Autor, Halfon, Literatura

Un hijo cualquiera, Eduardo Halfon

Si lleváis un tiempo por aquí ya sabéis que el guatemalteco Halfon se ha convertido en uno de esos autores a los que regreso de forma periódica.

En el blog podéis encontrar entradas de El boxeador polaco, Monasterio, Canción y Duelo y seguro que vendrán más, porque el resto de su obra la tengo en la lista de pendientes.

Así que con esos antecedentes al saber que Libros del Asteroide iba a editar este mismo año Un hijo cualquiera, me hice con él. Como los anteriores, se trata de un libro breve para degustar en la misma tarde.

Halfon nos lleva de nuevo a su mundo, un lugar que se relacionan futuro y pasado y donde siempre el tiempo es relativo. Su hijo lo lleva a reflexionar sobre su familia: sus padres y sus abuelos, y así todo está conectado por un hilo invisible en el que el carácter y las anécdotas llevan de los a unos a los otros.

Añade el autor fragmentos sobre el proceso de escritura, sobre los modos y la necesidad de plasmar por escrito su mundo. También hace lo mismo con el proceso de lectura, donde reconocer que fue un lector tardío que se obsesionó por leer en poco tiempo mucho de lo que tenía pendiente:

Me pregunté qué permanece, entonces, cuando un libro y su autor dejan de existir, cuando ambos se han convertido en polvo y tierra y papeles sueltos. Me pregunté esto: ¿qué debemos hacer, al final, con las bellas palabras escritas por una mano inmunda?

Página 124

Como suele ser habitual, ambos temas son los protagonistas y se va alternando, saltando de uno a otro incluso en el mismo capítulo. Además la autoficción y la autorreferencia son constantes y muchos de los detalles son los propios de su situación, de su visión y el nomadismo de Halfon, como es normal viniendo de tan particular familia.

Un hijo cualquiera adolece de falta de unión entre los relatos, como si faltara un hilo conductor que uniera la obra de manera más compacta. La sensación es que se han escrito en momentos diferentes y alguno de ellos ha sido rescatado de un cajón que no acaba de conectar con el resto de la obra, como si no correspondieran a al mismo contenido.

No es el título que más me ha gustado de Halfon, y si comenzáis a leerle os recomendaría empezar por otro título, pero si os gusta el autor, esta es una pieza más de un puzzle de recuerdos, historias de antepasados y cosas por venir aún por formar.

Y eso es la vida, ¿no?

FICHA:

Te gustará si te gustó Duelo, Eduardo Halfon.
Pros – El mundo propio que crea Halfon.
Contras – Falta de hilo conductor.

Namaste.

Literatura

La analfabeta, Agota Kristof

¿Cómo puede titularse un relato autobiográfico de un escritor como La analfabeta? ¿Qué nos estamos perdiendo?

Efectivamente, Kristof se declara analfabeta, a pesar de haber aprendido a leer a los cuatro años. La explicación es que ser analfabeta le viene sobrevenido, al abandonar su Hungría natal por una Suiza en la que se habla un idioma totalmente desconocido para ella: el francés.

Leo. Es como una enfermedad. Leo todo lo que cae en mis manos, bajo los ojos: diarios, libros escolares, carteles, pedazos de papel encontrados por la calle, recetas de cocina, libros infantiles. Cualquier cosa impresa. Tengo cuatro años.

Página 23

En este cortísimo relato Kristof nos habla de su vida de una forma muy esquemática, a través de capítulos escuetos donde narra parte de lo que vivió: su infancia, la familia, la huída de Hungría y sus inicios como escritora, cuando con la nueva lengua consigue escribir y publicar.

¿Cómo habría sido mi vida si no hubiera dejado mi país? Más dura, más pobre, pero también menos solitaria, menos rota; quizá feliz.

Página 47

Si habéis leído previamente Claus y Lucas encontraréis muchos de los elementos que podemos apreciar en su novela: una infancia difícil en un período donde el país ha sido invadido por un ejército extranjero (sea alemán o ruso), la rutina en una ciudad fronteriza, la guerra. También el dolor y la soledad del refugiado, la añoranza de lo que pudo ser y no fue.

Queda claro que las páginas de la genial novela vienen totalmente marcadas por sus recuerdos. Y que la vida de Kristof no dista tanto de la de los gemelos.

Leer a esta autora, sea del tema que sea, es adentrarse en un mundo crudo y directo, sin subterfugios ni redundancias; donde a la verdad se la mira a la cara aunque duela.

