Actualidad, Literaria

Feliz Día del Libro

Leer, parafraseando a un autor, es un acto íntimo, de relación entre el lector y la historia. Pero también según la situación del lector. Y es que no somos los mismos lectores cuando leemos por primera vez que cuando releemos, del mismo modo que no somos la misma persona hoy que hace 10 años.

Leer, añado yo, es un acto tan íntimo que al igual que un viaje recordamos la historia como parte de nuestra memoria y recuerdos. Por eso, igual que en mi memoria recuerdo Lisboa con luz y calor y toneladas de hachís, recuerdo Grazalema lluviosa y Ciudad Real con mosquitos. Esa fuerza es el poder evocador de un libro, la asombrosa capacidad de trasladarnos al momento en el que leíamos una historia.

Tan es así, que en mi memoria veo el primer libro que cogí de una biblioteca, cuando aún no sabía leer. Un libro con ruedas y forma de automóvil, al que yo hacía rodar por encima de una mesa. Recuerdo la omnipresente presencia de mi hermana, que me llevaba en sus visitas a la biblioteca, de aquéllos peldaños de piedra que me parecían enormes, del aire que se respiraba allí.

Me viene a la cabeza la imagen de la pequeña y febril Laura que trataba de leer Gallinas supergallinas, un libro de gallinas revolucionarias que me pareció absurdo entonces y que siguió pareciéndome absurdo cuando fui capaz de terminarlo una vez superada la fiebre.

Posteriormente me veo con doce años, esquelética y con ortodoncia, preguntándole a mi madre si podía gastarme mi asignación semanal en libros. Mi universo se revolucionó, como comenta Atram, cuando empecé a pararme en la sección de libros de unos grandes almacenes cada vez que asistía al dentista. Esperaba con inesperada ilusión las citas al dentista, pues sabía que después aprovecharíamos para hacer la compra. Y así iba palpando cada libro, ahorrando cada peseta para ir gastándome las 495 pesetas en los ejemplares de la colección de Agatha Christie.

Después, el inevitable paso de libros de infantil a adultos. La sensación de ir a ciegas, de que hubiera muchas opciones y no saber qué escoger. De nuevo, la guía de mi hermana indicándome por dónde tirar. Los regalos de mis padres, libros en Navidad, en el cumpleaños, libros en verano. Siempre libros.

Recuerdo tener un examen de literatura y no poderlo estudiar porque necesitaba terminar el libro del Capitán Alatriste que entonces tenía entre manos.

También que mi primer libro normal en inglés fue Animal Farm, la fantástica novela de Orwell, que me dejó obnubilada y que he releído varias veces.

Ya en la época universitaria, recuerdo en qué línea de metro me encontraba cuando terminé las líneas de La hierba roja, de Boris Vian, mientras trataba de aguantar las lágrimas que se me escapaban.

Veo, como si estuviera en ella, el tipo de silla en el que estaba sentada mientras leía el inicio de El ruido y la furia de Faulkner, o la habitación de hotel mientras terminaba Fin de Monteagudo. La lluvia en el cristal del coche mientras leía a Modiano o el calor de Toledo al terminar Del amor y otros demonios, de García Márquez.

Eso es leer. Leer no es una afición, no es una actividad que hacemos dos días por semana o quince días en agosto. Algunos lectores no leemos para entretenernos. Leemos porque no entendemos la vida sin un libro en la mano. Porque forma parte de nuestra esencia, de lo que somos como personas. Leer no es una moda. Es una forma de vida.

Sigamos leyendo.

Feliz Día del Libro.

Namaste.

Autor, Cercas, Literatura

El impostor, Javier Cercas

Conocí este libro, el último de Javier Cercas, gracias al programa Página 2. Reconozco que no veo demasiado el programa porque me genera unas enormes ganas de comprar todo lo que comentan, lo cual produce estragos en mi economía.

Total, además de verlo en televisión, durante un tiempo asistimos a una programada campaña de márketing en la que El impostor se presentaba como la historia definitiva, una de las que había que leer el año pasado. Por entonces, decidí comprarlo.

Os ofrezco, en exclusiva, la receta del éxito de El impostor. Los ingredientes son los siguientes:

  1. Citar a los grandes de la literatura, en particular Faulkner, por ejemplo: el pasado no pasa nunca, es sólo una parte del presente. Primo Levi también sirve.

