Autor, Ayen, Literatura

Aquellos años del boom, Xavi Ayén

De un tiempo a esta parte, tengo la costumbre de añadir un ensayo a mis lecturas, de modo que leo a la vez una o dos novelas y también un ensayo. Mientras que en el pasado la temática eran siempre histórica, he ido alternando y ahora me centro también en otra área. Tranquilos que no me he ido muy lejos porque es la literatura. Leer sobre los detalles relacionados con escritores, biografías, correspondencia y todo aquello que les ocurría mientras escribían las grandes obras me parece muy interesante, además de centrar en un contexto histórico-social al propio autor y a su obra.

Aquellos-anos-del-boomPues bien, en los primeros momentos del confinamiento me costaba bastante concentrarme, sobre todo en prosas líricas como la que estaba leyendo: El ala izquierda de Mircea Cărtărescu me parecía una lectura demasiado compleja con la que mi mente se evadía de forma constante. Recordé que compré este libro hace una vida, y decidí que era buen momento (justo tras releer Cien años de soledad) de hincarle el diente.

Lo que no esperaba es que Aquellos años del boom (RBA, 2014) iba a ser una lectura para leer de corrido, siguiendo la manida expresión se lee como una novela. Llegó un momento en el que no podía parar de leer, quería seguir conociendo los detalles uno detrás de otro, a pesar de contar con más de 700 páginas.

Os podréis imaginar por la portada que esos dos escritores que miran al horizonte con punto de hastío son los principales pilares sobre los que centra este ensayo. Efectivamente. La publicación de Cien años de soledad como hito fundacional y La ciudad y los perros como cimiento de otras muchas que vendrían después, articulan el fondo del boom.

El resto, personajes clave que situaron a Barcelona como el epicentro de un boom latinoamericano con múltiples voces y mucho bueno por escribir. Así, conocemos la intrahistoria del trabajo de Carmen Balcells (la mítica Mamá Grande) y de Carlos Barral, editor de Seix Barral.

El resto de escritores no se quedan atrás: Carlos Fuentes, Álvaro Mutis, Julio Cortázar, José Donoso, Sergio Pitol… por decir algunos. Cada uno tiene su propio capítulo en el que podemos conocer un poco de su biografía, así como sus intereses y parte de su obra. Anécdotas, comentarios, la relación que tenían entre ellos… múltiple información que se va incluyendo para que conozcamos uno poco más profundamente a este conjunto de escritores. No todos forman parte del denominado boom (por llegar más tarde, por ser más jóvenes… etc), pero todos tienen mucho que decir.

En cualquier caso, autores de Hispanoamérica que por primera vez saltan las fronteras nacionales, cruzan un océano y se convierten en la revolución de la literatura de los años sesenta y setenta. Obras míticas de autores diversos, que coincidieron en un espacio tiempo y que, cada uno con su visión del mundo, configuraron un nuevo mapa literario.

Lo que puedo resumir felizmente en un par de líneas, lo que ahora sabemos todos (su éxito superventas, su reconocimiento a través de múltiples premios, el Nobel), entonces no dejaban de ser escritores que trataban de hacerse un hueco. La fama y el prestigio vendrían más tarde. Mientras tanto tenían bastante con lidiar con el tema económico. El objetivo: ser capaz de profesionalizarse y vivir solo de la literatura. El obstáculo: la censura, por supuesto:

De todos modos, la peor censura del mundo no era la española, sino la soviética. Un día me llegó la traducción al ruso de La muerte de Artemio Cruz. ¡Tenía solamente treinta páginas! Fui a pedirles explicaciones y me dijeron: Es que hemos eliminado todo lo relativo a política y sexo. ¡Qué maravilla!, -les respondí- ¿De dónde habrán sacado ustedes las treinta páginas que quedan? ¡Si todo el libro va de eso!

Página 608

Una de las principales pegas que le veo al ensayo es que no tiene un orden cronológico, sino que los capítulos se agrupan por temáticas. Esto genera reiteraciones o bien omisiones que quedan suplidas un poco más adelante. Por ejemplo: el segundo capítulo está dedicado a Gabriel García Márquez, el proceso de edición y detalles concretos sobre la publicación. El camino que ha tomado Gabo desde su Colombia natal no se detalla hasta varios capítulos más tarde, donde evidentemente, se vuelve a mencionar su obra magna.

Lo mismo sucede con otras personas que aparecen como clave en algunos momentos (Esther Tusquets, Beatriz de Moura), se presupone que ya sabemos quién son para, algo más tarde, describir a ambas.

