Autor, Literatura, Modiano

El horizonte, Patrick Modiano.

Hay novelas que recuerdan a un río, es decir, se caracterizan por tener una trama que fluye y que es el verdadero motor de la historia, además de tener unos personajes que van y vienen. Si tuviera que seguir con un símil de este estilo, diría que la novela de Modiano es un muelle: por las frecuentes repeticiones de ideas o situaciones, por las vueltas a atrás y los flashbacks.

Portada de "El horizonte", de Modiano.
Portada de «El horizonte», de Modiano.

Como en un muelle hay huecos y vacíos que el lector rellena a su gusto y conveniencia. Y eso está permitido porque existen unos pocos personajes de los que sabemos tan sólo una parte.

Esos dos personajes son Jean Bosmans y Margaret Le Coz, que coinciden en un incidente por obra del destino. Ambos se encuentran solos en una ciudad desconocida, esclavos del pasado del que huyen pero del que tratan olvidar. Desde el punto de unión entre ellos, se crea un lazo invisible que les mantiene juntos. 30 años después Bosmans tratará de recordar lo ocurrido, usando para ello fragmentos del pasado que su memoria ha moldeado.

Pero además, esta novela tiene otro punto clave: el ambiente en el que se desarrolla la trama. Se trata de un mundo melancólico, que parece propenso a la lluvia, a lo musical y bohemio. Esto es lo que le caracteriza no sólo a esta obra en particular, sino en general al estilo del autor. Lo poco que nos cuenta de los protagonistas (apenas anécdotas de su pasado y pinceladas de su presente) pero que a pesar de la escasez de la información, el lector tiene la “sensación” de saber cómo es y de entender las situaciones que vive.

Esa sensación nos acompaña desde el inicio de la historia. Aunque no nos pongamos en el lugar de los protagonistas entendemos que hagan lo que hacen, admitimos que no les conocemos demasiado pero aún así seguimos con ellos, acompañándolos por la trama que se nos va mostrando. Asumimos lo que hacen como si se trataran de buenos amigos: no juzgamos sus actos, sino que seguimos a su lado a lo largo de su aventura.

Modiano es, pues, un autor distinto. Porque es mucho más fácil ser un torrente de palabras en el que se describe todo lo describible y se dé una gran importancia a la trama que contar lo justo y dejar los espacios necesarios para que el lector cierre por un momento el libro y se empape del ambiente parisino mientras reflexiona sobre lo que acaba de leer. Es ese ambiente el que subyaga, el que surge de cada palabra del autor, de cada símil.

El francés es un genio de la economicidad. Un maestro de los trazos. Y con esta sutileza y estos trazos, esta es una obra perfecta para estos días de frío y lluvia, para saborear sentado en un cómodo sofá.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • El ambiente que crea el autor.
  • El vaivén de la historia.
Contras
  • La melancolía que irradia.

 

No quiero despedirme sin comentaros que la reseña que le dedicó Karo la podéis encontrar aquí.

 

Namaste.