IMM, Literatura

IMM (102)

Seguimos con los nuevos libros llegados por mi cumpleaños además de compras y regalos por el Día del Libro. Lo sé, muchos libros en las últimas semanas que se añaden a los ya tengo en casa pendientes de leer.

  • Bomarzo, Manuel Mujica Lainez (Seix Barral, 2024). Otra reedición de la editorial de un libro que pululaba por mi lista de pendientes a pesar de no estar anotado por sí. La portada es preciosa.
  • El niño de oro, Penelope Fitzgerald (Impedimenta, 2024). La británica lleva conmigo desde que Impedimenta empezó a publicarla: la famosísima La librería, El inicio de la primavera, Inocencia, La flor azul y La puerta de los ángeles (que no llegué a reseñar quién sabe por qué) y aún así tengo otros en casa sin leer como son A la deriva, La escuela de Freddie y La puerta de los ángeles. Pues no es suficiente y voy y compro el último. Y hasta lo he colado entre mis lecturas. Quién me entiende.
  • V13, Crónica judicial, Emmanuel Carrère (Anagrama). La crónica judicial tras los atentados de Charlie Hebdo de la mano de Carrère. Probablemente no sea una historia trepidante pero creo que cualquier persona interesada por el Derecho querrá leerla. Del mismo autor habéis visto pasar por aquí Una novela rusa, El adversario, Limónov, De vidas ajenas, El estrecho de Bering y El bigote. Una variedad de temáticas y libros de un autor que recomiendo siempre que puedo.
  • Un pulpo en la garganta, Zerocalcare (Reservoir Dogs, 2024). El dibujante con nombre de característica de pasta dental vuelve a la carga con una historia que, seguro, nos lleva de nuevo a Rebibbia junto con Secco, como ya hizo en La profecía del armadillo y Olvida mi nombre. En Netflix tenéis la versión en serie del primero bajo el nombre Cortar por la línea de puntos y Este mundo no me hará mala persona. También lo he leído. Lo del método FIFO nunca me quedó claro. Reseña.
  • Física de la tristeza, Gueorgui Gospodínov (Fulgencio Pimentel, 2018). Del autor que he quedado encandilada con Las tempestálidas estaba claro que tenía que hacerme con otros de sus títulos. He preferido que sea en forma de novela, a pesar de que podéis encontrar una edición con sus cuentos que se ha publicado recientemente Impedimenta.
  • Las grandes familias, Maurice Druon (Libros del Asteroide, 2009). Si por algo se caracterizaba la editorial en sus inicios era por la publicación de trilogías totales de gran calidad. Como ejemplos tenemos las de Robertson Davies, Wallace Stegner o Miklós Bánffy. Esta de Las grandes familias del francés Maurice Druon ganó el premio Goncourt y era una que me faltaba. Acaba de ser reimpresa, de ahí que la podáis encontrar en vuestra librería habitual.

Muchas gracias R. por los regalos por el Día del Libro y a Eva por los de mi cumpleaños.

Y vosotros, ¿habéis comprado muchos libros últimamente?

¡Hasta el próximo IMM! (Con suerte con alijo de la Feria del Libro de Madrid)

Namaste.

Autor, Koestler, Literatura

El cero y el infinito, Arthur Koestler

Fue mi amiga Dani la que me hizo anotar este título hace ya un par de décadas. Como esos libros que tienen mala suerte, se quedó en la lista sin leer de forma casi permanente.

El cero y el infinito (Debolsillo, 2011) cuenta la historia de Rubachof, antiguo hombre de poder en el Partido pero caído en desgracia de un tiempo a esta parte, detenido y dispuesto para la interrogación por sus actividades antirrevolucionarias.

A través de los interrogatorios conocemos el pasado de Rubachof y los motivos por los que se encuentra encerrado, además de seguir el hilos de los procesos de purgas estalinistas, donde los antiguos venerados líderes iban cayendo en desgracia y desapareciendo de las fotografías como si jamás hubiesen existido. Él era uno más, o al menos estaba al lado de los más grandes, y la oscura sombra de la traición le ha llegado, como tantos otros antes y tantos otros después.

