Autor, Hamsun, Literatura

Pan, Knut Hamsun

Cuando se habla de separar la obra del autor, debate que resurge de cuándo en cuándo a golpe de telediario, uno de los autores que se mencionan es este peculiar noruego. Nazi convencido, fue una de esas rara avis que tras 1945 no se refugió en el repetido argumento yo no sabía nada ni pude saberlo ni me sentí presionado pero eso no es realmente lo que pensaba, a pesar de cualquiera de las dos habría sido la solución más fácil para no acabar sus días como un paria.

Qué va. Hamsun tiró para adelante y siguió en sus trece y el que fuera Premio Nobel de Literatura en 1920 consiguió que esa decisión personal acabará afectando no sólo a su vida sino también a su memoria y sus obras, quedando estas relegadas a un margen inmerecido para un autor de su calibre.

En español hemos naufragado entre varias opciones, ambas indeseables: ediciones inencontrables de hace décadas o títulos sin traducción.

Por suerte la editorial Nórdica ha ido recuperando la obra de este autor, y ya podemos disfrutar de la literatura de este gran autor. Pan (Nórdica, 2024) era una de esas novelas descatalogadas que en su día fue publicada por Anagrama, así que la edición de este título me hizo correr a la librería en su busca.

Había leído Hambre, esa historia horripilante, reflexiva y maravillosa de un tipo que vagabundea buscando comida y dinero en la ciudad Christinía, el año pasado leí Victoria, de la cual nunca llegué a publicar reseña, una novela de amor que me gustó pero no tanto como su predecesora, y durante 2024 compré más libros del autor para ir haciéndome con toda su obra.

Tras lo anterior, llegó Pan, una historia de la que todo el mundo habla genial. En las primeras páginas de esta novela encontramos el resumen de por dónde irá la trama de esta historia:

En una casa grande, pintada de blanco, junto al mar, conocí a una persona que por un breve período de tiempo ocupó mis pensamientos. Ya no me acuerdo de ella a todas horas, ahora no, en realidad la he olvidado por completo, pero pienso, en cambio, en todo lo demás, en los gritos de las aves marinas, en mis cacerías por los bosques, en las noches, en todas las calurosas horas del verano. Por cierto, la conocí de pura casualidad, y de no haber sido por esa casualidad, ella no habría ocupado ni un día mis pensamientos.

Página 10

El protagonista, como en Hambre, como en Victoria, es un tipo solitario. En este caso vive en una zona campestre del norte de Noruega. Le acompaña su fiel perro Esopo y el amor por los bosques, las plantas y los animales. Thomas Glahn no necesita mucho más, hasta que en su camino se cruza una muchacha que hará saltar su tranquila existencia por los aires.

La alegría embriaga. Disparo la escopeta y un eco inolvidable me responde de montaña a montaña, vuela por el mar y llega a los oído de un trasnochado remero. ¿De qué me alegro? Un pensamiento que me viene a la mente, un recuerdo, un sonido en el bosque, un ser humano. Pienso en ella, cierro los ojos y permanezco inmóvil en el camino pensando en ella y contando los minutos.

Página 45

El resultado es una corta novela que mezcla el lirismo bucólico de la soledad del protagonista con la incertidumbre triste de su intento de cortejo con Edvarda. Lo hace además con una sensibilidad y belleza propia de los grandes, sin caer en las metáforas manidas o en las frases hechas, ahondando en el sentimiento y reflexión del protagonista.

Me alegro de estar solo, de que nadie pueda verme los ojos, me apoyo confiado en la roca y sé que nadie puede verme desde atrás.

Página 87

Decía en la anterior entrada que lees a Hamsun y ves a Mann, a Joyce. En esta ocasión además he visto a Jon Fosse, clara influencia para su compatriota, y también esa mezcla bucólica-lírica con una historia de amor triste, con la soledad pintada en la cara del protagonista.

Una historia bella, delicada, de una potencia narrativa sublime, que me anima a seguir con mi propósito de ir leyendo toda la obra de este autor genial.

Anotadlo que no os vais a arrepentir.

FICHA:

Te gustará si te gustó Hambre, Knut Hamsun.
Pros– Pura literatura.
– La mezcla entre la soledad bucólica y las reflexiones de la naturaleza.
Contras– Es una historia triste.

Namaste.

