Autor, Delibes, Literatura

Los santos inocentes, Miguel Delibes

Hace ya bastante tiempo que me dije a mí misma que debía volver a leer a Delibes, dado que habían pasado muchos años desde que leí El hereje, una historia que me dejó con ganas de leer algo más de la obra del autor.

Tuvo que pasar bastante tiempo hasta que lo incluí en mi lista de 50 libros, precisamente porque sabía que tenía una cuenta pendiente con Delibes. Así, decidí intercalarlo entre libros más largos.

Los santos inocentes narra la historia de una familia de campesinos que viven y trabajan en un cortijo, en algún momento entre las décadas de los 50-60 del pasado siglo. Su situación, en tanto en cuanto criados de los miembros de la denominada Casa Grande, es prácticamente de esclavitud. Dependen de la magnanimidad de los señores, cuando son inservibles se les manda para casa sin mayor dilación (precisamente lo que le ocurre al hermano de Régula) y deben obedecer en cada momento.

En una situación como esta de jerarquización pura y pobreza extrema, podemos imaginar los temas que trata el autor, entre los que destacan la pobreza y la desigualdad.

Una historia dura y seca, como la meseta, como el estilo del autor, directo y exacto, sin paliativos ni exageraciones, reflejando una época que parece muy alejada de la España actual pero de la cual dista apenas medio siglo.

Si tuviera que especificar algo que no me ha gustado lo tendría claro: la abundancia del tema de la caza, lo explícito de determinadas actividades que además de no interesarme me parecen desagradables. Prefiero no leer del tema, así que he llegado a saltarme párrafos en los que Delibes se detenía en alguna cacería. Después, rebuscando en Internet he descubierto que el vallisoletano tenía tendencia a incluir la caza como tema recurrente en sus historias.

En definitiva, un autor al que considero que como española, castellana y mesetaria es de justicia leer, pero que no me ha gustado tanto como esperaba. Mi recuerdo de El hereje es mucho más amable.

FICHA:

Te gustará si te gustó

  • La perla, John Steinbeck (por el retrato de la sociedad en la época).

Pros

  • El reflejo vívido de la sociedad de la época.
  • Delibes es el mejor ejemplo de que con las palabras justas se puede escribir una historia completa, sin añadir párrafos innecesarios, simplemente escogiendo las palabras exactas y colocándolas en el momento preciso.

Contras

  • El tema de la caza no me interesa nada. Me he llegado a saltar párrafos en los que hablaba de ello.

Reto 50 libros

  • 23/50

Namaste.

Actualidad, Literaria

¡Feliz Día del Libro!

Hoy es un día especial para todos aquéllos que nos consideramos amantes de los libros. Es un día en el que disfrutar (más si cabe) de la lectura, un día perfecto para adquirir un libro nuevo o para acercase a una biblioteca.

Como es el primer día del libro que celebro con blog, he seleccionado varias citas de libros que he leído que tienen como tema principal la literatura. Aquí os las dejo.

¿Qué distracción hay más noble, qué compañía más distraída, que contemplación más deliciosa que la de la literatura?

EstanteríaLa elegancia del erizo, Muriel Barbery.

No era de los hombres que consideraban el leer como un sucedáneo de vivir; él leía porque no podía vivir.

El árbol de la ciencia, Pío Baroja.

Fue descubriendo el placer de la lectura, el acto íntimo y silencioso de desflorar un libro.

El hereje, Miguel Delibes.

Hay tres clases de libros: los que no has leído ni hace falta que los leas; los que empezaste a leer una vez por equivocación y no tuviste el valor de abandonar en la página merecida y los que lees y relees como quien visita a un amigo o a la amada. En algún lugar de este triángulo ideal habría que situar las excepciones: los que no has leído, pero alguien de quien te fías te recomienda que lo leas. Estos últimos, como los amigos y las amadas suelen ser fuente de consuelos y también de decepciones.

Días de Reyes Magos, Emilio Pascual.

Los libros son puertas que te llevan a la calle. Con ellos aprendes, te educas, viajas, sueñas, imaginas, vives otras vidas y multiplicas la tuya. A ver quién da más por menos. Y también sirven para tener a raya muchas cosas malas: fantasmas, soledades y mierdas así.

(…)

Comprobó, que lo que no era más que un objeto inerte de tinta y papel, cobrabra vida cuando alguien pasaba sus páginas y recorría sus líneas, proyectando allí su existencia, sus aficiones, sus gustos, sus virtudes o sus vicios. Y ahora tenía la certeza de algo vislumbrado al principio (…): que no hay dos libros iguales porque nunca hubo dos lectores iguales. Y que cada libro leído es, como cada ser humano, un libro singular, una historia única y un mundo aparte.

La Reina del Sur, Arturo Pérez Reverte.

Sorprende, en cambio que de pronto un lector desconocido que nunca ha creado nada (…) sea capaz de advertir la presencia del creador. Se inclina uno a pensar que en esos seres existe latentemente el genio creador que por un motivo u otro no han podido o no han sabido convertir en acto; seres que, en todo caso, se entregan con candidez y entusiasmo a la magia y la fascinación del poeta: esa candidez y ese entusiasmo sin los cuales no es posible ni la creación de la obra de arte ni su recreación en el lector o espectador. Es por ellos y para ellos que el artista trabaja y sufre, los seres a quienes de verdad va destinado ese mensaje críptico, ese mensaje que les llevará una luz portentosa y extraña y que les permitirá examinar sus propios abismos, una luz que a la vez les llevará consuelo y desasosiego, certeza y vacilación, enfrentamiento a su propio drama y a la infinita liberación de no saberse solo. En virtud de esa maravillosa confraternidad es que el arte existe. Porque de otro modo los artistas se callarían para siempre o morirían. Simplemente morirían.

El escritor y sus fantasmas, Ernesto Sábato.

¡Oh! Es absurdo tener una regla rigurosa e invariable sobre lo que debe y no debe leerse. Más de la mitad de la cultura moderna depende de lo que no debería leerse.

La importancia de llamarse Ernesto, Oscar Wilde.

¡FELIZ DÍA DEL LIBRO!

Namaste.