La vida de Kristof duele, y no puede ser de otro modo, ya que comparte cicatrices con una tierra europea llena de sangre en un momento histórico, además, plagado de lágrimas y sufrimiento.

FICHA:

Te gustará si te gustó Claus y Lucas, Agota Kristof.
Pros – Interesante y directo.
– Ayuda a comprender a la autora y sus temáticas.
Contras – Muy corto.
– Habría venido bien alguna información biográfica adicional.

Namaste.

Autor, Kafka, Literatura

En la colonia penitenciaria, Franz Kafka

Mientras leía la apabullante biografía de Kafka escrita por Reiner Stach (sigo con ella, espero terminarla este año) me iba enfangando más y más en la vida del checo; hasta que llegó un momento en el que decidí que también me apetecía leer alguna de sus obras. De Kafka he leído La metamorfosis, El proceso y El castillo. Estaba bastante claro que tenía que ser el relato de En la colonia penitenciaria, que compré este mismo año en la Feria del Libro.

Una colonia penitenciaria.jpgEn este breve relato nos encontramos los elementos típicamente kafkianos (la incomprensión y  soledad, la apabullante burocracia) en pequeña escala. Sin ir más lejos en esta edición que presenta Acantilado es más largo el epílogo que el propio relato.

Aquí conocemos el uso de una temible máquina utilizada para impartir justicia.

– ¿Conoce él su sentencia?
– No -dijo el oficial, y quiso continuar de inmediato con sus explicaciones, pero el viajero lo interrumpió:
– ¿Él no conoce su propia sentencia?
– No- repitió el oficial; se detuvo entonces un momento, como si esperara del viajero una argumentación más detallada de su pregunta, y añadió-: Sería inútil comunicársela. La experimentará en su propio cuerpo.

Página 16

En este caso, importan tan poco los personajes que Kafka ni siquiera se detiene a asignarles una inicial. El viajero, el oficial, el soldado y el condenado son las cuatro patas para articular una historia en la que realmente ellos no son protagonistas. Bien podrían ser caras de un dado. Son tan intercambiables que no reconoceríamos a uno ni a otro: las descripciones son mínimas, los caracteres que los identifican prácticamente no existen.

El eje central es la máquina, ese aparato singular del que ya nos avisan en la primera página y el lugar donde se instala: la colonia penitenciaria.

El resto, la duda de cada uno de los principios que conocemos, de forma más o menos soterrada: la crítica a un mundo que le quedaba poco para desmoronarse, los dobles juegos para que el mismo principio sirva aquí y para mí y no para los demás.  El autor escribe, en cierto modo, de su propio tiempo. De esa Europa abocada a una guerra mundial, del colonialismo y del uso y abuso de los principios jurídicos básicos.

Soy de tochos. No lo puedo evitar. Y entre una obra corta y una larga suelo quedarme con la segunda. Sin embargo, si queréis leer a Kafka En la colonia penitenciaria es una buena opción. O podéis hacer lo que yo: obsesionaros, leerlo todo y luego volverlo a leer en el original alemán.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • El universo que crea el autor: opresión, incomprensión, lucha contra la burocracia. Todo en versión mini.
Contras
  • Deja con ganas de más.

Namaste.

 

Literatura

Balance de 2016 (III): joyas.

Este año ha sido muy pero que muy sencillo decidir qué ha sido lo mejor que he leído en 2016. Han destacado tanto de entre los demás que justo antes de terminarlos, sabía que iban a aparecer aquí.

  • Entre dos mundos, Upton Sinclair. La apasionante vida de Lanny Budd en el periodo de entreguerras es una de esas historias que atraen, enganchan y entretienen, uno de esos descubrimientos por los que das gracias al haberte topado con una joya de este calibre que para terminar de alegrarlo, se trata de una saga, así que tengo diversión para rato.
  • Manual de mujeres de la limpieza, Lucia Berlin. Prometía muchísimo, ha aparecido en todas y cada una de las listas de los mejores libros publicados en este año, y no se equivocaban. Ácida, molesta, inteligente, dura y sincera, Berlin nos ofrece unos relatos de esos en los que uno se reconcilia con el mundo editorial y con las novedad.
  • La cartuja de Parma, Stendhal. Una novela exigente, muy completa, estéticamente perfecta, que además ha compartido muchos momentos a mi lado. Uno de esos libros que simplemente pensando en él, me acordaré de qué hacía cuando lo leía.
  • Breve historia de siete asesinatos, Marlon James. El último Premio Booker es un rompecabezas situado en Jamaica que nos acerca al intento de asesinato de Bob Marley. Es distinto, complejo e irreverente y muy recomendable.

