Autor, Ginzburg, Literatura

Léxico familiar, Natalia Ginzburg

Tras leer Las pequeñas virtudes, tenía una idea bastante clara de lo que me esperaba al volver a leer a Natalia Ginzburg, y debía ser este título, que coincide siendo el más mencionado por los lectores.

Lexico-familiarSin embargo esa idea que tenía en mente distaba bastante de lo que finalmente me acabé encontrando. (Por supuesto, culpa mía por no leer la sinopsis). Mientras que Las pequeñas virtudes es un libro de reflexión y opinión cercano al ensayo, en Léxico familiar nos encontramos con un libro autobiográfico que incluye un recorrido por las historias que le ocurrieron a su familia, así que como podréis imaginar, el tono, la temática y el estilo del libro los hace muy diferentes.

La historia de una familia italiana bien conectada con artistas, políticos, intelectuales y personajes de todo tiempo en la mitad del siglo XX. Como podéis imaginar la llegada del fascismo supondrá un cambio en sus rutinas, pero además abrirá paso a una guerra que les tocará emigrar, sufrir y por la que muchos de ellos pasarán por la cárcel como parte de la resistencia intelectual italiana. Sus cambios, sus relaciones y los omnipresentes padres que se mantienen testigos de la vida de sus hijos son

Lo cierto es que lo que narra y cómo lo narra me ha recordado a la tetralogía de Elena Ferrante, Dos amigas. No sé si esto es más bien por el carácter italiano (dado que la acción de la historia de Ferrante ocurre en un momento temporal posterior), o ha sido simplemente que mi cabeza ha asociado dos historias diferentes de las que he sacado un hilo o un tono similar.

Quizá por eso me he llevado una decepción, porque esperaba la mirada analítica de una Ginzburg que disecciona la realidad me parece interesante y atrayente, que une diversos temas pero me he acabo encontrando una biografía familiar muy novelesca.

Creo que lo habría disfrutado más si me hubiera acercado a él sabiendo qué me podía encontrar (lo sé, el fallo es mío por no leer la sinopsis), y así habría escogido mejor el momento de la lectura… me quedo con una sensación agridulce.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • La interesante vida de la familia Ginzburg.
Contras
  • Esperaba otro tipo de historia, me ha interesado menos que Las pequeñas virtudes.

Namaste.

 

Aniversario, Literatura

10 años por aquí

10 años.

Lo pienso y me da un poco de vértigo. ¿Ya han pasado diez años de aquél día en el que tuve la idea feliz de empezar con un blog? ¿De aquélla tarde en la que me decidí a darle al publicar una entrada poco menos que vergonzosa?

El año pasado recordaba todas aquéllas cosas que han cambiado todo este tiempo. Sin embargo hay muchas cosas que se mantienen o que van a más, y es que se hayan pasado rápido estos 10 años o no, esta década (¡madre mía), sigo aquí.

Sigo sonriendo cuando alguien me dice que ha leído un libro porque yo se lo recomendé, cuando alguien comenta que le ha gustado la reseña que he publicado, cuando lee ese libro porque se fía de mí. Soy feliz cuando me regalan un libro, aunque sea porque me he pasado de lista y se trate de un tochazo de 1200 páginas que me borre la cara de sobrada que tenía, pongamos en mitad de una rotonda de un polígono. Me encanta abrir el buzón y encontrarme un libro. Disfruto cada vez más en presentaciones, coloquios, charlas y en mi querida Feria del Libro de Madrid. No puedo evitar curiosear los estantes ajenos, mirar de reojo los títulos de los estantes, hacer zoom en la foto que alguien publica en Instagram para ver qué libros hay. Me he acostumbrado a acercarme a cualquier librería  que me queda cerca para ver qué hay de nuevo. Acostumbro a incluir una visita a las librerías de los lugares a los que viajo, son mis particulares recuerdos del viaje. Disfruto pensando con antelación en el libro que voy a leer después, el proceso de revisar los que tengo pendientes en busca de la temática o el autor perfecto para empezar cuando haya terminado el que tengo a medias.

Aunque el mayor placer, el que disfruto más, es despertarme y saber que tengo el día por delante para leer, que puedo despertar a Pelusa y acercarme con ella a desayunar con mi libro, o si ya no es hora del desayuno, a leer tranquilamente en un parque. El placer de decirte a ti mismo «hasta que acabe el capítulo y me voy», «hasta y media que tengo que hacer cosas», y saltártelo y seguir leyendo.

Me sigue gustando leer, cada vez más. Me sigue gustando escribir. Escribir me obliga a ver las cosas desde otra perspectiva, a analizar y repasar lo que he leído, a tomar notas y apuntar fragmentos, a intentar expresarme lo mejor que sé cuando publico. Me gusta como el primer día pensar qué voy a contaros cuando publique la reseña, pensar qué contenido os puede gustar en el blog. Me sigue gustando darle al botón de publicar, leer vuestros comentarios y anotar nuevos títulos que me recomendáis.

No me olvido de daros las gracias, a vosotros, lectores, por seguir ahí, por leerme, por animarme a seguir en determinados momentos en los que he pensado que el blog había llegado a su fin. A todos vosotros simplemente GRACIAS.

