Hace ya mucho tiempo que el autor gallego me atrapó en sus redes tras la lectura con Los libros arden mal, y desde entonces tenía pensado seguir leyendo algo de él. Fue en la Feria del Libro cuando me firmó este ejemplar que hoy os traigo. Y un día me desperté con la sensación de que quería leerlo ya, a pesar de que no se encontraba entre las lecturas futuribles.
El lápiz del carpintero es una historia sobre la Guerra Civil española. Podría parecer otra historia más, teniendo en cuenta las numerosas novelas de la misma temática en las últimas décadas. Sin embargo, Rivas es capaz de incluir esa sensibilidad que le caracteriza para convertir la historia en algo diferente, y lo hace a través de los saltos temporales, los cambios de narrador y de otros recursos que van transformando la historia en algo más redondo, que se retroalimenta y se enriquece.
Y es que, a fin de cuentas, sí que se trata de una trama más o menos vista: la historia de vencedores y vencidos, aunque en este caso el foco se fija en uno de los vencidos, en sus recuerdos y en cómo va sobrellevando una vida que no le satisface.
Nunca me han gustado las historias de antagonismos puros, y menos situados en una época histórica determinada. Entiendo que en una novela de fantasía se puedan permitir el lujo de desdibujar la realidad, pero cuando la trama se basa en un período determinado, las cosas cambian. Y precisamente en eso radica la credibilidad de una historia: en que el negro puro no existe, ni el blanco tampoco. Hay grises, y demasiados matices. Los límites del bien y del mal se desdibujan, y el que creíamos bueno actúa por interés, y al que juzgábamos rápidamente quizá tuviera sus motivos.
En el caso de El lápiz del carpintero, tenemos a un vencedor lleno de inseguridades, que sigue ahí porque escucha la voz del hombre al que mató, aquél al que admiró, el que le ayuda para seguir caminando.
Es cierto que para mi gusto dista de la complejidad de Los libros arden mal, pero la diferencia estriba en unas doscientas páginas.
Revisando mi reseña, me doy cuenta de que poco he contado de la historia en sí. Pero si queréis conocer el estilo de Rivas mejor que lo leáis. A fin de cuentas, poco importa la trama, la historia que hay detrás, porque lo verdaderamente importante es adentrarse en su mágico universo, en un mundo de sensaciones y adjetivos. Así que este libro es una buena opción. Seguro que os quedáis con ganas de más.
FICHA:
Te gustará si te gustó |
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Pros |
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Contras |
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Namaste.
Es de mis eternos pendientes, pero me desinflé un poco porque leí «Las voces bajas» con el club de lectura y tampoco me encantó. Aunque todos decía que, claro, que no era como El lápiz del carpintero.
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Sólo he leído este libro de Manuel Rivas, y me sorprendió, a pesar de tener que volver a empezarlo porque me perdí cuando al principio cambia de narrador. Pero al terminarlo me quedó una buena sensación, me gustó su forma de escribir, como transmite con pocas palabras sensaciones que me llevaron a la reflexión.
Un abrazo
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Una novela totalmente recomendable. Recuerdo que la leí allá por el 2005, cuando estaba haciendo unos cursos de doctorado en mi facultad. No sabía mucho de la historia, pero al final quedé prendado de esas pocas páginas. Por tanto, sólo puedo unirme a tu recomendación. También leí hace tiempo «Los libros arden mal», pero en este caso mi valoración final no fue muy favorable. Quizás no fue el momento. Será cuestión de darle una segunda oportunidad. ¡Saludos!
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Como narración, no está mal; correcta, aunque no para tirar cohetes. Un poco esquemática: un doctor santo, un forzudo guardaespaldas, … Personajes bastante tópicos y con los matices mínimos, sonando a déjà vu. Se ve que quiere hacer hincapié en la crueldad de la represión, pero descuida bastante la personalidad de las criaturas, no dándoles relieve suificiente. La parte mágica está tan cogida con alfileres que roza lo inverosímil: se ve el artificio, a diferencia de los grandes maestros en este arte. Para mí lo peor es cuando se pone poético. Las metáforas son en muchas ocasiones tan ridículas o torpes, tan pretenciosas, que destrozan los mejores párrafos. En fin: novela irregular, que promete mucho y ofrece lo justo.
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