Autor, Levi, Literatura

Si esto es un hombre, Primo Levi

Decía, quizá por aquí o quizá por otra red social, que últimamente he abandonado los libros de temática Segunda Guerra Mundial para acercarme a los del entorno soviético (desde la revolución hasta la desintegración de la URSS). Y quizá por eso añadí este título, que de tan indispensable había dado por hecho y que sin embargo, no me había animado a leer.

Y es que durante un tiempo leí mucho de campos de concentración, ensayos o novelas ambientadas en la Alemania nazi. Sin pensarlo muy bien, sólo por el simple gusto de seguir leyendo, mis lecturas iban encaminadas a la misma temática. Y después, pues no sé. Quizá me sobrepasó o quizá pensé que ya había leído todo lo que merecía la pena.

Uno de los últimos fue Goethe en Dachau, los diarios de Nico Rost, un título que a pesar de terminar en mi balance de lo mejor de 2020 no le acabé dedicando una entrada propia. Lo cierto es que a pesar de lo interesante de sus diarios, me costó mucho terminarlo.

Con todo lo anterior en mente, al escoger este título para leer en Semana Santa di por hecho que leería 2 o quizás 3 capítulos y poco más. Me equivocaba: lo leí prácticamente de seguido en 3 días.

Si esto es un hombre no necesita presentación pero aún así la dejo por aquí: es la primera parte de la denominada Trilogía de Auschwitz, y cuenta los momentos en los que el italiano estuvo en el Lager. Lo completan La tregua, que narra el regreso a Italia tras la liberación y Los hundidos y los salvados, un análisis posterior del autor.

Nos damos cuenta de que nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la destrucción del hombre.

Página 47

Italia, 1943, Primo Levi es atrapado y deportado hacia Polonia. Allí accede a Monowice, uno de los campos del complejo de Auschwitz, donde pasará diez meses hasta la llegada de los rusos.

¡Ah, poder llorar! ¡Ah, poder enfrentarse al viento como antes lo hacíamos de igual a igual, y no como aquí, como gusanos sin alma.

Página 98

Si esto es un hombre es su experiencia y testimonio de su estadía en el campo de concentración. Como tal, Levi organiza los capítulos según temáticas subjetivas: es capaz de describir su llegada al campo y el tipo de trabajo que desarrollaba pero cuando lo cree necesario incluye diez días en concreto o un aspecto determinado que se aleja de la temática anterior.

Así, lo que él no ha vivido no lo cuenta: el crematorio, el funcionamiento interno del campo o la situación en el frente son desconocidas para él, como lo eran cuando estaba prisionero. Nos cuenta lo que se decía, los rumores o la información que circulaba entre los prisioneros, pero nada de lo que tuviera conocimiento después.

Los personajes de estas páginas no son hombres. Su humanidad está sepultada o ellos mismos la han sepultado, bajo la ofensa súbita o infligida a los demás.

Página 157

Esto resulta, desde mi punto de vista, todo un acierto. Porque a fin de cuentas, Primo Levi no era ni historiador ni escritor, sino simplemente un testigo de uno de los actos más terribles cometidos por la Humanidad., y como tal, cuenta lo que tuvo que vivir allí.

El tono es una mezcla descarnada del dolor del presente con la incomprensión y la falta de análisis del testigo. Las reflexiones llegarán después, los teóricos recabarán datos y nos iluminarán sobre el tema, sabremos lo que sabían los nazis, cómo se organizaban y qué mente abyecta organizó el Holocausto. Es el prisionero el encargado de contar lo que ha visto, describir lo que ha sentido y contar su experiencia.

Yo pensaba que la vida era bella afuera, y que todavía iba a ser bella, y habría sido una lástima dejarnos hundir ahora.

Página 203

Lo hace sin caer en sentimentalismos, con la visión clara, cruda y directa de quien ha visto lo peor, de quien ha sobrevivido al mayor espanto imaginable. Como lo hace el protagonista de Maus, de Art Spielgemann.

Lo menciona Levi en su texto y no quiero dejarlo pasar, el objetivo del texto no es comprender a los nazis, a los asesinos que organizaron la muerte de millones de personas.

Comprender es justificar, así que lo único que podemos hacer es leer, saber qué sucedió, de ahí que leamos muchos de estos títulos para saber, para conocer, para no olvidar.

Hay muchos libros sobre campos de concentración, pero este es clave. No hagáis como yo y leedlo cuanto antes.

Namaste.

Autor, Houellebecq, Literatura

Plataforma, Michel Houellebecq

He tomado la determinación, aplicable para aquéllos autores de los que quiero acabar leyendo toda su obra, que voy a ir racionando sus títulos, pero sin olvidar que aún quedan bastantes pendientes.