Como podréis imaginar, después de leer este libro sales con otro montón de títulos pendientes de leer: bien sean autores nuevos (para mí, Rybeiro o Bryce Echenique), algunos conocidos (me dan ganas de releer La muerte de Artemio Cruz, que por cierto, la reseña que publiqué en su momento ha desaparecido), además de un puñado de ensayos que giran sobre este mismo tema.

En resumidas cuentas: me lo he pasado pipa. No sólo con la información objetiva de la historia (contratos, información sobre las editoriales, ferias… etc) sino también conocer un poco más la personalidad de este grupo de escritores. No se puede pedir más.

FICHA:

Te gustará si te gusta
  • La literatura hispanoamericana.
Pros
  • Incluye a la vez información objetiva y muchas anécdotas y detalles que nos hacen conocer a los escritores.
  • Anotar otros tantos títulos para leer.
Contras
  • El orden temático (y no cronológico) del ensayo.
  • Excesiva subjetividad en algunos temas. Le quitaría unas cuantas páginas, por ejemplo en el capítulo 3.

Namaste.

 

 

Autor, García Márquez, Literatura

Cien años de soledad, Gabriel García Márquez

Cuando hace más de una década terminé de leer esta genialidad de la literatura hispanoamericana, sabía que en algún momento de mi vida tenía que releerla.

Esperé mucho, quizá demasiado. La eterna lista de libros pendientes me hace releer menos que lo querría, siempre en busca en leer más libros nuevos y aparcar la idea de leer otros que ya conozco. Además, tampoco tenía una edición acorde. Hasta que, claro, me topé con esta, la edición conmemorativa con motivo de los 50 años de la publicación de la novela:

Cien-años-de-soleda

 

Admito también que una parte de mí temía que no me gustara. Que de repente, Cien años de soledad se cayera de la lista de mis libros favoritos (ese puñado que menciono de carrerilla siempre que me preguntan), que la nueva lectora que soy apreciara otros detalles o pensara que no era para tanto.

Al final, ¿qué recuerdas de un libro? Las sensaciones que te produjo, los momentos en los que te dejó el corazón desgarrado, la emoción al terminarlo. Y como todo recuerdo, ¿y si había idealizado una lectura que no era para tanto?

Leer de nuevo esta genial novela me ha llevado a detenerme en detalles que había perdido la primera vez. También esperar algunos acontecimientos y recordar otros de los que había olvidado.

Al igual que la primera vez que lo leí, me sorprende lo ágil que es, lo poco que se detiene en descripciones, cómo Gabo fue capaz de saltar una década en una semana, comenzar una página hablando de una guerra y al final de la página describir algo totalmente distinto. El juego entre la multitud de personajes, pero ser capaz de que cada uno de los Buendía sean diferentes y reconocibles. Y por encima de todo, la soledad, la melancolía de los personajes, que les ampara y ciega.

Había llegado a la vejez con todas sus nostalgias vivas.

Página 269

Lo bonito de Cien años de soledad es el discurrir del tiempo. Conocer cómo funciona la vida en Macondo: sus aguaceros que duran cuatro años, dos meses y dos días. La aparición de una amnesia colectiva hace que se olviden de los nombres de las cosas. Y por supuesto, los presagios, que acompañan toda la lectura:

Eran inútiles sus esfuerzos por sistematizar los presagios. Se presentaban de pronto, en una ráfaga de lucidez sobrenatural, como una convicción absoluta y momentánea, pero inasible, En ocasiones eran tan naturales, que no los identificaba como presagios sino cuando se cumplían. Otras veces eran terminantes y no se cumplían. Con frecuencia no eran más que golpes vulgares de superstición. Pero cuando lo condenaron a muerte y le pidieron expresar su última voluntad, no tuvo la menor dificultad para identificar el presagio que le inspiró la respuesta:

– Pido que la sentencia se cumpla en Macondo.

Página 130

En cuanto a esta edición, que firma Penguin Random House está ilustrada por Luisa Rivera, tiene tapa dura y es propia de coleccionista. Aunque en la primera edición no se incluía ningún árbol cronológico, tenemos la suerte de que en posteriores sí, así que evitamos hacer los consabidos esquemas:

CADS-2

 

No os voy a mentir: Cien años de soledad es un libro especial. Me ha gustado mucho releerlo, pero lo he bajado del olimpo en el que sitúo a mis favoritos. ¿O será simplemente que los demás no los he releído y aún no han corrido esa misma suerte?

En cualquier caso, tanto si lo habéis leído como si no, os invito a acercaros a su lectura, esa que comienza…

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.

Página 13

Namaste.