Hay novelas que recuerdan a un río, es decir, se caracterizan por tener una trama que fluye y que es el verdadero motor de la historia, además de tener unos personajes que van y vienen. Si tuviera que seguir con un símil de este estilo, diría que la novela de Modiano es un muelle: por las frecuentes repeticiones de ideas o situaciones, por las vueltas a atrás y los flashbacks.

Como en un muelle hay huecos y vacíos que el lector rellena a su gusto y conveniencia. Y eso está permitido porque existen unos pocos personajes de los que sabemos tan sólo una parte.
Esos dos personajes son Jean Bosmans y Margaret Le Coz, que coinciden en un incidente por obra del destino. Ambos se encuentran solos en una ciudad desconocida, esclavos del pasado del que huyen pero del que tratan olvidar. Desde el punto de unión entre ellos, se crea un lazo invisible que les mantiene juntos. 30 años después Bosmans tratará de recordar lo ocurrido, usando para ello fragmentos del pasado que su memoria ha moldeado.
Pero además, esta novela tiene otro punto clave: el ambiente en el que se desarrolla la trama. Se trata de un mundo melancólico, que parece propenso a la lluvia, a lo musical y bohemio. Esto es lo que le caracteriza no sólo a esta obra en particular, sino en general al estilo del autor. Lo poco que nos cuenta de los protagonistas (apenas anécdotas de su pasado y pinceladas de su presente) pero que a pesar de la escasez de la información, el lector tiene la “sensación” de saber cómo es y de entender las situaciones que vive.
Esa sensación nos acompaña desde el inicio de la historia. Aunque no nos pongamos en el lugar de los protagonistas entendemos que hagan lo que hacen, admitimos que no les conocemos demasiado pero aún así seguimos con ellos, acompañándolos por la trama que se nos va mostrando. Asumimos lo que hacen como si se trataran de buenos amigos: no juzgamos sus actos, sino que seguimos a su lado a lo largo de su aventura.
Modiano es, pues, un autor distinto. Porque es mucho más fácil ser un torrente de palabras en el que se describe todo lo describible y se dé una gran importancia a la trama que contar lo justo y dejar los espacios necesarios para que el lector cierre por un momento el libro y se empape del ambiente parisino mientras reflexiona sobre lo que acaba de leer. Es ese ambiente el que subyaga, el que surge de cada palabra del autor, de cada símil.
El francés es un genio de la economicidad. Un maestro de los trazos. Y con esta sutileza y estos trazos, esta es una obra perfecta para estos días de frío y lluvia, para saborear sentado en un cómodo sofá.
FICHA:
Te gustará si te gustó |
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Pros |
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Contras |
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No quiero despedirme sin comentaros que la reseña que le dedicó Karo la podéis encontrar aquí.
Namaste.
Pues apuntadísimo que queda. Descubrí a Modiano por casualidad un día perdiéndome entre las estanterías de la Biblioteca a través de La Calle de las Tiendas oscuras (que reseñé en el blog), y es tal cual describes este: melancólico, oscuro, lluvioso… Recuerdo más lo que sentí con el libro que la historia en sí. Y creo que es algo muy difícil de conseguir. A ver si le hago un hueco pronto, que como dices es propicio para la época.
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Con Modiano pasa un poco eso, que te quedas con las sensaciones más que con la trama, o por lo menos también me pasa a mí. No sabría trazar una línea de lo que van haciendo los protagonistas, pero sí que se puede evocar el ambiente, la niebla, la oscuridad… tiene un estilo peculiar, sus novelas son cortas… tiene ese algo. Apunto el que comentas para un próximo Modiano. 🙂
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La melancolia es lo mio!!! asi que seguramente lo lea !!!
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Hola Laura,
Vaya símil el de muelle. Creo que me gustan más los libros río. Le echaré un vistazo a este escritor, por eso de genio.
Abrazos
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Uaaa… gracias por mencionarme. A Modiano descubrí gracias a ti y a Atram… Me sonaba bien el título – fue la 1ª impresión pero no dude ante vuestras recomendaciones.