Es el caso del francés. De él he leído Las partículas elementales y Ampliación en el campo de batalla. Voy por orden cronológico y Plataforma era el siguiente que tenía por casa.

Con motivo de un viaje escogí este título que llevaba tiempo llamándome la atención. La verdad que los libros de bolsillo manejables como los Compactos de Anagrama son siempre un buen compañero de viaje: cómodos, pequeños, no pesan y no me molesta tanto que se acaben deteriorando un poco.

Plataforma tiene, como casi todos los libros del francés, un protagonista gris con un trabajo estable atrapado en una rutina aburrida. El de esta ocasión se llama Michel y la muerte de su padre es el desencadenante para abandonar Francia y viajar, gracias a la herencia que recibe, lejos de Europa. El destino será el sudeste asiático, en concreto Tailandia. Lo hace con un viaje organizado en el que compartirá la experiencia con otros franceses, una de las ellas es Valérie, de quien se acaba enamorando.

Tenía razón: yo era feliz, lo recuerdo. Claro que hay otras cosas, toda una serie de problemas inexorables, la decadencia y la muerte, por supuesto. Sin embargo, recordando esos pocos meses, puedo dar fe: sé que la felicidad existe.

Página 148

Como es típico de Houellebecq lo anterior es la justificación para poner encima de la mesa otra serie de temas, sobre todo de crítica a la sociedad Occidental: soledad, tiranía del mercado, represión del sexo y falta de valores. Porque el título de la novela es la que da nombre a una Plataforma turística, la que montan Michel y Valerie para acercar franceses tristes y reprimidos al sudeste asiático, o cómo organizar un sistema de prostitución a gran escala, vendido como tradicionales paquetes vacacionales encubiertos.

Sentir que la vida cambia de sentido es una sensación curiosa; basta con quedarse ahí, sin hacer nada, y sentir cómo todo da la vuelta.

Página 280

El autor no se detiene solo en lo grande sino que también añade visiones personales de los protagonistas, es decir, salta del tema general al específico individual: desde un mercado alienante a individuos solitarios que han perdido los principios, de la ambición por conseguir más hasta la incomprensión de verse atrás. Lo hace de una forma muy fluida y natural, cambiando de un registro a otro sin que se note.

Ahora comprendo la muerte; no creo que me haga mucho daño. He conocido el odio, el desprecio, la decrepitud y otras muchas cosas; incluso breves momentos de amor. De mí no quedará nada, y no merezco que nada me sobreviva. Habré sido un individuo mediocre en todos los aspectos.

Página 316

En este sentido, ninguna sorpresa: Houellebecq ofrece lo que esperamos de él: un relato descarnado llamado a sacudir conciencias y hacernos remover en el sofá. No es cómodo, no es agradable, pero como siempre, leerle es muy interesante; hasta diría necesario. En un mundo plagado de libros sencillos, que buscan hacernos sentir bien (mejores personas, más amables, que buscan la felicidad del lector aún cayendo en la exageración o directamente, la mentira) lo que nos trae el francés va siempre a contracorriente, busca la verdad incómoda, el tema feo, la imagen en el espejo que no nos gusta de nosotros mismos.

Reinterpretando al gran genio ruso, todos los libros amables se parecen, ¿no?

FICHA:

Te gustará si te gustó Ampliación en el campo de batalla, Michel Houellebecq.
Pros – Inteligente, incómodo, políticamente incorrecto.
– Plantea temas para reflexionar.
Contras – Si estáis bajos de energía no lo leáis.

Namaste.

Literatura

Feliz Día del Libro

23 de abril.

Un nuevo día para conmemorar lo mejor de los libros, comprando, revisando textos, anotando títulos, leyendo.

Pero lo mejor, sin duda, es escoger ese título que lleva demasiado tiempo en el estante y comenzar a leerlo.

¡Feliz Día del Libro! Celebrémoslo leyendo.

Namaste.

IMM, Literatura

IMM (91)

Este mes se me ha ido de las manos. Que sí, que abril es el mes de mi cumpleaños y recibo regalos en forma de libros. Pero es que estamos a mitad de mes, no ha llegado el Día del Libro y ni siquiera he añadido aquí todos mis regalos…

