Balance de 2011

Balance de 2011 (II): lo peor

Pasamos ahora con los libros que no me han gustado. Revisando los títulos que he leído durante este año me ha sorprendido que la mayor parte de los libros me han gustado y bastante. Por eso ha sido fácil hacer esta lista, que he decidido dividirla en dos apartados:

 

 

Lo peor que he leído en 2011

 

Es decir, comparativamente los libros que no me han aportado nada, que no es que no me haya convencido la trama, sino que además me han aburrido, han sido previsibles, entre otros aspectos.

     

  • Ola de calor, Richard Castle. Ya me tenía que dar en la nariz al saber que se trataba de un libro sacado a raíz de una serie de televisión. Pero no, como me gustaba la serie probé. El libro no vale nada. Es como un capítulo pero leído se hace muy pesado. Aburre.

     

  • El ángel perdido. Javier Sierra. Como ya he comentado muchas veces por aquí, tener las expectativas demasiado altas es un problema. Sierra lo vendió tan bien que estaba segura de que me iba a gustar mucho. Batacazo. Ni engancha, ni se sostiene, ni hay intriga ni nada de nada. Llegué a saltarme párrafos por si después se animaba la cosa, pero no resultó. Si un libro que promete intriga no la tiene no puede ser sino un libro malo.

 

  • ¡Indignaos! Stéphane Hessel. El rey de la corona. El folletín del que todos hablaban, que parecía que nos hacía replantearnos nuestra existencia. Y al final leyéndolo uno se da cuenta de que Hessel no hace más que marear, arengar, contar historias repetidas, decir cosas de perogrullo. Salí muy cabreada con este libro.

 

Decepciones

 

Novelas que no llegan a ser de las peores pero que están cerca. Decepciones porque he tenido buenas experiencias con sus autores en el pasado y sin embargo ahora me han hecho dudar de mi opinión.

     

  • El cementerio de Praga, Umberto Eco. Ay amigo, ay, señor Eco, que esperaba su libro como agua de mayo y voy y me encuentro con esto, con esta patraña cortapega de otras novelas suyas. ¿No sabe que no puede hacer eso? ¿Que no puede coger los capítulos que no le sirvieron de otras novelas para ponerlos en esta? Vamos a dejar las cosas claras. Habiendo reposado su lectura y rememorando lo que me ha parecido la novela creo que Eco tenía un plazo para escribir la novela. Escribió un tercio del libro, no llegaba a tiempo y después para completar las páginas que le pedía el editor, incluyó fragmentos descartados de otras novelas suyas. Esta es mi plausible explicación. Y espero llevar razón. Porque si no, no entiendo cómo este señor, que escribía tan rebien ha podido publicar una patraña tan grande como lo es esta novela. Una ida de pinza, un desvarío de señor mayor.

     

  • El evangelio de Jesucristo. Jose Saramago. En este caso, la cosa cambia un poco. El libro del portugués es denso, pesado, arduo. Al menos tiene una trama clara, al menos se puede proseguir enterándose del asunto. Al menos. Lo cual no quita, como ya comenté en la reseña, que sea un libro demasiado complejo y que directamente sobren páginas. ¿Mereció la pena leer 300 páginas sólo por el final? Sí y no. Pues eso, que esperaba más.

 

Y vosotros, ¿qué libros no os han gustado?

 

 

Namaste.

Balance de 2011

Balance de 2011 (I): abandonos.

Como todos los finales de año, es el momento de repasar. De echar la vista atrás y pensar, cuáles han sido los mejores y los peores momentos. Así que, en lo que aquí respecta, toda revisar los libros leídos. A lo largo de esta semana podréis ver por aquí “lo más de lo más”. Lo que más me ha gustado, lo que menos, lo que más recomiendo.

Empezaremos por lo fácil.

 

Abandonos

En este apartado figuran los libros que no he conseguido terminar. Son estos:

  • Los horrores del escalpelo, Daniel Mares. Conseguí leer unas 150 páginas. La historia no pintaba mal, pero el modo de plantearlo era muy farragoso: saltos temporales, lentitud en las descripciones… eso junto con la pésima edición (aunque por fuera se apreciaba un gran cuidado, por dentro la cantidad de errores ortográficos impedía incluso la lectura). Hasta hoy pensaba que lo había reseñado en el blog, pero me acabo de dar cuenta que no. Os dejo la opinión de algunos de mis compañeros para que juzguéis por vosotros mismos. La reseña de Carol, aquí. La de Atram, pinchando aquí.

