IMM

IMM (26)

Llevo un tiempo en el que me he concienciado en comprar lo menos posible. Como os pasa a muchos de vosotros, voy acumulando libros que después no me da tiempo a leer, así que estoy intentando disminuir el número de compras y en su lugar ir leyendo los libros que tengo en la estantería desde hace mucho tiempo. Vamos, que como cualquier propósito que se precie, no lo consigo cumplir del todo pero al menos lo intento.

Los libros que os quería enseñar hoy son los siguientes (pinchar para agrandar):

IMM octubre 2013 (1)
Libros, libros. Fotografía cortesía de @castillodnaipes
  • Elías y los ladrones de magia, Cristina Monteoliva. La primera novela de esta amiga virtual que salió a la luz a través de un crowfunding. Participé como mecenas, y he visto gestar esta novela, parirla y comenzar a expandirse. Es una experiencia que emociona mucho, al final te sientes parte del proyecto. La historia de Elías está, además, llena de magia y de ternura de la que os hablaré más adelante. Más información, aquí.

Los tres siguientes son prestados, en concreto:

  • Karl y Anna, Leonhard Frank: una nouvelle cortita, que se lee del tirón en una tarde, con una historia muy triste. Mi estreno con la editorial Errata Naturae.

De los dos primeros poco os puedo contar, porque no he leído la contraportada. Los tres vienen avalados por Pedro (quien me recomendó en su día El pentateuco de Isaac, de Angel Wagenstein), así que simplemente han pasado a mi lista de libros pendientes.

Los dos siguientes son cortesía de la Editorial Impedimenta:

  • Inocencia, Penelope Fitzgerald. Tras leer La librería y sobre todo el aplastante El inicio de la primavera, la autora forma parte de esos autores base a los que siempre me gusta volver, que nos atrapan con su magia al escribir. Si además viene acompañado de una edición tan bonita como la de Impedimenta, no podía resultarme indiferente.
  • Piscina Molitor, la vida swing de Boris Vian. Cailleaux/ Bourhis. Siguiendo la estela de otras biografías de autores famosos, y tras Virginia Woolf, El chico amarillo de Impedimenta nos ofrece adentrarnos en la vida del autor francés. Nada más enterarme de que la editorial iba a publicar este libro ya lo incluí en mi lista de deseos. Lo poco que sabía de su vida ya daba para mucho, y ahora lo vemos reflejados a través de viñetas.

Y vosotros, ¿habéis leído alguno de estos libros? ¿Conocéis la editorial Errata Naturae? ¿Qué os parecen los cómics sobre la biografía de escritores?

Namaste.

Autor, Goldman, Literatura

La princesa prometida, William Goldman

La princesa prometida es una de esas historias de las que todo el mundo conoce el argumento. Convertida, además, en película de culto, es perfecta para una de estas tardes de otoño en los que aparece la lluvia.

Sin embargo, hasta hace poco sólo tenía fijadas en mi memoria algunas partes de la historia, así que, alentada por los numerosos comentarios positivos tanto de la película como de la novela, me animé a comprarla. Ya que estaba, opté por la versión original, y además tuve la suerte de encontrar la edición del 25 aniversario.

La trama la conocéis de sobra: una historia de aventura, con caballeros y luchas por recuperar el honor, de venganza y, cómo no, de amor. El tipo de trama no presenta nada nuevo, sin embargo, Goldman consigue darle una vuelta al género, a la historia clásica de caballeros y princesas, y lo hace con humor, con un toque de sarcasmo que invita a seguir leyendo, con un tipo de escritura muy ameno, donde inevitablemente se le coge cariño a cada uno de los personajes (excepto a Buttercup, no me digáis). Sin esa chispa, sin esa distinción que le va aportando a cada uno de sus diálogos y de las situaciones absurdas que van ocurriendo, La princesa prometida sería un libro más, otro de tantos. Y sin embargo, esa irreverencia es la que ha conseguido que todo el mundo recuerde frases tan memorables como la de Iñigo Montoya o pasajes tan amenos como los duelos entre el extraño grupo de tres y el misterioso caballero enmascarado.

