Autor, Literatura,

Una cuestión personal, Kenzaburo Oé

En la lista de autores a los que me habría gustado regresar antes se encontraba en los primeros puestos el japonés Kenzaburo Oé, a la postre autor de ese Cuadernos de Hiroshima que es capaz de dejar la carne de gallina a cualquiera. No tenía claro con qué título regresar a su lectura, y una vez consultado por Instagram, la opinión unánime era este que os traigo hoy.

Una cuestión personal (Compactos de Anagrama,1999, aunque se menciona que la edición es de 2025 queda claro por los fallos y las notas al pie que se trata de una reimpresión) es una novela corta que tiene como protagonista a Bird, un joven que espera el nacimiento de su primogénito.

Su hijo nace pero no es para nada lo que esperaba. Afectado por un problema médico, se enfrenta a su particular odisea entre aceptar su nueva situación mientras anhela abandonar el país rumbo a África.

Como Apollinaire, mi hijo fue herido en un campo de batalla oscuro y silencioso que no conozco, y ha llegado con la cabeza vendada. Tendré que enterrarlo como a un soldado muerto en combate.

Página 37

Corta y directa, es una lectura dura, muy cruel, incómoda en demasía, que quizá habría pospuesto de haber conocido la sinopsis. Es dura y cruel por el destino de ese niño que de nada tiene culpa, es incómoda por ese adulto que prefiere huir de sus responsabilidades en los brazos de una amante. Es repulsivo también. Y por eso es muy bueno, claro.

A él lo alcanzaron en una batalla solitaria, dentro de un agujero oscuro y sellado que nunca he visto…

Página 103

Una cuestión personal ha sido un título que para nada esperaba que fuera así, ya que tampoco conocía este tono del japonés que bien podría firmar Houellebecq en su versión más cruda. Una lectura corta, de esas que impactan y que no se van de nuestra memoria lectora.

No diría que me ha gustado, no diría que en el futuro lo vaya a recomendar, pero es uno de esos títulos que se quedan marcados a fuego como lo hace la buena literatura.

No sé qué tiene la literatura que incomoda, si es eso de mirarse al espejo y ver los defectos del ser humano en contraste a muchas novelas buenistas pero siempre son interesantes sus propuestas.

FICHA:

Te gustará si te gustó Plataforma, Michel Houellebecq.
Pros– Cómo nos mete en la situación desde la primera línea.
Contras– Lectura incómoda, cruda y cruel.

Namaste.

Autor, Donoso, Literatura

El lugar sin límites, José Donoso

Este año la cosa va de chilenos. Primero Bolaño, luego Zambra, más tarde Lemebel, ahora regreso al gran Donoso, el autor de esa indispensable novela, El obsceno pájaro de la noche.

El lugar sin límites (Alfaguara, 2024) es una novela breve si la comparamos con la anterior, de apenas 200 páginas, donde sin embargo, Donoso despliega su saber hacer literario, ese que brillante, que nos sorprende y nos embriaga.

La protagonista de esta historia es la Manuela, que trabaja en un prostíbulo de un pueblo venido a menos, un personaje que si tuviera que apostar tiene bastante que ver con la Loca del Frente, siendo su antecedente más claro.

Ella y el pueblo entero se quedaron en tinieblas. Qué le importaba que todo se viniera abajo, daba lo mismo con tal que ella no tuviera necesidad de moverse ni de cambiar.

Página 73

El pueblo, uno de esos que existe pero tiene sus días contadas. El resto de los personajes, un cacique, el protector de la Manuela, otro el violento, por el que esta se ve amenazada.

La Manuela, con los escombros de su cara ordenados, sonrería.

Página 77

Como en Los recuerdos del porvenir de Elena Garro, es este un pueblo con entidad propia, como si de un personaje adicional se tratase. Un lugar donde las reglas son otras que en el resto del mundo, un sitio aislado, diferente, al margen.

No quiero volver. Quiero ir hacia otras cosas, hacia delante. (…) Me gustaría tener donde volver no para volver sino para tenerlo, nada más, y ahora no voy a tener.

Página 113

Y allí se despliega algo similar a lo acontecido en Ixtepec: la incertidumbre de la violencia, el grupo de hombres que viene a acabar con la tranquilidad.

Las cosas que terminan dan paz y las cosas que no cambian comienza a concluirse, están siempre concluyéndose. Lo terrible es la esperanza.

Página 148

El lugar sin límites es una novela perfecta para entrar en José Donoso, antes de acometer la lectura de su novela más famosa, ya que en su breve historia condensa todo el estilo del chileno, su modo barroco con el que juega con el lenguaje. Una historia aparentemente sencilla que condensa su estilo por completo.

