Balance de 2024, Literatura

Balance de 2024 (II): decepciones

Escoger bien implica que esta entrada sea cada vez más corta, de lo cual me alegro infinito.

Así que, sólo un abandono y una gran decepción. He añadido otros dos libros de los que esperaba más pero que por suerte están a años luz de ese pésimo libro del que espero no volver a hablar jamás.

Abandonados

  • Memorias de Adriano, Marguerite Yourcenar. El motivo del abandono no es que no me estuviera gustando el libro (de hecho la parte que he leído se ha quedado marcada de post-its) sino porque veía que no estaba absorbiendo todo lo que me estaba contando la autora y mi lectura fragmentada no ayudaba a que me metiera en una historia compleja que sé que en otra ocasión me encantará.

Decepciones

  • Nuestra parte de noche, Mariana Enríquez. Si tuviera que escoger sólo un libro para esta entrada, sería este. Las decenas de comentarios elogiosos de otros lectores, el boom que ha tenido y el márketing añadido me hizo pensar que esta novela acabaría en la lista de lo mejor, y la verdad que no esperaba que la novela no tuviera por donde cogerse desde el primer momento, por la cantidad de hilos, personajes e historias enrevesadas y a pesar de un inicio potente, una serie de incomprensibles decisiones que acaba generando una novela rocambolesca insufrible de leer. Me sigue sorprendiendo todo lo que se ha montado con esta historia insufrible.
  • El entenado, Juan José Saer. Con este libro he sentido una mezcla de decepción y de rabia, porque empezaba genial, era potente, interesante, entretenido…. hasta que Saer cambia la ambientación y todo lo que destaca de esta novela se tira por la borda. Qué rabia, de no ser por la segunda mitad de esta novela….
  • La plaza del diamante, Mercè Rododera. Lo de este libro es una cuestión mía, porque hay algo en el costumbrismo que me hace arrugar el morro y no conectar con las descripciones y el grisor no me dicen nada, describen pero no conecto, me aburro y pierdo interés.

Y vosotros, ¿habéis acertado este año? ¿Algún abandono y decepción?

Namaste.

Balance de 2024, Literatura

Balance de 2024 (I): lo mejor

Llegamos al final del año y toca hacer recapitulación de lecturas. He leído menos de lo que me habría gustado pero en general estoy bastante contenta con la selección, ya que al fin he podido leer libros que tenía pendiente desde hace mucho y creo que he acertado bastante.

Como siempre, divido lo mejor en dos listas: los que me han gustado mucho y los que sí o sí tenéis que leer en algún momento.

No es fácil decidir entre unos y otros y soy bastante exigente para que acaben en mi categoría de joyas, pero en cualquier caso, de todo lo que he leído, un total, a día de hoy, de 56 libros, esto es lo que me ha gustado más:

Destacados

  • El palacio azul de los ingenieros belgas, Fulgencio Argüelles. El año empezó con esta espectacular historia tanto por lo que cuenta como por la forma de narrar. Un gran descubrimiento.
  • Los árboles, Percival Everett. El autor está en todas las quinielas para diversos premios y en este libro demuestra el por qué: ritmo vertiginoso, humor en una historia dura y real que nos muestra el racismo descarnado de los Estados Unidos… un librazo que no podéis dejar pasar.
  • Sostiene Pereira, Antonio Tabucchi. Un clásico en versión super corta de una historia de esas que sabes que son gran literatura. No sé cómo he dejado tanto tiempo este libro en pendiente con lo entretenido y bien escrito que está.
  • En el lado salvaje, Tiffany McDaniel. La autora me encanta, ya lo sabéis si me seguís desde hace tiempo. Pues seguimos exactamente igual y por eso estoy encantada. McDaniel es cruel y dura pero siempre, siempre, merece la pena leerla.
  • El otoño del patriarca, Gabriel García Márquez. Qué decir, es García Márquez y aquí saca su mejor cara para narrar una historia vertiginosa de los años del poder de un dictador. Indispensable.
  • Vivir abajo, Gustavo Faverón Patriau. No me gusta añadir libros que no he terminado pero es que desde que comencé esta historia estoy totalmente obnubilada por la novela y por el modo de narrar del peruano. Llevo la mitad y no quería dejar pasar de mencionar esta historia, que me huele a clásico del siglo XXI y que podría haber incluido en el apartado de Joyas.