¿Dónde y cuándo encontraba la Historia santos tan enfermos? ¿Había tenido alguna buena causa tan malos representantes? Si el Partido encarnaba la voluntad de la Historia, entonces era que la Historia misma estaba enferma.

Página 83

Llega el momento de su interrogatorio, y aunque al principio no piensa más que decir toda la verdad, exponiendo las incongruencias de un Partido con ideas cambiantes, según pasan los días el protagonista se autoconvence que lo mejor para todos es que confiese y se autoinculpe y acepte lo que sea que el Partido decida por él.

Koestler lo articula de una forma muy natural, justificando dicho cambio por varios motivos: la tortura por un lado, pero lo que es más sorprendente y deja atónito al lector, el autoconvencimiento que ha de seguir los designios del Partido aunque éste exija sangre y muerte. Un Partido que sabe y conoce qué es mejor para todos, hasta para el propio individuo, y que consigue que éste acepte renunciar a su vida porque así se ha decidido. Sorprendente, incomprensible y frustrante, más aún sabiendo que todo eso ocurrió realmente.

Todo lo que él había creído y predicado, todo aquello por lo que había luchado durante cuarenta años le inundó el alma en marejada irresistible. El individuo no era nada, el Partido lo era todo.

Página 108

En este sentido, más que una novela al uso es un ensayo novelado, donde se parte de personajes de ficción para contar la verdad de un aparato opresor que sembró el terror durante décadas en su población: exilios, marginación, hambre y pobreza que desembocan en tristeza y muerte.

He marcado multitud de fragmentos destacados, páginas enteras que nos acercan a una realidad cruel y frecuente de la URSS, de cómo lo que estaba bien ya no estaba tanto y cómo iban modificando el discurso y las proclamas de los que uno día eran relevantes pero que ya no eran.

Una verdad definitiva parece siempre falsa antes. El que tendrá razón al final parece equivocado y peligroso antes de ese final.

Página 125

Literariamente no destaca por su brillantez, pero como en otros títulos, Un mundo aparte, Gustaw Herling-Grudzinski o en Relatos de Kolimá de Varlam Shalámov, se me vienen a la cabeza, es la cruda verdad sin artificios.

Y al igual que los anteriores, es un libro que hay que leer. Aunque te deje mal cuerpo, aunque tengas que parar a leer otro tipo de novela, aunque hoy no sea el momento. Hay que leerlo. Hay que conocer los detalles de las condiciones de un preso, el proceso psicológico del interrogado o las tétricas maniobras que se tenían por normales en la URSS.

No recomiendo leerlo de corrido, creo que lo mejor es alternar las 3 partes con otros títulos más amables, pero sin duda alguna, es un título indispensable que además es bastante más corto y por tanto más fácil de leer.

Tenía razón Dani. Anotadlo y me contáis.

FICHA:

Te gustará si te gustó Relatos de Kolimá Varlam Shalámov.
Un mundo aparte, Gustaw Herling-Grudzinski.
Pros– Los procesos psicológicos del preso.-
Contras– Libro duro, triste y complejo.

Namaste.

Literatura

15 años hablando de libros

Hace 15 años que comencé con esta aventura personal que era abrir un blog.

Me parece prácticamente imposible no repetirme ni caer en frases comunes, porque de nuevo, el tiempo vuela, y de repente es de nuevo 23 de mayo, y aquí llega la tradicional entrada conmemorativa del hito.

Sí, sigo aquí, publicando mi impresión sobre los libros que leo y mostrando lo que compro. Sí, otro más, sin haberlo pensado mucho, la verdad.

Diría que todos los blogueros que comenzaron entonces en el mismo momento que yo acabaron cerrando las puertas del blog hace ya una década. Lo sé, nadie visita blogs, las redes se han comido parte del interés por estos espacios. Pero me da igual, porque este, es mi espacio, y no dependo de algoritmos ni de la idea de olla de un tipo que decida cerrar mi cuenta o limitar mi contenido.

Por supuesto estoy ahí, muchos de vosotros venís desde mis redes, pero el inicio de todo esto, el germen, la primera piedra de lo que vino después, es este blog.