Mi última petición de este 2016 que se acaba: escoged uno de estos cuatro libros y leedlo. Sólo por eso habrá merecido seguir un año más escribiendo por aquí.

Ahora, es el momento de disfrutar.

Namaste.

¿Y ellos qué opinan?, Literatura

Y ellos, ¿qué opinan? (XXVII): Jon Bilbao

jon_bilbaoJon Bilbao (Asturias, 1972): titulado como Ingeniero de Minas, su primera obra literaria fue en el ámbito del relato, para después saltar a la novela con El hermano de las moscas (2008, Ed. Salto de Página). Desde 2005 ha obtenido numerosos premios que han situado a Bilbao como uno de los nuevos nombres de la literatura española. Su último libro de relatos es Estrómboli (2016, Impedimenta).

1.- ¿Cuál es el último libro que has leído?

Cutter y Bone, de Newton Thornbur. Una historia sobre la sociedad norteamericana tras la guerra de Vietnam de esas que atrapan.

Publicada por Sajalín, Cutter y Bone jamás se había publicado en castellano a pesar de estar escrita en 1976 y haber recibido grandes elogios. Una novela que con opiniones muy entusiastas pero que no me he animado a anotar en mi agenda. El momento va a ser ahora.

2.- Un libro que nos recomiendas.

Manual para señoras de limpieza, Lucia Berlin. A pesar de la espantosa portada y el título que echa para atrás, un libro muy recomendable.

El libro de Berlin ha aparecido por todos los sitios, páginas, revistas, programas y comentarios, y todo el mundo decía específicamente eso: léelo aunque la portada sea fea, aunque el título sea horroroso, léelo. Pues bien, por fin lo he leído. Me hice con él en la Feria del Libro tras el comentario de Bilbao y tengo muchas ganas de escribir la reseña. Pronto estará disponible.

3.- Un autor por el que sientas fijación.

Ramiro Pinilla. Un autor que ganó el Premio Nadal en 1962.

De Pinilla lo único que me suena es Verdes valles, colinas rojas. Falleció en 2014, publicaba con Tusquets y obtuvo el Premio Nadal por la novela Las ciegas hormigas. Fue también finalista del Premio Planeta. Más información aquí.

Y vosotros, ¿coincidís con Jon Bilbao? ¿Habéis leído Cutter y Bone? ¿Os repele la portada del libro de Lucia Berlin? ¿Qué me recomendáis de Ramiro Pinilla?

Sigamos leyendo que las propuestas se nos amontonan.

Namaste.

Autor, Literatura, Mitford

Nobles y rebeldes, Jessica Mitford

Tras el fiasco con Olvidado Rey Gudú, del que os conté en mi última entrada, necesitaba un revulsivo. Mirando en mi estantería la respuesta fue clara: Nobles y rebeldes, de Jessica Mitford. Una apuesta segura. Un ejemplar que había comprado en la Feria del Libro del Madrid y que esperaba su turno para sacarme del atolladero.

Y es que desde que leí Trifulca a la vista, de Nancy Mitford, quedé fascinada por la familia Mitford. Por lo exageradamente absurdo de que lo que nos contaban los biógrafos pudiera ser cierto. De cómo aquélla frase hecha de que la realidad supera la ficción se quedaba corta.

Nobles-y-rebeldes-sellos¿Cómo una hija de miembro de la Cámara de los Lores podía convertirse en fiel seguidora de Hitler? ¿Cómo otra de ellas acabó en la Guerra Civil española? ¿Qué tipo de relación podía mantener esa familia, mientras la hermana mayor se dedicaba a novelar todas estas situaciones absurdas? Fascinante.

Así las cosas, empecé la lectura con ganas de dejarme atrapar, y vaya si lo conseguí. Desde la primera línea Jessica nos incluye como testigos de su realidad familiar, de los problemas y las diversiones, de todo lo que les acontece a esta particular familia inglesa.

En una ocasión en la que un empleado del censo le preguntó a Debo (Deborah, la hermana pequeña, y recientemente fallecida) de cuántos miembros se componía la familia, ella contestó con malos modos: “Tres gigantes, tres enanas y un bruto”. Los gigantes eran Nancy, Diana y Unity, todas excepcionalmente altas; las enanas, Pam, Debo y yo; y el bruto, el pobre Tudemio (Tom, el único varón).