Joyas

  • Las tempestálidas, Gueorgui Gospódinov. Dejé pasar 2023 sin leer este libro, menos mal que lo he compensado porque me ha parecido absolutamente MARAVILLOSO. Ya tengo otros del autor esperando a la mínima oportunidad. No os lo perdáis.
  • Las almas muertas, Gógol. Poco puedo añadir a lo que comenté en su día en la reseña, sólo animaros a leerlo y a aceraros a un ruso divertido, ameno y sardónico. Al igual que el año pasado terminé encantada con Oblómov este año hago lo propio con esta pedazo de novela.
  • Tiempo de silencio, Luis Martín-Santos. Si de algo ha sido abundante 2024 es de relecturas, porque se me han agolpado dos de los libros que más me marcaron, este es uno. Fantástico. No es perfecto, lo sé, pero sigue siendo igual de fantástico.
  • Libro del desasosiego, Fernando Pessoa. Menudo tratado de vida es este libro. Decenas y decenas de hojas marcadas por reflexiones de todo tipo, desde el tiempo a la soledad o el amor. Os cuento más en la reseña en cuanto ordene las citas. Mientras, anotadlo en vuestra lista de pendientes.
  • El proceso, Franz Kafka. Otra relectura que no ha podiido gustarme más. No sólo por la edición sino por revivir una historia que me ha marcado como lectora y comprobar que tiempo después, sigue siendo capital en mi visión de la literatura.

Y para vosotros, ¿cuáles han sido las mejores lecturas de este año?

Namaste.

Autor, Horvilleur, Literatura, Merle

La muerte es mi oficio, Merle y Vivir con nuestros muertos, Horvilleur

Hay veces que sin planificarlo libros de una temática similar se acaban agolpando en lecturas consecutivas. Es lo que me ha ocurrido con estas dos que había anotado hacía tiempo y venían recomendados por lectores de confianza.

Por un lado tenemos La muerte es mi oficio, Robert Merle (Sexto Piso, 2022), biografía novelada de Rudolf Höss, nazi convencido y la mente tras la fábrica de matar de Auschwitz. Uno de esos ciudadanos necesarios para una maquinaria nazi necesitada de gente que hiciera lo que se le mandara sin dudar, sólo porque se tratara de una orden.

Acompañamos a Rudolf desde su infancia. Criado en una estricta familia católica, su visión de la vida pasaba por acabar en el seminario, pero tras la negativa de su padre y al creer que su confesor le había traicionado, el plan varía hasta acabar primero en el ejército y más tarde en el Partido.

A partir de ahí, su visión se funde con los intereses de los líderes nazis y debido a su exagerada obediencia acaba siendo el responsable de hacer más eficiente la muerte en el campo de concentración, esto es, agilizar el proceso de aniquilación en un momento en el que no paraban de llegar prisioneros al campo. Para ello, no opone ninguna resistencia para continuar con la macabra labor asignada. Su visión, incluso cuando es detenido y posteriormente juzgado, es que uno ha de hacer lo que se le dice, sin dudar ni parpadear jamás, sea cual sea la orden dada.

La muerte es mi oficio invita a reflexionar, que nunca a comprender, cómo una sociedad como la alemana puedo llegar a un estado de locura tal que montara un sistema de aniquilación sin que nadie se rebelara en ningún momento. Cómo ningún individuo se plantó ante tamaña barbaridad, cómo todos miraron a otro lado.

Posteriormente la lectura me llevó a Vivir con nuestros muertos de Delphine Horvilleur (Libros del Asteroide, 2022), el libro de una rabina que comparte momentos que ha vivido en relación a la gestión a la muerte, tanto de personas que ven próximo su fallecimiento como los familiares y seres queridos y el modo de afrontar y gestionar la muerte.

Por medio de historias diferentes acompañamos a Horvilleur ante distintas visiones, creyentes o no, de las personas que solicitan sus servicios. Conecta la pérdida con la historia bíblica, pero también reflexiona sobre nuestra conexión con los que ya no están y aporta su sabiduría plagada de consuelo y comprensión.

En general no es un libro que cuente nada nuevo o que no sepamos ya, pero sí pone en palabras sensaciones conectándolas con tradiciones pasadas, tamizando cosas que en ocasiones no es difícil explicar, lo cual reconforta y para muchas personas puede ser un libro de referencia que ordene sus pensamientos y sentimientos en torno a la pérdida de un ser querido.

En conclusión, dos enfoques totalmente opuestos unidos por un mismo tema, hilos literarios no planificados que se complementan y hablan entre sí.

Namaste.

IMM, Literatura

IMM (105)

Encaramos el final del año con las últimas compras, algunas novedades pero también varias adquisiciones con las que quería hacerme hace tiempo. ¡Vamos al lío!

