Autor, Literatura, Mann

La muerte en Venecia, Thomas Mann


Lo admito: vuelvo a leer a Mann animada por las nuevas ediciones de DeBolsillo de sus obras principales. La verdad es que después de haber sufrido lo que no está escrito con la lectura de La montaña mágica, descarté por completo volver a leer alguna obra del autor, en especial Los Buddenbrook.

Pero claro, ¿por qué no regresar con una novela mucho más corta y de temática muy diferente a aquélla?

En este caso, es otro personaje masculino el protagonista de la historia: Gustav von Aschenbach decide buscar la inspiración viajando a Italia, con objeto de pasar unos días en Venecia y poder conseguir superar un bloqueo escritor.

La trama se centra en dos temas principales: el enamoramiento de Aschenbach de un muchacho llamado Tadzio con el que coincide por casualidad en el hotel, y con el que la adoración que siente por una belleza inaccesible irá en aumento.

La soledad hace madurar lo original, lo audaz e inquietantemente bello, el poema. Pero también engendra lo erróneo, desproporcionado, absurdo e ilícito.

Página 43

Pero además, mientras el protagonista se dedica a seguir con su mirada los juegos y las idas y venidas de Tadzio, lo que ocurre en el exterior se desmorona. La ciudad va convirtiéndose, poco a poco, en un lugar fantasma como consecuencia de la epidemia de cólera que asola el continente.

¿No había tomado una decisión precipitada y errónea, imputable a un estado enfermizo y que en ningún caso debía ser determinante? (…) Demasiado tarde. Tenía que seguir queriendo lo que quería el día anterior.

Página 61

Sorprende, y apabulla leer exactamente, palabra por palabra, a un escritor que en 1912 describió a la perfección lo que vivimos el año pasado: el silencio de las autoridades, el cambio de ánimo de la ciudad, los murmullos y las frases a medio decir, las reticencias, cada ciudadano temiéndose lo peor pero esperando lo contrario, haciendo lo que buenamente puede para huir de la enfermedad y esa sensación de miedo e incertidumbre en el ambiente ante una situación peligrosa de la que no se espera nada bueno.

Mann es universal. Y lo es porque la forma de acercarse a los temas es atemporal, no entiende de circunstancias concretas: la reflexión la hace desde la misma alma humana, desde el común de todos los seres de este planeta. Es capaz de extraer la esencia de los temas, de acercarse a algo que el común de los mortales da por hecho y conseguir analizarlo, medirlo, detallarlo.

Nada hay más extraño ni más delicado que la relación entre dos personas que sólo se conocen de vista, que se encuentran y observan cada día, a todas horas, y no obstante, se ven obligadas, ya sea por convencionalismo social o por capricho propio, a fingir una indiferente extrañeza y no intercambiar saludo ni palabra alguna.

Página 83

Una muy buena forma de acercarse al gigante alemán, con un libro corto, asequible y que rompe los prejuicios de miedo que se le tienen a los grandes clásicos.

Y vosotros, ¿lo habéis leído?

FICHA:

Te gustará si te gustó Diario de un hombre decepcionado, W.N.P. Barbellion.
Lolita, Vladimir Nabokov.
Pros – La visión atemporal del autor de cada tema que menciona.
– Frases destacadas frecuentes que hacen disfrutar de la lectura.
Contras – Con los ojos de un lector del siglo XXI la fijación de Aschenbach con Tadzio es desagradable.

Namaste.

7 comentarios en “La muerte en Venecia, Thomas Mann”

  1. ¡Dos de los libros que me cambiaron la vida! La Montaña… la leí estando convaleciente de una herida (¿Te acuerdas, Laura?) y La Muerte la leí a continuación fascinado por Mann.
    Por cierto, según Kania, la esposa de Mann, el verdadero Tadzio era el barón polaco Władysław Moes, de 13 años, hijo del conde Aleksander Juliusz Moes y de su esposa la condesa Janina Miączyńska con cuya familia coincidieron los Mann en el Hotel des Bains de Venecia en 1911. Según Kania, el niño y sus hermanas eran de una belleza tal que todo el comedor se sumía en el silencio cuando entraban a comer.
    Un simple cotilleo.
    xxxoooxxx

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  2. A mi me encanta Mann, ahora mismo estoy con sus cuentos completos y me gustan mucho. No dejes de leer Los Buddenbrock, no es para nada pesado y no tiene mucho que ver con las disertaciones filosóficas de La montaña mágica.

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