Recapitulemos: Nancy, la mayor de todas, novelista y satírica con su familia, de amigos variopintos a tenor de la opinión de la familia; Pamela, amante del campo y de los caballos; Thomas, el hermano que se hablaba con todos; Diana, un bellezón casada con un heredero de la familia Guinness; Unity, amiga y enemiga de Jessica y Deborah, la menor.

Y es que la autora nos narra cada una de las fases que un niño siente en la infancia, como por ejemplo, los juegos que inventaba con Unity, con la que estaba más unida, su relación con los hermanos mayores o los comentarios de sus padres.

Mi edad era demasiado cercana a las de Gorgo (apelativo de Unity) y Debo para que pudiera surgir una amistad cómoda entre nosotras: en la lucha feroz y competitiva por hacernos mayores, nos interponíamos horriblemente en el camino de las demás.

(…)

Pero Diana contaba con las cualidades necesarias para ser mi hermana favorita.

Cada uno de los acontecimientos familiares son analizados por la niña despierta que es Jessica, si bien muchos de los datos se suprimen con objeto de continuar con sus recuerdos, algo que es de agradecer: la autora se queda en alguna de las cosas que le ocurrieron, que vio y que sucedieron en su familia, por tanto es absolutamente subjetiva. De este modo, en ocasiones nos cuenta las consecuencias de los actos de sus hermanas pero sin especificar cuáles fueron las causas, algo que hace más creíble la narración de una niña que no tiene por qué enterarse de todo.

Además, los años que se mencionan son puramente orientativos, para no perdernos, pero no figura cada uno de los detalles (por ejemplo, no se detiene en la publicación de cada una de las novelas de Nancy), todo ello lleno, de un lado, de la inocencia de la niñez, que reproduce lo que le comentaban, y por otro de sarcasmo y sátira propio de la rebelde Decca.

Uno de los momentos importantes es el viaje de Unity a Alemania, de lo cual nos cuenta lo siguiente:

Corría el año del ascenso al poder de Hitler. La intención de Gorgo, según anunció, era irse a Alemania, aprender alemán y conocer al Führer. La oposición de mis padres fue mucho más débil de lo que habría cabido esperar. Quizá mi madre no fuera capaz de contemplar con mucha ilusión la perspectiva de otra temporada social londinense de diademas falsas y ratas amaestradas correteando por salones de baile. Permitieron a Gorgo que se fuera.

Al cabo de seis meses, cuando volvió a casa para una breve visita, había logrado ya sus dos objetivos: hablaba un alemán bastante fluido y había conocido no sólo a Hitler sino también a Himmler, Goering, Goebbles y otros líderes nazis.

Su llegada a la adolescencia permite diferenciar las dos partes en el libro: es en este punto cuando la familia se disgrega. Mientras que algunas de sus hermanas se han casado y viven independientemente, otras pasan largas temporadas fuera de la casa familiar. Poco después Jessica conoce a Esmond Romilly, su primo y amor platónico. A partir de este punto la narración cambia de manera importante, centrándose en la realidad que le espera con su marido: desde el modo con el que conseguir dinero hasta los viajes en busca de un pasaporte para España.

Es precisamente esta parte más real, adulta y por tanto, menos mágica. Las noticias que le llegan de su familia son fraccionadas y espaciadas y el centro de su existencia es su vida con Romilly. Sin duda esta parte es más lenta y pierde el empaque de la primera mitad, pero como siempre es necesaria para entender la vida de Jessica y de su familia, su adhesión al comunismo y su nueva vida.

En definitiva, es un delicioso relato de la extraordinaria vida de una de las hermanas Mitford, de su relación con su familia y que no ha hecho más que incrementar mi fascinación por la familia. Así que, si no se me cruza una novela de Nancy por el camino, el siguiente libro de mi lista es Las hermanas Mitford, la biografía de Annick Le Floc´hmoan (Editorial Circe) que me hace ojitos y que me promete sacarme del apuro en el caso de que me vuelva la apatía lectora.

Siempre reconforta saber que en nuestras estanterías disponemos de tablas de salvación de todo tipo. Aunque, paradójicamente algunas de esas tablas nos salven de otros libros desacertados.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • Lo fascinante que es que todo sea real y no una invención. Si lo hubiera visto antes en una película no lo habría creído.
  • La portada. Perfecta fotografía de Decca que recoge todo lo que la niña es y cómo pensará de adulta.
Contras
  • La segunda mitad del relato pierde empaque. Es lógico, pero me gustó mucho más la primera parte.