Autor, Grandes, Kosinski, Literatura

El pájaro pintado, Kosinski y La madre de Frankenstein, Grandes

Siempre digo que es tan importante saber qué libros leer como qué libros descartar. Por eso, y para que nadie piense que los lectores siempre acertamos, hoy os traigo dos títulos que no me han gustado nada, quizá simplemente quiera compartir la frustración del tiempo perdido entre estas páginas.

El pájaro pintado (Debolsillo, 2011) de Jon Kosinski fue un libro que vi recomendado y que en general lo ponen bastante bien. Muchos mencionan que tienen un aire a Claus y Lucas de Agota Kristof, una novela que me encantó, que he releído y que regalo en cuanto tengo ocasión.

Si bien es cierto que comparten similitudes, como que el protagonista sea un niño en la época de la Segunda Guerra Mundial, la comparativa termina ahí. Porque mientras que el de Kristof es una historia en la que ocurren sucesos a los protagonistas, habiendo un hilo conductor, en El pájaro pintado se presentan múltiples escenas de violencia extrema descritas de un modo descriptivo, sin más análisis ni relación con el resto de lo que sucede.

Entiendo que el propósito es comprender la dureza de la guerra, pero el problema que le veo es que debido a la reiteración descriptiva de las situaciones Kosinski acaba cayendo en el sadismo y en lo gore, sin aportar nada más. Y es que desde el primer capítulo el fin de hilo no es conocer qué le sucederá al protagonista en su camino sino un sinfín de torturas, violaciones, asesinatos, y en general la máxima de las crueldades capítulo tras capítulo, sin una unión en conjunto, como si el objetivo del autor fuera trasmitir esas escenas.

No me considero una lectora de estómago ligero, y además he leído bastante de literatura en periodo de guerras, pero en esta ocasión se me ha hecho hasta desagradable.

Respecto a La madre de Frankenstein (Tusquets, 2020) de Almudena Grandes, ya imaginaba lo que me iba a encontrar, porque tras la lectura de todos sus Episodios de una Guerra Interminable (Inés y la alegría, El lector de Julio Verne. Las tres bodas de Manolita y Los pacientes del doctor García,) y al saber cómo mi opinión se ha ido desinflando conforme iba terminando episodios, ya imaginaba por dónde irían los tiros.

No me equivocaba, puesto que desde el primer momento Grandes cae en los mismos fallos que en el cuarto de la saga: exceso de páginas, infinitas reiteraciones (detalles de un personaje, recuerdos o aspectos descriptivos que se mencionan una y otra vez a lo largo de todo el texto), abuso de saltos temporales, y cómo no, personajes arquetípicos en los que de un vistazo ya sabemos quién es bueno o malo, como en una telenovela si prestas atención dos minutos. Otra cosa que me ha escamado cada vez que aparecía ha sido el exceso de reiteraciones estilísticas como esta:

Así aprendí que los Cursillos de Cristiandad eran una especie de ejercicios espirituales patrióticos que se celebran oficialmente desde 1949. Que su objetivo era atraer a la religión a los hombres españoles, tradicionalmente alérgicos a la Iglesia. Que por eso Armenteros insistía tanto en la virilidad y en la milicia. Que para lograr su objetivo era fundamental contrarrestar la idea popular de que los machos no iban a misa ni, mucho menos, examinaban sus vicios ante un confesor. Que excluían a las mujeres por la misma razón, porque la tradición afirmaba que la devoción religiosa era una tarea tan femenina como limpiar la casa o hacer ganchillo, y consideraban que no hacía fala estimularlas. Que… (esto son 12 líneas en la novela y continua otras 20 más)

Página 191

Todo lo anterior consigue una novela de difícil digestión, pobre en cuanto al contenido y exagerada por el número de páginas y la exhibición estilística. Además, si lo que queréis conocer es la historia de Hildegart es mucho más interesante leer Los motivos de Autora de Erich Hackl.

Namaste.

Literatura

IMM (107)

Primeras compras de 2025. Ya no prometo portarme bien por que para qué nos vamos a engañar a estas alturas.

¿Me acompañáis?