Un blog que cumple 15 años. Vaya. 15. Una cantidad que se ha ido de las manos por completo y me convierte a mí en una señora que da demasiado la matraca con los libros.

Así que, y en eso no me importa repetirlo una y otra vez, os quiero dar las gracias a todos los que os pasáis por aquí, me leéis y comentáis, proponéis y dáis vuestra opinión. A los que venís de las redes y a los que no, a los que no comentáis por aquí pero más tarde me escribís directamente para comentar.

A todos, gracias. No prometo otros 15 años (¡sería impensable!) aunque jamás pensé llegar a esta cifra.

Mientras, sigamos leyendo.

Namaste.

Autor, Davies, Literatura

El mundo de los prodigios, Robertson Davies

Primero fue El quinto en discordia.

Después, Mantícora.

Termino la trilogía con El mundo de los prodigios.

2014. 2019. 2024.

Ya era hora, ¿no créeis?

Leer una trilogía en espacios de 5 años es algo arriesgado, puesto que, como adelantaba en Mantícora, no recordaba bien quién era quién en esta historia. Realmente no es completamente necesario, pero obviamente los detalles sobre las conexiones de los personajes se pierden.

En El mundo de los prodigios (Libros del Asteroide, 2007) conocemos que se está rodando una película con la vida de Paul Dempster, que más tarde se convertirá en el prestidigitador más famoso de la época, Magnus Eisengrim.

El punto de partida de la historia es Magnus Eisengrim narrando episodios de su vida a los productores y directores de la cinta, para que en última instancia conozcan los pormenores de su infancia y cómo llegó a la fama.

Su paso por el circo y su aprendizaje de la magia, la dura vida de ciudad en ciudad cuando sólo era un niño y la oscuridad tras el éxito, las condiciones en las que vivió y las personas con las que tuvo contacto en su paso por el circo y los espectáculos de magia.

La historia se articula bajo los largos monólogos y reflexiones de los personajes, principalmente de Magnus, que comienzan en su infancia y que finalmente terminan donde empieza la trilogía: con la muerte del magnate Boy Stauton.

Me siento más dispuesto a aceptar la idea de que si bien el demonio es un tipo muy listo, no le llega ni a la suela del zapato a cualquier tontaina que ante todo sea bueno.

Página 59

Davies nos envuelve con su magia de narrador que ya no existe, ese tipo de escritores que narren lo que narren, lo hacen de forma natural y compacta, sea el tema la vida del circo, los entresijos de la infancia o una hagiografía. Como sus predecesoras, el teatro es importante para la estructura y también para el contenido. Además, podemos comprobar cómo cualquier tema que le interese a Davies es exprimido y aprovechado para incluirlo en una historia de dolor y soledad pero también, si tenemos en cuenta la trilogía completa, de conexiones.

La conexión de la famosa bola de nieve, que Ramsay, el protagonista y principal narrador, esquiva y que acaba impactando en la madre de Paul Dempster, precipitando su parto y cambiándola para siempre. La conexión especial en un detalle que marca a una tercera persona, como un breve truco o una pequeña conversación con un niño: un momento que pasa casi desapercibido para el emisor pero que se graba en la memoria del receptor.

Ahora bien: ¿no jugamos todos, al menos mentalmente, con pensamientos terribles que jamás osaríamos poner en práctica? ¿Podríamos vivir sin un oculto instinto de revuelta, de protesta, contra nuestro destino en la vida, por envidiable que pueda parecer a quienes no han de sobrellevarlo? (…)

Todos abrazamos nuestras cadenas. No hay hombres libres.

Página 164

Digo más arriba que Davies es un tipo de escritor que ya no existe, y es que tiene un modo decimonónico de tratar la vida interior de los personajes que ya no se estila. Lo hace añadiendo una gran carga ética y religiosa, que en ocasiones deviene en repetitiva y que se mantiene siempre en un punto alejando emocionalmente, por lo que no es fácil empatizar con los personajes como lo solemos hacer con otras novelas.

Su estilo es directo, estructurado, trabajado, muy organizado, irreprochable.

