Betty es una niña nacida en los 70 en Ohio, hija de padre cheroqui y madre blanca.
Imaginaos la situación y el entorno: el racismo es parte de su día a día y cada una de sus palabras, de sus actos o de sus gustos son ninguneados y cuestionados por ser india, en primer lugar, y por ser mujer, en segundo.
Betty (Hoja de Lata, 2022), es la historia de la madre de la autora.
Siempre cuestionada, despreciada e insultada, Betty ha de convivir con comentarios y actos crueles de todos aquellos con los que se relaciona: vecinos, compañeros de colegio, profesores… pero también sus propios hermanos, que tratan de buscar la aceptación de los demás rechazando a una hermana demasiado parecida a su padre.
Betty es una niña especial, que sabe mirar el mundo de una forma diferente. Influenciada por su padre, él narra historias que se quedan con ella, que le reconcilian con una realidad demasiado dura. Landon tiene siempre una palabra poética, una historia lírica que contar, dándole la vuelta a todo aquello que les sucede.
Betty es especial, porque gracias a su padre puede reconocer plantas, asimilar señales de la tierra, apreciar la naturaleza. Eso que ha aprendido lo aplica también con las personas. Y de esta forma, Betty ve cosas que los demás ni siquiera son capaces de intuir. No se le escapan detalles, gestos, miradas, silencios. Situaciones que los demás pasan por alto pero que para ella son piedras angulares con las que entender su mundo.
Parecía desorientada y perdida (…). Pensé que la noche sería demasiado breve para que encontrase lo que quería. Pensé que la vida sería aún más breve. Lo que ella necesitaba era un infinito repentino. El tiempo en forma de múltiples rayos de luz en los que pudiese encontrar todo lo que buscaba.
Página 217
Betty es una niña avispada, con un carácter y personalidad propia, distinta de sus hermanas, de Fraya, de Flossie, de sus compañeros de clase.
A Betty le gusta el campo, el agua, las hierbas y las letras. Las letras le fascinan.
– Piensa en todas las cosas que podrías hacer con las orejas perforadas, Betty.
– ¿Podré volar?
– Pues no, pero…
– ¿Podré resucitar a Emily Dickinson de entre los muertos?
Ella me miró de arriba a abajo.
– No.
– ¿Entonces para qué voy a querer las orejas perforadas?
Página 313
Betty quiere proteger a su familia: a su madre, con su pasado tumultuoso, a sus hermanas, de los peligros de la vida, a sus hermanos, del miedo interno que les acompaña. Betty es la guardiana de la protección familiar.
Pero Betty sólo es una niña.
¿Y si no puedo espantar al lobo?
Las almas se preguntan esas cosas.
Página 368
Betty es una historia tan mágica como desgarradora. Es poética y fascinante pero también es cruel y muy dura. Tiene momentos mágicos, tesoros que relucen y brillan y te hacen tener esperanza en lo bueno de la vida; pero algunos de ellos se trasforman en situaciones crueles y desgarradoras, frustrantes, inexplicables, injustas.
El estilo que expone McDaniel es directo y lírico a la vez. Abundan los diálogos y las descripciones son someras y directas. Recuerda a Toni Morrison por muchos detalles, como escoger una protagonista niña que vive en un ambiente caracterizado por la pobreza y el racismo.
La autora se centra en la visión femenina, rompe estereotipos y presenta mujeres fuertes, duras, que tratan de sobrellevar la carga que les ha tocado, con más o menos éxito. El texto se plaga de ideas feministas, de mujeres que luchan día a día.
Betty es sorprendente. En primer lugar, darse cuenta de que McDaniel tenía tan sólo 18 años cuando la escribió es algo que apabulla.
Betty primero embriaga. Después perfora. Luego hipnotiza y nos tumba. Nos camela y después nos hunde. Betty te impide pensar en otra cosa, prestar atención a otra novela, puesto que el resto son inocuas comparadas con esta historia.
No perdáis el tiempo leyendo mi opinión sobre Betty. Leedla, regaladla, vividla y después me contáis qué os parece.
FICHA:
| Te gustará si te gustó | – Ojos azules, Toni Morrison. – La canción de los vivos y los muertos, Jesmyn Ward. |
| Pros | – Poético, ilusionante, lleno de ternura y amor. – Las historias de Landon. |
| Contras | – Triste, doloroso, frustrante. |
Namaste.






Digo esto porque las condiciones extraordinarias que vivimos me han influido más de lo que me gustaría admitir en la lectura de Fugitiva y reina. El hecho de que lo empezara antes de todo esto y lo haya terminado hoy mismo ha convertido mi lectura en algo no lineal que roza la irrealidad.
Lanny Budd ya no es el playboy que conocimos en las anteriores partes de la saga, sino un tipo con un matrimonio estable, una hija de 5 años y una afán desmedido por dos cosas: el arte y la causa socialista. Como hemos visto anteriormente usará su primera afición para apoyar la segunda, consiguiendo financiar el socialismo alemán y aplacando sus sentimientos de culpabilidad al mismo tiempo.
A veces tengo la sensación de que lo mismo ocurre con Lanny Budd. Que solamente los que hemos disfrutado con la saga de Upton Sinclair sentimos esa fascinación por los libros, el deseo de seguir leyendo y las ganas de que más lectores se unan a nuestro Club. Sé que no soy la única, ya que Julie Salomon, del New York Times, ya comentaba lo siguiente:
Hay otras novelas, otras historias, que desde el primer momento prometen ser un páramo donde sopla fuertemente el viento, donde nos huele a quemado desde el principio. Hay algo en el ambiente que nos hace desconfiar. Las de 
Entre dos mundos relata la vida de la juventud de Lanny Budd, hijo de un magnate armamentístico estadounidense, vividor y playboy que vive en Francia en una época convulsa.