  • El hombre que cayó en la Tierra, Walter Tevis (Alfaguara, 2023). El año pasado Sinsonte acabó en la lista de lo que más me gustó de todo 2022. Estaba claro que al ver el apellido del autor en un nuevo libro iba a correr a la librería para hacerme con él. No es demasiado largo, seguro que en breve le encuentro un hueco.
  • El camino a Wigan Pier, George Orwell (Akal, 2022). Una recomendación de hace años, quizá demasiados, de mi compañero de fatigas Román, pero que no he olvidado y que desde entonces está anotado en mi libreta. Topé con él por casualidad, pero me dije que esta vez sí, me haría con él.
  • Ceniza en la boca, Brenda Navarro (Sexto Piso, 2022). Con este llego tarde. todos los habéis leído ya y a todos os ha parecido fantástico. Llego tarde pero llego. Y llego bien porque de casualidad lo compré en la librería La puerta de Tannhäuser, además de estar firmado por un evento que habían tenido con la autora días antes. Espero que me guste tanto como a vosotros.
  • Victoria, Knut Hamsun (Nórdica, 2022). Tras Hambre anoté todo lo que está en castellano del noruego y lo dejé estar. Este es uno para continuar pero podría haber sido otro. La verdad que me es indiferente. Yo lo que quiero es seguir leyendo al Nobel.

  • Los genios, Jaime Bayly (Galaxia de Gutenberg, 2023) Este libro me hacía tilín pero también me echaba para atrás porque quizá no es para mí. Pero nada, que soy débil y al final lo he acabado comprando.
  • Fuego, Gema Peñalosa (Libros del KO, 2022). He dudado de si comprar este libro porque es una versión periodística con las que no suelo conectar al 100%, pero conocer la historia, la espeluznante historia de una niña violada y la de su madre que acaba quemando al violador cuando se lo encuentra por la calle, no me he podido quitar el asunto de la cabeza. Ya lo he leído, así que pronto os dejaré por aquí la reseña.
  • Temporada de huracanes, Fernanda Melchor (Random House, 2017). He leído montones de opiniones muy muy positivas que llegan a describir esta novela como una obra maestra. Lo he empezado, la verdad que la cosa promete. El envío corre a cargo de Random House. ¡Gracias!

  • Algo ha pasado, Joseph Heller (Random House, 2022). Cuando me enteré que Random House también había reeditado esta novela, tras lo mucho que disfruté Trampa 22, sabía que me haría con él. De ahí a mi lista de libros para mi cumpleaños
  • El bigote, Emmanuel Carrère (Anagrama, 2014). Este es el próximo libro que leeré del autor. No os voy a engañar: lo estoy racionando un poco, después de haber leído el año pasado 3 de sus libros he decidido parar. Por aquí habéis visto Una novela rusa, El adversario, Limónov, De vidas ajenas y El estrecho de Bering. Sé que acaban de sacar otro libro sobre el atentado en la sala Bataclán (V13: Crónica judicial), pero por el momento no creo que me haga con él.
  • Escritos sobre arte, literatura y música (1845-1866), Baudelaire (Acantilado, 2022). No sé si es cosa mía o estoy finalmente dejando atrás mi etapa soviética para centrarme en la francesa del siglo XIX. Varios autores galos dan fe de ello. Este es uno que tiene muy buena pinta.
  • Paris Review, (Acantilado, 2020). Esta edición incluye diversas entrevistas a muchos autores clave para entender la literatura actual. Son las que se publicaban en los propios artículos de la revista y pensé que estaría genial hacerse con el libro para ir leyendo unas y otras.

Y vosotros, ¿habéis comprado muchos libros en estas semanas?

Namaste.

Autor, Ghriofa, Literatura

Un fantasma en la garganta, Doireann Ní Ghríofa

Un fantasma en la garganta (Sexto Piso, 2023) me ganó por la portada, por ese mundo que encierra a modo de collage.

Más tarde, según iba leyendo me daba cuenta de que es un libro complicado de clasificar, porque igual que el collage de su portada, encierra muchos temas.

Lo deja caer en su primera frase:

Este es un texto hembra.

Página 11

¿Cómo? ¿Que es qué? Yo también dudé al leer esa aseveración. La explicación la tenemos más adelante.

Un fantasma en la garganta es la historia de la propia autora. Una obsesión que arranca cuando Doireann se topa con el poema de Eibhlín Dubh Ní Chonaill, una poeta del siglo XVIII que compuso una canción tradicional irlandesa, considerado como el más grandes de los poemas del siglo. Doireann conecta con la poeta y comienza su investigación para tratar de conocer todo lo que puede de su vida.

Pero este libro es también la historia de la maternidad de la autora: la de la rutina entre bebés, leche materna y lloros, la de la crianza de sus niños pequeños, la de sus embarazos y sus días iguales.

Ambas temáticas son paralelas pero están también en fusión, se relacionan, se unen y son consecuencia o causa una de la otra. Porque Eibhlín también fue madre, también estaba embarazada y también derramó lágrimas, en su caso por el esposo muerto. Así, el reflejo de una en otra y la obsesión de Doireann por conocer su vida se funden a lo largo del texto se superponen con su día a día.