Así era, aunque de un modo que nunca pude haber previsto. La experiencia nunca se repite exactamente de la misma forma.

Página 257

Con este tipo de escritores paso por muchas fases: me fascina la capacidad de descripción del autor, me encanta cómo usa el lenguaje para llevarnos donde quiere, pero a la vez, en otras ocasiones me aburren aspectos éticos o religiosos sobre los que Davies se detiene una y otra vez y me siento alejada de lo que está narrando, como si viera a través de un escaparate, impidiendo que me incorpore personalmente a la trama en sí.

A la vez, es absolutamente genial tener a un autor al que recurrir cuando tienes una decepción, como me ha ocurrido previamente con Mariana Enríquez. Parece una gran tabla de salvación cuando todo se pierde.

Dicen otros lectores de Davies que esta trilogía es más triste y melancólica y tiene menos elementos de humor y más espiritual que la Trilogía de Salterton. No lo sé. Quizá sea momento de comprobarlo.

FICHA:

Te gustará si te gustó El quinto en discordia o Mantícora., Robertson Davies.
Pros– La narración global de la historia y los temas que genera.
Contras– No es una lectura que pueda leer de seguido.

Namaste.

Autor, Literatura, Martín-Santos

Tiempo de silencio, Luis Martín-Santos

Este es uno de los libros de mi vida. De esos que leí en un momento, allá en 2002 o quizá antes, en el que los libros que te marcaban lo hacían mucho más. Menos experiencia o más capacidad de sorprenderme o el momento perfecto para el libro perfecto. O todo lo anterior a la vez.

Lo leí en una de esas ediciones espantosas que conseguías abonando una pequeña cantidad adicional con el periódico de turno. Espantosas pero baratas y accesibles. Seguro que tenéis varias en casa.

Teniendo en cuenta lo anterior, llevaba un tiempo pensando que debía llegar a la relectura. Pero para ello necesitaba una nueva edición ya que lo de leerla con la que tenía en casa quedaba descartado. Así que cuando vi que Seix Barral sacaba en enero de 2024 una nueva edición, pensé que era ya el momento.

La cosa no salió como esperaba, porque hacia la mitad del libro mi ejemplar tenía un fallo y aunque los números de las páginas estaban bien, realmente el orden de los párrafos de las páginas no se correspondían con el orden correcto, lo cual me obligó a regresar a mi libro viejo (¡y yo hablando mal de él al inicio de esta entrada!) para continuar la lectura antes de conseguir sustituir mi ejemplar.

Tiempo de silencio narra la historia de Pedro, un investigador de cáncer que hace pruebas con ratones para tratar de llegar a una cura. La trama comienza cuando necesitan más ratones para seguir con el estudio. Al ser remitidos desde Estados Unidos, Pedro recurre a su ayudante, Amador, para llegar al barrio chavolista donde se encuentra un tercer trabajador que consiguió afanar algunos de los ratones los cuales mantiene en su casa.

Pedro y Amador, como si de Dante y Virgilio se trataran, abandonan su laboratorio para acceder a las partes más bajas de un Madrid de posguerra donde la pobreza y la miseria forman parte del día a día.

Pero incluso el peor momento nunca es más que eso: un momento. ¡Hasta tal punto es limitada la naturaleza humana!

Página 103

Martín-Santos utiliza en gran parte de la novela el monólogo interior, si bien es cierto que también utiliza al narrador omnisciente según pretenda describir la acción o quedarse en la reflexión del personaje.

Mientras les acompañamos durante esa bajada a los infiernos, el autor aprovecha para darle voz a personas que se encuentran al margen de la sociedad, desde la madame de un burdel hasta ladrones de poca monta. Pero además es capaz de hilar el texto intercalando descripciones con reflexiones de carácter artístico, desde Goya a Cervantes, pasando por exhaustivas descripciones de procedimientos médicos.

Por todo lo anterior, Tiempo de silencio se quedaría corto si limitáramos su contenido a la parte de la acción, que supone un porcentaje limitado con el resto de las temáticas que nos presenta el autor.