  • Minimosca, Gustavo Faverón Patriau (Candaya, 2024). Tras Vivir abajo, antes de terminarlo decidí que si 2024 tenía un libro de este autor, en 2025 haría lo propio con este, que parece que aunque no sea la continuación sí comparte algunas de las temáticas y personajes del primero. Tengo muchas ganas de leerlo pero creo que esperaré a la primavera para que no se me junte demasiado con la lectura que terminé en diciembre.
  • Babar, colección completa (Blackie Books, 2022). Este libro forma parte de mi infancia. Quizá sea uno de esos que recuerdo con ternura, de haber leído en la biblioteca de mi pueblo, sentada en un banquito, obnubilada por las ilustraciones de este simpático elefante. La edición de Blackie Books me ha animado a hacerme con él. 2025 tenía que ser el año, claro.
  • Europa Central, William T. Vollmann (Random House, 2017). Una de las personas que más me influyen a la hora de anotar libros es David M. Copé, editor y lector a quien no le pierdo los pasos en Instagram. En una de sus stories, se alegró del rescate de la editorial Pálido Fuego a Vollmann, de quien aclamaba como uno de los mejores escritores vivos, a la altura de obras como Solenoide de Cartarescu, Contraluz de Pynchon o Vivir abajo de Faverón Patriau. Recién leído esto último sonó como una señal para mí, que no conocía a este autor, que ni siquiera me sonaba por referencias, así que en mi aplicación de segunda mano de confianza encontré este ejemplar a un precio aceptable y lo compré.
  • Orbital, Samantha Harvey (Anagrama, 2025). El último premio Booker acaba de aterrizar en español con una preciosa portada de la editorial, pero también le acompañan opiniones diversas de quienes lo han leído: mientras unos dicen que es bueno otros comentan que no es para tanto. Tenía mis dudas pero finalmente decidí comprarlo para leerlo en cuanto tenga ocasión.
  • El buscavidas, Walter Tevis (Impedimenta, 2025). Admito que no debería haber comprado este libro. Y es que a pesar de que Tevis es el autor de la maravillosa Sinsonte tengo otro título en casa, El hombre que cayó a la Tierra (Alfaguara, 2023) que podría haber leído antes de hacerme con otro. ¿Me gusta el autor? Sí, pero comprar indiscriminadamente la obra de un escritor al que sólo has leído en una ocasión no parece una buena idea.
  • Los chicos de la Nickel, Colson Whitehead (Debolsillo, 2024). Uno de esos libros que se dejan pasar pero de los que se duda después. Se habla maravillas de esta novela, añadido al hecho de que el autor ha recibido en dos ocasiones el Premio Pulitzer acabó decantando la balanza de su compra en esta edición de bolsillo.
  • El doble, Fiódor Dostoievski (Alba, 2024). Regalo de San Valentín, un acierto de un autor al que debo volver cuanto antes en una edición de esas que hay que tener en el estante.
  • Yoga, Emmanuel Carrère (Anagrama, 2021). Otro regalo 🙂 Autor habitual por aquí, este es uno de los libros que me quedaba por leer del francés. Mientras le toca turno para ser leído, os dejo por aquí las reseñas de El adversarioUna novela rusa. LimónovDe vidas ajenas, El estrecho de Bering y El bigote.
  • Mi marido, Maud Ventura (Nórdica, 2025). Galardonada con el Premio a Primera Novela en Francia, esta historia está recibiendo muy buenas críticas. Tiene una pinta genial y lo colaré cuanto antes. El envío corre a cargo de Nórdica.

Contadme, ¿coincidimos en alguno? ¿Cuál os llama la atención?

¡Hasta el siguiente post!

Namaste.

Autor, Galgut, Literatura

La promesa, Damon Galgut

Sudáfrica. Época del apartheid.

Una familia de blancos, los Swart, pierde a la madre, dejando en el aire una promesa que no todo el mundo quiere cumplir: que Salome, la mujer negra que lleva viviendo toda la vida con ellos se quedase con la casa donde siempre ha vivido.

Este es el punto de partida de La promesa de Damon Galgut (Libros del Asteroide, 2022), premio Booker 2021 y novela muy recomendada por los críticos.

Tú te crees que hay una orden, piensas que tus actos importan, que serán sopesados y juzgados en algún tipo de rendición de cuentas. Pero no hay rendición de cuentas. Para cada uno de nosotros la muerte es el último día.

Página 85

La promesa queda sin ejecutar tras la muerte de la madre, y los años van pasando. Para mostrarnos los cambios en la familia Galgut articula la historia en 4 partes designadas con el nombre de los miembros de la familia supervivientes, esta decisión le ayuda no sólo a marcar los saltos temporales, sino también a adelantar la muerte del siguiente miembro de los Swart que puede abrir una herencia y por tanto, cumplir la promesa pendiente.

La supervivencia no es instructiva, solo degradante.

