Autor, del Árbol

La víspera de casi todo, Víctor del Árbol

Decía el otro día David Pérez Vega que leer Premios Planeta no es leer literatura. Mi duda se hace extensible a los Premios Nadal. ¿Es literatura? Bueno, por poner un ejemplo Nada de Carmen Laforet ganó el Premio Nadal en 1945 y es considerada por la crítica una de las grandes novelas españolas del siglo XX… Y además con este libro en concreto mi prejuicio se veía más o menos compensado por leer en la portada un autor fiable: Víctor del Árbol, al que conocí leyendo Un millón de gotas.

La-vispera-de-casi-todoLa víspera de casi todo es una novela más o menos corta, si comparamos con otras del autor, de unas 700 páginas. En ella, un policía atormentado por un caso que le asignaron se ve involucrado cuando una mujer ingresada en un hospital le llama para hablar con él. Paralelamente, una mujer huye de su vida y se refugia en la costa gallega, donde conocerá un elenco de personas con las que trabará diferentes relaciones.

En el inicio iremos conociendo los personajes, sus motivaciones y su pasado. Posteriormente, como habréis podido imaginar, ambas historias se cruzan.

Como en sus historias anteriores, la novela es protagonizada por personajes dañados y dolidos, que llevan a sus espaldas dolor y muerte, enfermedad y desolación. Asimismo, los secundarios cobran un papel importante en el desarrollo de la trama. De esta forma, conocemos más a los dos protagonistas, de la mano de quienes interactúan con ellos.

Todos arrastran algo, el qué tendremos que descubrirlo según vayamos leyendo, para acabar conformando una  novela de conexiones entre personajes infelices que tratan de huir del pasado con mayor o peor fortuna.

Sin embargo, a La víspera de casi todo le he visto muchas pero que muchas pegas. La primera, el desequilibrio en la estructura: es una novela descompensada, en la que se aprecian dos velocidades y dos diferencias notables entre la primera y la segunda parte del libro, como si el autor las hubiera escrito en momentos diferentes. Personalmente eso me ha supuesto que hasta un momento bastante avanzado de la historia me estuviera planteando abandonar, porque no veía la trama, porque apenas sucedía nada. Algo que contrasta con un final cerrado de un modo bastante precipitado.

Si nos atenemos a los personajes, lo que destaca es la excesiva importancia de la tristeza en cada uno de ellos. Tanta tristeza, tanto drama, tanta soledad que parece demasiado. Demasiada intensa, demasiadas casualidades, demasiados sentimientos, hasta llegar a un punto en el que parece una parodia de sí misma, una exageración, algo absolutamente increíble con lo que es difícil empatizar. A esto se le suma el estilo, que resulta recargado, artificial, rimbombante, o al menos para mi entender:

Él la miró a los ojos. Aquellos ojos de praderas segadas. Ojos que le sumían en un sueño narcótico, el nudo furioso de la pasión creciendo en la boca del estómago, el pelo de ella rozándole las mejillas como los filamentos de una medusa que le inoculaba un veneno paralizante.

Página 206

Hay una línea muy delgada entre lo real y la pantomima, entre la realidad y la parodia. Es muy fina, pero aún así reconocemos cuándo un actor sobreactúa, cuando alguien no es natural, cuando suena forzado. Es complicado tratar de describir los rasgos de uno y otro pero tenemos muy claro que en un lado están los culebrones y en el otro las grandes películas de la historia del cine.

Para mí esta historia ha sido una tremenda decepción, porque pensaba que me iba a gustar mucho y ha resultado todo lo contrario. Fijaos en el cambio radical: Un millón de gotas acabó entre la lista de lo mejor que leí en 2015, y La víspera de casi todo entre las decepciones de 2017.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • El planteamiento es bueno.
Contras
  • Personajes difíciles de creer por el exceso de drama.
  • La descompensación entre el principio y el final.

Namaste.