Lo hace con un estilo directo y frío, sin detenerse demasiado, pero que consigue conectar con un lector que no es sino Pedro, alguien de buenas intenciones que se ve enredado en una historia que no es la suya pero que no puede evitar sentirse más y más atrapado, por la historia y por la ciudad en sí, por un Madrid triste y gris.

Releer supone siempre poner a prueba el juicio propio y pasado de la primera lectura, y siempre viene de la mano de dudas: ¿me gustará tanto como la primera vez? ¿Perjudicaré el recuerdo de la historia al leerla una segunda vez? ¿O me reafirmaré sobre lo que pensé hace tanto tiempo y seguirá siendo un libro clave para mi vida lectora?

Todas esas preguntas planeaban por mi mente antes de empezarlo y aún mientras lo empecé. Hasta que, poco a poco, según iba leyendo, desaparecían las dudas de una historia que te va calando de a poco, a la que llegas y te hunde, como si de un fango espeso del que no puede escapar se tratase. He vuelto a ser la lectora que se sorprendía, la lectora con poca experiencia que tiene que coger aire ante la brutal propuesta de Martín-Santos, esa que a veces se pierde por falta de concentración, la que busca un punto que no existe. He vuelto a compartir la angustia de Pedro.

Pero ahora no, estamos en el tiempo de la anestesia, estamos en el tiempo en que las cosas hacen poco ruido. (…) Es un tiempo de silencio. La mejor máquina eficaz es la que no hace ruido (…) Por aquí abajo nos arrastramos y nos vamos yendo hacia el sitio donde tenemos que ponernos silenciosamente a esperar que los años vayan pasando y que silenciosamente nos vayamos hacia donde se van todas las florecillas del mundo.

Página 295

Muchos describen esta novela como un Ulises de poca monta, una especie de copia a la española de la más famosa obra de Joyce que además se hace abigarrada y dura de leer. Y evidentemente Tiempo de silencio comparte partes de la narración y estructura con la novela de Joyce, pero tanto en el tono como en el desarrollo poco tienen que ver ambas.

No voy a hacer un alegato sobre el argumento de ser difícil, porque sí, lo es: no tiene diálogos, apenas hay puntos y aparte y el autor no pierde el tiempo explicando quién es el narrador ni dónde se sitúa la acción, lo cual implica que cuando sí hay un punto y aparte no tengamos ayuda en saber a quién da voz el autor. Todo eso corre de parte del lector, que ha de estar atento para no perderse y conocer quién es quién.

¿Que es fácil de leer? No. ¿Se la recomendaría a todo el mundo? Tampoco. ¿Que sigue siendo uno de los libros de mi vida? Rotundamente sí.

FICHA:

Te gustará si te gustó – Las novelas con monólogo interiores que no sólo se limitan a los pensamientos del protagonista.
Pros – El viaje de Pedro y Amador por el Madrid de la posguerra.
– Los temas que va enlazando y analizando.
Contras– Requiere toda la concentración y tiempo para llegar al punto puesto que el texto no tiene puntos y aparte.

Namaste.

Autor, Enríquez, Literatura

Nuestra parte de noche, Mariana Enríquez

Nuestra parte de noche (Anagrama, 2019) es un libro que desde su publicación ha recibido alabanzas de crítica y público, recibiendo el premio Herralde de novela además del aplauso de miles de lectores de Enríquez, que la han llegado a posicionar en una de las autoras más seguidas de la actualidad.

Como sé cómo funciono con los libros que han tenido mucho tirón comercial, he decidido dejar pasar algo de tiempo para leer la historia, pero animada por las múltiples buenos comentarios y auspiciada por mi curiosidad me acabé animando a comprarla y este año me decidí a leerla.

Nuestra parte de noche (Anagrama, 2019) se vende como una historia de terror, espeluznante, de esas para las que los estómagos frágiles no son aptos. Se la compara con Stephen King y muchos lectores admiten que tuvieron mucho miedo al leerla.

El inicio comienza con un viaje en el que acompañamos a Juan por Argentina junto con su hijo Gaspar. Sabemos que hay una secta y una Oscuridad y después conoceremos más detalles de quién es quién en la organización y qué puesto ocupa Juan, el médium clave para la conexión entre la dirección de la secta y la Oscuridad.