Han pasado 10 años, ¿me acompañáis alguno más?

Namaste.

Autor, Literatura, Lodge

Terapia, David Lodge

Me recomendaron este título hace mucho tiempo, lo anoté en mi libreta y lo compré un tiempo después pero aunque lleva mucho en mis estantes no me animé a leerlo hasta hace poco.

Terapia.jpgEl protagonista de Terapia es un exitoso guionista de televisión con una apacible vida, está felizmente casado y tiene una amante platónica. Su rutina sigue un curso armónico hasta que empieza a sufrir unos inexplicables dolores de rodilla que le acaban haciendo ver la vida de una forma muy diversa a cuestionarse su situación.

Por un lado, y como ya adelanta el título, Lawrence comienza a asistir a una variedad estrambótica de terapias, en busca de sentirse mejor consigo mismo pero también, en medio de su crisis de mediana edad se embarcará en un viaje tanto terrenal como espiritual que le acabará trayendo a España en búsqueda de respuestas.

Yo me había llevado Posesión, de A. S. Byatt (…). Podías adivinar qué clase de gente eran los otros huéspedes que se alojaban en el hotel por lo que leían: Danielle Steel y Jeffrey Archer, y la prensa sensacionalista británica, que había llegado a media mañana.

Página 205

Terapia es un libro humorístico, que enfoca las situaciones del protagonista desde un punto cómico y absurdo. Aunque obviamente tiene sus puntos, el humor es algo tan subjetivo que según el lector algo puede ser muy entretenido y gracioso y para otro un sinfín de intento fallido de chistes simples y burdos que lo más que no consiguen su cometido.

La sensación perenne que he tenido es que no ha envejecido bien, por ejemplo, se detiene mucho en explicar qué es el camino de Santiago. Obviamente para un londinense que lo leyera en 1995 sería un tema muy desconocido, extraño y nuevo pero 20 años después para una española suena un poco ridículo.

Además, parte de la historia se me ha hecho lenta y pesada, e inevitablemente mi visión de la novela era cada vez más negativa, más crítica hasta llegar a la conclusión de que no me estaba interesando nada.

Lodge es uno de los autores que siempre veía en los estantes pero que no sabía clasificar, con el que me quería estrenar (aunque si os soy sincera a veces he llegado a pensar de que me estaba confundiendo con Julian Barnes: ¿por que ambos son británicos? Quién sabe). Pero en fin, después de leer Terapia no creo que me vaya a acercar a ninguno de sus libros.

Quizá la duda sea si determinados libros tienen fecha de caducidad y si los efectos que provocan son más fuertes en el momento de publicación. En mi opinión, sí. Algunos libros, y quizá ocurra más con los de humor, tienen una vida más corta que los libros que tratan otros temas.

 

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • Algunos puntos del humor sátiro y absurdo.
Contras
  • Ha envejecido mal (¿soy yo o los libros de humor envejecen antes?)

Namaste.

 

Autor, Literatura, Smiley

La edad del desconsuelo, Jane Smiley

Quise leer este libro desde que llegué por casualidad a toparme con este fragmento en las redes sociales:

Tengo treinta y cinco años y creo que he alcanzado la edad del desconsuelo. Otros llegan antes. Casi nadie llega mucho después. No creo que sea por los años en sí, ni por la desintegración del cuerpo. La mayoría de nuestros cuerpos están mejor cuidados y más atractivos que nunca. Es por lo que sabemos, ahora que – a nuestro pesar- hemos dejado de pensar en ello. No es sólo que sepamos que el amor se acaba, que nos roban a los hijos, que nuestros padres mueren sintiendo que sus vidas no han valido la pena. No es sólo eso, a estas alturas tenemos muchos amigos y conocidos que han muerto; todos en cualquier caso, tendremos que enfrentarnos a ello, antes o después. Es más bien que las barreras entre nuestras propias circunstancias y las del resto del mundo se han derrumbado a pesar de todo, a pesar de toda la educación recibida. (…) Tengo entendido que después se llega a la edad de la esperanza o, al menos, de la resignación. Pero sospecho que para eso tiene que pasar bastante tiempo.

Páginas 44-45

La-edad-del-desconsueloTratar de describir La edad del desconsuelo es una tarea complicada. Sabemos de lo que trata, sí, todo eso lo podemos leer en la sinopsis, conocemos la parte objetiva: que el peso de la trama lo llevan los adultos de una familia de cinco, dentistas, que tienen una vida feliz y estable. Sin embargo un día en un trayecto habitual en coche se escucha la siguiente frase:

– Nunca más volveré a ser feliz

Página 25

Pronunciada por Dana, la esposa, consigue que Dave se replantee su matrimonio, si acaso va a perderlo, y comienza a acosarle el convencimiento de que su relación está llegando al final.

Y a partir de este momento vamos descubriendo lo que hay debajo, la subjetividad de las emociones que consigue trasladar al lector, la sensación perenne de que poco importa lo que pase realmente (¿se ha enamorado Dana de otro?) sino esa sensación que sobrevuela de vacío y vértigo que precede a la edad del desconsuelo.