Los anexos que la dotan de contexto son a menudo tan escasos que me dejan hambrienta. No solo hambrienta. Estoy famélica. Deseo saber más de su vida. (…) Quiero saber quién era, de dónde venía y qué pasó después. Quiero saber qué fue de sus hijos y de sus nietos. Quiero leer los detalles de su sepultura para poder poner flores en su tumba.

Página 27

Según avanzamos el libro alterna capítulos de investigación, otros de la rutina y otros del pasado. En ocasiones se mezclan dentro del mismo capítulo, otras pensamos que va a seguir un hilo determinado pero no lo hace. Hay algo caótico en el orden pero

¿En qué se convierte un presagio si frustramos la fatalidad pronosticada? Si las cuerdas del arpa se rompen, pero nadie fallece, ¿quién va a contarlo?

Página 151

No quiero dejar de hacer hincapié en el relato amoroso que hace la autora de su marido. Estamos acostumbrados a que las historias de amor en la literatura son siempre dramáticas, trágicas y tristes o bien épicas, exageradas, fantasiosas. Esta que nos narra aquí es el amor tranquilo entre un matrimonio, el cariño rutinario entre dos personas que se conocen y que llevan años juntos. Sin los fuegos de artificio del inicio ni las tragedias shakespirianos de los finales, me ha alegrado mucho encontrarme con una descripción tierna y a la vez normal sin caer en el tedio, de un matrimonio que se quiere y se respeta.

He subrayado muchos fragmentos, me ha sorprendido lo que ofrece la autora, por la variedad de temáticas, por la calidez con las que las trata, por, en resumen, este libro tan raro que cuando terminas te das cuenta: es un texto hembra.

FICHA:

Te gustará si te gustó Trilogía de Copenhague, Tove Ditlevsen.
¡Melisande! ¿Qué son los sueños?, Hillel Halkin.
Pros – La mezcla de temáticas y cómo las fusiona en el texto.
– Tierno y poético.
Contras – Exceso de las palabras aovillada y obliteración. ¿Será un fallo de traducción?

Gracias a Sexto Piso por el envío.

Namaste.

Autor, Literatura, Zambra

Poeta chileno, Alejandro Zambra

Poeta chileno (Anagrama, 2020) comienza con una historia de amor: la de Clara y Gonzalo.

Eran como dos desconocidos buscando desesperadamente un tema en común; parecía que hablaban de algo y estaban juntos, pero sabían que en realidad no hablaban de nada y estaban solos.

Página 25

Gonzalo es padrastro de Vicente. Y también poeta. El poeta chileno primigenio. Digo primigenio en cualquier otro lugar, porque en Chile lo que abundan son los poetas, y quizá Gonzalo sólo sea otro más, un juntaletras deseoso de ser también mito, mencionado por otros menos poetas pero más universales. Qué sé yo, por Bolaño, por Nicanor Parra o por cualquier otro poeta-poeta.

Vicente es también poeta, o al menos acaba creciendo en un ambiente en el que desea convertirse en uno. Vicente crece y le acompañamos como testigos omnipresentes en su vida. Como si fuéramos también ese gato negro que aparece en la cubierta: como Oscuridad, también sabemos qué hace en su cuartito y que para cuando conoce a Pru, la periodista estadounidense que llega a Chile para escribir (cómo no) sobre poetas, desea figurar tanto en el artículo de Pru como en sus futuros planes.

Dicen que eso es la felicidad: nunca sentir que sería mejor estar en otra parte, nunca sentir que sería mejor ser alguien más. Otra persona. Alguien más joven, más viejo. Alguien mejor.

Página 145

A Zambra no se le puede poner ni un pero. Escribe sobre una familia, sobre el amor, pero también sobre el paso del tiempo, la importancia clave de influencias en la adolescencia y la conexión con la literatura.

Lo hace en Bonsái y lo hace aquí en versión extendida, con más detalle y más capacidad de extenderse y bifurcarse en los temas, los secundarios o en cualquier tema accesorio a la trama principal. Tierno y cariñoso, directo y sencillo, Zambra parece que no hace mucho: sólo narra sin más, de forma cronológica, sin cambios temporales o de estructura significativos.

Y sin embargo hace fácil lo difícil. Lo hace porque quiere, ya que en el final demuestra que si quisiera Poeta chileno podría haber sido otra novela.