  2. Referencias a historias de no ficción famosas en la literatura: A sangre fría de Truman Capote es una buena opción.

  3. Obligatorio mencionar El Quijote. Si hay una comparación con el protagonista, mejor que mejor. Todo el mundo sabe que si algo se puede comparar al Quijote es bueno. Si no, es que no has buscado demasiado, porque la clave es la siguiente: TODO SE PUEDE COMPARAR CON EL QUIJOTE.

  4. Recalcar el aspecto de no ficción de la historia. Incluir, si es necesario, comentarios sobre esposas, hijos y situaciones domésticas.

  5. Repetir, repetir y repetir los puntos 1, 2 y 3. Para que todo quede bien clarito.

  6. Para desdecirse lo expuesto en el punto 4, añadir una conversación imaginaria que tira por tierra lo de no ficción.

  7. Perdonar, SÍ, olvidar, NO. Como mantra.

Comenzamos explicando la intrahistoria: explicando bien por qué no se quiere contar lo que se va a contar. Añadir la bibliografía del autor si es necesario. Que el lector sepa que está leyendo a uno de los grandes. Para reforzar esta imagen, añadir párrafos de 1.

El-impostor-selloDespués, contar, como si de una biografía cualquiera se tratara, los orígenes de Enric Marco, el protagonista de la historia. Un señor que fue capaz de hacerse pasar por superviviente del Holocausto hasta que 40 años después se le desenmascara. A partir de aquí, añadimos los ingredientes 1, 2 y 3 para posteriormente seguir con el 5 y el 4.

Añadimos saltos temporales, podemos empezar con su nacimiento pero rápidamente nos movemos a otros frentes, añadir una pizca de 1, 5 y 7. Salpimentar con 4.

Cuando lo tenemos todo bien mezclando, añadimos el toque final: 6. Servir con 1, 3 y 5, al gusto.

En definitiva, ¿qué es El impostor? Una historia de no ficción fragmentada, repetitiva, soporífera y absolutamente prescindible. Una buena historia real que se podría haber contado en cien páginas, que peca de repetición desde la primera línea por algo que menciona Cercas: que él no pretendía escribir una novela, sino un reportaje periodístico. Así que, para aprovechar el trabajo ya hecho, seleccionó los artículos que ya tenía y los unió por medio de recursos repetitivos, citas literarias y comparaciones absurdas para conformar una especie de conglomerado que se tambalea desde el principio.

Se consigue lo imposible: aburrir a un lector que simplemente quiere conocer la historia, que no necesita saber dónde come Cercas, las crisis existenciales de su hijo o en qué piso vive. Para culminar esta desfachatez lo termina con un diálogo con el propio Marco que es imaginación del autor. En un libro del que proclama mil veces que es de NO FICCIÓN.

En mi caso, recordaré El impostor por un libro que he mascado en muchas ocasiones. Porque me han dolido los 22,50 euros que me he gastado en el libro. Porque he tenido la constante sensación de que Cercas trata al lector por tonto. Porque he invertido un tiempo que no necesitaba. Y sobre todo por rabia, porque la historia me atraía lo suficiente como para acercarme a ella, y con la mitad de la mitad ya habría colmado mi curiosidad.

En fin, sobre este libro hay comentarios de todo tipo. Os dejo la reseña de Bartleby, como positiva pero equilibrada, y la de La medicina de Tongoy, que incluye párrafos del libro.

FICHA:

Te gustará si te gustó

  • A sangre fría, Truman Capote. (¡JA!)

Pros

  • La historia de Marco, jugosa y real.

Contras

  • Repetitivo hasta la saciedad.
  • Sobran páginas. 300, más o menos.

 Namaste.

IMM, Libros, Literatura, Malpaso, Novelas

IMM (35)

Aquí os dejo las últimas adquisiciones que han llegado a mi biblioteca.

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  • Una mujer de recursos, Elisabeth Forsythe-Hailey. Envío por sorpresa de la editorial Libros del Asteroide. Presa de un prejuicio como otro cualquiera, pensé que no me iba a gustar porque las novelas epistolares no son lo mío. Me equivoqué de cabo a rabo. En breve la reseña.
  • La subasta del lote 49, Thomas Pynchon. Recomendación recurrente de blogueros, lectores y escritores. Ya me tocaba leer a Pynchon, y decidí que fuera con este titulo.
  • El levante, Mircea Cărtărescu. Como ya sabéis, soy una incondicional del autor rumano, así que no pude evitar comprarlo, y más si viene con una portada y edición tan cuidada como la de Impedimenta.
  • La inconcebible aventura del hombre que fue otro, Manou Fuentes. Envío de Malpaso. No tengo referencias de él, ¿alguno de vosotros lo ha leído?

