Hace algunos días leí el siguiente artículo en diario El País. Se titulaba Monsergas y venía firmado por Fernando Savater.
Os voy a ser sincera: me cabreé y mucho. Sobre todo, por dos cosas: el tipo de argumentos que se usan y por la persona que emite esas valoraciones (alguien que pensaba que tenía mayor poder de argumentación, la verdad).
Los siguientes fragmentos están sacados del artículo. Si lo queréis leer entero, pinchad aquí.
Hombre, es indudable que Henry Ford era un modélico explotador capitalista y que la industria del automóvil abunda en prepotencia y contaminación, pero que yo sepa no por ello está justificado el robo de vehículos a particulares.
¿Cómo? ¿Está usted comparando un bien tangible con uno intangible? ¿Acaso es igual copiar que robar? Que yo sepa, robando se le priva del uso a su legítimo propietario. Copiando, no.
Por otro lado, sigamos con su comparación. Mr. Smith compra un coche a Ford. Como el señor Smith no lo usa demasiado, lo sigue usando veinte años después, hasta que se lo regala a uno de sus hijos. Sin embargo, los descendientes de Ford le imponen un canon por el uso de ese vehículo, alegando que lo fabricó su abuelo. Smith Junior no entiende nada, porque SABE que su padre pagó por él. Lo sentimos, pero será así hasta 60 años después.
¿Determinan precios abusivos al usuario las discográficas, las distribuidoras y las editoriales? Seguramente sí en bastantes casos, aunque nunca haya sido tan barato conseguir canciones, películas o libros como hoy, algunos regalados al comprar otros productos.
Dígamelo usted. Nos han vendido toda la vida que un libro es caro por el papel. Resulta que ahora existe el libro electrónico y es más caro que uno de papel. WTF?
¿Regalan una película con otro producto? ¿Y un libro? ¿Acaso compras un detergente y te regalan un best-seller? Yo hay cosas que no entiendo. ¿No se referirá a los periódicos, que por 3 euros te dan un libro? Porque pagas los 3 euros adicionales…
¿Es tan difícil de comprender? ¿Acaso el señor Savater no tiene memoria? Porque yo recuerdo muy bien cuando uno quería comprar un par de canciones y tenía que acabar comprando el CD entero, que costaba 20 euros. ¿Tampoco recuerda el señor Savater los constantes cambios de formato de reproducción para obligar al consumidor a comprar otro nuevo y sus correspondiente música nueva? ¿Y no recuerda el conservadurismo de las discográficas, que sacaban grupos y artistas parecidos entre sí? Porque yo sí que lo recuerdo. Recuerdo esa cara dura, y ese cabreo que se iba gestando en los consumidores. Recuerdo cuando las discográficas volvían la cabeza ante aquéllo llamado Internet que no podía ser nada bueno. Y no fue hace tanto, señor Savater.
Alex señaló que los internautas (es decir, usted, yo, casi todo el mundo) preferimos ser considerados ciudadanos. Gran verdad: le faltó añadir que hay ciudadanos buenos y malos, unos convencidos de que hacen falta leyes y otros dispuestos a beneficiarse cuanto puedan de la ausencia de ellas. Como ahora son muchos más los que se aprovechan de los contenidos ajenos que quienes los crean, predominan por lo visto los malos sobre los buenos y eso explica que les bailen el agua los creadores timoratos y los políticos oportunistas.
Lo primero es claro. De La Iglesia se marcó un discurso fantástico. Lo segundo, de perogrullo. También hay cantantes buenos y malos, algunos que llevan con el mismo sonido desde hace 20 años y nosotros encima tenemos que aguantar sus payasadas por twitter.
Ahora, ¿hay más malos que buenos simplemente por el hecho de que los que se aprovechan del contenido son más que los que generan ese contenido? No me haga reír. ¿Es mejor el ciudadano creador Alejandro Sanz, que reside en Miami para evitar pagar impuestos aquí que el ciudadano Pérez que se descarga su disco? Juzgue por usted mismo. Yo tengo bien clara mi respuesta.
Las disposiciones de la ley Sinde son sólo un vacilante comienzo, que mañana puede y debe verse ampliado por una ley de la propiedad intelectual y otras medidas. Pero rechazarla ufanamente es un mal síntoma, sobre todo en España: a la zaga de Europa en patentes y a la cabeza en rentabilizar gratuitamente la inventiva ajena.
Se nota que usted conoce poco de leyes. Y por mucho que diga, se nota que conoce poco Internet.
Porque lo crea o no, antes de entrar en vigor, la Ley Sinde está obsoleta.
El problema de todo el asunto es la ausencia de autocrítica por parte de todos ellos.
Una de las cosas que prima hoy en día es la inmediatez. Antes daba lo mismo. Ahora QUIERO ver las series al ritmo de Estados Unidos. Y si no me brindan esa oportunidad en la televisión, me buscaré los modos de hacerlo efectivo. No voy a esperar dos años hasta que llegué aquí.
Yo ya estoy cansada de que se comparen a los internautas con delincuentes. Somos consumidores descontentos que han encontrado en Internet un modo de conseguir lo que quieren gratuitamente.
El tema es reconducir la situación. Dejar de ver a Internet como una amenaza y convertirlo en una oportunidad. El problema, señoras y señores, es que su proceso productivo está obsoleto. Sobra mucha gente dentro de la industria discográfica, les guste o no. Porque en el momento en el que cualquier cantante puede subir uno de sus vídeos a youtube ya está sobrando esa gente que maqueta, edita, modifica y etc. Porque por si alguien no lo sabe, de un disco de 20 euros, 1,5 va a parar a manos del artista. El resto se queda por el camino.
Tienen ustedes que asumirlo. La gallina de los huevos de oro ha muerto. No hay más. Pero no, pretenden que una ley le restituya lo que están perdiendo. Manda narices.
Por suerte, hay motivos de alegría, puesto que tenemos otras iniciativas de personas que conocen cómo es esto. De una de ellas nos habla Atram en su blog.
Y no os perdáis el artículo de Juan Gómez-Jurado, porque no tiene desperdicio.
Namaste.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...