Smiley despliega y reflexiona para que pensemos qué nos hace ser quién somos, para reflexionar de los actos, sensaciones y situaciones que han conseguido que fuéramos la persona que hoy somos y no otra.

Para ello la autora construye dos personajes potentes, bien formados e imprevisibles pero absolutamente creíbles y cercanos, y lo que más me ha sorprendido, la historia tiene una cadencia, un ritmo que pareciera desacompasado pero que consigue el efecto de inestabilidad que sienten ellos, y además potencia un ritmo diferente al que estamos acostumbrados en este tipo de novelas.

La edad del desconsuelo evita prestar atención a la evolución del matrimonio, o al drama de la situación, para centrarse en la oquedad que se forma tras el inicio del huracán, deteniéndose, analizándola y señalándola. Es un libro corto, que deja al lector mirando la pared fijamente, releyendo determinadas frases, y pensando cómo se pudo crear la grieta entre los dos personajes principales. Por si fuera poco consigue condensarlo todo en poco más de cien páginas.

Son pocas las historias que uno termine y tenga ganas de volver a empezar, si eso define a un buen libro, entonces este claramente lo es.

Gracias a los amigos de Sexto Piso por el envío.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • La cadencia que al principio parece extraña y a contrapié pero después resulta un recurso perfecto.
  • Sensación etérea pero a la vez cercana en toda su lectura.
Contras
  • La tipografía de la efe provoca que cuando va seguida de i la vocal no lleve punto y eso es algo que me estúpidamente me disturba.

Namaste.

 

IMM, Literatura

IMM (60)

Os dejo por aquí las últimas incorporaciones a mis estantes correspondientes al mes de abril, mes en el que coinciden mi cumpleaños y el Día del Libro:

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  • El don de las piedras, Jim Crace. Leí Cosecha hace tiempo, y los amigos de Hoja de Lata me han enviado este ejemplar del último libro del inglés que han publicado. ¡Gracias chicos!
  • Emma, Jane Austen (edición de Austral Singular). Me gusta mucho esta edición, y estoy por un lado, haciéndome con la colección y por otro poniéndome al día con los clásicos. Son muuuuchas las cuentas pendientes, tantas que me estoy planteando hacerme un súper listado… este de Austen es uno de ellos.
  • El amor en los tiempos del cólera, Gabriel García Márquez. La fantástica edición que estoy releyendo de Cien años de soledad (que ando leyendo a trompicones quiénsabeporqué) tiene un compañero, este otra novela del colombiano, que también he leído pero que quería incorporar a mis estantes. Uno de esos libros que no pasan de moda y que necesitamos tener en la estantería. Todo un acierto. Tanto este como Emma regalos de R. ¡Gracias!
  • Herido leve, Eloy Tizón. Una autobiografía intelectual, dice la editorial Páginas de Espuma en su página web. Un autor hablando de libros, digo yo. Temática que nunca se agota y que me atrae cada vez más. A Tizón no lo he leído, sólo sé que Jesús tiene un buen concepto de él. El título en sí lo conocía de pasada, fue el buen hacer de Niebla Espesa y de Esther de Moito Conto las que lo hicieron llegar a sus manos. Qué importante es tener a mano un buen librero. ¡Muchas gracias!

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  • La edad del desconsuelo, Jane Smiley. Un libro que me dio curiosidad desde que lo vi por redes sociales y que ya he leído. Ahora sólo me queda intentar explicar algo de su lectura. Envío de los amigos de Sexto Piso.
  • Mejor la ausencia, Edurne Portela. Había dejado pasar este título, y en general a la autora una y otra vez, hasta que vi un comentario elogioso de alguien de quien me fío y de repente me encontraba a Portela en todas partes. Después alguien mi dealer literario me comentó que había una historia que narraba la historia de Patria desde otro lado, pensé que podría ser este. No me equivocaba.
  • Lincoln en el Bardo, George Saunders. Un libro que vi muchísimo hace unos meses por redes sociales, pero que intenté quitarme de la cabeza para no saturar mis lecturas actuaVes de novedades. Se ha incorporado en modo de préstamo al igual que el de Portela, ¡gracias Pedro!
  • Los que duermen, Juan Gómez Bárcena. Tras alucinar con Kanada sabía que iba a estar atenta a lo que publicara este autor. Sigo en las mismas, todavía no tengo muy claro qué escribe este autor…  Envío de Sexto Piso.

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  • Voces humanas, Penelope Fitzgerald. El último libro de la autora que publica, como todos los demás, Impedimenta, es uno de esos títulos que sé que necesito en cuanto me entero de su publicación (¡gracias por el chivatazo, Atram!)
  • La hija de la española, Karina Sainz Borgo. Una historia que inicialmente no me atraía nada pero que con el paso de los días me ha ido entrando la curiosidad. Quizá el tema, quizá la culpa es de Martín, quién sabe. Estos dos últimos han sido mis compras en Día del Libro.

Y vosotros, ¿habéis leído alguno de estos libros? ¿Por cuál creéis que debería empezar?

Namaste.