  • Las pequeñas virtudes, Natalia Ginzburg, (Acantilado). De la autora Leí Léxico familiar hace tiempo y también este mismo libro, pero no lo tenía en casa, por eso quería hacerme con él para su relectura.
  • Beloved, Toni Morrison (Vintage, 2016). Se vino conmigo en mi viaje a Burdeos, llevo tiempo queriendo volver a leer a la Nobel pero no tenía ninguna opción de leer en casa. Este es el título que andaba buscando.
  • Mapa de soledades, Juan Gómez Bárcena (Seix Barral, 2024). Tengo muy presente al autor de Kanada, Los que duermen, Ni siquiera los muertos y Lo demás es aire. En esta ocasión nos vamos a la no ficción con un ensayo sobre la soledad. Tiene muy buena pinta.
  • Memorias, Teffi (Libros del Asteroide, 2024). Memorias, Rusia zarista. No necesito más, cada vez me gustan más ambas cosas.
  • Más de un siglo se alarga el día, Chinguiz Aitmátov (Automática, 2024). No sé si fue la portada o la sinopsis la que me atrajo a esta historia en la librería. Un autor de Kirguistán, una procedencia de la que no tenía ningún libro.
  • Un mundo que ganar, Upton Sinclair (Hoja de Lata, 2024). De la saga del playboy Lanny Budd habéis visto por aquí Entre dos mundos, Los dientes del dragón y Ancha es la puerta. Voy con retraso respecto a su lectura y se me ha pasado 2024 sin haber leído otro de la saga. Mal por mí, ahora tengo acumulados varios… de 2025 no pasa que lea uno.
  • ¿Éste es Kafka?, Reiner Stach (Acantilado). De este mismo autor leí en su día la mayúscula biografía de Kafka en 2 tomos, con un resultado desigual que podéis revisar aquí.
  • Fortunata y Jacinta, Benito Pérez-Galdós, (Espasa). Mi malestar con Galdós viene de lejos. En el instituto me hicieron leer Misericordia, que odié, y desde entonces le puse una barrera que pretendo franquear pronto.
  • Pan, Knut Hamsun (Nórdica, 2024). Un noruego que ya habéis visto por aquí con Hambre pero no con Victoria, cuya reseña se me ha quedado pendiente. Nórdica está haciendo un trabajo genial reeditándole y ahí estoy yo para hacerme con toda su obra. Con Hambre no sé qué haré porque tengo otra edición, veremos.
  • Amundsen – Scott: duelo en la Antártida, Javier Cacho (Fórcola, 2024). Hay temas fascinantes, de esos que no puedes apartar la vista para conocer los detalles de lo que ocurrió. De la historia de Amundsen y Scott y su intento por llegar primero al Polo había leído en el pasado un librito sobre el tema, pero es algo tan alucinante, tan increíble, que cuando me topé con este título lo tuve que comprar.

Y con esto hasta el próximo IMM que será el primero de 2025.

Y vosotros, ¿qué habéis comprado?

Namaste.

Autor, Dunne, Literatura

Una temporada en el purgatorio, Dominick Dunne

La magia de la literatura radica en parte en que no sabes qué te vas a encontrar hasta que lees la historia. En el caso de Una temporada en el purgatorio (Libros del Asteroide ?) sabía que la trama tenía que ver con una familia rica de Estados Unidos, pero el resto, evidentemente se me escapaba.

Me refiero a otra serie de aspectos, más allá de la temática en sí, que afectan a la lectura y que marcan bastante bien cómo se va a desarrollar la lectura en sí: el estilo y el ritmo. En este caso, un estilo dinámico y entretenido.

La historia comienza con la amistad entre dos muchachos: uno hijo de una familia católica numerosa, rico y casi perfecto, Constant, y el otro, nuestro narrador, un chaval humilde que va a rastras de una vida en la que en parte es ajeno. Su amistad se verá influida por una circunstancia que la marca: el asesinato de una muchacha y la acusación posterior de ese hijo modélico, Constant.

Sin embargo los Bradley saben utilizar sus recursos muy bien y consiguen desviar la opinión pública y mantener su familia a salvo de cualquier escándalo.

Mi alma estaba perdida, pero mi futuro, comprado y pagado.

Página 170

Años más tarde, la situación puede dar un vuelco, y de nuevo se cuestiona el papel de Constant en la muerte de la muchacha.

Ambos momentos temporales encuadran una acción dinámica y entretenida de una situación que conocemos en todo momento pero que vemos cambiar, flexibilizar y malear como sólo los poderosos lo saben hacer.

Dunne utiliza un estilo claro, directo, plagado de diálogos de una forma muy cinematográfica para conseguir un efecto dinámico, rápido, muy entretenido perfecto para leer sin respirar.

