la zozobra, la soledad?

Pues bien, para ello los colores son la clave. En detrimento del exceso de bocadillos, las páginas se llenan de paisajes y de escalas cromáticas que designan el momento vital de la autora. Basta con solo echarle una ojeada: si los primeros años están llenos de colores vivos y radiantes, de sol y de felicidad, posteriormente vemos una profusión de los colores ocres, para finalizar con los grises, esas nebulosas que nos acercan al final de una vida trágica.

Virginia Woolf fue una artista empedernida, obsesionada en seguir escribiendo, en publicar, en expresar sus sentimientos a través de las palabras. Pero fue también una persona frágil y enferma, triste y sola. Marcada desde muy joven por la muerte de sus seres queridos, veía su vida como una carrera de obstáculos en la que su vía de escape era la escritura. Todo esto y mucho más lo podemos encontrar en “Virginia Woolf”, la delicadeza, la tristeza y la duda, pero al mismo tiempo la pasión por la literatura y la amistad.

Virginia Woolf es un verdadero canto a la vida. Pero además, una forma de acercarnos a una autora para muchos (como para mí) desconocida, y para conocer al escritor que está al otro lado, la relación entre su vida y su obra. Un cómic muy recomendable que se termina antes de que nos demos cuenta.

FICHA:

 

Te gustará si te gustó
Pros
  • Adentrarse en la vida de la autora.
  • El uso del color en el cómic.
Contras
  • Para lo corto que es, se hace demasiado caro.

 

Namaste.

Autor, Berges, Literatura

Un estado del malestar, Joaquín Berges

Un estado de malestar es la última novela de Joaquín Berges, autor de Vive como puedas, la primera que leí del autor.

El planteamiento es, a fin de cuentas, similar al de la novela anterior, esto es, un personaje principal que aunque posee todas las cualidades para ser feliz no lo es tal y trata de huir de su mundo con objeto de encontrar un motivo por el que continuar.

Ricardo Marco es un padre de familia, trabajador en una gran empresa textil, con dos hijos y una mujer, un trabajo estable y bien pagado. Su aparente estabilidad se rompe cuando en la empresa marcadora de tendencias absurdas (como los jeggins) deciden comunicarle su prejubilación. Ricardo ve así el abismo: horas y horas de ocio por rellenar. Para más inri, su moderna mujer trata de presionarle para que adquieran una nueva casa en uno de esos lugares de lujo alejados del centro de la ciudad donde viven.
Es entonces cuando Ricardo se rebela de la normalidad establecida, a partir de un cambio de actividad algo… surrealista (su amistad con varios personajes del mercadillo cercano a su oficina) pero que después fluye a través de un sinfín de diálogos entretenidos y muy rápidos, que podrían parecer simples pero que consiguen una cruel profundidad sin pedanterías.

Me ha gustado más que Vive como puedas porque la veo más compacta, con menos altibajos, mejor hecha, como si se hubieran suprimido capítulos redundantes o como si se hubieran tratado de equilibrar cada uno de los argumentos para que todo resultara igual de potente. Porque a fin de cuentas, tenemos varios hilos: su relación con su mujer y sus hijos, los nuevos amigos y algún que otro nuevo enemigo, el choque entre el pasado y el presente, entre lo que se debe y lo que se quiere hacer.

Así, inevitablemente el lector se pone fácilmente en el lugar del protagonista, al cuestionarse cosas que vemos normales pero que, si las analizamos fríamente resultan absurdas de todo punto, propias de una sociedad que consideramos más avanzada pero que siguen siendo estúpidas, la rigidez de un sistema en el que sólo servimos para producir y consumir, la pérdida de todos esos aspectos que nos acercan a nuestra naturaleza de animales, de seres que necesitan algo más que horarios y sistemas, que procedimientos y reglas.

Pero es que además, Berges vuelve a demostrar que es un autor inteligente, que entretiene con una chispa propia, con su natural ingenio, como nos demuestra aquí:

Inspiro y espiro profundamente, me relajo sobre la cama, cuento ovejas, muchas ovejas, pero al llegar a la tres mil mi mente está más despierta que antes, seguramente porque si tienes tantas ovejas eres ya un ganadero de cierto peso y tienes que empezar a preocuparte por el precio del pienso y el importe de las ayudas comunitarias. Cometo un grave error: miro el reloj. Cualquiera que padezca insomnio sabe que nunca hay que mirar la hora que es. Vuelvo a tumbarme y trato de asirme a algo candencioso, un sonido que guarde una pauta y acune mi sueño. Eso me relajará. No tardo en encontrarlo. Es un rugido vibrante y velar, seguido de un soplo de aire de timbre agudo. Es como el sonido de las olas del mar. Son los ronquidos de Juanmi.

Este estilo me gusta, me entretiene y me hace reír mientras dice verdades como puños y frases sarcásticas a cada rato. Quizá sus novelas mantengan esta línea, con una trama similar, pero tengo claro que es algo que me gusta. Ese algo familiar al que uno quiere volver, esa risa preparada ante una novela ligera que sienta muy bien en un calor infernal o ante momentos sin pausa. Y esa familiaridad es la típica que poseen los autores a los que volvemos de vez en cuando, no sé si sabéis a qué me refiero: la familiaridad de saber que cada otoño leemos a Auster, que en primavera llega un nuevo libro de Murakami o esperar a la publicación del próximo libro de Grandes. En esa lista no hay sitio para todos, pero desde mi desencuentro con Auster creo que hay de sobra para Berges.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • El ingenio y el estilo del autor.
  • Entretiene y divierte.
Contras
  • El inicio, que puede parecer forzado.
  • La portada, que no me gusta.