     

  • Sábado por la noche, domingo por la mañana. Allan Sillitoe. Comenté en su momentoque la entrada me parecía preciosa. Lo era.

    La preciosa portada de Impedimenta del libro de Sillitoe
    La preciosa portada de Impedimenta del libro de Sillitoe

 

El protagonista es un joven obrero que trabaja de sol a sol. Su aburrida vida la trata de endulzar los fines de semana, bebiendo alcohol sin parar en el pub de turno. En ocasiones me recordó a Germinal, por su realidad, por la forma de encarar las descripciones y lo marcado de sus personajes. El problema fue que la trama me pareció débil. No terminaba de arrancar, no pasaba nada, era un libro estanco. La casualidad quiso que Aramys anduviera leyendo el mismo libro. Le pregunté que qué le parecía. También lo dejó. Y creo que ambos a la mitad. Tengo la impresión de que fuerte de la trama venía después, pero me pudo la impaciencia y lo dejé.

 

  • La novela de Genji. Murasaki Shikibu. Ejem. Aquí está. La doy oficialmente por abandonada. Leí prácticamente la mitad de un tirón. Pero después comencé a relegarla al papel del libro secundario, y ya avancé muy poco. Cada vez que lo cogía leía menos y con menos ganas. Le he dado oportunidades, me he sentido mal conmigo misma por verla tanto tiempo en la mesilla. Pero con este párrafo me libero. Lo dejo. Auf, menos mal.

La novela de Genji es una pedazo de historia que nos traslada al Japón del siglo X. Decía Isi que era como teletransportarse y llevaba razón. No sólo por el lugar y la fecha en la que se escribió, sino por el modo que tiene Shikibu en contar la historia. Lo primero que me sorprendió fue lo fácil que se lee y lo digo porque comparado con otras novelas de esa época esta novela fluye bastante. Entonces, ¿por qué la has abandonado?, preguntaréis. Por una mezcla de motivos. Lo primero, hay una ingente cantidad de personajes. La edición de Austral tiene al inicio una relación de todos ellos que ayuda a situarse (pero si lees de más te spoilean y santaspascuas). El problema es que al tratar de compaginar esta novela con otras, se van olvidando quién es quién y eso complica continuar con la lectura. El segundo es la repetición de temas. Si tuviera que buscar un símil (aunque sea a lo bruto), diría que es como un culebrón. ¿Qué tiene un culebrón? Amores, cuernos, odios. Esas tres cosas. Pues La novela de Genji tiene tres ingredientes y se van repitiendo y repitiendo, en otras situaciones y/o circunstancias, pero los mismos temas. Tras un tiempo me di cuenta de que era una repetición de lo anterior. Los personajes iban envejeciendo pero el hilo es el mismo.

Como no quiero que penséis que no merece la pena, os dejo un par de fragmentos que me han gustado mucho:

 

Ignoro todavía tus sentimientos.

¿Cómo se puede sufrir por alguien

a quien no se conoce

ni se ha visto jamás?

O el siguiente:

 

-A merced de los vientos

nos hacemos a la mar sin saber adónde vamos.

Nuestro incierto destino

ponemos hoy en manos de las olas.

En definitiva, esta novela trata de la vida, de los cambios. Contada del modo en el que se hacían entonces las cosas: con el objeto de entretener, de leerlas frente a un público.

Como ya he comentado otras veces, cuando uno lo pasa mal con un libro es mejor dejarlo. Este lleva acosándome muchos meses en mi mesilla, mirándome de reojo. ¡Lleva tanto tiempo que le he puesto un mote a su protagonista!

 

Pensaba comentaros las antirecomendaciones. Pero me he alargado demasiado, así que eso quedará para la siguiente entrada.

 

Namaste.

Auster, Autor, Literatura

El palacio de la Luna, Paul Auster.

Hacía mucho que no volvía a leer a Paul Auster. Han pasado ya seis años desde que me quedara hipnotizada por la prosa y el uso de la trama en Leviatán, la primera novela que leí de él. Han pasado ya cinco años desde que descubriera otras de sus novelas, como La noche del oráculo y Viajes por el Scriptorium. Ha pasado un año desde que me animara a leer El país de las últimas cosas y La trilogía de Nueva York.