Página 110

Es inevitable que el inicio de esta historia nos lleve, cómo no, a esa magnífica novela de William Faulkner que comienza también con la muerte de la madre, Mientras agonizo. El resto no tiene nada que ver puesto que la trama va vira por otros derroteros, uniendo la historia de la familia con los cambios político- sociales de Sudáfrica y los efectos del racismo en la sociedad.

Además el autor aprovecha para añadir otras temáticas típicamente familiares: celos, infidelidades y cambio en el tipo de relaciones entre los hermanos, Anton, Astrid y Amor, los 3 muchachos que pierden a una madre primero y un tiempo después a su padre.

Vieja tierra tonta, que vuelve y se repite una y otra vez. Nunca se pierde ni una función. Cómo haces para aguantarlo, vieja furcia primitiva, para ofrecer una y otra vez esta presentación idéntica, dela primera a la última sesión, mientras a tu alrededor el teatro se desmorona, las frases del guion no se modifican, por no hablar del maquillaje, el vestuario, los gestos extravagantes…

Página 275

Llama la atención del estilo de Galgut es el cambio aleatorio en el uso del narrador, que siendo mayoritaria la tercera persona de repente, y en algunos párrafos aleatorios, pasa a usar la primera persona. En la propia sinopsis se menciona esto como algo «original», pero en mi caso, y con contadas excepciones, me ha parecido un giro forzado e innecesario que no aportada nada estilísticamente porque en la siguiente frase regresa al narrador en tercera persona.

En general es una historia que durante una tercera parte de la historia pensé que se iba a ganar entrar en la lista de lo peor de este 2025. Sin embargo, hacia la mitad la historia va ganando fuerza y carácter, para acabar sorprendentemente por todo lo alto, al contrario que la mayoría de las historias que suelen desinflarse a la mitad.

Quizá lo anterior se deba a que el autor escribió las partes en momentos diferentes, pero si toda la novela fuera como el último tercio sería redonda, y ya veis, se queda en un limbo de aprobado de la que esperaba más.

La negación solo funciona en otras personas, no tiene ningún efecto en el destino. Ya te habrás dado cuenta, protestarle al destino es desperdiciar el aliento, lo que pasa pasará pese a tu no.

Página 278

Si la habéis leído contadme si coincidimos o si es solo impresión mía.

FICHA:

Te gustará si te gustó Una temporada en el purgatorio, Dominick Dunne.
Pros– Gana a medida que vas leyendo.
Contras– Novela desigual.
– Una escena en concreto que él mismo define como original y transgresor y a mí me ha parecido absurda.

Namaste.

Autor, Literatura, Ypi

Libre, Lea Ypi

Durante un tiempo este libro aparecía en mi feed de Instagram junto con muy buenas opiniones. No conocía este libro ni tampoco había leído antes a una autora de Albania pero me animé a comprarlo y he decidido colarlo a pesar de no llevar bastante en el estante.

Libre (Anagrama, 2023) es la historia en primera persona de Lea, nacida en 1979 en Albania, testigo en los 90 del fin de la era comunista para adentrarse en un nuevo mundo.

El libro comienza con la biografía de Lea, desde su visión infantil nos acerca a la rutina en su barrio y colegio, a los modos de funcionar y normalidades de un mundo que no es el de Occidente, y nos adelanta algunos de los comentarios que en susurros o con dobles sentidos se hacen sus padres.

Conforme ella crece la acompañamos en el desmantelamiento de un sistema que pilla por sorpresa a la sociedad albana y que abre opciones increíbles hasta ese momento, como comprar un lata de Coca-Cola con bebida dentro. (A mí esto de que tener una lata vacía diera estatus y la pusieran encima de la radio para que la viera todo el mundo me ha parecido totalmente surrealista).

Además la autora incluye reflexiones teórico-políticas sobre la situación de su país y nos acerca a las reacciones de la sociedad y al inicio de revuelta que atravesó Albania durante la época, unida a la situación de incertidumbre ante el nuevo mundo capitalista que se avecinaba.

Me había convencido de que nuestro presente es siempre la continuidad con nuestro pasado y de que en toda serie de circunstancias aparentemente fortuitas subyacen unas características y unas razones lógicas.

Página 183

Libre parte de la popular autoficción con el análisis, se lee tan fácilmente como una novela, es interesante y fluye como literatura, pero también tiene una parte de descripción sociopolítica visto desde primera persona, al igual que ya lo hicieran otras historias como Salir de la noche de Mario Calabresi.

