Que Aquellos años del boom de Xavi Ayén me puso deberes, ya lo comenté en su día.
Por suerte los amigos de Alfaguara decidieron reeditar este título indispensable de la literatura latinoamericana y por fin dejó de ser un objeto difícil de encontrar.
Vaya por delante que El obsceno pájaro de la noche es un libro complejo. El arranque es lento y pausado y en consecuencia, en el inicio pueden pasar casi 100 páginas hasta que sepamos realmente de qué trata esta historia y hasta quién es el narrador, que va variando en un ejercicio estilístico sorprendente según leemos:
La Madre Benita me pide que traiga mi carrito, cargo los fragmentos y los arrastro hasta mi patio para que los años y las lluvias terminen con ellos, mientras en los altares sus existencias son sustituidas por imágenes casi idénticas encargadas al fabricante, quizás esta versión de la Bernardita tenga menos bizcos los ojos, quizá los rizos del niño Jesús sean de otro tono de amarillo, quizá la pose de San Sebastián parezca menos ambigua. La Madre Benita no conoce mi patio. Tiene estrictamente prohibido que nadie se venga a meter aquí. Es el patio del Mudito. Él lo eligió. Él sabrá por qué le acomoda. Que por lo menos tenga eso suyo para que haga lo que quiera, ese pedacito de vida privada, hay que respetársela a este pobre hombre que hace tantos años se está sacrificando aquí en la Casa por nosotras.
Página 68
Finalmente sabemos que se trata de el Mudito, un hombre peculiar en una casa, donde ayuda en las tareas diarias. Unas cuantas monjas y otras tantas niñas conviven en un mundo femenino de rezos, lecciones y reclusión. Hasta que la acostumbrada rutina cambia cuando aparece una cabeza de cartón piedra en el horizonte de Iris.
Durante la primera parte la novela se centra en la historia de Iris. Es más adelante, cuando ya pensamos por dónde va a ir la trama, cuando Donoso da un giro y mediante un salto temporal, continua la historia por una vía imprevisible: la de la vida de Jerónimo de Azcoítia, heredero de una importante familia y dueño de la Casa.
El obsceno pájaro de la noche supone un ejercicio de estilo desde la primera línea. Juega con la estructura, con el vocabulario, casi poético, con la información que nos va aportando y exige al lector una concentración inusitada para no perderse detalles y también paciencia a la hora de aceptar que la trama va a avanzar muy poco a poco.
Recuerdo sus ojitos miopes detrás de las gafas al leernos las noticias, esos ojos cuyo color no recuerdo porque naufrago en la persistencia de su nostalgia.
Página 96
El obsceno pájaro de la noche es también un libro de simetrías y paralelismos: simetrías entre la belleza y los monstruos. Entre la Casa y el exterior. Entre dos embarazos que nada tienen que ver excepto la presencia de la magia propia en el realismo mágico. Entre lo que se oculta y lo que se deja ver.
Esta historia es realmente soberbia, apabullante, portentosa. Como tal, también es ambigua, producto de una fantasía o de un sueño psicotrópico, es sorpresiva y a veces imposible de abarcar. No creo que sea recomendable para aquellas personas que se adentran en la literatura hispanoamericana por primera vez pero si os ha gustado Cien años de soledad y os alucina esa forma de crear de la nada situaciones surrealistas, este título no os va a dejar de sorprender. Diría que es más arriesgado, más complejo, una experiencia más total.
Más similar quizá a El siglo de las luces, de Carpentier, tanto la historia como el estilo tiene los límites que se marca Donoso, esto es, los que llega su imaginación portentosa y su uso de la lengua y el estilo como un maestro sin límites.
He notado que se van desvaneciendo esas finísimas líneas coloradas como cicatrices que dibujan los contornos de tus ojos y tu frente, de tus orejas y tus párpados y tu boca, y hasta las que veía en tus manos rodeando tus uñas como restos de incisiones y tus muñecas como recuerdo de suicidios, y la base de cada dedo. Arrugas… sí, por qué no, podrían pasar por arrugas.
Página 370
Por si fuera poco, El obsceno pájaro de la noche es una novela larga, que además en el último tercio de la novela pasa a situarse a un plano alucinatorio, psicodélico y difícil de seguir, tanto por el estilo en sí como por la temática; consecuencias ambas de la situación personal en la que se encontraba Donoso en el momento de escribirlo: delirando y enfermo.
Sin haberlo esperado, la narración se convierte en el hilo de pensamiento de un loco que no sólo es difícil de seguir, sino que además te acabas planteando si todo lo que está narrando en esas páginas tiene sentido respecto a la anterior y también hasta dónde será capaz de llegar el autor con su narración.
En definitiva, El obsceno pájaro de la noche es un libro tan difícil de describir que lo mejor es leerlo. Comprobar qué clase de historia es capaz de contarnos este chileno para que Harold Bloom la incluya entre las obras esenciales del canon occidental de la literatura del siglo XX.
Y como esta reseña seguramente no se entienda, os recomiendo el análisis de David Pérez Vega, que explica mucho mejor que yo lo que le sugiere este inabarcable libro.
FICHA:
Te gustará si te gustó | – Cien años de soledad, Gabriel García Márquez. – Conversación en La Catedral, Mario Vargas Llosa. – El siglo de las luces, de Carpentier |
Pros | – Lírica, apabullante, portentosa. – Sorprendente ejercicio total en una vuelta al realismo mágico. |
Contras | – Exigente y confusa en ocasiones. |
Namaste.
Fácilmente esta novela lleva en mi casa treinta años. Me lo regaló un hermano que ya no está. Muchas gracias por recordármelo con esta buena reseña que has hecho que además viene avalada por David Pérez Vega cuyo último libro «Esto no es bambi» tengo esperándome para leerlo.
Un besazo
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Me encanta el realismo mágico.
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Lo leí hace años y recuerdo la confusión deliciosa que te arrastra y el lenguaje que casi puedes paladear. No sé si realismo y no sé si mágico pero desde luego la literatura hispanoamericana de aquellos años era un torrente que conseguía volver del revés cualquier idea que tuvieras sobre lo qué es una novela.
Disfrute absoluto. Cuando todo me falla, sobre todo las ganas o el cansancio de lo que se publica, me basta volver a aquellos escritores para recordar el sortilegio de lo que uno puede sentir al leer.
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No es realismo magico Donoso. Es más sombrio oscuro y terrorifico.
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Hola Andy. No lo digo yo, sino Harold Bloom, que la incluye en ese subgénero.
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