Autor, Cunningham, Literatura

Las horas, Michael Cunningham


Este es uno de esos libros que no tenía pensado leer, de esos que se cuelan en las listas sorpresivamente. Casi todo el mundo vio la película en la que se basa (Las horas, 2002, dirigida por Stephen Daldry y protagonizada por Nicole Kidman, Meryl Streep y Julienne Moore), pero yo llegué tarde.

Tampoco leí el libro, sólo llegué a escuchar ecos de euforia por lo buena que era la película y su fantástica novela. Ha tenido que ser una reedición que me encontré por casualidad en la librería la que me ha llevado a leerlo.

La historia está dividida en tres partes, cada una de ellas situadas en un momento temporal distinto y con una protagonista diferente: la autora británica Virginia Woolf, que nos cuenta parte de su proceso creativo; en 1949, lo que se le pasa por la cabeza a Laura, madre de familia, que empieza a agobiarse con la rutina y por último saltando a los años 90, la vida de Clarissa, una mujer madura que tiene que prestar ayuda a un amigo suyo.

Si te aventuras demasiado en el amor, se dice, renuncias a la ciudadanía del país que te has construido. Acabas yendo simplemente de un puerto a otro.

Página 128

Las tres diferentes: épocas, lugares y vidas nada parecidas. Pero unidas entre sí por distintos aspectos, con destinos entrelazados por la tristeza, la soledad, tratando de encontrar su espacio, sin dejar que la voluntad de otros les arrolle.

Las tres con vidas paralelas, viviendo cosas que vivió la propia Virginia Woolf, o bien acudiendo a un libro de la británica en una tarde lluviosa, o compartiendo una emoción común. Las tres enfrentadas ante cosas con las que tienen que lidiar, reflejadas décadas después con la vida de Woolf.

La temática, como ya imaginaréis si habéis leído a la británica: la soledad, el paso del tiempo, su posición como mujer en la sociedad. Unas, por incomprendidas, otras, por sobrepasadas, se tienen que enfrentar a una realidad que no han escogido, ante acontecimientos inesperados y sentimientos de tristeza y soledad.

No busco compasión. No realmente. Solo que me siento tristísimo. Lo que quise hacer parecía sencillo. Quería crear algo vivo y lo bastante escandaloso que pudiera compararse con la mañana de la vida de alguien. La mañana más normal del mundo. Figúrate, intentar eso. Qué disparate.

Página 258

¿Los libros tienen un tiempo máximo de lectura? ¿Una caducidad?

Imagino que la respuesta es no. Sin embargo, la novela en sí me ha dejado un poco fría y lo achaco en parte a haber pasado el momento de la euforia con la película y el libro, y en segundo lugar, por haber leído muy poco a Virginia Woolf, o al menos no lo suficiente como para captar las referencias a su vida y su carácter que van apareciendo en la tercera parte de la novela.

De esta historia me quedo en cómo ha hilado las tres historias el autor, aunque bien es cierto que en determinadas situaciones las reacciones femeninas me han parecido algo falsas, como si fuera la forma de describir un sentimiento cayera más en la exageración o en la parodia que en la realidad

Entonces, qué pensáis: ¿algunos libros tienen fecha de caducidad?

FICHA:

Te gustará si te gustó Una habitación propia, Virginia Woolf.
Pros – Perfecta para los fans de Virginia Woolf.
Contras – No he sido capaz de captar muchas de las referencias.
– Mis expectativas eran demasiado altas para lo que me he encontrado.

Namaste.

2 comentarios en “Las horas, Michael Cunningham”

  1. Yo creo que los libros no tienen fecha de caducidad, porque siempre siempre se pueden leer, incluso varias veces, y siempre puedes encontrar en ellos algo nuevo, ya que el sujeto que lo lee no será el mismo aunque esté en el mismo cuerpo.

    Con las obras de Virginia Woolf, sin lugar a dudas, no se puede hablar de fecha de caducidad, porque puedes escuchar sus pensamientos y sentirlos tuyos, aunque hayan pasado decenas de años desde que escribió sus obras. Da igual cuando los leas. Da igual las veces que los leas.

    En la Película «Las Horas» y en el libro, hacen un casi perfecto reflejo de Virginia Woolf: su estado de ánimo tan decaído, sus contradicciones, sus pensamientos tan complicados, su carácter tan agotador, sus manías, su tristeza, su soledad…
    Al menos su hablamos de la Virginia Woolf a la que hemos dado forma a través de sus cartas y obras.

    En enlace de las tres historias, como bien dices, es una verdadera maravilla: tres historias unidas por unas manos que la escribe, solo eso.
    Cada historia más terrible que la anterior.
    La soledad como centro.
    El vacío como causa.
    La huida como solución.

    Hay algo muy curioso en esta película y libro: Virginia Woolf no es la verdadera protagonista de la Historia, en realidad, lo es Septimus, el suicida.
    La verdadera Virginia Woolf es ese personaje, no aquella mujer que miraba con tristeza los hijos de su hermana.
    Septimus que ve el vacío, algo que no puede contar, y aunque pudiera contarlo poco importa, porque nadie lo entendería. Cuando eso ocurre, no queda más remedio que la huida. La huida a través de una ventana. La huida en el fondo de un río.

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