No deja de ser un buen modo de acercarse de primera mano a una situación popular en sus países de origen pero desconocida para el resto.

Nunca había que preguntarse qué podía hacer por ti el Estado, sino qué podías hacer tú para no depender del Estado.

Página 222

Quizá no es el libro maravilloso, potente y redondo que esperaba pero sí me ha parecido una lectura muy productiva y entretenida, recomendable si queréis conocer más de vuestro entorno sin caer en un artículo periodístico.

FICHA:

Te gustará si te gustó Salir de la noche de Mario Calabresi.
Pros– Conocer de primera mano la historia de la autora.
– Cómo mezcla los temas que van surgiendo.
Contras– Más potente el inicio que el final.

Namaste.

Autor, Gaddis, Literatura

Ágape se paga, William Gaddis

Resulta que (para sorpresa de nadie) tengo una especie de superstición y los inicios me parecen muy importantes. Racionalmente sé que lo primero no va a marcar cómo va a ser el resto, está claro, pero ya sabemos, lo primero es lo primero.

Así que para el primer libro de 2025 me pensé mucho cuál debía ser el libro escogido. Revisé entre mis estantes y rebusqué, porque no quería que fuera un libro cualquiera, una lectura más, con riesgo de no ser recordada en unos meses: quería potencia.

Gaddis está ahí para proporcionarla, porque con una novela de 150 páginas te da lo que necesitas: que jamás te resulte indiferente.

El protagonista y narrador es un hombre en su lecho de muerte. Sabe que va a fallecer y está ordenando sus documentos para que a sus herederas le resulte más fácil encontrar lo útil. Sin embargo, sus pensamientos divagan en otros temas, empezando por el efecto de la creación de la pianola en Estados Unidos, que sirve como punto de partida para reflexionar sobre la popularización del arte, con el riesgo asociado de su adaptación al gran público, alejado de las élites y su posterior devenir en mediocridad.

No puede tratarse del placer de personas al azar, viene a decir, tiene que ser la música que deleite a los mejor educados, o bien uno terminará por ver a sus poetas componiendo cualquier filfa para complacer el mal gusto de sus jueces y por último el público se instruye entre sí y es que en eso consiste la gloriosa democracia, ¿sí o sí?

Página 42

Para lo anterior utiliza Gaddis un estilo de corrido, en semejanza a las reflexiones de Leopold Bloom en el Ulises de Joyce, como un hilo continuado de pensamientos en el que no existen los puntos y aparte y donde, estoy segura, te va a faltar el aire.

Lo anterior implica que mezcle ideas, pensamientos y recuerdos, saltando de un tema a otro, exactamente igual que hacemos a diario cualquiera de nosotros mientras estamos haciendo otras tareas:

Aquí sentado, charlando con estos yoes extraíbles ventrílocuos canguros, pensando los pensamientos de otro, embotado insensibilizado hasta no existir y soy yo el otro, yo soy el otro, aquí sentado hablando con autómatas.

Página 50

He leído opiniones de lectores que comentan que al reflexionar sobre un tema tan complejo como el efecto de la pianola les supuso un esfuerzo por comprender el texto, que las reflexiones musicales se hacían densas si no conoces el tema. No me lo ha parecido, la verdad. La sensación que una tiene cuando lee a Gaddis es que ese momento de complejidad es buscado adrede por el autor, y conocer cómo era su proceso de escritura y cómo se preparaba las temáticas de las que después escribiría no hace más que demostrar que su propósito era siempre, como ese primer capítulo de El nombre de la rosa de Umberto Eco, espantar a lectores que ha llegado por casualidad a sus novelas y desconocen qué se van a encontrar.

Ahora sí, tras dos novelas más cortas del autor, ya estoy a las puertas de la entrada a la gran Los reconocimientos, esa novela de más de mil páginas que promete ser la obra maestra de este autor marginal del que es imposible huir si entras en su mundo.

FICHA:

Te gustará si te gustó Gótico carpintero, William Gaddis.
Pros– El orden y distribución del texto.
Contras– Lectura compleja, que requiere mucha concentración.

Namaste.

Autor, Faverón Patriau, Literatura

Vivir abajo, Gustavo Faverón Patriau

No recuerdo bien quién me recomendó esta historia. Lo que sí sé es que fueron varias las personas que mencionaban esta novela como muy recomendable. Tardo en leer, lo sabéis, pero también soy obediente y anoté esta historia de un autor que no conocía pero del que todo el mundo hablaba bien.