 

Portada de "El palacio de la Luna", Paul Auster.
Portada de "El palacio de la Luna", Paul Auster.

La casualidad quiso que varios bloggers comentaran por twitter la idea de leer un libro de Auster conjuntamente. Al final el título escogido fue El palacio de la Luna.

 

Tal y como comentaba Carol en twitter y ha reflejado en su reseña, el tipo de estilo que utiliza el autor al inicio de la novela parece sacado de una conversación con un amigo. Este tipo de narración consigue que comprendamos cada situación y decisión, además de acercarnos a la historia de un modo intimista, secreto; independientemente que usando la razón sean comportamientos despreciables.

 

Me gustó el símil de Carol porque es exactamente lo que andaba yo pensando cuando ella lo dijo en voz alta. Eso sí, yo le incluiría un detalle. Pero eso lo voy a dejar para después.

 

Empecemos ahora por la trama: El palacio de la Luna comienza presentándonos a Marco Fogg, un protagonista con nombre de viajero, unido a la luna. Él es un solitario joven que comienza a abrirse paso por la vida.

 

El potente inicio es uno de los componentes que me han reconciliado con Auster y esto se debe al uso de determinados factores entre los que destacan: el uso de la trama, el equilibrio del nudo con la profundidad de las reflexiones que nos va dejando en cada página, la rapidez con la que el lector quiere saber más o el modo en el que nos va desgranando cada situación.

 

Sin embargo, es más adelante cuando el autor cambia el tono que estaba utilizando para contarnos el trabajo que Fogg consigue, y que consiste en cuidar a un anciano. A partir de aquí se minimizan las conversaciones y se pasa a la descripción pormenorizada del trabajo del protagonista, además de que posteriormente sabremos del pasado del anciano.

 

En este punto la trama se ralentiza y se tiene la sensación de que se hace más lento, si bien todo tiene un motivo. Y es aquí cuando Auster despliega su elenco de casualidades, referencias (literarias, musicales, pictóricas) que forman un entramado sin el cual es imposible concebir este libro.

 

Pero es que además, con un golpe de frase, Auster sorprende al lector y nos cambia en un momento de situación, nos sorprende y nos vapulea con un vuelco.

 

Porque otros autores necesitarían muchos párrafos para saltar a otro tema, para iniciar otro hilo, pero Auster no. Con una simple frase cambia de asunto, nos pone patas arriba la trama que considerábamos fija, nos lleva por otro camino sin apenas darnos cuenta.

 

En definitiva, una novela con peculiares personajes, ávida de descripciones pero que no olvida los frecuentes diálogos, que encara temas muy complejos: el amor, las relaciones familiares, los miedos o el futuro, por decir algunos. Éstas son sólo algunas de las cosas que podemos encontrar en El palacio de la Luna, una gran maraña de hilos, personajes y situaciones que se relacionan muy íntimamente.

 

 

 Así que, a aquéllos que hayáis llegado a este párrafo os confesaré una cosa: sí, Auster es como es amigo con el que quedas en un bar para tomar unas cervezas. Te cuenta lo que le ha ocurrido durante el tiempo en el que no le vimos, qué ha hecho, qué ha visto y dónde ha estado.

 

Encontramos que es nuestro amigo, aquél con el que pasábamos tanto tiempo hace unos años, es fácil hablar con él, reírse, que nos entretenga lo que dice. Pero llegado un momento a lo largo de la velada, nuestro amigo nos demuestra que más que un presente es un pasado, un recuerdo de una vida que ya no existe, un lazo con alguien que mantenemos pero que poco pinta en nuestra vida actual. Alguien con el que podemos recordar los hechos pasados pero con el que nunca crearemos recuerdos nuevos. Alguien pretérito. Y como todo lo pasado, un rato está bien, pero más, cansa. Aburre, no interesa. Que se le ha pasado el momento, que ya no nos hacen gracia sus chistes, que sus anécdotas son repetidas. Que todo aquéllo que nos atraía ahora nos repele.

 

Descubrimos que ni él es quien pensábamos que era ni que nosotros somos los lectores que le leían apasionadamente en sus primeras novelas.