Lo anterior lo encuadra en una familia con secretos, intereses y conexiones dentro de la sociedad estadounidense del siglo XX donde unos ricos recién llegados tratan de hacerse valer en una sociedad WASP en la que por temas religiosos y económicos resultan vistos como ajenos y advenedizos. Además, radiografía muy bien cómo funciona una sociedad pequeña cuando hay poder para ejercer presión sobre sus miembros.

He disfrutado mucho de la lectura, me venía bien algo más amable o ligero que las historias duras que suelo leer, y esta opción me ha parecido un entretenimiento de buena calidad perfecto para un fin de semana intenso de lecturas o para salir de un bloqueo lector.

FICHA:

Te gustará si te gustó – La película Saltburn.
Pros– Entretenido, muy dinámico.
Contras– Podrían haberse reducido unas 20-30 páginas.

Namaste.

Autor, Barnes, Houellebecq, Literatura, Rododera

Tres libros que he leído de viaje: Barnes, Rododera, Houellebecq

Comento siempre que para mí es muy importante escoger bien las lecturas que me voy a llevar a un viaje, por un lado para no cargar con lecturas de más y por otro, escoger historias que se adapten a un momento en el que podemos tener bastante tiempo para leer (un vuelo) o poco (tras un largo día de visitar monumentos).

Este otoño he podido visitar la Aquitania francesa, y para ello escogí 3 libros muy diferentes entre sí pero con mismas cualidades: no demasiado largos, capítulos cortos y que llevaban bastante en mi lista.

Empzamos por el primero: a Barnes lo leí el año pasado, también en un viaje, con La única historia, pero el libro que más había escuchado recomendar era este: El sentido de un final (Compactos Anagrama, 2012).

En este caso, en lugar de una historia de amor es la historia de una amistad que acaba en un momento y cómo se rememora y reconecta con ese amigo varias décadas después. Es una buena lectura para un viaje y Barnes uno de esos escritores que trabajan muy mucho sus novelas. Pero a la vez me quedo con la sensación de que no me acaban de llenar, lo veo desde fuera como una novela redonda, pero como desde un cristal, fría y estéril, por eso no la recomendaré con pasión, porque justo de eso, de pasión, carece.

Aún con esas, son muchos los fragmentos que he anotado en mi libreta, sobre todo reflexivos sobre el paso del tiempo y el devenir de la vida. Os dejo un par de muestra:

Éste era uno de nuestros temores: que la vida no resultara como la literatura.
Página 25

Y así es la vida, ¿no? Algunos logros y algunos desengaños.
Página 74

La segunda novela que leí es la famosa La plaza del diamante (Edhasa, 2023), de Mercè Rododera, autora catalana recomendada por activa y pasiva a la que yo no me había acercado quizá porque pensaba que no era para mí. Acerté.

Hay algo en el realismo de la posguerra que me aburre, que no me interesa. La historia es una buena novela sobre una mujer, la Colometa, desde el momento de casarse hasta su vida 40 años después. Aprecio lo que hace la autora, que no es sino describir a la perfección una Barcelona gris tras una guerra civil, pero hasta ahí. Sin más.

Agaché la cabeza porque no sabía qué hacer ni qué decir y pensé que tenía que apelotonar la tristeza, hacerla pequeña deprisa, que no me vuelva, que no esté ni un minuto corriéndome por las venas y dándome vueltas. Hacer con ella una pelota, una canica, un perdigón. Tragarla.

Página 63

Por último, un francés: Houellebecq, un autor del que por aquí habéis visto pasar Las partículas elementales, Ampliación en el campo de batalla y Plataforma. Poco a poco voy leyendo todos los libros de este polémico escritor, siempre a contracorriente e incómodo. De nuevo un protagonista blanco, varón, en su mediana edad, sin nada a lo que agarrarse, solo tras otra decepción amorosa que trata de mitigar con antidepresivos y una visión crítica de todo cuanto le rodea.

De la sociedad en general no he conseguido nada, en este sentido, como en casi todos los demás, me he dejado llevar por las circunstancias, he dado prueba mi incapacidad para gobernar mi propia vida.

Página 9

Lo de siempre pero distinto: la crítica ácida a una sociedad basada en el capitalismo más cruel, la farsa del ecologismo o las relaciones amorosas.

No es el mejor del francés pero sí está a la altura. De los tres el que más me ha hecho pensar y el que más me ha gustado.

En cualquier caso, la alegría y el alivio de tachar títulos en la lista de los libros pendientes.

Namaste.