A todos ellos, desde aquí, GRACIAS.

Porque vaya, ya sabemos que cuando lees mucho es complicado que te sorprendan, es difícil que un autor contemporáneo presente una propuesta que te encandile sin caer en las copias, las excesivas referencias o en las imitaciones de otros. Y Vivir abajo es uno de esos, de esas joyitas que aparecen muy de vez en cuando y te vuelan la cabeza desde la primera página. Voy a tratar de explicar por qué en esta reseña, pero en cualquier caso aviso: cualquier cosa que diga no le va a hacer justicia.

Vivir abajo (Candaya, 2019) es una historia poliédrica, vertebrada en cinco partes, donde nos acercamos a la misma historia, o a historias adyacentes que comparten los mismos personajes. En su centro George W. Bennett, de quien salen todos los hilos que vertebran la historia.

Comienza la novela con una doble biografía de este personaje, a dos columnas, como si en un periódico se tratase, ahí podemos comprobar las diferencias entre ambas. Desde este primer momento sabemos de este personaje ambiguo, del que se aprecian lagunas en su biografía y algún detalle extraño.

Lo coincidente es que se trata de un controvertido cineasta que ha desaparecido sin dejar rastro, con un pasado errante que iremos conociendo y desglosando a lo largo de sus más de 600 páginas.

Lo único bueno es el monólogo final de un viejo librero al que la policía captura y que le explica a un detective que no entiende por qué tanto alboroto, si vender órganos humanos y vender libros es lo mismo, porque un libro no es otra cosa que un órgano humano, uno que conecta el corazón unas veces con el cerebro y otras veces con el páncreas.

Página 90

La primera parte es un acercamiento a la figura de Bennet, y también la historia del investigador que le sigue los pasos.

La segunda parte, nada que ver, conocemos a Laura Richardson, que conoció a Bennet en el pasado, cuando era un niño y un adolescente, y nos narra su vida además de la vida de su marido, el pasado en la guerra de Yugoslavia.

Volvemos al investigador con la tercera parte, ahondando su búsqueda de Bennet por diversos países de Hispanoamérica.

Creo que el mundo es indescriptible, que algunas partes del mundo las podemos entender pero otras partes no, y las partes que no podemos entender, debemos abolirlas. El problema no es cómo es el mundo: el problema es que el mundo existe incluso en esas cosas que no podemos comprender. Creer que podemos comprenderlo todo es un engaño, una locura, un simple misticismo.

Página 100

La cuarta supone el inicio del final, donde comenzamos a ver cómo se unen los hilos que ha ido generando el autor a lo largo de toda la historia: vemos cómo se unen historias, se resuelven incógnitas, se unen puntos que parecían alejados.

Como veis, las partes son muy diversas entre sí, pero mantienen patrones comunes, tanto de estilo (saltos temporales, cambios de narrador, historias dentro de historias), como de temática: los sótanos y subsuelos, la guerra y la tortura, además de múltiples referencias de arte, tanto de literatura como de cine.

Le dice que no sería raro que haya publicado ese libro y lo haya olvidado o (…) si es normal que un lector recuerde un libro que ha leído hace muchos años, no es menos natural que recuerde un libro que ha de leer dentro de poco.

Página 277

La historia es enorme, soberbia, descomunal, juega contigo y te atrapa, inicia un hilo del que después Faverón se olvida a voluntad para plantearnos otra incógnita, otra historia, otra duda. Lo hace con una fuerza e ímpetu que traspasa, de esas que te obliga a continuar leyendo, siendo imposible soltar las páginas de una historia que se cuela en nuestras horas, en nuestros días, de esas de las que pensamos cuando estamos haciendo otras cosas. Como en el lodo, te metes más y más, te rodea y te inunda, te agobia, te atrapa: es compleja, es dura, no es sencillo lo que plantea, pero es fascinante.

En definitiva, me parece que Vivir abajo es una historia exagerada, mastodóntica, de esas que ya no se escriben por ser arriesgadas, de esas que apenas vemos en el mercado por complejas, pero de la que, me apuesto, de esas que pasan a ser clásicos de la literatura.

Y por supuesto, nada nuevo, ya en el estante el siguiente libro: Minimosca.

De verdad, hacedme caso y leedla.