 

Últimamente me he estado cuestionando a mí misma en una cosa: ¿por qué? ¿Por qué le he dado tantas oportunidades a este autor? ¿Por qué a él sí y a otros no? Muchos otros se han quedado en el camino del primer libro: si no me convenció, los desterré. Otros en el segundo: si no mejoraba, los califiqué como ni fú ni fa. ¿Por qué con Auster no? ¿Por qué he sido tan benevolente? ¿Porque su nombre figuraba en la portada?

 

Y no es que diga que sus novelas aburran, o estén mal estructuradas, no. El problema es que a Auster le puse un listón tan alto que ahora que no llega queda ridículamente lejos.

 

No quiero que os quedéis con esto último, sino con todo lo que he comentado hasta ahora puesto en contexto. Probablemente esta reseña es más bien un puzzle de las ideas que se fueron formando en mi cabeza después de leerle en varias ocasiones. Lo digo porque la novela me ha gustado, mucho más que otras suyas, mucho más que otras que leí después. Pero lo que quiero decir es que mi tiempo con Auster ha terminado. Habré leído más, habrán cambiado mis gustos, no sé, pero la sensación es que sus novelas ya no me tocan la fibra. Son otra más. Antes eran garantía de que me gustarían mucho. Ahora no.

 

 

 

FICHA:

 

Te gustará si te gustó  
Pros
  • El estilo envolvente del Autor. Las múltiples referencias.
  • El equilibrio entre personajes y trama.
 
Contras
  • Previsible en algunos casos.
  • Los recursos que desarrolla suelen ser los que siempre usa Auster.
  • La edición de Anagrama tiene la letra escandalosamente pequeña.
 

 

 

Namaste.

Actualidad, Offtopic

We wishlist a Merry xmas (II)

Al igual que el año pasado, Fnac continua con la propuesta de regalarnos el contenido de una lista que realicemos siempre que no supere los 2012 euros. Como la posibilidad de que toque sólo existe si publicamos dicho post (como ya hice el año pasado), he decidido intentarlo aún sabiendo que la probabilidad es mínima.

Así que mi lista de deseos es la siguiente:

Imagen y sonido:

Videojuegos:

MP3, telefonía y GPS:

Cine:

Libros:

 Total: 1998, 94 €.

Y vosotros, ¿qué os váis a pedir por Navidad? ¿Os habéis portado bien?

Namaste.

P.D. O los reyes pasan de mí o es que me porto mal, a la vista de que hay alguna cosa que vuelvo a pedir este año…

Autor, Lapidus, Literatura

Nunca la jodas, Jens Lapidus

La segunda parte de la trilogía de Estocolmo de Jens Lapidus regresa con tres nuevos personajes. JW, Mrado y Jorge son relevados por Mahmud, Niklas y Thomas Andrén.

 

Portada de "Nunca la jodas", de Jens Lapidus
Portada de "Nunca la jodas", de Jens Lapidus

La línea es la misma que ya comenté en su momento: coincide con su predecesora en la descripción de los bajos fondos de la capital de Suecia sin que exista ninguna fuerza del orden que pare la cadena delictiva.

 

El modo en el que únicamente aparece la justicia, la policía y demás son a través de algunos documentos que se aportan como inicio de líneas investigadoras de los actos que se realizan. Si bien, comparado con Dinero fácil aparecen menos documentos de este tipo, quizá para favorecer el dinamismo en la lectura (ya que al ser escritos como documentos oficiales pueden resultar más aburridos cuando se leen varios en poco tiempo).

 

Comparar a los personajes de la primera y de la segunda parte significa condenar a los de Nunca la jodas a un marcado segundo puesto. Y eso es debido, fundamentalmente, porque pierden el empaque, la fuerza característica que poseían los protagonistas de la primera parte de la trilogía: la historia de Jorge es inevitablemente más entretenida que la de Mahmud, además de que perdemos a JW, verdadero motor de la acción de Dinero fácil.

 

Mención aparte requiere la edición (si es que a pegar unos cuantos folios en un libro se le puede llamar editar) de Suma de letras. Como viene siendo habitual, lo cual de por sí ya es preocupante, abundan los defectos de todo tipo: de traducción, de ortografía, de calidad en cuanto al papel (se está despegando, inaudito teniendo en cuenta que lo han leído sólo dos personas)… en fin, que me parece una auténtica tomadura de pelo pagar 20 euros por un libro así maquetado. Si el precio fueran 8 euros no diría lo mismo, pero teniendo en cuenta que la cantidad es más del doble, es para pensárselo.