El culmen es el final, donde asistimos a este genial desdoblamiento:

Y entonces Pru piensa en quedarse en Chile, pero su vida no es una maravillosa película mala, así que se sube al avión y a mí me dan ganas de subirme con ella y de acompañarla y de seguirla, como el perrito Ben, a todas partes, pero ahora mismo hay un millón de novelistas escribiendo sobre Nueva York, probablemente mientras escuchan y tararean esa canción tan hermosa que dice New York I love you / but you´re bringing me down y yo quiero leer sus sofisticadas novelas, que casi siempre me gustan, voy a tratar de leerlas todas para ver si en alguna de ellas sale Pru o alguien parecida a Pru – de verdad me encantaría subirme con ella en el avión pero tengo que quedarme en territorio chileno, con Vicente, porque Vicente es un poeta chileno y yo soy un novelista chileno y los novelistas chilenos escribimos novelas sobre los poetas chilenos.

Página 334

Asombroso: porque Zambra renuncia a Pru, a seguir su personaje femenino, como si de un tribular se tratara, como si Zambra no tuviera jurisdicción en Nueva York y lo cediera a otro, a Paul Auster por ejemplo. Como su los personajes tuvieran límites territoriales y en el momento de decidir que Pru va a regresar a su ciudad, Zambra ya no pudiera imaginarse qué le va a suceder allá, y por eso Zambra ha de quedarse con Vicente, con el poeta chileno protagonista de la historia. Porque Zambra, como Bolaño, es un novelista que escribe sobre poeta chilenos, el primero sobre sus Detectives salvajes y el segundo sobre este chaval que escribe poemas en un cuartito aledaño a su casa.

Reitero lo que comentaba en la reseña de Bonsái, Zambra es diferente, interesante, hace sencillo lo que no es. Un autor al que seguir la pista, a quien leer todo lo que publique, estaré atenta a lo mucho que, estoy segura, tiene por ofrecer.

FICHA:

Te gustará si te gustó Bonsái, Alejandro Zambra.
Pros – Aparentemente sencilla, incluye todo un mundo de temas.
– Sutil, intimista, tierna y muy bien escrita.
Contras – No haberlo leído antes.

Namaste.

Autor, Literatura, O´Farrell

El retrato de casada, Maggie O´Farrell

Maggie O´Farrell es una habitual por aquí. De ella he leído Tiene que ser aquí (Libros del Asteroide, 2017), La primera mano que sostuvo la mía (Libros del Asteroide, 2018), Sigo aquí (Libros del Asteroide, 2019), Hamnet (Libros del Asteroide, 2021) y La extraña desaparición de Esme Lennox (Salamandra, 2009) así que podéis imaginar las ganas que tenía de leer esta última novela.

Hasta que lo leí.

Porque lo que voy a escribir a continuación son todos los motivos por los que no me ha gustado esta novela y por los que no entiendo el revuelo que está causando y la efusividad en la recomendación de la mayoría de los lectores.

Empecemos por el principio: la ambientación. Florencia y Ferrara, siglo XVI. En pleno Renacimiento, una de las hijas de Cosme de Médici es comprometida con el futuro duque de Ferrara, Alfonso d´Este, con objeto de unir ambas ciudades en alianza y de asegurar un heredero para la familia de Alfonso, y qué mejor que escoger a la hija de la Fecundíssima para garantizar que Alfonso tendrá un hijo.

Desde el primer momento sabemos lo anterior, que hay una boda y que a Lucrezia la asesina Alfonso. Lo incluyen en una referencia histórica antes de empezar la novela y además lo deja claro la autora cuando de forma estructural divide la acción en dos tiempos: el de antes de la boda y el de un año tras el casamiento, cuando la protagonista cree que van a asesinarla.

Me sorprendió que escogiera este sistema, ya que, en proporción, los capítulos que tratan sobre el momento tras la boda son muy cortos y apenas aportan información: es sólo Lucrezia esperando en la fortezza, charlando con su sirvienta o mirando por la ventana. ¿Para qué añadir páginas de un momento temporal que sólo cobra interés al final de la historia?

Y es que el primer problema de El retrato de casada es de base, ya que la trama gira en torno a apenas dos líneas de la wikipedia, porque eso exige a la autora a rellenar el resto, a completar páginas y capítulos de un personaje histórico sin demasiado recorrido: una joven que muere a los 16 años sin haber hecho mucho más que dejar la casa de su padre para vivir en la de su marido.

Justifica este hecho la autora con que se enamoró del retrato de Lucrezia y de su mirada. Sin embargo, esto no es suficiente para convertir a la protagonista en un personaje de primer nivel, lo cual acaba obligando a la norirlandesa a narrar otra serie de cosas accesorias con las que rellenar páginas: comentar cómo funciona el uso del pigmento, añadir detalles descriptivos de los palacios y los ambientes, además del paisaje cuando caminan de camino de un palazzo a otro.

Despliega la autora su particular estilo, sensible y directa, sutil y elegante pero que en esta ocasión me ha sonado a reiterativo, como en este ejemplo:

Podría contarle todo eso a Alfonso, pero entonces le daría claves, puertas y pasadizos para llegar a su interior. Por eso no se lo contó. No quería darle permiso para que llegara a su interior.

