Autor, Dick, Literatura

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, Philip K. Dick

De entre las muchas carencias lectoras que tengo, trato anotar alguno de los títulos pendientes entre las lecturas mensuales, con objeto de ir subsanando faltas.

Este es uno de los títulos, y en el mes de agosto lo colé entre lecturas mientras trataba de pasar unos días un poco más frescos. Reconozco que ha sido lectura de piscina, y la verdad que le pega mucho a esta historia de ciencia-ficción.

Vaya por delante mi desconocimiento sobre que esta historia, que en la literatura conocemos por ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? pero que en el cine tiene un título mucho más reconocible: Blade Runner. Desconocía que la famosísima película de Ridley Scott se basara en esta historia.

La novela de Philip K. Dick está protagonizada por un cazarrecompensas. Uno que busca un desarrollado tipo de androides en medio de una Tierra semi abandonada donde solo han quedado los que no se pudieron marchar. Él sí está preocupado por su oveja eléctrica, no sólo porque no es una oveja de verdad, como él se merecería, sino, porque además, decide dejar de funcionar de un día para otro.

¿Sueñan los androides?, se preguntó Rick. Evidentemente. Ésa es la razón de que a veces asesinen a sus empleadores y huyan aquí.

Página 208

La complicación de saber quién es humano y quién no se añade a la tarea del protagonista: acabar con unos androides que se han infiltrado en el planeta. Su cometido conlleva plantearse qué nos hace humanos y qué nos distingue de las máquinas. Desde ahí, como imaginaréis, las preguntas que se dejan en el aire son unas cuentas.

Aunque el trasfondo metafísico acompaña cada paso del camino de Rick, lo cierto es que ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es una historia divertida, sardónica, que incluye situaciones absurdas para ejemplificar los verdaderos temas que traslucen: el uso de la tecnología, la soledad de los humanos… todo tan actual que da miedo.

No es redonda, hay algo en la trama que falla, que no acaba de cuadrar bien en el ritmo del resto de la novela. Pero me encanta seguir comprobando que, simplemente con un puñado de personajes y una buena idea se puede dar forma a una novela corta tan interesante como ésta.

Y vosotros, ¿la habéis leído?

FICHA:

Te gustará si te gustó Sinsonte, Walter Tevis.
Pros – Entretenido, divertido y metafísico a la vez.
– Los diálogos y el trasfondo de la historia.
Contras – Hacia la mitad hay algo que rompe el ritmo que no acaba de encajar.

Namaste.

Autor, Dick, Literatura

El fantasma y la señora Muir, R. A. Dick

Llegué a este libro a finales del año pasado, pensando en cerrar el año con una lectura sencilla de la que, la verdad, no esperaba mucho.

Si sois cinéfilos quizá conozcáis esta historia por la película de 1947 dirigida por Joseph L. Mankiewicz, y os hagáis una idea del tono de esta historia.

Para los demás, que parten con la misma información que tenía yo, conocemos poco más que lo que aparece en el título, y la sensación de que esta novela no es sino una historia romántica.

Efectivamente, la señora Muir, recientemente viuda, se muda a un pueblo aislado y en concreto a una casa que parece que va con huésped: el fantasma de Daniel Gregg, capitán de barco y antiguo dueño de la casa. Es este quien decide que la señora Muir junto con sus dos hijos se pueden quedar viviendo en Gull Cottage y entre ambos surgirá una relación muy particular.

Debo de ser muy egoísta, pensó, porque no quiero enderezar nada ni tampoco a nadie; lo único que deseo es que me dejen en paz para lidiar como pueda con este problema que llaman vida.

Pagina 63

Partiendo de algo tan poco sorpresivo como esto («poco» quizá entre comillas porque el capitán no deja de ser un fantasma), el abanico de cosas que podían ocurrir no es demasiado amplio: osea, o acaban mal o se enamorar o algo del estilo.

La suerte de El fantasma y la señora Muir, de la mano de un inteligente R. A. Dick es que evita caer tanto en la pomposidad como en la cursilería para narrar una historia sencilla, bonita a veces y triste en otras ocasiones, de dos personajes que se acaban encontrando en la soledad de una mansión:

Sentirse solo no tenía nada que ver con la soledad, sino con el espíritu, y que por esa misma razón esa sensación se veía agravada a menudo estando en compañía.

Página 197

Sin grandes efectos ni alharacas, sin exceso de giros en forma de saltos temporales, Dick consigue que entre los dos protagonistas se cree un lazo, una unión que traslada las páginas, simplemente con la ternura, el cuidado y el cariño que se tienen.

No digo que llevase una vida sabia, ni mucho menos, pero sí que fue plena y rebosante de madurez. Con mucha frecuencia, uno alcanza la madurez por medio del naufragio y los desastres, y es en el ojo de la tormenta donde algunos hombres descubren a Dios.

Página 159

Una sorpresa mayúscula, con una ambientación de lujo, una lectura ideal si no sabéis qué leer o si os apetece acercaros a una historia corta sin olvidarse de la calidad.

FICHA:

Te gustará si te gustó Mi planta de naranja lima, José Mauro de Vasconcelos
Pros – Bonita, aparentemente sencilla, cándida.
– La ambientación, que nos traslada allí.
Contras – Lo desconocida que parece que es. Gracias, P.

Namaste.