De nuevo, gracias a la Editorial Tusquets por enviármelo a casa.

Namaste.

IMM

IMM (25)

Tras un parón en el que no he parado de leer pero en el que me ha faltado mucho tiempo, regreso para enseñarlos los nuevos libros que desde hace unos meses se han sumado a mis estanterías. Son los siguientes:

Foto 1

  • Un estado del malestar, Joaquín Berges. Tras leer Vive como puedas, me apetecía leer una novela fresca y aprovechar para regresar al estilo del autor. Cortesía de la editorial Tusquets.
  • El secreto del mal, Roberto Bolaño. Uno de los últimos libros publicados por Anagrama, del que no tenía referencias y que adquirí simplemente por el nombre del autor. (Inserte sonido de bocina AQUÍ).

Foto 2

  • Middlesex, Jeffrey Eugenides. A raíz de la publicación de su último libro, no paraba de ver el nombre del autor por todos los sitios. Finalmente, @gancedo me animó a hacerme con él y aproveché la Feria del Libro de Madrid (sí, en mayo) para comprarlo. Mejor en compacto, claro.
  • Una oración por Katerina Horovitzová. En este caso, la recomendación vino de la mano de Carol. Tenía muchas ganas de hacerme con él (eso sí, intenté no mirar ningún otro libro de Impedimenta, que nos conocemos), por las opiniones y por lo preciosa de la portada.

Foto 3

  • 1280 almas, Jim Thompson. Novela negra, influenciada, claro está por Aramys, el maestro samurái de estas lides. Tras una conversación por twitter, me quedé con ganas de volver a leer al autor que tanto me había gustado con El criminal. 12 euros, para que luego digan que los libros son caros.
  • La hierba roja, Boris Vian. Tranquilo todo el mundo. Sí, sí lo he leído. Pero lo tuve que devolver a la biblioteca, y tenía muchas ganas de que este título, que tanto ha significado para mí, formara parte de mi pequeña biblioteca personal. Y por supuesto de releerlo, claro está.

Mientras tanto, a pesar del mes de agosto, seguimos leyendo. Jean Valjean, ya queda menos.

Namaste.

Autor, Literatura

El gran Gatsby, F. Scott Fitzgerald

El gran Gatbsy era uno de esos libros que se mantienen en la estantería meses. Y años. Intenté leerlo una vez que me sentía animada, pero lo dejé tras la primera página. Tras ver anunciada la versión cinematográfica y debido a mi aversión a enterarme de cualquier cosa que tuviera que ver con la narración, decidí leerlo.

El gran Gatbsy es uno de esos libros que todo el mundo recomienda. Que se sitúa como uno de los indispensables de la literatura norteamericana.

Si contara la trama de la novela podría terminar la reseña en dos líneas. Básicamente es una historia de amor, salpicada por elementos de misterio e intriga (quién y qué hace el enigmático Gastby), con muchas infidelidades y un gran punto de cinismo. Una novela inteligente, que nos deja frases como las que siguen:

It was nine o´clock-almost inmediately afterward I looked at my watch and found it was ten

O esta:

I´m glad it´s a girl. And I hope she´ll be a fool – that´s the best thing can be in this world, a beautiful litlle fool.

Con un inicio fuerte y potente, se pasan volando las primeras páginas. Así, el lector quiere seguir leyendo, conociendo la verdad de ese extraño vecino que hace fiestas llenas de gente al otro lado de la verja del jardín.

Posteriormente, la historia se ralentiza, ganan fuerza los diálogos, los personajes aparecen y desaparecen. Al final, de nuevo, la acción se precipita y todo ocurre en unas pocas páginas.

Sin embargo, a pesar de lo anterior, no me ha parecido esa obra magna de la literatura. Quizá es que me había hecho una idea equivocada de la novela, que tuviera una expectativa muy alta o que esperaba otra cosa, pero lo cierto es que me ha parecido una historia entretenida y sencilla, con ingenio pero para nada brillante. La sensación es, directamente, agria. Como si la novela prometiera más de lo que después acaba ofreciendo, porque nada es realmente tan brillante o tan interesante como se plantea inicialmente, o porque me parece exagerada la clasificación de esta novela como una de las joyas del siglo XX.

¡Otra vez me pasa como con El guardián entre el centeno! ¡La misma sensación! ¡Esa sensación de que no podía ser este libro del que todo el mundo habla maravillas, como si se hubieran equivocado en mi edición! ¡Esa duda conmigo misma por si me había perdido algo mientras lo leía! ¡No, no y no!

¿Que es un libro interesante? Sí. ¿Que tiene ingenio? Vale. Pero de ahí a ensalzar la historia de amor o el estilo de Fitzgerald en sí, como que no.

Esperaba más. Esperaba algo diferente: una trama compleja, o un estilo muy diferente al común (me viene ahora mismo a la mente Nabokov aunque su Lolita no me encantara), y sin embargo se queda en agua de borrajas. Una historia sencilla, con cuatro personajes bien construídos y con un estilo lineal, trabajado pero a fin de cuentas, sencillo, como el de los demás. Mediocre, si queréis. Para mí, indiferente.

En este caso, al contrario de Metafísica de los tubos, sí que recordaré este libro. Como una decepción, como algo que han vendido como oro y no pasa de cobre.

Al final de todo esto me entra una duda: si no tendría que alejarme de la “gran novela norteamericana”. Pero después pienso en Faulkner y se me pasa.

FICHA:

Te gustará si te gustó
  • El guardíán entre el centeno, Salinger.
Pros
  • El inicio.
  • Las múltiples frases que indican la inteligencia del autor.
Contras
  • Esperaba más.
  • El final me ha parecido precipitado.

Namaste.