Página 65

El retrato de casada adolece también de falta de consistencia: durante el primer tercio de la historia, se nos destaca que el propósito de la protagonista es dar un heredero a su marido. Ese es de hecho el motivo de la boda, ese es el papel de la mujer en un matrimonio del siglo XVI. Para darle la importancia que tiene, se repite, se insiste y se comenta sobre esta circunstancia.

Lo que es sorprendente e injustificable es que más adelante el tema desaparece. Ni una mención. Los meses van pasando pero parece que la protagonista ya no piensa en ello, no merece la pena que se mencione si quiera, quizá a O´Farrell le apetezca más mostrarnos lo mucho que sabe de otros temas.

Después, tan de repente como se fue, parece que alguien recuerda que sigue sin quedarse embarazada, y el tema vuelve a cobrar importancia en el final del libro.

¿Cómo se puede justificar lo anterior? ¿Se ha olvidado la autora del tema principal del libro? ¿Será que no importa tanto como parece en un primer momento? ¿O es que el problema es que ese tema no funciona? ¿Que literariamente es un tema aburrido que no aporta mucho al que lee?

Si atendemos a los personajes, el modo arquetípico es tan burdo que asusta. Ella, es curiosa, lista, vivaracha, inteligente, amante de su familia y de los animales. Es guapa pero no mucho, para que le cojamos tirria. Vamos, que es moderna. Demasiado moderna.

Él es malo. Se ve, se palpa. No sabemos por qué, más que por un sospechoso carácter voluble, pero es malo de solemnidad. Además sabemos que no va a tratar demasiado bien a Lucrezia, así que tampoco necesitamos ahondar en los motivos de su maldad. Por resumir: ¿os acordáis del príncipe de Frozen? Pues ese.

El resto, todo lugares comunes, diálogos reiterativos y un par de situaciones de acción que se sitúan al final del libro.

Si de algo se podía sentir orgullosa O´Farrell era el modo de trasmitir los sentimientos al lector, la forma de generar sensaciones entre los personajes que traspasaban las páginas del libro. Así lo ha hecho con sus historias anteriores, pero por desgracia, esto aquí está reducido al mínimo. Sobre todo porque la pena que podemos sentir para con Lucrezia es simplemente eso, pena. No se puede sacar más.

Me ha dado rabia, pena, tristeza, al comprobar cómo se puede malograr una historia teniendo talento. Cómo podría haber aprovechado la autora al escoger simplemente un personaje histórico con más recorrido y más vida y conflictos, a quien habría podido exprimir mucho mejor aunque sean más conocidos o se hayan explotado más. Eso o haber tirado por el camino del medio: la posible historia de Emilia, la doncella de Lucrezia.

En definitiva, O´Farrell ha tratado de replicar el éxito de Hamnet, tratando replicar sin éxito la fórmula con otro personaje histórico.

Maggie sí, pero no con esta novela.

FICHA:

Quizá te gustará si te gustó Hamnet, Maggie O´Farrell.
Pros – Algunos destellos en el modo de narrar de la autora.
Contras – No ocurre nada y no se justifica la longitud de la novela.
– Aburrido, reiterativo y sin interés.

Namaste.

Autor, Ditlevsen, Literatura

Las caras, Tove Ditlevsen

Ditlevsen acabó el año pasado entre mi lista de lo que más me había gustado. No es de extrañar que, cuando Seix Barral anunció que publicaría un nuevo libro de la danesa, lo anotara en mi calendario para hacerme con él cuanto antes.

¿Me gustaría tanto como la Trilogía de Copenhague (Seix Barral, 2022)? Las expectativas eran altas.

Las caras (Seix Barral, 2023) va de rostros, de caras, de esas que lleva la gente:

Ojos, nariz, boca, un triángulo tan sencillo, ¿cómo podía dar pie a infinitas variaciones?

Página 8

Las caras de los demás, las que nos inquieren, nos preguntan y nos juzgan.

¿Aguantaría hasta el final esa cara con huellas de tantas cosas que el resto del mundo debía ignorar? ¿No se volvía hacia ella con hostilidad cuando no la vigilaba?

Página 19

Copenhague. 1968. Nuestra protagonista es una escritora de éxito de libros infantiles. Casada y con tres hijos, comienza a desconfiar de su marido, de las intenciones de su hija, de cómo la juzga Gitte, la mujer a la que tiene contratada en casa. Sus caras no son lo que eran y cree que su marido y Gitte están confabulados para volverla loca. Dentro de sí sabe que su intención es matarla. O peor, provocar su suicidio.