Me devoró el ambiente del libro. Ese aura nostálgica, oscura y densa que envuelve los personajes- desconocidos y al mismo tiempo cercanos a nosotros. Los esbozos de Modiano aunque neblinosos tienen esa magia, ese misterio que les hace imprescindibles.
Todavía me faltan unos cuantos libros suyos por leer. ¿Has leído «Joyita» o «Pedigrí»?
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Tiene que estar bien, pero por el momento no me apetece un libro tan melancólico.
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Como me gustó mucho En el café de la juventud perdida y quiero repetir con el autor queda apuntadísimo, de hecho el único contra que pones es algo que me encanta de él, la melancolía que destilan sus historias 🙂 Un besazo
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Pues yo también me lo apunto. Gracias.
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Con tu entrada me he dado cuenta de dos cosas: que tengo grandes títulos por descubrir en la editorial Anagrama, y que debo acercarme lo antes posible a los novelistas franceses. Cada vez tengo más referencias de esta literatura, todas bastante buenas. Así que sigo tomando nota. ¡Un saludo!
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Perdón por el peloteo, pero muy buena reseña. A diferencia de Carol, a mí «En el café de la juventud perdida» no me acabó de convencer, a pesar de que estaba en casi todas las listas de los mejores libros del año. Sólo al principio sentí algo, luego me pareció que se desinflaba, por decirlo así. Sin embargo, me sigue interesando el autor y probaré con otro libro suyo, así que queda este apuntado. Soy de los que eso de lo «melancólico» suele gustarme. Y la imagen de la portada también me atrae, por cierto.
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Liz: me alegra que te interese. Ya me contarás qué te parece. 🙂
Icíar: ¿no te ha gustado? A veces es más fácil explicar algo con ejemplos… al menos yo soy bastante dada a hacerlo…
Karo: realmente si te paras a pensar, Modiano es puro ambiente. Es decir, que la trama en sí está totalmente diluida. Es el segundo que leo así que no he leído ninguno más de él. Ya organizaremos alguna otra lectura conjunta. 🙂
La verdad es que yo lo descubrí hace poco y fue gracias a Pedro.
Fíjate, no es que te conozca mucho pero atendiendo a tus gustos Modiano te pega bastante… 🙂
Masteatro: pues nada, a otra cosa. La verdad es que influye mucho el momento en el que nos encontremos y eso influye en la opinión del libro…
Carol: si te gustó aquél, te gustará más éste. A mí la verdad es que esperaba más de “En el café…” o bien me decepcionó hacia la mitad del libro, no sé, pero no guardo el mismo tipo de recuerdos benevolentes que de esta novela.
Eva: ¡gracias a ti, guapa!
Jesús: la editorial Anagrama tiene grandes títulos. Y como encima publica muchísimas obras es muy fácil que se nos pasen autores/estilos/géneros. Sin embargo, también creo que los más alabados son casi siempre los mismos, es decir, que tienen cosas muy buenas y cosas no tan buenas. Las reseñas son un buen modo para separar la paja del grano, y más teniendo en cuenta el poco tiempo que tenemos para leer y lo mucho que hay publicado.
Bartleby: peloteo aceptado. Si te fijas en mi reseña de “El café…” comento exactamente lo que tú estás diciendo ahora: “La sensación que me queda es agridulce. Por un lado me ha gustado: Modiano consigue engatusar al lector, llevarle por donde él quiere, que le interese la historia y que quiera saber más. Por otro, parece que al final no nos encamina del todo bien, como si no supiera rematar el relato, como si perdiera algo indispensable por el camino.”
Lo básico con lo que me quedé de esa novela es que el autor es distinto e interesante. Ésta novela me ha gustado mucho más, es más completa, mejor hilvanada. Además es corta así que en una tarde se lee perfectamente.
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En mis dos Modiano percibo lo mismo que tú Namaste. En todas sus obras está la melancolía, el tiempo perdido, la pérdida de la juventud y por tanto de la felicidad, el olvido, la muerte, la nostalgia ….. pero visto uno ….
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Eso que comentas sí que puede ser verdad, que son similares… pero bueno, cada autor tiene su estilo y eso suele pasar con muchos otros autores…
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Últimamente he leído varias reseñas sobre este autor. Tengo para leer «En el café…». Espero que sea un buen comienzo.
Un abrazo
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