¿Y ellos qué opinan?, Literatura

Y ellos, ¿qué opinan? (XXVI): Jesús Carrasco

fotonoticia_20160304174110_800Jesús Carrasco (Badajoz, 1972): Licenciado en Educación Física, Carrasco es una rara avis literaria. Su primera novela, Intemperie, fue publicada en 2013 y supuso un rotundo éxito llegándose a vender los derechos de su publicación fuera de España incluso antes de publicarse en su país natal. Además, cosechó un extenso catálogo de premios y un elevado número de ejemplares vendidos. La tierra que pisamos (2016) es su segunda novela.

1.- ¿Cuál es el último libro que has leído?

Estrómboli, Jon Bilbao.

BINGO. Si tuviera que mencionar un libro que llevaba haciéndome ojitos desde su publicación sería justo éste. Por su preciosa portada, por cada uno de los elogios y críticas entusiastas que se ha llevado por el camino. Precisamente, como le comenté a Carrasco en cuanto lo citó, lo tenía en mi lista para llevármelo en la Feria del Libro.

2.- Un libro que nos recomiendas.

Rabos de lagartija, de Juan Marsé.

Últimamente no paro de encontrarme a Marsé por muchos sitios, o quizá es que me atención se centra más cuando veo que a mi alrededor hay lectores leyendo sus novelas… el caso es que nunca he leído al autor… ¡a la lista de pendientes!

3.- Un autor por el que sientas fijación.

J. M. Coetzee.

Premio Nobel de Literatura en 2003, el sudafricano es uno de los grandes de la literatura contemporánea. Sólo he leído Desgracia pero con ella queda claro el tipo de autor que es Coetzee, de esos que te agarran el estómago y lo estrujan. Me toca seguir conociendo su obra…

 

Y vosotros, ¿coincidís con Jesús Carrasco? ¿Habéis leído Estrómboli? ¿Conocéis a Juan Marsé? ¿Por dónde empiezo a leer? ¿Qué os parece Coetzee? ¿Os tiró de las vísceras igual que hizo conmigo?

Buen fin de semana.

Namaste.

Autor, Lampedusa, Literatura

El Gatopardo, Lampedusa

Corría 2011 cuando compré este ejemplar que hoy (por fin) he leído. Releo mi comentario de aquélla ocasión y me sorprendo al comprobar que un señor en la librería me dijo que lo comprara. Parece ser que fue eso lo que decantó mi compra. No suena demasiado a mí, la verdad, pero tendré que creérmelo porque no me acuerdo de aquella anécdota.

El-gatopardoLo que sí recuerdo, entre otras cosas porque lo tengo delante, es de la edición de Edhasa que me llevé a casa, que hace juego con mi libro de cuentos de Edgar Allan Poe. Hay que ser un poco presumido y saber que los libros sí decoran. ¡Si no de qué ibamos a ponerlos con el canto para afuera, leche!

El Gatopardo llevaba más o menos cinco años lanzándome miradas asesinas. Es uno de esos libros que llevo tiempo queriendo leer, un clásico que siempre aparece en la lista de los libros que uno ha de leer, que además no es demasiado largo como para posponer su lectura.

Este verano me puse manos a la obra. Lampedusa narra la vida del príncipe de Salina, el Gatopardo, en la época del desembarco de Garibaldi en Marsala. Un tipo con una personalidad muy fuerte que da como para montarle un libro del tipo El hombre sin atributos, de Musil,  de esos de 3000 páginas.

La novela se podría encuadrar como novela histórica, teniendo en cuenta que el autor la terminó de escribir en 1956. Sin diálogos, con una ambientación genial y unos personajes muy bien formados, Lampedusa crea un mundo precioso en el que todo es tan maravilloso que acabamos viendo demasiada purpurina y un olor a nuevo que tira para atrás.

Desde la primera línea se notan ambas cosas: que el autor controla perfectamente las palabras y el arte de colocar cada cosa en su lugar, pero también un recuerdo a algo que ya conocemos. Necesité dos páginas más para decir en voz alta la palabra que me vino a la mente: Stendhal.

A partir de ahí el decorado comienza a hacer aguas, porque comparas y el pobre Lampedusa sale perdiendo. La sensación de que leer al tiempo La cartuja de Parma no le hacía justicia a El Gatopardo, la conciencia de que si no estuviera leyéndolos a ambos a la vez me gustaría más la novela de Lampedusa… pero las cosas son así y Fabrizio está en mis lecturas diarias, así que mi hundimiento en el fango comenzó cuanto más leía a ambos.

Y así, me fui dando cuenta de que a pesar de que Lampedusa hace todo bien: narrar, describir, crear, jugar con la acción, formar personalidades… la novela quedaba desmerecida por su falta de alma, por la sensación perenne de tratarse de un decorado, de una situación falsa a la que le vemos la etiqueta y al apuntador desde la primera fila. Es injusto que comparemos, pero nadie ha dicho que la vida ha de ser justa. Comparar con Stendhal, un autor que transmite emoción, que nos hace levantarnos del sofá, agarrarnos a las páginas y gritar, no es plato de buen gusto para nadie, y más y resulta que comparas y Lampedusa sale perdiendo con su fórmula científica que parece una buena imitación pero que no llega a levantarnos ningún tipo de pasión.

Como decía Kafka, Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros. En mi caso, El Gatopardo no ha sido ese tipo de libro. Quién sabe si vosotros opinaréis lo mismo que el señor de la librería. Tendréis que comprobarlo para saberlo.

FICHA:

Te gustará si te gustó

  • Los miserables, Víctor Hugo.