Sabemos también que Rosario, la mujer de Juan y madre de Gaspar, ha desaparecido. La búsqueda de la mujer es uno de los primeros elementos de la trama, el intento de Juan de acceder a esa Oscuridad para obtener información sobre su paradero.

Sin embargo, aunque durante las primeras 150 páginas se nos plantea esto, la trama realmente no continúa por ahí, o no solo por ahí, porque Enríquez divide la novela en seis partes que no tienen esta trama en común y que son totalmente desiguales entre sí tanto en longitud como en narradores y temáticas. Mientras que en el inicio se mantiene el narrador omnisciente donde Juan y Gaspar son los protagonistas, acercándonos tanto a la situación de la secta como a los amigos de Gaspar, posteriormente el narrador pasa a la primera persona para darle voz a Rosario donde nos da su visión y nos retrotrae al momento en el que conoció a Juan y su vida en Londres, previa al nacimiento de Gaspar.

El problema de Nuestra parte de noche es la extensión y todo lo que trata de abarcar, porque son tantas, tantas cosas, que finalmente deviene sin rumbo: nuevos personajes, analepsis y prolepsis, bifurcaciones de la trama en cada una de sus partes… un batiburrillo difícil de gestionar: desde la situación política de Argentina, la inestabilidad, pobreza, los desaparecidos y la violencia; al folclore argentino y también la amistad entre niños y la amistad entre jóvenes, pasando por el amor y el LSD o la psicodelia propia del Londres de los 70.

De fondo, la relación entre Juan y Gaspar y la Secta y su Oscuridad.

Además, esta exageración de temas produce otras cosas como son la ralentización de la historia principal y la reiteración de la información que acaba provocando un exceso de páginas. El hecho añadido de que cada parte funcione como independiente genera la sensación de que no hay unidad en la historia, sino como algo accesorio que aporta poco al primer hilo planteado y diluye la supuesta trama que se extendía en las primeras 150 páginas.

Todo esto es lo que como lector te hace pensar que el plan de la trama no está establecida, que se están dando tumbos tratando de improvisar la estructura de una novela. No de una cualquiera, una de 700 páginas.

En cuanto a los personajes, son planos y no evolucionan. Desde el primer momento los buenos y los malos son los mismos y las razones, motivos o acontecimientos que les suceden no varían su comportamiento, tampoco sabemos por qué son de ese modo. Todo genera una sensación simplista en su construcción, como si se ofrecieran al lector y con dos adjetivos ya tenemos que aceptar que son de ese modo. La excepción la marcan Juan y Gaspar, cuya compleja relación está mejor construida debido al número de páginas que les dedica.

Total, podéis imaginar la absoluta decepción y a la vez la inmensa sorpresa al enfrentarme a un libro que la mayoría pone por la nubes y que para mí es una novela totalmente fallida, con exceso de páginas y de temáticas, sin rumbo definido, con problemas en el ritmo y en la construcción de personajes. Una historia que además se hace aburrida y sin propósito, que es inconstante e irregular y que plantea dudas en cuanto a su edición y para qué negarlo, también por la concesión del Herralde.

Me he empapado de reseñas de lectores que dicen que se ha convertido en uno de sus libros de cabecera para tratar de comprender qué le han visto, he indagado por Internet entre opiniones diversas para tratar de comprender la mía.

Aún así, no he encontrado respuesta satisfactoria, sólo la sensación amarga de haber perdido el tiempo de un libro tan largo como este.

Y sí, las primeras 150 páginas prometen: tienen ritmo y se aprecia la brillantez que muchos mencionan de Enríquez, pero a partir de ahí cada temática, cada parte, nos plantea nuevos temas que consiguen que vaya cayendo de forma irrecuperable.

Mi primer pinchazo de este año de cabeza a la lista de decepciones de 2024.

FICHA:

Te gustará si te gustó Mi año de descanso y relajación, Ottessa Moshfeld (por el bombo que se le ha dado, nada que ver la temática).
Pros– Las primeras 150 páginas.
Contras– Sin unidad ni rumbo. Falta de ritmo y unidad.

Namaste.