Unas llamas rojas le ardían detrás de los párpados y sus lágrimas no bastaban para apagarlas.

Página 84

Las caras ofrece un relato directo y duro sobre la enfermedad mental, sobre la contraposición entre lo que creemos ver o pensar y el mundo que nos rodea. Lise está sola, todos los demás tienen intención de perjudicarla, no puede fiarse de nada ni de nadie. Su soledad desemboca en una desesperación que no puede ignorar, que quiere aplacar pero que no sabe cómo.

El relato es cronológico sin saltos temporales, donde abundan las comparaciones y las metáforas, casi hasta la utilización exagerada de este recurso, que en las primeras páginas destaca para crear imágenes potentes pero que se desinfla con el paso de los capítulos.

Era mi cumpleaños y esperaban que mostrase una alegría radiante y redonda como una pelota que sostener con las manos para que todos la viesen.

Página 155

Ditlevsen ahonda en esta ocasión en la temática de la enfermedad y del suicidio, al contrario que en la Trilogía de Copenhague donde se incluían aspectos sociológicos y políticos y de búsqueda de la identidad. En Las caras el tema es uno y claro: el avance de una enfermedad mental contado por quien la sufre. La desesperación de quien no entiende qué sucede alrededor, el miedo a lo que vendrá.

El grupo de pacientes que deambulaban en silencio se había dispersado como una formación de pájaros cortada en dos por un avión. Se les empezaban a caer las caras y, con manos temblorosas, se las palpaban en un intento de evitar que ese elemento desconocido que había bajo su piel se hiciese patente, como una enfermedad secreta oculta detrás de la otra que todo el mundo veía. Escribió: «No hay camino hacia el amor. El amor se atraviesa en el camino y cuando desaparece deja el camino destruido».

Página 159

Si añadimos lo evidente: que Ditlevsen se acabó suicidando, lo anterior puede ser catalogado como un relato de corte autobiográfico de una autora que sabía de lo que escribía.

Me temía que Las caras no iban a estar al nivel de la Trilogía de Copenhague. Me equivocaba. Ofrece otra visión del universo de la danesa, una cara del poliedro que forman los intereses, los temas y las obsesiones de un escritor.

Deseando leerla de nuevo.

FICHA:

Te gustará si te gustó Trilogía de Copenhague, Tove Ditlevsen.
Los ojos vendados, Siri Hustvedt.
Pequeñas desgracias sin importancia, Miram Toews.
Pros – Certero y muy potente. Trasmite todas las sensaciones de la protagonista.
– Para anotar citas desde la primera página.
Contras – Uso exagerado de las comparaciones y metáforas.

Namaste.

IMM, Literatura

IMM (90)

Un mes más os traigo los nuevos libros que han llegado a mis estantes:

  • Un fantasma en la garganta, Doireann Ní Ghríofa (Sexto Piso, 2023). Los libros también entran por los ojos y eso es lo que me ha pasado con este. Lo poético del título junto con lo hipnótico de la imagen de la cubierta bastó para desear leerlo. El envío corre a cargo de los amigos de Sexto Piso. Aquí la reseña.
  • Ellas hablan, Miriam Toews (Sexto Piso, 2020). De Toews leí hace no mucho Pequeñas desgracias sin importancia, una historia compleja sobre la vida, el suicidio, el dolor y las decisiones. Cuando vi que una película basada en este otro ha ganado un Óscar, sabía que lo tenía que leer. Envío de Sexto Piso.
  • Libro del desasosiego, Fernando Pessoa (Acantilado, 2013). Eterno pendiente, quiero leerlo desde hace mucho y al fin me he hecho con esta edición de Acantilado. Dicen de él que es indispensable.
  • El palacio azul de los ingenieros belgas, Fulgencio Arguelles (Acantilado 2003). Al contrario que los anteriores, de este no sabía nada de nada. Fue Fernando quien me lo recomendó, y como me fío de él lo anoté en mi libreta. Espero que me guste mucho más que el Gabinete de las Maravillas

