Autor, Fitzgerald, Literatura

El niño de oro, Penelope Fitzgerald

Vuelvo a Penelope Fitzgerald con El niño de oro (Impedimenta, 2024). Llevaba tiempo diciéndome que tenía que regresar a la autora, de la que he leído La librería, El inicio de la primavera, Inocencia, La flor azul y La puerta de los ángeles (que no llegué a reseñar quién sabe por qué). Pensaba que le iba a tocar el turno a A la deriva, que espera en el estante junto con La escuela de Freddie y La puerta de los ángeles. Pero no, finalmente fue este, seguramente animada por la temática que trata o por esa preciosa portada de la nueva edición de Impedimenta.

La realidad es que lo colé porque andaba de capa caída tras varias lecturas duras y densas como El cero y el infinito y Tiempo de silencio, y necesitaba una lectura más amable. de las que, como quizá imaginéis, no tengo tantas opciones en mis estantes como de otras temáticas.

El niño de oro comienza con la inauguración de una exposición de piezas del pueblo de Garamantia en Londres, como en casi todas buenas exposiciones, hay un rumor de maldición que sobrevuela el descubrimiento del niño al que da título la novela y que provocará muertes y misterios.

Alguien tiene que explicármelo. No aspiro a entender mucho, pero no puedo no entender tanto.

Página 110

Se trata de una historia costumbrista, con una pizca de misterio y otra de humor satírico que tan bien se les da a los británicos. Lo encuadra Fitzgerald en un museo de Londres pero nos lleva también a la URSS de la Guerra Fría, algo que ya demostró que controlaba en El inicio de la primavera. Los personajes no son sino trabajadores de dicho museo que un inicio parecen esbozados, posteriormente nos damos cuenta de su complejidad y del punto de unión y conexión entre sus relaciones.

Sobrevuela toda el texto un humor ácido que se da por entendido en las extrañas situaciones a las que se tiene que enfrentar Wix, a la postre héroe indirecto de la situación que se vuelve más y más enrevesada según seguimos leyendo.

Declino responder a más preguntas. El tiempo que ya les he concedido es tiempo robado a la literatura.

Página 137

En conjunto, es una novela entretenida, sin pretensiones pero de calidad, perfecta a la que recurrir cuando queremos algo distendido sin olvidar una buena historia.

Ha sido una elección muy buena y la nueva edición de Impedimenta es muy cómoda de leer, aunque me temo que siempre preferiré la antigua.

FICHA:

Te gustará si te gustó El inicio de la primavera, Penelope Fitzgerald.
Pros– Entretenida, bien escrita.
– La construcción de los personajes y cómo hila los temas.
Contras– Me da TOC que no sea igual que el resto de los libros de Fitzgerald.

Namaste.