Namaste.

Autor, Lem, Literatura

Máscara, Stanislaw Lem

Tengo que reconocer que yo era de las que pensaba que por definición un relato necesariamente ha de resultar más liviano, menos denso y más rápido en la lectura que una novela. Simplemente por una cuestión de longitud, ya que en pocas páginas no se puede llegar a un nivel de profundidad como en el de una novela larga.

Después llegó Lem y desbarató esa teoría.

Empecé Máscara con el convencimiento de que lo leería en un corto período de tiempo, de que leería cuando quisiera evitar otras lecturas más lentas. Enseguida me di cuenta de que me equivocaba completamente.

En primer lugar porque el comienzo es un poco lento hasta que nos familiarizamos con el estilo del autor. La rata en el laberinto, el relato con el que abre esta edición, resulta algo extraño. Sin embargo, cuando llegué al tercero El amigo, toqué un punto de inflexión. Pude conectar mejor con la trama y con la historia en sí, con esos personajes obsesionados con un aparato inquietante. Se hace más amable por los diálogos y los silencios entre los protagonistas.

Como bien se adelanta en la introducción, los relatos difieren mucho entre sí. Sin embargo, algo tienen en común: la ciencia-ficción. Una ciencia pura, que en muchos de ellos resulta ardua y compleja, pero absolutamente matemática. Sorprende encontrar a un autor que pueda hablar de temas tan complejos desde un punto de vista literario sin ese punto de vista didáctico que abunda en otros escritos.

Absolutamente inteligente y analítico, el autor polaco describe y detalla, analiza y califica. Lo hace de un modo apabullante y exacto, elige la palabra justa en el momento oportuno. Es una de esas lecturas que hay que ver en perspectiva, porque resulta como un cuadro del impresionismo. De cerca son pinceladas y esbozos, adjetivos y adverbios, pero conforme nos vamos alejando apreciamos la tupida red de un universo complejo, en el que cabe de todo, desde la explicación científica hasta la sátira o el humor que roza lo absurdo. Hay filosofía, hay seres de otro mundo, hay tantas cosas que uno tiene la sensación de que con esta obra es necesaria una relectura, una pausada, absorbiendo cada palabra, recreándose en cada frase. Porque Lem es un escritor inteligentísimo, de los que no dejan nada al azar, de los que trillan su obra hasta que queda lo más pura posible. Y eso se nota y puede resultar demasiado. Tan puro que corta, como cuando uno toma una bocanada de aire en una montaña. Tan puro que cuesta respirar.

No es una lectura fácil, pero sí que es de esas lecturas que calan. A fin de cuentas no hace más falta que abrir una página al azar y encontrarse con este diálogo correspondiente al relato El martillo:

  • ¿Cuál es tu recuerdo más remoto?
  • De la infancia, ¿verdad?
  • No, en serio. Di
  • No puedo decírtelo.
  • ¿Otra vez quieres hacerte el misterioso?
  • No. Antes de que me llenaran con un contenido lingüístico, antes de que me atiborraran con diccionarios, gramáticas, bibliotecas, yo ya era operativo. En cuanto al contenido, estaba vacío y resultaba completamente “inhumano”, pero me sometieron a diversas pruebas, lo que llamaron “el arranque eléctrico”. Estos son mis recuerdos más remotos, pero no hay palabras para describirlos.
  • ¿Sentías algo?
  • Sí.
  • ¿Podías oler? ¿Ver, quizás?
  • Por supuesto, pero no de forma conceptual. Era como si hiciera cosas por hacerlas, pero sin que ello perjudicase la riqueza y belleza de mis experiencias sensoriales. De vez en cuando, procuro regresar a aquellas sensaciones, aunque cada vez me resulta más difícil. Entonces me sentía grande. Ahora, en cambio, no. Me llenaba un único y pequeño afán, un impulso que se extendía desde mí y a mí regresaba por medio de infinitas variaciones, y podía hacer lo que quisiera con él. Me encantaría explicártelo, si fuera posible. ¿Has visto a las libélulas dar vueltas bajo el sol, por encima del agua?

FICHA:

Te gustará si te gustó

  • Lolita, Vladimir Navokov. (No por el tema sino por el estilo del autor)

Pros

  • El uso de cada palabra.

  • Lo inmenso del universo que crea. La variedad de temas.

Contras

  • Denso, sobre todo al principio.

Namaste.