  • Retrato de casada, Maggie O´Farrell (Libros del Asteroide, 2023). Probablemente O´Farrell sea un de las autoras que más han aparecido por aquí. De ella he leído (casi) todo lo que se ha publicado: Tiene que ser aquí (Libros del Asteroide, 2017), La primera mano que sostuvo la mía (Libros del Asteroide, 2018), Sigo aquí (Libros del Asteroide, 2019), Hamnet (Libros del Asteroide, 2021) y La extraña desaparición de Esme Lennox (Salamandra, 2009) así que tenía muchas ganas de hacerme con este título. Que sin, embargo, me ha entrado pereza cuando lo he visto plagando la red y cuando he leído algo de la sinopsis. Parece que no va muy lejana de la historia de Hamnet. Aquí la reseña.
  • Anoxia, Miguel Ángel Hernández (Anagrama, 2023). Del autor murciano he leído El dolor de los demás (Anagrama, 2018) e Intento de escapada (Anagrama, 2013). La verdad que no tenía pensado comprar este libro, pero la sinopsis me acabó convenciendo.
  • La guerra no tiene rostro de mujer, Svetlana Alexiévich (De Bolsillo, 2017). De la Nobel he leído Voces de Chernóbil, y estoy ahora mismo con El fin del Homo Sovieticus, avanzando de forma lenta. A la bielorrusa hay que leerla. Todo.
  • Basada en hechos reales, Delphine de Vigan (Anagrama, 2016, en esta edición 2023). La francesa es una de mis últimas filias, tras el gran éxito de Nada se opone a la noche he leído Las gratitudes y sigo con ganas de más. Por el momento he descartado el último título que ha sacado, Los reyes de la casa, y me he decantado por este. Como los anteriores, no es demasiado largo, es sencillo colarlo entre otras lecturas más densas.

Y vosotros, ¿habéis comprado muchos libros este mes?

¡Felices lecturas!

Namaste.

Lagioia, Literatura

La ciudad de los vivos, Nicola Lagioia

La ciudad de los vivos (Random House, 2022) era el típico libro que vi hasta la saciedad por redes que descarté leer.

Pensé que se trataría de nuevo del márketing, de una promoción exagerada. Todo el mundo hablaba de este libro, todo el mundo lo estaba leyendo y comentaban las grandes virtudes de esta historia. Todos me decían que lo tenía que leer.

Les hice caso, aún sin fiarme del todo, aún mirando con desconfianza esa cara desdibujada de la cubierta.

La ciudad de los vivos es una historia de no ficción de un asesinato. Un true crimen actual que tuvo lugar en Roma en 2016. Dos tipos torturaron y asesinaron a un joven que apenas conocían. Sin motivo, sin ningún altercado previo.

Lagioia se obsesiona con la noticia y sigue los pasos a los asesinos, hijos de familias pudientes, aparentemente normales, que se conocen en la noche romana. Entrevista a sus familiares y amigos y trata de obtener datos y pistas de la investigación oficial que le lleven a desentrañar el por qué del crimen. Lo hace también con la víctima, Luca Varani, un joven de 23 años al que ofrecieron dinero, ahogado por adicciones y problemas económicos.

El autor trata de comprender la maldad, la crueldad, esa sensación de que no todo el mundo es bueno y en ocasiones basta una chispa para que dos malvados se alineen y traspasen la frontera de la imaginación.

Ningún ser humano está a la altura de las tragedias que se le infligen. Los seres humanos son imprecisos. Las tragedias, piezas únicas y perfectas, parecen talladas por la manos de un dios en cada ocasión. El sentimiento de lo cómico nace de esta desproporción.

Página 49

La ciudad de los vivos es también un libro sobre Roma. Sobre una ciudad eterna que ha visto pasar los más grandes, llena de maravillosos monumentos pero que alberga también espacio para lo peor de nuestro mundo: suciedad, crueldad y ratas. Las de cuatro patas y las de dos: corrupción, violencia, tráfico de intereses. Ambas facciones son descritas y expuestas como si Roma fuera un personaje más, donde parte de la explicación del cruel asesinato viniera dada por el lugar donde tuvieron lugar los hechos.

Lagioia consigue trasmitir a la perfección esa sensación de curiosidad que casi roza lo morboso al tratar de indagar en un suceso criminal, porque, y estáis avisados, cuando empiezas a leer La ciudad de los vivos no puedes parar de hacerlo y nada tiene ningún tipo de interés más que continuar leyendo. Y eso contando los apesares.

A pesar de que, desde el primer momento, sabemos lo que sucede.

A pesar de que, si no conocemos la historia, estamos a un click de acceder a cualquier noticia realizada con el crimen.

Y a pesar de las múltiples (y en ocasiones exasperantes) reiteraciones. Sí, tras 200 páginas ya sé quién es quién, gracias.

Da lo mismo porque el autor consigue traspasar su obsesión, inocularnos un virus en el que, nosotros también, queremos saber qué se esconde detrás de una crueldad máxima, cuáles son los límites de un humano y por qué, tras una noche de fiesta, dos hombres deciden torturar a un tercero.

¿Cuánto necesitamos reflexionar sobre lo que sabemos que no sabemos de las personas a las que amamos?

Página 132

La ciudad de los vivos dispone de todos los elementos de un buen true crime: un asesinato real, la investigación de un periodista y la maldad, el desconocimiento de cómo un humano puede matar a otro.

Namaste.