Autor, Literatura, luján

Subsuelo, Marcelo Luján

Si con Moravia ya supimos que Luján es un tipo sin escrúpulos, en Subsuelo se lleva la palma.

Quizá los incautos seamos nosotros ya que el propio autor escoge la siguiente cita como preludio a su texto:

Sólo los idiotas creen en la realidad del mundo,

lo real es inmundo y hay que soportarlo.

Jacques Lacan

En este caso los protagonistas de la historia son varios adolescentes, en concreto dos mellizos a los que les ocurre una situación que les condicionará de por vida y les hará mantener un secreto. La culpa, el dolor y el silencio acompañarán a ambos en un intento de seguir con su vida.

SubsueloLa historia, una novela de apenas 230 páginas, es potente y dura. Una novela que empiezas y no te suelta, en la que, eso sí, abundan los saltos temporales, los cambios de ubicación, frecuentemente entre párrafo y párrafo, por lo que hay que estar muy atento para entender quién es quién en esta historia y qué le va sucediendo a cada uno, algo que en ocasiones resulta complejo.

El estilo es directo, crudo, con diálogos escuetos y donde el poder de la narración va de la mano de las descripciones de los acontecimientos y de los sentimientos de los personajes. Al autor le bastan un puñado de ellos para articular una historia que consigue agarrarnos el estómago en un nudo que solo podremos soltar cuando la terminemos. Con escasas descripciones, Subsuelo es una historia creada para apabullar al lector que se acerque a ella.

El sentimiento de empatía que genera el texto consigue meter al lector de lleno en la trama y compartir con los personajes las dichas que les depara el destino. Pasarlo mal, como ellos hacen, sentir un movimiento en el estómago, respirar con dificultad o simplemente gritarle al libro que no, que ya basta.

Sin embargo, Luján es un tipo que no se detiene en sutilezas, sino que actúa como una apisonadora a la que importa poco lo que se lleva por delante. No tiene problema en causar dolor, dañar, lesionar, o hacer sufrir a cualquiera de los personajes que se cruzan en la trama. Lo hace en el presente pero también en el pasado, utilizando los recuerdos para continuar lesionando a los personajes. Le da también igual que el lector piense que ya ha tenido suficiente, que la crueldad para con un personaje ya ha superado el límite humano.

Al haber leído anteriormente Moravia, he ido más prevenida a la novela y podría hacerme una idea sobre lo que me iba a encontrar, pero aún así el Premio de Novela Negra Hammet 2016 ha supuesto un revulsivo de carácter y estilo, un choque frontal que espolea al lector y que consigue marcar a fuego al incauto que se acerque al texto.

Quizá como en la cita de Lacan, es idiota pensar que alguien ya ha tenido bastante y que la historia, o la vida le debe algún tipo de compensación.

FICHA:

Te gustará si te gustó

Pros

  • La fuerza del texto, la potencia del estilo del autor.
  • No es nada previsible.

Contras

  • Abundancia de saltos temporales: a la vez que nos mantiene pegados al texto, también puede hacer que perdamos el hilo o que nos confundamos en los acontecimientos.

Gracias a Atram y a Jesús por la recomendación.

Namaste.

IMM, Literatura

IMM (53)

Os traigo las nuevas incorporaciones a mis estanterías que corresponden al final del año pasado, muchas de las cuales se encontraban a los pies del árbol:

Imm-enero18

Las mujeres en el castillo, Jessica Shattuck: una historia que apareció de repente en mi buzón gracias a los amigos de Libros del Lince. ¡A ver qué tal está!

El fin de la soledad, Benedict Wells: una novela llena de premios que quise leer en cuanto la la vi por redes sociales. La acabo de empezar. Las ediciones con cantos de colores son de Malpaso.

Al caer la luz, Jay McInerney. Otra sorpresa en mi buzón, de un autor del que no he leído nada con anterioridad. Ya lo he terminado así que en breve dejaré por aquí la reseña. Edita Libros del Asteroide.

Taxi, Carlos Zanón (Salamandra): regalazo de Atram de Leer sin prisa. Os dejo su reseña por aquí. Tiene muy buena pinta, a ver si pudiera colar su lectura entre mis lista de pendientes.

Jane Eyre, Charlotte Brontë: uno de los libros que quiero leer en este 2018 en una edición minimalista que me gusta mucho. Un clásico que (lo admito) aún no he leído. Austral Singular haciendo que queramos comprarlos todos

Subsuelo, Marcelo Luján. Del autor leí Moravia, y tras comentar con él la historia tras la publicación de mi reseña, me lo ha enviado. ¡Gracias Marcelo! Tengo muchas ganas de leerlo después de ver tantas opiniones positivas. La edición es de Salto de Página.

La mirada de los peces, Sergio del Molino. Tenía pensado comprarlo, pero no me dio tiempo porque me lo regalaron por Navidad. El autor de La España vacía nos trae un nuevo libro, esta vez publicado por Random House.