Pros

  • La ambientación histórica de la época.

  • El estilo casi científico del autor.

Contras

  • Sensación de repetir algo que hemos leído con más garra y alma.

Namaste.

Autor, Literatura, Stegner

En lugar seguro, Wallace Stegner

Mi propósito de leer sólo lo que tengo en casa se va materializando poco a poco por medio de no pisar una biblioteca y tratar de evitar las librerías. Así que habida cuenta de que he comenzado libros largos y densos con los que avanzo poco a poco, en un momento determinado decidí empezar con una novela más corta, un ejemplar de esos que llevan mucho tiempo en el estante. Concretamente desde 2012 cuando os hablé de él aquí.

En-lugar-seguroStegner es uno de esos autores que la mayoría pone por las nubes. No sé quién fue la primera persona que me habló de él, pero en mi agenda figura el nombre de Isi así que le voy a dar ese crédito (aunque bien es cierto que con Ángulo de reposo). Hace poco me enteré que precisamente con ese título ganó el Premio Pulitzer, cualquier cosa, vamos.

En lugar seguro nos presenta la amistad de dos parejas durante la época de la Gran Depresión. Desde la primera página nos materializamos en el momento de su reencuentro, cuando ya se encuentran en el ocaso de sus vidas y reflexionan sobre su amistad. Así, Stegner nos presenta a los personajes en el presente para después ir añadiendo saltos temporales con los que conoceremos los momentos determinantes de su relación.

El lector se presenta como un invitado que desconoce quién es quién, alguien que se sienta en la mesa y no se entera bien de cada una de las referencias que surgen en las conversaciones, pero que poco a poco podrá ir rellenando los huecos a medida que avanzamos en su lectura.

Sabemos desde el primer capítulo que el tiempo ha pasado y la relación tal y como la conocían está próxima a su fin. Es interesante destacar el papel del narrador, uno de los cuatro protagonistas, que se desdobla en narrador omnisciente para contarnos anécdotas en las que no se encontraba presente, además de rememorar sus encuentros y su vida comunes, la de dos parejas: una del Este y de clase alta, otra del Oeste y de clase media, sus problemas y sus intereses. Las dudas respecto a la profesión y al dinero, a la proyección laboral, la enfermedad, el amor y los hijos, el paso del tiempo y la transformación de su amistad que iniciaron de jóvenes. Muchos son los temas que surgen en la vida de los cuatro personajes principales: los anhelos frustrados, el paso del tiempo, la influencia de la pareja sobre las decisiones vitales de la persona, las dudas y las incertidumbres…

Decía por Instagram que se distingue un autor mediocre de uno bueno en la cantidad de cosas subrayables, y justo éste es el caso de Stegner: el poder de mantener un párrafo destacable detrás de otro, hasta plagar un par de páginas. Os dejo un fragmento:

El paraíso. Con su serpiente, por supuesto. Ningún paraíso es tal sin su serpiente. No era una serpiente grande, nada muy alarmante. Pero la descubrimos, nos dimos cuenta de que había estado allí todo el tiempo, de que cuando habíamos pensado sólo en el viento en la hierba, o el roce de una hoja seca, lo que sonaba era esa cosa deslizándose discretamente fuera de nuestra vista. E incluso, cuando comprendimos lo que era, tampoco nos pareció peligrosa. Sólo hizo que mirásemos bien antes de sentarnos.

Las vidas humanas raramente se conforman a las convenciones de la ficción. Chéjov dice que cuando sentimos mayores tentaciones de mentir es en los inicios y en los finales de las historias. Sé lo que quiere decir, y estoy de acuerdo. Pero hay veces que también nos sentimos tentados a mentir en otras partes. Y es probable que yo me sienta tentado justamente aquí. Es un punto crucial para sembrar pistas y colocar indicios, el momento crucial para ocultar detrás del piano o en la librería las revelaciones que más adelante descubriré triunfalmente para regocijada satisfacción del lector. Si es drama lo que busco.

El drama requiere una inversión de las expectativas, pero de manera tal que la primera sorpresa vaya seguida de un inmediato reconocimiento de la inevitabilidad. Y la inevitabilidad exige prender con gran atención los alfileres.

Páginas 192-193.

Stegner es uno de esos autores con los que te tienes que quitar el sombrero. El modo de hilar las tramas, cómo va añadiendo temas y como a partir de una historia relativamente sencilla de amistad consigue describir toda la historia de una vida compleja, cercana, como si fuera la que nos narra nuestro vecino de arriba.

Me fascina pensar que esto que parece fácil, que todos hemos vivido: el paso del tiempo, la amistad, los recuerdos… si es tan fácil ¿por qué no todo el mundo lo hace tan bien como él? Precisamente por eso: porque no es tan fácil como puede parecer. A fin de cuentas, nos pueden engañar si nos narran algo sobre ciencia-ficción, utopías o mundos fantasiosos. Siempre podrá ser una licencia del autor, una creación ex profeso de un aspecto de sus seres imaginados. Pero en esto no. Si nos hablan del amor de la familia enseguida vemos el cartón piedra porque eso lo hemos vivido. Y no es fácil narrarlo sin caer en la cursilería o en la fría ciencia de la descripción.

Así que me río yo de los que creen que hacer lo que hace Stegner es sencillo.

FICHA:

Te gustará si te gustó

Pros

  •  Casi todo es subrayable.
  • El modo de contar los temas y de hilarlos entre sí.

Contras

  • El inicio, hasta que conocemos cada personaje, puede despistar un poco.

Namaste.