Regreso a Siri Hustvedt leyendo una de sus novelas más famosas y tras haber leído El verano sin hombres y Los ojos vendados.
Tenía muchas ganas de leerla, así que en cuanto lo compré, a principios de este año, y enseguida me puse con él.
La historia comienza así:
Ayer encontré las cartas de Violet a Bill. Su dueño las tenía escondidas entre las páginas de un libro y al abrirlo cayeron al suelo.
Página 11
El inicio es toda una declaración de intenciones ya que con dos frases adelantar cómo va a funcionar durante las cuatrocientas páginas que quedan por leer.
Por un lado tenemos al narrador: un amigo de Bill que va incorporando nueva información a los recuerdos de los que dispone. Además, el uso de los saltos temporales, utilizados para situarse en pasado o presente según le interese a la autora.
El resto, las temáticas propias de Hustvedt: el amor, la amistad y la evolución de la relación de pareja. También las reflexiones personales sobre las expectativas, las dudas e incertidumbres.
Percibí en nuestro abrazo una tristeza imposible de disipar, una amargura que nos invadía a los dos, y creo que aquella noche nos compadecimos de nosotros mismos como si en lugar de ser ella y yo hubiéramos sido dos extraños que observaran a otra pareja tendida en la cama.
Página 224
La prosa de Hustvedt destaca por el equilibro fuerza y sutileza. Es una escritora directa, deja claro adónde se dirige y cómo lo quiere hacer, pero también es capaz de narrar pasajes con una elegancia y un sentimiento verdaderos, momentos brillantes que van destacando capítulo a capítulo:
Las historias que relatamos sobre nosotros mismos sólo pueden narrarse en pasado. El pasado se remonta hacia atrás desde donde ahora nos encontramos, y ya no somos actores de la historia, sino espectadores que se han decidido a hablar. En ocasiones, el rastro que dejamos se ve señalado por guijarros como los que Hansel dejaba a su paso. En otras, el rastro desaparece porque los pájaros han descendido al alba y han devorado todas las migajas, La historia vuela sobre las lagunas, rellenándolas con las hipotaxis de un y o un y entonces.
Página 484
Hustvedt va más allá de ser una escritora de lo íntimo, ya que aunque relata los pequeños eventos de los personajes (sus crisis, sus dudas y sus alegrías), es capaz también de tener una visión más global y profunda en la que entran en juego el paso del tiempo y las reflexiones de los personajes, llegando a crear una doble trama micro-macro. Ambas realidades se contraponen, se combinan y avanzan a la par, y así, al final, conseguimos una visión completa de ellas.
La verdad es que esperaba más de esta historia. O quizá otra cosa, sobre todo tras leer opiniones tan elogiosas como la de Moli, Me ha gustado mucho, sí; y sigo queriendo leer más obras de la autora, pero hay algo que se me escapa y que no me ha acabado de convencer. No sé si parte de los motivos es que se estanca hacia la mitad de la historia y parece que no avanza la trama, o si no leí la novela demasiado de seguido y me perdí detalles que habrían sido importantes. No sé pero algo me ha faltado para ser redonda.
De momento, tacho el libro de mi libreta de pendientes y leeré Recuerdos del futuro (que sí tengo en casa), antes de hacerme con Elegía para un americano.
Si la habéis leído o conocéis más a la autora que yo, no dudéis en dejarme un comentario.
FICHA:
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Namaste.