Autor, Kristof, Literatura

Claus y Lucas, Agota Kristof


Hace ya casi diez años (¿¡¡DIEZ!!?) leí esta novela. En el momento de terminarla, sabía que antes o después acabaría releyéndola: el tipo de texto, la temática y la historia invitaban a revisitarla. Lo tenía claro.

El momento se facilitó cuando Libros del Asteroide decide reeditarla. La compré enseguida y desde entonces lleva esperando una relectura que por fin, ha llegado.

Claus y Lucas narra la historia de dos gemelos que viven en una zona transfronteriza europea a mitad del siglo XX. La novela en realidad tiene tres partes, que se publicaron independientemente: El gran cuaderno (1986), La prueba (1988) y La tercera mentira (1992). Con posterioridad a su publicación se decide reunirlas en un mismo corpus al tener en común los protagonistas.

Muy diferentes en cuanto a estilo, la primera viene narrada en primera persona del plural, con la visión de un niño, sin descripciones y con capítulos cortos. En La prueba, sin embargo, el narrador es omnisciente, comienzan a aparecer más descripciones y hasta se incluye un informe final. En la última, el narrador está en primera persona pero en este caso del singular, con una visión más adulta de la situación.

Comparten todas la escasez de elementos temporales y espaciales: no se menciona el país, la ciudad ni el año, tampoco la guerra de la que son víctimas. Sabemos por dónde van los tiros, pero la sensación es que podría haber sido cualquier guerra, y es que el dolor, la muerte y la desolación de los civiles son comunes en todas.

Exactamente. Por muy triste que sea un libro, nunca puede ser tan triste como la vida.

Página 334

Leer El gran cuaderno supone darse de bruces con una realidad tan cruel, fría y directa, que en muchas ocasiones tendremos que pararnos y releer las líneas. Porque no puede ser que nadie acometa una violencia tan grande en una línea. Pues sí, lo es. Seca, directa, sin paliativo ninguno.

La segunda parte, sin embargo, nos aporta algo de luz a la historia de estos peculiares gemelos. Se agradecen detalles que había omitido Kristof en las páginas anteriores, como la edad de los niños o su color de pelo, y ahonda en la temática común de las tres novelas: la mentira como denominador común y el dolor y la muerte, sus acompañantes.

No es sino al final cuando todo lo anterior va un paso más allá y las fronteras se empiezan a difuminar. La mentira que se ha desplegado es tan densa, tan grande que consigue confundirnos y dejar de limitar la diferencia entre Claus y Lucas. Ya no sabemos quién es quién, quién dijo qué ni cuál de los dos fue el que abandonó su país. La confusión llega a tal punto que uno ya no sabe qué ha leído ni de qué va el asunto.

Releer es siempre afrontar una lectura diferente de la última vez que se leyó el libro. Aunque sepas a grandes rasgos qué va a suceder tu recuerdo de lo que leíste nada tiene que ver con el presente y la nueva lectura. Como me suele suceder temía verme decepcionada y que el libro no fuera tan bueno como recordaba. Nada que ver. Me ha parecido igual de brutal e intenso que la primera vez, pero además me sorprendí al encontrar partes de las que no recordaba nada y a la vez, me he quitado la razón a mí misma. En la reseña que le dediqué hago hincapié en la importancia de las tres partes, pero ahora no lo veo tan claro: El gran cuaderno se come a las otras dos, en intensidad y dureza. Con esto no quiero quitarle importancia a las otras dos terceras partes, sino hacer hincapié en una descompensación entre ellas, que inevitablemente acaban siendo comparadas y donde la primera se eleva y la segunda queda por encima de la tercera.

Si además podéis, como yo, leerla conjuntamente, mejor que mejor. La lectura gana puntos al ir comentando y analizando cada avance. Por la forma que tiene Kristof da para ir desgranando detalles, para preguntar si se han visto venir determinadas cosas o qué piensa de un fragmento, se enriquece mucho la lectura de esta forma.

Claus y Lucas es una pedazo de novela. Uno de esos libros que no me cansaré de recomendar porque consigue todo a lo que la literatura debería aspirar: dejar huella en nuestra memoria. Kristof demuestra ser una virtuosa de las letras, hace lo que quiere cuando quiere. Y aunque sean desiguales lo que propone es interesante, inteligente y entretenido. Pura literatura.

FICHA:

Te gustará si te gustó Cárdeno adorno, Katharina Winkler.
Pros – Brutal, directa, dura. Kristof sabe lo que se hace y demuestra calidad.
– Perfecta para releer.
Contras – Desigualdad entre las tres partes. La primera apabulla.

Namaste.

9 comentarios en “Claus y Lucas, Agota Kristof”

  1. Lo leí hace 7 años. Dejé un comentario en tu reseña y empecé a seguirte entonces.
    Lo releeré, seguro, aunque no sé cuándo, y espero que me siga gustando tanto.
    Un abrazo.

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  2. Yo tambien lo leí hace bastantes años. Pero cuando vuelva a su lectura me limitaré al primer cuaderno. Los dos últimos me parecieron del todo prescindibles y para nada a a la altura del golpetazo que suponía el primero. No pongo en entredicho su valor literario o narrativo, comparados con otros seguirían estando a años luz, pero no creo que añadan nada al relato. Una de esas veces en los que el dicho «menos es más» queda bien definido.

    Yo creo que es el libro que más disfruto regalando, sabiendo a quién va, claro. Aún me estremezco al recordar su lectura.

    Acabo de terminar uno que creo que podría gustarte mucho: Primera persona de Margarita García Robayo, una escritora colombiana. Otra escritora que (se) escribe como quien talla granito.

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