FICHA:

Te gustará si te gustó Cien años de soledad, Gabriel García Márquez. (Por la estructura)
La ciudad y los perros, Mario Vargas Llosa. (Por la temática y la fuerza)
Pros– Inteligente, bien estructurada. Variedad de temas.
– Descomunal, mastodóntica, llamada a ser un clásico del siglo XXI.
Contras– Compleja. Necesita concentración y se lee mejor y si tienes tiempo para no trocear la lectura.

Namaste.

Autor, Literatura, Ozick, Roy

El río sin descanso, Roy y El chal, Ozick

Penúltima entrada hablando de libros de 2024, en este caso de dos muy distintos entre sí de dos autoras muy potentes. ¡Empecemos!

El río sin descanso de Gabrielle Roy (Hoja de Lata, 2023) lo compré por dos cosas: la primera, por la preciosa edición conmemorativa del décimo aniversario de la editorial Hoja de Lata, un libro que (admito) había pasado desapercibido cuando lo publicaron pero que destacó en mi visita a la librería con esta nueva edición. La segunda, una temática y localización de las que no había leído nunca: el pueblo inuit y su estilo de vida.

No conocía a Gabrielle Roy y resulta que es una de esas autoras claves de su país, lectura obligatoria en Canadá y referente como escritora en francés del siglo XX en aquél país.

Lo maravilloso de la lectura, no es nada nuevo, es que nos acerca a lugares y situaciones desconocidas, en este caso para mí es el río Koksoak y sus habitantes, con todo lo que implica, la compleja relación entre hombre blanco e inuit, el cambio para muchos inuits al abandonar su tradicional estilo de vida para acceder a mayor bienestar, presionados por un Gobierno que les anima a alejarse de sus tierras, pero a la vez, la sensación de desprotección y soledad que les genera sentirse al margen, en una sociedad que no entienden bajo unas reglas nuevas.

El estilo de Roy es sencillo, directo pero muy descriptivo, se centra en el paisaje pero también en los sentimientos de un grupo de personas que ven cómo su vida va a cambiar radicalmente. La combinación es equilibrada, bien lograda, sin caer en exageraciones ni en sentimentalismos, con ese toque a clásico que se palpa por el modo que tiene de acercarse a los temas que trata.

El segundo libro que os traigo hoy es El chal de Cynthia Ozick, una novelita corta o relato largo, como lo queráis ver, que tiene con referente a un chal que acompaña a una mujer, Rosa, prisionera en campo de concentración. No diré más, pero con esos datos creo que ya os podéis imaginar el tipo de historia que relata la autora: breve y dura, incómodas, triste y desasosegante.

Desde el primer momento sabemos qué se puede esperar de este tipo de historias, vaticinamos lo que va a suceder y aunque acertemos lo complejo es generar todo lo anterior en una novelita de apenas cien páginas y con tres personajes. Lo hace Ozick con la puntería certera de dar donde duele, de molestar al lector que plácidamente se encuentra en un sillón cómodo de su hogar.

No me ha parecido redonda porque creo que se pierde en consideraciones posteriores cuando la acción se traslada a un momento posterior, donde Rosa rememora la situación, y eso me ha parecido que le hace perder fuerza al resto de la historia. Si bien en conjunto es uno de estos ejemplos de que la buena literatura no necesita grandes fuegos de artificio ni una acción estrepitosa, sino que con buen hacer del autor se puede conseguir una historia que ya les gustaría a muchos de los que se consideran escritores.

Namaste.

Autor, Literatura, Pessoa

Libro del desasosiego, Fernando Pessoa

Tenía pendiente leer el Libro del desasosiego desde hace mucho tiempo. Figuraba como uno de esos libros que hay que leer, pero como en otras muchas ocasiones, nunca le encontraba hueco.

Este libro aglutina diversos fragmentos que el portugués dejó anotados, sin orden, en un baúl, ordenados posteriormente en la edición por temática. En mi caso, lo he leído con esta edición Acantilado, donde marcan los párrafos que se quedaron a medias mediante símbolos.

El hecho de que sea fragmentario y reflexivo impone una lectura pausada, y así es como durante 2024 he ido leyéndolo de a poco, disfrutando sus reflexiones, comentarios e ideas, y como creo que no se puede añadir mucho más a un libro como este, os voy a dejar citas para que valoréis por vosotros mismos su contenido:

No me indigno, porque la indignación es cosa de los fuertes; no me resigno, porque la resignación es cosa de los nobles; no me callo, porque el silencio es cosa de los grandes. Y yo no soy ni fuerte, ni noble, ni grande.