De hecho, Goldman escoge un libro que ya existía y lo adapta a la actualidad (la historia completa la cuenta Isi aquí). Con lo que a pesar de estar llena de personajes arquetípicos, el resultado es una novela llena de absurdos y situaciones divertidas, pero en la que se sigue apreciando desde donde parte: la novela de caballeros clásica.

En conjunto el resultado es muy ameno, una trama muy fácil de seguir y de continuar de un tirón, diálogos disparatados y recursos recurrentes que, aunque basados en la repetición, consiguen el efecto deseado: la reducción al absurdo.

El país de Florin estaba situado entre Suecia y Alemania. (Aunque esta historia fue anterior a Europa).

En cuanto a la película, y aunque no soy muy partícipe de adaptar cualquier libro a la gran pantalla, el resultado es satisfactorio y entretenido. Como siempre, os recomiendo primero leer el libro.

La verdad es que esperaba que me gustara, pero quizá no tanto. Parece que estamos acostumbrados a la habitual diferencia entretenimiento vs buen estilo, y con este título el autor demuestra que no tienen por qué estar reñidas ambas cosas, que se puede ser original y ameno sin olvidarse del modo de escribir. Una historia para releer, pero también para prestar con los ojos cerrados.

FICHA:

Te gustará si te gustó

  • La versión cinematográfica.

Pros

  • La historia se hace muy amena, tanto que se puede leer del tirón.

  • El estilo del autor calza a la perfección la trama. La portada.

Contras

  • En ocasiones los comentarios de la edición especial me ralentizaban la lectura.

Namaste.

Autor, Literatura, Lustig

Una oración por Kateřina Horovitzová de Arnošt Lustig

Como tantas otras veces, este libro pasó a mi lista del Plan Infinito cuando lo vi reseñando en el blog de Carol. Me ganó su descripción, su preciosa portada y la historia, enmarcada en la época de la Segunda Guerra Mundial.

 

Uno podría pensar que no queda mucho que contar en relación a este período de la historia y el sufrimiento humano patente en esta época. Podríamos caer en la tentación de asumir que ya está todo escrito, que esta novela de menos de doscientas páginas no puede aportar nada nuevo a un tema manido y repetitivo.

Y sin embargo, es posible. Difícil, pero posible. Complicado porque siempre lo es cuando el lector ya conoce el período histórico, sabe qué pasó, cómo y dónde (aunque nunca jamás por qué), cuando ha leído e indagado, cuando no es una historia nueva, cuando la historia no sorprende: sabemos qué hay más allá de la alambrada, qué hay en los trenes de mercancías o qué esconde ese horno que no para de echar humo. Con este tema al autor no le vale recurrir a la lágrima fácil. Porque ya sabemos mucho.

A pesar de que Lustig corre con desventaja, lo consigue. Nos sitúa con un grupo de hombres acaudalados que serán intercambiados por soldados alemanes. Con ellos y con Katerina, la dulce joven que sueña con ser bailarina, y que se encuentra desubicada con este grupo de señores, pero con los que, sin embargo, comparte situación.

El autor nos sitúa en la época y la situación y lo deja fluir: no da muchos detalles, no describe en demasía, sólo deja al lector mirar y entender los diálogos para que sea suficiente. Porque eso es lo verdaderamente importante: que nosotros, desde este lado, tenemos más información que los protagonistas de la historia. Somos testigos silenciosos de lo que va a ocurrir, sabemos, o más bien, tememos, lo que va a pasar a continuación. Lo que son las cosas, podría parecer previsible, dado que lo es, podría resultar aburrido, ya que cuenta algo que de una manera u otra, conocemos. Pero a pesar de todo, uno no puede evitar esa angustia, esa congoja que se aloja en el estómago mientras seguimos con la lectura, un temor que se convierte en miedo, una angustia plagada de conmiseración, de pena.

Me he sorprendido a mí misma con un nudo en el estómago, provocado por los silencios de Lustig. Digo silencios porque aquí es más importante lo que no se cuenta que lo que sí, lo que se omite que la información que aporta.

