Autor, Lapidus, Literatura

Nunca la jodas, Jens Lapidus

La segunda parte de la trilogía de Estocolmo de Jens Lapidus regresa con tres nuevos personajes. JW, Mrado y Jorge son relevados por Mahmud, Niklas y Thomas Andrén.

 

Portada de "Nunca la jodas", de Jens Lapidus
Portada de "Nunca la jodas", de Jens Lapidus

La línea es la misma que ya comenté en su momento: coincide con su predecesora en la descripción de los bajos fondos de la capital de Suecia sin que exista ninguna fuerza del orden que pare la cadena delictiva.

 

El modo en el que únicamente aparece la justicia, la policía y demás son a través de algunos documentos que se aportan como inicio de líneas investigadoras de los actos que se realizan. Si bien, comparado con Dinero fácil aparecen menos documentos de este tipo, quizá para favorecer el dinamismo en la lectura (ya que al ser escritos como documentos oficiales pueden resultar más aburridos cuando se leen varios en poco tiempo).

 

Comparar a los personajes de la primera y de la segunda parte significa condenar a los de Nunca la jodas a un marcado segundo puesto. Y eso es debido, fundamentalmente, porque pierden el empaque, la fuerza característica que poseían los protagonistas de la primera parte de la trilogía: la historia de Jorge es inevitablemente más entretenida que la de Mahmud, además de que perdemos a JW, verdadero motor de la acción de Dinero fácil.

 

Mención aparte requiere la edición (si es que a pegar unos cuantos folios en un libro se le puede llamar editar) de Suma de letras. Como viene siendo habitual, lo cual de por sí ya es preocupante, abundan los defectos de todo tipo: de traducción, de ortografía, de calidad en cuanto al papel (se está despegando, inaudito teniendo en cuenta que lo han leído sólo dos personas)… en fin, que me parece una auténtica tomadura de pelo pagar 20 euros por un libro así maquetado. Si el precio fueran 8 euros no diría lo mismo, pero teniendo en cuenta que la cantidad es más del doble, es para pensárselo.

 

Puede ser que me esté volviendo una exquisita. Puede ser que me esté acostumbrando a ediciones que son diametralmente opuestas a esto. Pero qué queréis que os diga. Si compro un libro por 20 euros, espero un mínimo de calidad, un estándar. El contenido ya es otra cosa, depende de muchas variables. Pero lo de fuera… por favor, ¡y encima tienen la cara de quejarse de que no se compran libros!

 

Si nos ceñimos al contenido, se trata de una novela entretenida que se lee con facilidad. Que está bien si lo que buscáis es algo de entretenimiento, pero que ya, os adelanto, dista mucho de otras novelas con muchísima más calidad en cuanto a este género se refiere. Ni tiene mucha intriga, ni es muy elaborada ni destaca por nada en concreto. Es una novela gris. Seguramente dentro de un año no recordaré más que el exabrupto del título como detalle significativo.

 

Pero bueno, que tampoco es tan mala, al fin y al cabo no es el nuevo de Lucía Etxebarria. Viene bien para desengrasar y eso lo ha conseguido.

 

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • La descripción vívida de los bajos fondos.
  • La menor cantidad de informes policiales, si lo comparamos con la primera parte.
Contras
  • Personajes más endebles, menos intriga, pierde sorpresa.
  • La PENOSA edición de Suma de letras: erratas, fallos de traducción, mala calidad del papel y un largo etcétera.

 

Namaste.

Autor, Lapidus, Literatura

Dinero fácil, Jens Lapidus.

Como comenté hace ya algún tiempo, Niebla espesa me prestó esta novela.

(Habéis acertado: autor sueco, trilogía y novela negra).

 

Primera parte de la Trilogía de Estocolmo
Dinero fácil, de Jens Lapidus

El relato corre a cargo de tres personajes muy diferentes pero que coinciden en una cosa: los tres cometen delitos. Los tres son “malos”. Los tres personajes acaban coincidiendo por algún tema. Al fin y al cabo los tres son supervivientes de los bajos fondos de Estocolmo.