 

Puede ser que me esté volviendo una exquisita. Puede ser que me esté acostumbrando a ediciones que son diametralmente opuestas a esto. Pero qué queréis que os diga. Si compro un libro por 20 euros, espero un mínimo de calidad, un estándar. El contenido ya es otra cosa, depende de muchas variables. Pero lo de fuera… por favor, ¡y encima tienen la cara de quejarse de que no se compran libros!

 

Si nos ceñimos al contenido, se trata de una novela entretenida que se lee con facilidad. Que está bien si lo que buscáis es algo de entretenimiento, pero que ya, os adelanto, dista mucho de otras novelas con muchísima más calidad en cuanto a este género se refiere. Ni tiene mucha intriga, ni es muy elaborada ni destaca por nada en concreto. Es una novela gris. Seguramente dentro de un año no recordaré más que el exabrupto del título como detalle significativo.

 

Pero bueno, que tampoco es tan mala, al fin y al cabo no es el nuevo de Lucía Etxebarria. Viene bien para desengrasar y eso lo ha conseguido.

 

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • La descripción vívida de los bajos fondos.
  • La menor cantidad de informes policiales, si lo comparamos con la primera parte.
Contras
  • Personajes más endebles, menos intriga, pierde sorpresa.
  • La PENOSA edición de Suma de letras: erratas, fallos de traducción, mala calidad del papel y un largo etcétera.

 

Namaste.

Autor, Literatura, Mitford

Trifulca a la vista, Nancy Mitford.

Esta novela me atrapó la historia asociada al propio libro, esto es, por conocer parte de la biografía de Nancy Mitford: hija de un aristócrata, hermana de una nazi, de una comunista y de una fascista, y que, por presiones familiares se vio obligada a impedir la reedición de esta novela.

"Trifulca a la vista", uno de los últimos Asteroides.
"Trifulca a la vista", uno de los últimos Asteroides.

 

¿Por qué? Os preguntaréis. ¿Qué motivos vieron sus familiares para forzarla a tomar una decisión así? La respuesta es obvia: la sátira.

 

Ambientada en la década de los treinta en Inglaterra, parte de la base de que el protagonista, Noel Foster, trata de buscar una rica heredera con la que casarse. Para tal menester se traslada a un pequeño pueblo alejado de la capital. Será allí donde, junto con Jasper Aspect, el caradura de su amigo, entable relación con un variado elenco de personajes que varían desde las frívolos interesados, los moralistas exacerbados o los utópicos idealistas.

La novela consigue dar lo mejor de sí en las primeras páginas, aportando diálogos absurdos, disparatados enredos y ocurrentes juegos de palabras. Me convenció tanto que en determinados pasajes me recordó a Óscar Wilde. Como muestra, el siguiente fragmento:

 

  • ¿Es ario tu marido?
  • En realidad, no sé muy bien qué es un ario.
  • Bueno, es bastante fácil. Un no ario es el eslabón perdido entre hombre y bestia; la prueba de ello es que ningún animal, excepto el ganso del Báltico, tiene los ojos azules.
  • ¿Y los gatos siameses? -intervino Jasper.
  • Es verdad. Pero los gatos siameses poseen, en grado sumo, la virtud nórdica de la fidelidad.
  • Pues resulta que no -replicó Poppy-. El verano pasado tuvimos uno, y traía una pareja distinta cada noche. (…)
  • Ya lo sé, quizá no son fieles a los gatos no arios, ¿por qué deberían serlo? Pero adoran a sus dueños nórdicos, y hasta van a dar largos paseos con ellos.
  • ¿Así que su definición de un no ario es alguien dispuesto a dar paseos con otros arios? (…) No pasa nada, créeme cuando digo que Anthony es de la clase más baja y que de ganso del Báltico no tiene nada.
 (Gracias a @castillodnaipes por recordarme que hacía mucho que no incluía una cita)

 

Sin embargo, desde la mitad del libro la novela pierde parte de esa sátira y el lector va espaciando las sonrisas que asoman a su cara a medida que va pasando las páginas. La trama pasa a ser diametralmente opuesta: un retrato de época, un espejo del modo de vida de la gente en los años 30.

