Hay veces que sin planificarlo libros de una temática similar se acaban agolpando en lecturas consecutivas. Es lo que me ha ocurrido con estas dos que había anotado hacía tiempo y venían recomendados por lectores de confianza.
Por un lado tenemos La muerte es mi oficio, Robert Merle (Sexto Piso, 2022), biografía novelada de Rudolf Höss, nazi convencido y la mente tras la fábrica de matar de Auschwitz. Uno de esos ciudadanos necesarios para una maquinaria nazi necesitada de gente que hiciera lo que se le mandara sin dudar, sólo porque se tratara de una orden.
Acompañamos a Rudolf desde su infancia. Criado en una estricta familia católica, su visión de la vida pasaba por acabar en el seminario, pero tras la negativa de su padre y al creer que su confesor le había traicionado, el plan varía hasta acabar primero en el ejército y más tarde en el Partido.
A partir de ahí, su visión se funde con los intereses de los líderes nazis y debido a su exagerada obediencia acaba siendo el responsable de hacer más eficiente la muerte en el campo de concentración, esto es, agilizar el proceso de aniquilación en un momento en el que no paraban de llegar prisioneros al campo. Para ello, no opone ninguna resistencia para continuar con la macabra labor asignada. Su visión, incluso cuando es detenido y posteriormente juzgado, es que uno ha de hacer lo que se le dice, sin dudar ni parpadear jamás, sea cual sea la orden dada.
La muerte es mi oficio invita a reflexionar, que nunca a comprender, cómo una sociedad como la alemana puedo llegar a un estado de locura tal que montara un sistema de aniquilación sin que nadie se rebelara en ningún momento. Cómo ningún individuo se plantó ante tamaña barbaridad, cómo todos miraron a otro lado.
Posteriormente la lectura me llevó a Vivir con nuestros muertos de Delphine Horvilleur (Libros del Asteroide, 2022), el libro de una rabina que comparte momentos que ha vivido en relación a la gestión a la muerte, tanto de personas que ven próximo su fallecimiento como los familiares y seres queridos y el modo de afrontar y gestionar la muerte.
Por medio de historias diferentes acompañamos a Horvilleur ante distintas visiones, creyentes o no, de las personas que solicitan sus servicios. Conecta la pérdida con la historia bíblica, pero también reflexiona sobre nuestra conexión con los que ya no están y aporta su sabiduría plagada de consuelo y comprensión.
En general no es un libro que cuente nada nuevo o que no sepamos ya, pero sí pone en palabras sensaciones conectándolas con tradiciones pasadas, tamizando cosas que en ocasiones no es difícil explicar, lo cual reconforta y para muchas personas puede ser un libro de referencia que ordene sus pensamientos y sentimientos en torno a la pérdida de un ser querido.
En conclusión, dos enfoques totalmente opuestos unidos por un mismo tema, hilos literarios no planificados que se complementan y hablan entre sí.
Namaste.
Descubre más desde El blog de Lahierbaroja
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.


2 comentarios en “La muerte es mi oficio, Merle y Vivir con nuestros muertos, Horvilleur”