Autor, Hamsun, Literatura

Pan, Knut Hamsun

Cuando se habla de separar la obra del autor, debate que resurge de cuándo en cuándo a golpe de telediario, uno de los autores que se mencionan es este peculiar noruego. Nazi convencido, fue una de esas rara avis que tras 1945 no se refugió en el repetido argumento yo no sabía nada ni pude saberlo ni me sentí presionado pero eso no es realmente lo que pensaba, a pesar de cualquiera de las dos habría sido la solución más fácil para no acabar sus días como un paria.

Qué va. Hamsun tiró para adelante y siguió en sus trece y el que fuera Premio Nobel de Literatura en 1920 consiguió que esa decisión personal acabará afectando no sólo a su vida sino también a su memoria y sus obras, quedando estas relegadas a un margen inmerecido para un autor de su calibre.

En español hemos naufragado entre varias opciones, ambas indeseables: ediciones inencontrables de hace décadas o títulos sin traducción.

Por suerte la editorial Nórdica ha ido recuperando la obra de este autor, y ya podemos disfrutar de la literatura de este gran autor. Pan (Nórdica, 2024) era una de esas novelas descatalogadas que en su día fue publicada por Anagrama, así que la edición de este título me hizo correr a la librería en su busca.

Había leído Hambre, esa historia horripilante, reflexiva y maravillosa de un tipo que vagabundea buscando comida y dinero en la ciudad Christinía, el año pasado leí Victoria, de la cual nunca llegué a publicar reseña, una novela de amor que me gustó pero no tanto como su predecesora, y durante 2024 compré más libros del autor para ir haciéndome con toda su obra.

Tras lo anterior, llegó Pan, una historia de la que todo el mundo habla genial. En las primeras páginas de esta novela encontramos el resumen de por dónde irá la trama de esta historia:

En una casa grande, pintada de blanco, junto al mar, conocí a una persona que por un breve período de tiempo ocupó mis pensamientos. Ya no me acuerdo de ella a todas horas, ahora no, en realidad la he olvidado por completo, pero pienso, en cambio, en todo lo demás, en los gritos de las aves marinas, en mis cacerías por los bosques, en las noches, en todas las calurosas horas del verano. Por cierto, la conocí de pura casualidad, y de no haber sido por esa casualidad, ella no habría ocupado ni un día mis pensamientos.

Página 10

El protagonista, como en Hambre, como en Victoria, es un tipo solitario. En este caso vive en una zona campestre del norte de Noruega. Le acompaña su fiel perro Esopo y el amor por los bosques, las plantas y los animales. Thomas Glahn no necesita mucho más, hasta que en su camino se cruza una muchacha que hará saltar su tranquila existencia por los aires.

La alegría embriaga. Disparo la escopeta y un eco inolvidable me responde de montaña a montaña, vuela por el mar y llega a los oído de un trasnochado remero. ¿De qué me alegro? Un pensamiento que me viene a la mente, un recuerdo, un sonido en el bosque, un ser humano. Pienso en ella, cierro los ojos y permanezco inmóvil en el camino pensando en ella y contando los minutos.

Página 45

El resultado es una corta novela que mezcla el lirismo bucólico de la soledad del protagonista con la incertidumbre triste de su intento de cortejo con Edvarda. Lo hace además con una sensibilidad y belleza propia de los grandes, sin caer en las metáforas manidas o en las frases hechas, ahondando en el sentimiento y reflexión del protagonista.

Me alegro de estar solo, de que nadie pueda verme los ojos, me apoyo confiado en la roca y sé que nadie puede verme desde atrás.

Página 87

Decía en la anterior entrada que lees a Hamsun y ves a Mann, a Joyce. En esta ocasión además he visto a Jon Fosse, clara influencia para su compatriota, y también esa mezcla bucólica-lírica con una historia de amor triste, con la soledad pintada en la cara del protagonista.

Una historia bella, delicada, de una potencia narrativa sublime, que me anima a seguir con mi propósito de ir leyendo toda la obra de este autor genial.

Anotadlo que no os vais a arrepentir.

FICHA:

Te gustará si te gustó Hambre, Knut Hamsun.
Pros– Pura literatura.
– La mezcla entre la soledad bucólica y las reflexiones de la naturaleza.
Contras– Es una historia triste.

Namaste.

Autor, Hamsun, Literatura

Hambre, Knut Hamsun

Hambre.

Hambre de Knut Hamsun.

¿Fácil, verdad? Eso creía.

Si lleváis tiempo leyéndome sabréis que tengo una libreta de pendientes. Una de esas analógicas que funcionan con bolígrafo. Ni nube ni nada. Mi libreta.

Como en tantas otras ocasiones en las que un libro lleva a otro libro, Eduardo Halfon en Un hijo cualquiera menciona este autor y en concreto esta obra.

Como tantas otras veces anoté el título en mi libreta. Y ya. Que la lista tiene un orden cronológico y el último anotado no significa que ha de ser el primero en leerse.