 

La verdad es que esperaba más risa. La sensación es que la novela pierde fuelle… Y aunque hay personajes bien trazados y una trama meridiana parece como si más adelante la autora perdiera el interés de contarnos más.

 

En resumen, una novela entretenida pero que no pasa de ahí. De las más flojas de Libros del Asteroide que he leído. En cualquier caso, el estilo de la autora me ha gustado. En ocasiones satírica, en otras elegante y siempre con dobles intenciones.

 

Leyendo (posteriormente, como siempre) el prólogo he llegado a enterarme que originalmente había algún episodio más, así que quizá sea éste el motivo por el cual la novela parece que tiene dos partes tan diferenciadas. Muchas gracias, Libros del Asteroide, por mandármela a casa.

 

FICHA:

Te gustará si te gustó

  • El abanico de Lady Windermere, Óscar Wilde.

  • La piedra lunar, Wilkie Collins (por el fiel retrato de la época)

Pros

  • Ingeniosa y sátirica.

  • Preciosa la portada.

Contras

  • Pierde fuelle y la sátira se acaba hacia la mitad del libro.

  • Ahora estoy esperando a encontrar un libro con la historia de las hermanas Mitford. ¿Alguien conoce alguno?

 

Namaste.

Autor, Literatura, Modiano

El horizonte, Patrick Modiano.

Hay novelas que recuerdan a un río, es decir, se caracterizan por tener una trama que fluye y que es el verdadero motor de la historia, además de tener unos personajes que van y vienen. Si tuviera que seguir con un símil de este estilo, diría que la novela de Modiano es un muelle: por las frecuentes repeticiones de ideas o situaciones, por las vueltas a atrás y los flashbacks.

Portada de "El horizonte", de Modiano.
Portada de «El horizonte», de Modiano.

Como en un muelle hay huecos y vacíos que el lector rellena a su gusto y conveniencia. Y eso está permitido porque existen unos pocos personajes de los que sabemos tan sólo una parte.

Esos dos personajes son Jean Bosmans y Margaret Le Coz, que coinciden en un incidente por obra del destino. Ambos se encuentran solos en una ciudad desconocida, esclavos del pasado del que huyen pero del que tratan olvidar. Desde el punto de unión entre ellos, se crea un lazo invisible que les mantiene juntos. 30 años después Bosmans tratará de recordar lo ocurrido, usando para ello fragmentos del pasado que su memoria ha moldeado.

Pero además, esta novela tiene otro punto clave: el ambiente en el que se desarrolla la trama. Se trata de un mundo melancólico, que parece propenso a la lluvia, a lo musical y bohemio. Esto es lo que le caracteriza no sólo a esta obra en particular, sino en general al estilo del autor. Lo poco que nos cuenta de los protagonistas (apenas anécdotas de su pasado y pinceladas de su presente) pero que a pesar de la escasez de la información, el lector tiene la “sensación” de saber cómo es y de entender las situaciones que vive.

Esa sensación nos acompaña desde el inicio de la historia. Aunque no nos pongamos en el lugar de los protagonistas entendemos que hagan lo que hacen, admitimos que no les conocemos demasiado pero aún así seguimos con ellos, acompañándolos por la trama que se nos va mostrando. Asumimos lo que hacen como si se trataran de buenos amigos: no juzgamos sus actos, sino que seguimos a su lado a lo largo de su aventura.

Modiano es, pues, un autor distinto. Porque es mucho más fácil ser un torrente de palabras en el que se describe todo lo describible y se dé una gran importancia a la trama que contar lo justo y dejar los espacios necesarios para que el lector cierre por un momento el libro y se empape del ambiente parisino mientras reflexiona sobre lo que acaba de leer. Es ese ambiente el que subyaga, el que surge de cada palabra del autor, de cada símil.

El francés es un genio de la economicidad. Un maestro de los trazos. Y con esta sutileza y estos trazos, esta es una obra perfecta para estos días de frío y lluvia, para saborear sentado en un cómodo sofá.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • El ambiente que crea el autor.
  • El vaivén de la historia.
Contras
  • La melancolía que irradia.

 

No quiero despedirme sin comentaros que la reseña que le dedicó Karo la podéis encontrar aquí.

 

Namaste.