Es un libro triste, sí, pero sobre todo resulta un libro que parece un mazazo, uno directo a nuestras entrañas.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • Lo importante que es manejar el silencio y cómo lo articula el autor. Las sensaciones que desprende su lectura.
  • La edición y su preciosa portada.
Contras
  • Esa congoja. Que no se quita del todo ni cuando ya has terminado la lectura.

Namaste.

Autor, Doig, Literatura

Verano en English Creek, Ivan Doig

Si tuviera que telegrafiar esta novela, me saldría algo como esto:

Montana. Paisaje. Familia McCaskill. Vaca. Monte. Paisaje. El padre es guarda forestal. Oveja. Paisaje. Cotilleo misterioso. Oveja. El hijo se enfada con el padre. Oveja. Paisaje. El hijo se va de casa. Paisaje. Oveja. El otro hermano está triste. Oveja. Paisaje. Comienza el verano. Paisaje. Oveja. Excursión. Miedo del niño porque conoce a un tipo con mala pinta. Oveja. Rodeo. Oveja. Baile. Construcción de una letrina. Oveja. Bosque. Conversación sobre ovejas. Colina. Oveja. Incendio. Paisaje a punto de arder. Una línea de tensión. Oveja que pasaba por ahí. Fiesta para todos. Paisaje. Fin.


Bueno, pero como no cobran las palabras, voy a situaros un poco más.

Doig nos lleva de nuevo a Montana, al interior de un estado dedicado a la agricultura, donde vive una familia, los McCaskill.

A priori, las similitudes con Una temporada para silbar son obvias: tanto el lugar, como el grupo familiar, como muchos temas humildes tratados (cómo conseguir trabajo, cómo ahorrar dinero), todas esas preocupaciones que tenemos la gente normal y corriente.

Entonces, ¿cuál es la diferencia? Pues una que parece pequeña: un personaje. Un solo personaje que en la otra novela es un niño aquí es un adolescente. Esa ternura, esa inocencia, ese punto de vista que sólo puede aportar un niño, de la que parte aquélla historia, que le da consistencia a los acontecimientos. Ese punto de unión.

Y sin embargo tenemos esta novela, una historia que se me ha hecho lenta, muy lenta, aburrida, repetitiva, y pesada, sin apenas trama, con abundantes descripciones y con poca miga, provinciana y simplista, que no lleva a ninguna parte y donde no pasa nada.

Porque esa es la verdad: no pasa nada, no hay trama. Lo poco que hay es un recuerdo, algo que en cualquier otra historia sería un detalle, una anécdota que contar en un diálogo cualquiera. Aquí, sin embargo, se estira y se estira, se embadurna con misterio y miedo, se agranda y se vuelve a estirar, creando un monstruo, uno grande: el de las expectativas. Porque sí, señores, no hay peor enemigo de un libro que el de la expectación. Esperamos y esperamos, seguimos avanzando y no pasan más que ovejas y paisajes. Seguimos esperando y vemos que quedan pocas páginas, y al final cuando leemos ese secreto familiar no es más que una burda estupidez, un rumor de patio de vecinas, un detalle insignificante, y NO PUEDE SER QUE LLEVEMOS ESPERANDO 500 PÁGINAS PARA ESTO. Pero eso sucede. Porque después el libro se acaba.

Quizá no se note, porque sé disimular muy bien, pero estoy cabreada. Cansada. Me cabreo cuando veo que pierdo el tiempo leyendo un libro, y este ha sido el caso. Porque en otros casos, cuando no ocurre nada (o bien ocurre poco) me gusta el estilo, me gusta cómo me lleva y me trae el autor. Eso no ocurre aquí porque el estilo de Doig no es especialmente diferente al de muchos otros autores. Pero aquí tenemos simplemente a un señor al que le gusta su tierra, y que pretende enseñarnos cada puto arbusto y cada puta oveja de toda Montana.

A mí me la han colado. Espero que a vosotros no.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • Los arbustos y los matojos. Y las ovejas.
Contras
  • O estilo o trama. Si la opción no es la primera, ha de pasar algo. No me gustan las historias en las que no ocurre nada, y el estilo de Doig no compensa pasar por ello.
Otras opiniones
  • Isi, a la que le ha gustado mucho (no es de fiar, no le gustó Cien años de soledad) 😉

Namaste.