Lo raro vino después, cuando revisé lo que tenía anotado previa visita a la librería, y me encontré este título no una ni dos sino tres veces. Me pareció extraño, suelo recordar lo que anoto, reviso a la libreta a menudo, y sin embargo en tres ocasiones distintas he considerado interesante este autor con esta obra y tres veces lo había olvidado por completo.

Ese hecho fue el que catapultó a Hambre a la primera posición de siguiente libro por leer. Lo encontré en esta Ediciones de la Torre (2016), una edición sencilla sin demasiada alharaca para ser un Nobel.

Pero claro, es que Hamsun tiene el Nobel, pero lo que no ha sobrevivido ha sido su paso a la cumbre de los recordados de la literatura, y esto es por su apoyo ferviente al régimen nazi, incluso pasado 1945.

Hambre es la historia de un señor, de quien ni siquiera sabemos el nombre, alguien gris que planea publicar un libro, pero que mientras tanto busca dinero para comer o para pasar la noche.

Estamos en la ciudad de Christinía. Sean ustedes bienvenidos.

Es tiempo de otoño, plenitud del carnaval de lo perecedero; las rosas tienen infectado su rubor, un maravillo y febril resplandor recubre su color rojo sangre.

Página 51

Bienvenidos a un ejercicio de literatura suprema, en el que la reflexión es constante, donde desde el primer momento Hamsun demuestra su maestría en analizar y describir el sufrimiento:

La ciudad se había apoderado de mi pensamiento y no me dejaba ni un momento de sosiego. ¿Y si yo mismo me hubiera disuelto en la oscuridad, fundiéndome con ella?

Página 88

Lo que sucede en Hambre mezcla la desesperación más grande de un humano con el sentimiento de culpa, también el de vergüenza por haber llegado a esa situación. La suma de ambas lleva a una situación límite extraña, una desesperación que de vez en cuando se llena de momentos humorísticos o sarcásticos, algo que descoloca por el tono serio y duro del resto de la prosa:

Me levanto y me coloco en medio de la habitación. Pensándolo bien, la notificación de desalojo de la señora Gundersen llegaba oportunamente. En realidad, esa habitación no era digna de mí.

Página 55

Hambre tiene mucho de novela actual, de novela cumbre, durante toda la lectura da la sensación de que esto podría haber sido escrito por un autor hace 30 años en el momento final de su obra literaria. Nada de eso. Hambre es de 1890 y fue la primera novela de Hamsun. Así de grande es esto. Inabarcable.

Me reí febrilmente de mis propias gracias, las encontraba muy divertidas. En realidad no me pasaba nada, estaba en mis cabales.

Página 186

Al informarme del autor leí que muchos de los grandes escritores ponían como referente al noruego: Henry Miller, Stefan Zweig o Herman Hesse entre otros. Pensé que es la típica frase que se dice, porque a alguien hay que mencionar, pero desde la primera página todo, absolutamente todo, me recordó a Thomas Mann, también a James Joyce. ¿Un tipo que vagabundea por una ciudad y va describiendo sus pasos además de ir reflexionando sobre su vida? Esto me suena.

Fue en aquella época cuando yo vagaba pasando hambre por Christiania, esa extraña ciudad que nadie abandona hasta quedar marcado por ella…

Página 27

Si nos fijamos en el estilo y estructura de Hambre encontramos un estilo depurado, sencillo y directo, que no se pierde en detalles superfluos, con ausencia total de signos de diálogo. La estructura es lineal y cronológica, hay pocos personajes, dado que el principal motivo de Hamsun es indagar en la reflexión interior del personaje protagonista: un tipo solitario, incomprendido, sin lazos sociales, que trata de sobrevivir un día más. Es este un personaje peripatético, dramático e incomprensible, que va dando bandazos en su comportamiento y actitud, alguien que no sabe cómo avanzar en la etapa límite a la que se enfrenta.

Hambre es uno de esos libros con los que te paras de vez en cuando, coges aire y lo sueltas mientras te dices: esto es literatura. Algo en el manejo de las palabras, en el desarrollo del discurso, en el modo que tiene de llevarnos más de allá de lo que esperamos, de mostrarnos una capa más interna del análisis, de generarnos emociones en nuestros sentidos. Esto es literatura de esa que trasciende, que está llamada a la universalidad, a la conexión perpetua con la naturaleza humana. Da igual cuánto tiempo pase o de dónde proceda quien lo lea.

Hamsun llegó a decir, según se incluye en el prólogo, Dentro de cien años todo se habrá olvidado. Se equivocaba. Un señor noruego nacido en 1859 es capaz de hablarnos en 2023 a alguien del sur de su continente en un tono actual, conectando con un tipo de vida que nada tiene que ver con la del finales del siglo XIX. Eso sólo lo hacen los grandes, los titanes de la literatura, y Hamsun, independientemente de su horrenda tendencia política, es uno de ellos.

FICHA:

Te gustará si te gustó La muerte en Venecia, Thomas Mann.
Pros – El estilo del autor y como trasciende más allá de las páginas del libro.
– Las reflexiones del protagonista.
Contras – La segunda mitad se hace un poco reiterativa.

Namaste.