Literatura

A través de mis pequeños ojos, Emilio Ortiz

La portada de este libro me iba persiguiendo aquí y allá y aparecía en los lugares más recónditos. Probablemente no: quizá era solo mi curiosidad que se fijaba en el ese peludo con aspecto noble y que llamaba a mi cerebro para que se fijara en ese libro.

Como me ocurre en muchas ocasiones, comenzó una batalla dialéctica entre mí misma: en un lado del ring, con 1,5 kilos, el cerebro analítico que argüía que ese libro no era para mí, que seguro que no me iba a gustar, que mejor escogía otro libro, a lo que seguía un listado de, aproximadamente, cien libros que tengo pendiente como alternativa. En el otro, la curiosidad, de la mano de mi cerebro reptiliano, abogaba por razones del tipo: pero qué mono es ese perro, seguro que te encanta, hazlo por Pelusa, ay qué ojitos, ¿pero de verdad no has visto lo mono que es ese perro?

En esta ocasión, y sin haberlo esperado, ambas partes tenían razón.

Empecemos por el principio.

A través de mis pequeños ojos es la historia de Cross, un perro entrenado para ayudar en su día a día un ciego, Mario. Comenzamos conociendo parte del entrenamiento de Cross en Estados Unidos, su días de cachorro y el momento del encuentro entre ambos, cuando Mario recibe las instrucciones de cómo llevarle. Ambos regresan a España para comenzar una vida juntos, en la que Mario terminará la Universidad, saldrá al mercado laboral y tendrá la vida habitual de una persona: empezar un proyecto, tener una novia, independizarse y formar una familia.

Todo lo vemos desde la perspectiva del perro, con lo que su visión y sus expresiones están limitadas por cosas que no conoce y motivos ajenos. Cross está habituado a la rutina de Mario, espera, paciente, que acabe la jornada laboral para ir a dar un paseo aunque no sepa qué hace su dueño durante toda esa jornada y para qué utiliza esa pantalla tan grande.

A mí particularmente no me gustaba ni me gusta estar sentado, prefiero estar corriendo o andando, o mejor aún, tumbado. Sentarse me ha parecido siempre una postura intermedia totalmente absurda connotada siempre de espera.

Página 60

Que Cross, el perro, sea el narrador genera dos cosas: ternura, porque quién no ha pensado lo que piensa nuestro perro de nosotros y de las cosas que hacemos; pero también simpleza, situaciones repetidas que para el lector resultan incómodas y demasiado básicas. (Y aún así encontramos errores formales como que use el verbo connotar, lo cual no es congruente). El problema es que ese recurso repetido durante todos los capítulos del libro se hace pesado, aburrido,muy básico.

Así que no puedo más que dar la razón mi cerebro analítico: es un estilo plano, sin trabajo ni riesgo, solamente el tipo de escritura que esperamos de alguien que no es escritor. No destacan ni los personajes ni la trama ni nada de nada, es una historia simple y llana; perfecta para un día en la playa pero que no reluce estilísticamente.

La excepción, donde sí encontramos alguna reflexión más elaborada e interesante, es al final, cuando se encara el final de la novela y de repente vemos píldoras emotivas que llegan al corazón directo de un amante de los animales:

En ocasiones, imagino que estás a mi lado, pero no lo hago adrede. Es decir: que no me hace falta que me esfuerce para sentir en mis dedos tu pelo suave, el sonido de tus suspiros, la humedad de tu hocico. Es como si estuvieras presente. Noto hasta tu olor.

Página 233

Leía en la red varios lectores que coincidían en opinión y comentaban que no les había gustado el final. Cuando uno empieza una historia de este estilo ya sabe cómo va a acabar el libro. Lo lógico, la finalización normal no es lo que ocurre aquí. Para muchos ha dejado una sensación agridulce cuando podría haber acabado de una forma más natural y sencilla. Otros comentan que es cruel. Para mí el autor ha buscado una solución intermedia entre lo esperado, siendo lo más cercano a ello pero que no satisface ni a unos ni a otros.

CONTIENE SPOILERS: Como lo de arriba no se entiende bien, os explico a lo que me refiero: imaginaba que el libro acabaría con la muerte de Cross, con el periodo de duelo del dueño. Lo que no pensé es que el autor había decidido, en lugar de su muerte, su retiro del trabajo como guía, lo que para mí es un tipo intermedio que no convence a nadie: sigue siendo cruel para el perro pero además el dueño no parece que lo vaya a echar demasiado de menos porque ya tiene sustituto.

En definitiva, un libro que ofrece lo que me temía: ideal para una tarde de piscina con 40ºC con la que no calentarse mucho las neuronas.

FICHA:

Te gustará si te gustó – Literatura tipo bestseller.
Pros – La ternura que trasmite.
Contras – Estilo muy simplista.

Namaste.