Página 138

Tengo un cansancio en el alma de mi corazón. Me entristece aquel que nunca fui, y no sé qué especie de saudade es el recuerdo que de él tengo. Caí entre las esperanzas y los vestigios, como todos los ocasos.

Página 204

Cuanto más avanzamos por la vida más nos convencemos de dos verdades que sin embargo se contradicen. La primera es que, ante la realidad de la vida, palidecen todas las ficciones de la literatura y del arte. Proporciona, es cierto, un placer más noble que los que da la vida; sin embargo, son como los sueños, en los que sentimos sentimientos que en la vida no se sienten, y se conjugan formas que en la vida nunca llegan a encontrarse; son, a pesar de todo, sueños de los que se despierta, que no constituyen en recuerdos ni en saudades con los cuales podamos después vivir una segunda vida.

La segunda es que, siendo deseo de toda alma noble recorrer la vida por completo, tener experiencia de todas las cosas, de todos los lugares y de todos los sentimientos vividos, y siendo esto imposible, la vida sólo subjetivamente puede ser vivida por entero, sólo negada puede ser vivida en su sustancia absoluta.

Página 240

Y estas citas y tantísimas otras que he ido marcando os digo que tenían razón, es una de las mejores lecturas del año 2024.

Leedlo. Tomaos vuestro tiempo, espaciadlo, degustadlo. Os encantará. De veras.

Namaste.

Autor, Horvilleur, Literatura, Merle

La muerte es mi oficio, Merle y Vivir con nuestros muertos, Horvilleur

Hay veces que sin planificarlo libros de una temática similar se acaban agolpando en lecturas consecutivas. Es lo que me ha ocurrido con estas dos que había anotado hacía tiempo y venían recomendados por lectores de confianza.

Por un lado tenemos La muerte es mi oficio, Robert Merle (Sexto Piso, 2022), biografía novelada de Rudolf Höss, nazi convencido y la mente tras la fábrica de matar de Auschwitz. Uno de esos ciudadanos necesarios para una maquinaria nazi necesitada de gente que hiciera lo que se le mandara sin dudar, sólo porque se tratara de una orden.

Acompañamos a Rudolf desde su infancia. Criado en una estricta familia católica, su visión de la vida pasaba por acabar en el seminario, pero tras la negativa de su padre y al creer que su confesor le había traicionado, el plan varía hasta acabar primero en el ejército y más tarde en el Partido.

A partir de ahí, su visión se funde con los intereses de los líderes nazis y debido a su exagerada obediencia acaba siendo el responsable de hacer más eficiente la muerte en el campo de concentración, esto es, agilizar el proceso de aniquilación en un momento en el que no paraban de llegar prisioneros al campo. Para ello, no opone ninguna resistencia para continuar con la macabra labor asignada. Su visión, incluso cuando es detenido y posteriormente juzgado, es que uno ha de hacer lo que se le dice, sin dudar ni parpadear jamás, sea cual sea la orden dada.

La muerte es mi oficio invita a reflexionar, que nunca a comprender, cómo una sociedad como la alemana puedo llegar a un estado de locura tal que montara un sistema de aniquilación sin que nadie se rebelara en ningún momento. Cómo ningún individuo se plantó ante tamaña barbaridad, cómo todos miraron a otro lado.

Posteriormente la lectura me llevó a Vivir con nuestros muertos de Delphine Horvilleur (Libros del Asteroide, 2022), el libro de una rabina que comparte momentos que ha vivido en relación a la gestión a la muerte, tanto de personas que ven próximo su fallecimiento como los familiares y seres queridos y el modo de afrontar y gestionar la muerte.

Por medio de historias diferentes acompañamos a Horvilleur ante distintas visiones, creyentes o no, de las personas que solicitan sus servicios. Conecta la pérdida con la historia bíblica, pero también reflexiona sobre nuestra conexión con los que ya no están y aporta su sabiduría plagada de consuelo y comprensión.

En general no es un libro que cuente nada nuevo o que no sepamos ya, pero sí pone en palabras sensaciones conectándolas con tradiciones pasadas, tamizando cosas que en ocasiones no es difícil explicar, lo cual reconforta y para muchas personas puede ser un libro de referencia que ordene sus pensamientos y sentimientos en torno a la pérdida de un ser querido.

En conclusión, dos enfoques totalmente opuestos unidos por un mismo tema, hilos literarios no planificados que se complementan y hablan entre sí.

Namaste.