 

Si en otras novelas hay un personaje bueno (un detective, un policía o un periodista), aquí no los hay. De este modo, se rompe el binomio malos-buenos que suele existir en todas las novelas negras. Esa es la novedad de Dinero fácil y con lo que juega Lapidus: los protagonistas son del bando de los delincuentes. La única representación del lado de los buenos son los diversos documentos que nos va presentando el autor: una sentencia de un juzgado, una declaración de un testigo o un proyecto de infiltración.

 

Un inmigrante chileno, un serbio mafioso y un estudiante que trata de incluirse en la jet set serán los narradores de esta novela. El mafioso es un personaje más plano: quiere a su hija y tal, pero no deja de ser mafioso. El chileno a bote pronto cae bien: se ha visto arrastrado a la delincuencia por un ambiente complicado: pobreza y violencia.Pero el estudiante es harina de otro costal. Un niño bien, creado en un hogar normal y corriente de una pequeña ciudad de provincias que se muda a Estocolmo para estudiar en la Universidad. Allí se empieza a relacionar con personas que gastan en un fin de semana lo que él gastaba en un año. A partir de ahí comienza la transformación. Este es el personaje que más me interesaba.

 

Sin embargo, el autor consigue darles la realidad suficiente como para que no resulten una mera caricatura de los malos a los que estamos acostumbrados. Porque en el mundo real, las personas no son todo o nada. Siempre hay matices.

 

El estilo de Lapidus es cortante, seco, duro, todo aristas. Creo que es la primera vez que leo un libro tan largo en el que apenas existan oraciones subordinadas o coordinadas. En muchos casos es necesario: bien habla algún personaje que no conoce demasiado bien el idioma o bien se narra una situación donde hay nerviosismo en el ambiente, como la siguiente:

 

A la izquierda corría un riachuelo. Pintoresco. Un puente. Árboles de hoja caduca. Sendero de gravilla. Un quiosco rojo. Parecía cerrado para el otoño, aunque se habían olvidado fuera el muñeco de los helados GB. Más adelante había tres edificios más grandes; entre ellos una extensión de gravilla. Carteles en los edificios. Antigua escuela. Antigua parroquia. Antigua casa del comendador. Una pareja de mediana edad entró en la escuela. Estaba en el sitio equivocado. Ahí no había casas de veraneo. Era un puto museo.

 

Pero en otros momentos, se hace simplón, pobre, sin complejidad, como si estuviera escribiendo alguien con el objetivo de crear en un guión publicitario. Además esta forma de escribir aunque es dinámica, no consigue que el lector se enganche al asunto.

 

Además, la edición de la novela no ayuda, porque hay montones de erratas:

 

Al fin y al cabo era muy extravertida.

 

Recordó: con tres años Lovisa solía abalanzandose corriendo escaleras abajo.

 

La traducción, en ocasiones, no es la adecuada:

 

La ropa: una camiseta gris. Pantis negros. Mini sobre ellos. Zapatos de tacón alto.

 

¿Alguien dice “Mini” para designar “Minifalda”? De momento no he conocido a nadie. Cuando oigo “Mini”, pienso en el coche, aunque sea difícil llevarlo encima de unas medias.

 

En cualquier caso se trata de una novela sin pretensiones, apta para pasar un buen rato, engancharse un par de días y comenzar a leer algo más serio. Sin embargo, no engancha ni de lejos tanto como la trilogía de Larsson. La opinión de Moe, pinchando aquí.

 

 

FICHA:

 

Te gustará si te gustó
Pros
  • La bien definida visión de las mafias.
  • La novedad: la ausencia de buenos.
Contras
  • Se echan de menos los nexos. La narración es más bien pobre.
  • La edición, llena de erratas. En la contraportada se dice más de lo que debería: si llevas la mitad del libro y todavía no han pasado cosas del supuesto resumen, es que obligatoriamente ese resumen no es tal.

 

Namaste.