Autor, del Árbol, Literatura

Un millón de gotas, Víctor del Árbol

Éste es uno de esos libros que aparecen en nuestra pupila durante meses, que nos lo cruzamos por la calle, lo leen los desconocidos, nos lo recomiendan en los periódicos, leemos muchas reseñas por la blogosfera. En mi caso, apareció de forma muy potente en la Feria del Libro de Madrid de 2014, pero por unas cosas o por otras (quizá por llevarle la contraria al mundo), no lo compré ni lo leí entonces. Fue este año, ya con las ideas más claras, y con la recomendación de la gurú Atram, cuando decidí comprarlo. Aproveché para que el autor me dejara su firma estampada en mi ejemplar.

DSC_0051Éste es uno de esos libros que rechazamos por ser demasiado largo, demasiado tocho, porque internamente pensamos que seguro que le sobran páginas, porque pesa demasiado para leer en la cama, porque mientras uno se lee éste libro (que casi llega a las 700 páginas), se puede leer tres de doscientas.

Sin embargo, éste es también uno de esos libros de los que todo el mundo habla maravillas, que la crítica pone por las nubes, que recibe premios y encima se vende estupendamente.

Sabía, por tanto, que iba a ser una de mis lecturas próximas porque sentía que ya había esperado demasiado. Y así fue. Aunque muchos de mis libros llevan en el estante al menos dos años, en un par de meses decidí empezarlo, y un par de meses después de acabarlo escribo esta reseña. El verano quizá no se hizo para sentarse a escribir, o bien yo tengo la manía u obsesión de dejar reposar los libros en mi mente.

Éste es uno de esos extraños libros que, a pesar de ser largo no tiene introducción alguna. Mi prejuicio y mi experiencia me auguraban unas cincuenta o sesenta páginas introductorias, donde el autor nos presentara los personajes protagonistas. Craso error. Un millón de gotas comienza de una forma cruel e inesperada, metiéndonos desde la primera línea en la trama.

Le rodea al estilo un hilo potente, violento, algo feroz que se esconde en cada línea, un murmullo constante que nos asusta de cuándo en cuándo, que nos quita la respiración cuando terminamos algunos capítulos. Después, esa voz se disfraza de nana, nos adormece para regresar al pasado cuando corresponde, pero cuando menos te lo esperas, te zarandea y te hace sentir desasosiego e incomodidad.

Obviamente, al tratarse de un libro largo, son necesarios valles donde del Árbol nos expliqué quién es quién en esta historia, pero el autor lo maneja de forma inteligente cambiando al pasado en momentos clave de la trama, para regresar a 2002 cuando le considera oportuno.

El hilo conductor de todo esto son los Gil: Gonzalo, el hijo, que recibe la noticia del suicidio de su hermana, y Elías, el padre, desaparecido misteriosamente del que sabremos por sus hijos. Poco a poco, del pasado al presente, iremos rellenando las lagunas de la historia, los lazos que unen a los personajes del presente con los del pasado, las situaciones que han vivido, sus cicatrices y sus recuerdos.

Un millón de gotas es uno de esos libros que consiguen generar un nudo en el estómago aún habiéndolo leído hace dos meses. Es un libro desgarrador, con episodios brutales que quedan impregnados en la memoria del que lo lee.

No siempre me pasa pero hay veces conforme leo el libro me acuerdo de personas a las que les gustaría la historia, por el tema que trata, o por el tono del autor. Sin embargo, éste no es uno de esos casos. En esta ocasión Un millón de gotas lo recomendaré a todo aquél al que le guste la buena literatura, las buenas historias más allá de las modas temporales, las buenas tramas y los personajes que persiguen misterios, porque no sólo se trata de una historia interesante y entretenida sino que además, el modo como se cuenta aporta una fuerza y un carácter muy peculiar a la novela, un estilo inusual que nos deja cogiendo aire cuando leemos demasiado.

Gracias, gracias, Atram, por la recomendación. Si no hubiera sido por ti lo habría pasado por alto. Y dad la bienvenida a del Árbol, porque no es el último libro suyo que vais a ver por aquí.

FICHA:

Te gustará si te gustó

Pros

  • Los santos temporales, que mantienen la tensión. El estilo del autor.
  • La fuerza de determinados pasajes, cómo vuelven al lector tiempo después.

Contras

  • Efectivamente, es un libro pesado y gordo. Resulta incómodo leerlo en la cama. ¡Siempre podréis recurrir a su versión digital!

Namaste.