Y vosotros, ¿habéis leído a Pynchon? ¿Qué me recomendáis de él? ¿Os gustan las novelas epistolares?

¡Felices lecturas!

Namaste,

Autor, Literatura, Mendoza

La verdad sobre el caso Savolta, Eduardo Mendoza

Volver a leer uno de esos autores que han estado ahí hace tiempo es como volver a coincidir con un amigo. Mendoza es para mí uno de esos autores que siempre están ahí, ya sea con novelas humorísticas, como Sin noticias de Gurb, con viajes extraños que no acaban de convencer como El asombroso viaje de Pomponio Flato o con otras novelas diferentes de las anteriores como Mauricio o las elecciones primarias, Mendoza forma parte de mi bagaje literario, porque es uno de los pocos que puedo decir que voy leyendo según va pasando el tiempo. Así que teniendo todo esto en cuenta, y sabiendo que @castillodnaipes me había recomendado La verdad sobre el caso Savolta en varias ocasiones, ¿cómo podía ser que no lo hubiera leído ya, teniendo en cuenta que el ejemplar rondaba mi mesilla por las noches?

la-verdad-sobre-el-caso-SaboltaDecidida por fin a enmendar mi error, compré un kilo de churros y me senté en mi butaca a comenzar con la lectura. Asombrada mientras pasaba las páginas, no podía concebir que en La verdad sobre el caso Savolta no apareciera ningún extraterrestre, ni Marta Sánchez, ni nada parecido. Al contrario, una compleja trama en la que encontramos fragmentos tan serios y musicales como el que sigue:

Ella se aproximó a mi rostro y me dio en los labios un beso de los que sólo en los sueños de los solitarios sin amor se dan y se reciben.

La verdad sobre el caso Savolta es una historia compleja, en la que hay sindicalistas, intereses económicos, personajes de doble filo, complots, asesinatos y amor. Todo mezclado en un maremágnum de saltos temporales que narra Javier Miranda desde un banquillo como testigo en un procedimiento judicial posterior.

Las piezas y los relatos que nos cuenta el narrador, van creando un hilo conductor en el que se forma una visión global de un momento en el que ocurren varias situaciones a la vez y en la que otra persona menos observadora no apreciaría la complejidad y el juego de causas-consecuencias de cada acto.

Pero además, Mendoza intercala otros temas, bien humorísticos o irónicos, otras pequeñas reflexiones y perlas que aderezan una historia muy bien contada.

– Cortabanyes es un gran hombre -dijo Lepprince en cierta ocasión-, pero tiene un grave defecto: siente ternura por sí mismo y esa ternura engendra en él un heroico pudor que le hace burlarse de todo, empezando por sí mismo. Su sentido del humor es descarnado: ahuyenta en lugar de atraer. Nunca inspirará confianza y raramente cariño. En la vida se puede ser cualquier cosa, menos un llorón.

– ¿Cómo conoce usted tan bien a Cortabanyes? -le pregunté.

– No le conozco a él, sino a su careta. La naturaleza crea infinitos tipos humanos, pero el hombre, desde su origen, sólo ha inventado media docena de caretas.

Desde mi punto de vista, es un libro al que le sobran páginas. Leí de corrido hasta prácticamente la mitad y después me aburrí, porque algunos trozos se me hicieron pesados o que poco aportaban a la historia general. Reconozco también que no ayudó que hacia la mitad del libro leyera la sinopsis y aparecieran datos que aún no conocía (¿con qué motivo incluyen en las sinopsis cosas que aún llevando la mitad el lector desconoce? ¿Cómo se explica?).

A pesar de estas pegas, es un libro entretenido, complejo, bien narrado y bien pensado. Una de esas historias de ficción que parece que ya no quedan, que no están de moda escribir porque le faltan ochocientas páginas o porque ahonda demasiado en la sociedad de la época.

FICHA:

Te gustará si te gustó

Pros

  • La compleja historia, en la que cabe el relato de la sociedad de la época y la reflexión de otros temas.

Contras

  • Hacia la mitad se hace pesado y redundante.
  • Sobran páginas.

 Namaste.