Comentaba por redes sociales que llevo un tiempo desconcentrada, y que ponerme a leer los libros largos que tengo a medias se me hacía un suplicio. No es nuevo, Internet es una opción más cómoda para el cerebro que ponerse a leer cualquier texto, así que admito lo obvio: yo también he caído en eso de leer dos párrafos y acabar mirando el móvil, así que lo de empezar o continuar un libro largo se me ha hecho tarea imposible durante semanas… La consecuencia ha sido que he cambiado lecturas, adelantado libros más cortos para alternar con los que tengo ahora mismo a medias.
Dos de ellos han sido estos que os traigo hoy: El extranjero, de Albert Camus (Debolsillo, 2021), un clásico que tenía pendiente desde hace mucho, de un autor del que había leído en su día La peste; y El entenado (Rayo Verde, 2022), una novela recomendada por todos que no paraba de ver por redes.
Empecemos por Camus: El extranjero comienza con la muerte de la madre del protagonista, suceso que marcará, por varios motivos, la acción posterior. Más tarde, unos amigos en una jornada playera se transformará en punto de inflexión de su futuro posterior al acabar asesinado a un tipo que amenazaba a su amigo.
Comprendí que había destruido el equilibrio del día, el silencio excepcional de una playa donde había sido feliz.
Página 61
El estilo del francés es directo, seco y descarnado, no se aprecian emociones ni reflexión por ninguno de los sucesos anteriores. El protagonista parece un títere que funciona de forma autómata y sin voluntad en cada uno de los vaivenes, lo cual impacta de forma clara por los duros hechos que le toca vivir.
Sólo me preguntó, con apariencia algo cansada, que si lamentaba mi acción. Lo pensé y dije que, más que lamentarlo de verdad, notaba cierto fastidio.
Personalmente creo que tengo un problema con Camus, porque valoro su buena literatura pero no me llega, no me trasmite nada, todo eso que sé que es voluntad del autor me llega como lectora sin ninguna conexión, y por eso, aunque valoro su propuesta, no es un libro que recomendaré con efusividad jamás.
Pasando a El entenado, Saer nos trae una novela que parece ligera pero no lo es. El protagonista es un grumete enrolado en un barco que llega al río de Plata en la época de la conquista de América, y desde ahí el choque con el pueblo que habita la selva: todos mueren excepto el grumete, que pasará a vivir con los indígenas que le aceptan como uno más.
Su soledad y la adaptación, lo que vio y vivió lo narra un tiempo después. Y eso es justo el problema de la historia, que cuando abandona la tribu el resto de la historia se hace aburrida, plana y carente de interés, algo totalmente prescindible que afecta a la potente primera parte de la historia hasta hacerla caer en picado.
En definitiva, de ambas esperaba mucho más, del primero por lo famoso de la historia, un clásico imprescindible que para yo nunca recomendaré efusivamente, y el segundo, una buena historia opacada por una desigual segunda parte que diluye la potencia y buen hacer de la primera.
Namaste.