Clásicos para la vida, Nuccio Ordine. No conocía este ensayo, pero del mismo autor ya leí La inutilidad de lo inútil y me pareció muy interesante. Libro cortito que me vendrá genial porque no paro de leer tocho tras tocho. Edita Acantilado.

Damas oscuras, varias autoras (Impedimenta). Sin duda alguna si ha habido un libro estrella estas navidades, ha sido este. Objeto de culto, portada preciosa, edición para enmarcar y un contenido que promete mucho. ¡Regalazo!

Muchísimas gracias a las editoriales que me han enviado ejemplares. Y no me olvido de las personas que me regalan libros, aún sabiendo que no es tarea fácil. Sois los mejores.

Nos espera un año lleno de apasionantes lecturas. ¡Al lío, que hay mucho por leer!

Namaste.

Autor, Literatura, luján

Moravia, Marcelo Luján

Para muchos de vosotros no es nuevo que he pasado un periodo de crisis lectora, donde no me apetecía leer demasiado y los libros empezados se mantenían parados sine die. La sensación del paso de las semanas sin leer más que un par de páginas es extraña para quien está acostumbrado a leer diariamente, pero ante la desidia propia lo mejor es respirar y escoger libros más livianos que nos ayuden a continuar nuestro camino lector.

Este que os traigo hoy es uno de los libros que me ayudaron a superar dicha crisis. Lo escogí precisamente por el número de páginas, menos de 200. Lo leí más lentamente de lo acostumbrado pero mucho más deprisa de como estaba leyendo por entonces.

Moravia.jpgLa elección fue todo un acierto. Y ahora os contaré por qué.

En mi libreta figuraba desde hace mucho tiempo, y recomendado por varios lectores, Subsuelo, del mismo autor. Pero cuando me ofrecieron leer este libro decidí que sería un buen momento de acercarme a Luján, de conocer un poco su modo de escribir, antes de leer otras historias.

Moravia es la historia de un bandoneonista que regresa a su pueblo natal después de mucho tiempo viviendo de la música alejado de su tierra. No acude solo, le acompañan su esposa y su pequeña hija.

El regreso a la tierra, al pasado y a lo que se dejó atrás es uno de los puntos clave de la historia, sobre todo en la primera mitad, donde el protagonista recuerda y teoriza, pero además recorremos le sucedió después, cómo llegó a la fama y el éxito profesionales, o a la felicidad plena cuando se casó con la hija de un afamado violinista.

El viaje aparentemente feliz lleva aparejado algo que desconcierta, una mezcla de incertidumbre por lo que se va a encontrar, una pizca de reconocimiento por la sociedad opresiva que vivió allí, o la duda sobre cómo va a ser la relación con sus familiares ante un grupo de personas con las que perdió el contacto hace demasiados años.

Mientras que todo lo anterior lo encontramos en la primera parte, en la segunda Juan Kosic llega a su destino. Dejamos los recuerdos y pasamos a las acciones. Moravia se trasforma y nos desvela su verdadera realidad. No entraré en qué sucede, porque contar de más implicaría restarle atractivos a la historia.

Entre ambas hay un abismo: mientras que en la primera parte apreciamos una abundante inclusión de descripciones y saltos temporales, además de algunos diálogos entre la pareja, la segunda se centra en su llegada al pueblo y el resto de acontecimientos que se derivan de ello. Pasado y presente. La idea de algo frente a lo que acaba siendo.

Cabe destacar cómo, en una novela que no llega a las doscientas páginas, el autor sabe jugar con su estilo para provocar las reacciones que busca. Cómo mide la estructura y la información, y el modo de ir creando los personajes y el entorno para llevarnos al punto que él quiere.

Luján actúa de un modo inteligente, no aportando más de lo que le conviene, sorprendiendo cuando toca, jugando con los tempos y los capítulos.

Personalmente, he vivido una lectura muy diferente en cada parte. Quizá es algo que se vea agravado porque no leí la novela del tirón, por lo que quizá aprecie una fractura entre ambas mitades que quizá no sea tanta.

En cuanto al final, pues qué queréis que os diga. Que cuando le dejas la boca abierta al lector algo has hecho bien.

Viene apurada la desdicha y sin que nadie la llame: viene con su mala espina y nunca es tiempo de esquivarla. Nunca.

Página 164

Desde aquí, gracias a los amigos de Salto de Página por enviármela. Y gracias a quienes pusisteis a Luján (Atram, Jesús) en mi punto de mira.

FICHA:

Te gustará si te gustó

Pros

  • Conseguir una novela así en tan pocas páginas.
  • La fuerza del texto, la sensación de ser categórico.
  • La cita final de Albert Camus.

Contras

  • El final nos deja con ganas de más.

Namaste.