Un placer leer a Donoso y una pena que sea menos leído de lo que debiera.

FICHA:

Te gustará si te gustó El obsceno pájaro de la noche., José Donoso.
Los recuerdos del porvenir, Elena Garro.
Pros– Cómo condensa el estilo de Donoso en pocas páginas.
Contras– Más corto de lo que me habría gustado.

Namaste.

Autor, Literatura

Corrección, Thomas Bernhard

Pocas son las veces en las que anoto dos veces un título en mi libreta de pendientes, algo que denota mi interés en momentos distintos de un libro en concreto, generalmente auspiciado por lectores entusiastas: uno de ellos el amigo Jesús, con quien suelo compartir gustos e intereses.

Justo eso es lo que me ha ocurrido con el austríaco Bernhard, y no veía la hora de completar la laguna que llevaba demasiado tiempo pendiente, lo he hecho con su obra más conocida, Corrección (Austral, 1983).

Algo sucede con en la buhardilla de los Höller. Y es que el narrador de esta historia llega a ella tras el suicidio del amigo común, Roithamer.

Nos componemos sólo de ideas que han surgido en nosotros y que queremos realizar, que tenemos que realizar, porque si no, estamos muertos, así Roithamer.

Página 210

El protagonista se ha propuesto ordenar y clasificar los documentos de Roithamer, los de la construcción de un Cono en mitad del bosque. Los montones de datos e información que guardó su amigo en, ya sabemos, la buhardilla de los Höller.

Altensam, el Cono, la buhardilla de los Höller. La narración es una espiral que gira en torno a esos tres elementos, de una forma repetitiva y machacona.

Renunció a todo lo que los otros no habían renunciado, de forma que sólo tuvo que pensar en renunciar, en dejar atrás aquello a los que los otros no renunciaban y que no dejaban atrás, sólo necesitaba observar lo que los otros hacían o no hacían para hacer él o no hacerlo, las omisiones de los otros eran sus acciones y sus acciones las omisiones de los otros.

Página 45

Las repeticiones las consigue con una cantidad absurdamente exagerada de frases subordinadas, omitiendo diálogos y puntos y apartes y convirtiendo el texto en un párrafo infinito que jamás termina y del que es difícil escapar, en el que además nos sentimos oprimidos de un aire escaso. El mareo del agobio, el aburrimiento de la opresión. Una idea, desgranada, analizada, repetida, una y otra vez.

El resultado es avanzar apenas, el pum pum de un bajo, la base repetitiva de una canción techno. El corta y pega excesivo. La larguísima frase que precede a otra igual de larga, el avance mínimo, como el que tenemos cuando pensamos algo, cuando analizamos, cuando proyectamos.

Se nos obligaba a todo, porque siempre se nos exigía algo que no queríamos, incluso cuando era algo que queríamos, se nos exigía en un momento en que no lo queríamos.

Página 237

Un huracán que nos arrastra para posteriormente empujarnos a través de frases iguales, machaconas, pivotando sobre esa buhardilla, sobre Altensam, sobre Roithamer. Una y otra vez. Página tras página.

(…) no esté predispuesto al suicidio y, siendo probablemente más apto para la vida que él, encuentre una y otra vez una salida, mientras que Roithamer no encontró la salida, pero un día yo tampoco encontraré ya la salida, todo el mundo está destinado a no encontrar la salida algún día.

Página 172

Reconozco que el particular estilo de Bernhard me ha parecido muy interesante al principio, pero después se me ha hecho cuesta arriba. Me ha costado no perder el interés, continuar leyendo ese párrafo infinito con la impresión que da igual donde lo dejara que la idea sería la misma en las siguientes 50 páginas. He estado tentada de dejarlo en más de una ocasión.

Corrección no es una novela entretenida, más bien justo lo contrario. Pasa poco y está muy separado en sus páginas. Tampoco es una novela larga pero sí lo parece, como si sus 370 se convirtieran en 800. A mí se me ha hecho como unas lagunas movedizas, en las que no solo me veía empujada hacia el fondo sino que cuando pensaba que iba saliendo, el peso del barro iba ralentizando mis movimientos.

No ha sido la lectura que esperaba, no me ha gustado tanto como suponía, pero lo que sí creo es que no olvidaré esta lectura, asociada además a una sala de espera de un hospital, igual de machacona y repetitiva que la buhardilla de los Höller.

FICHA:

Te gustará si te gustó Algo ha pasado, Joseph Heller.
Pros– El estilo particular de Bernhard, merece la pena conocerlo.
Contras– Excesivo, repetitivo, lento, machacón.

Namaste.