Empecé a leer esta novela en 2018. No creáis que tengo tanta memoria como para recordarlo con exactitud, por suerte alguna ventaja tiene que tener usar GoodReads, donde se almacena toda esta información.
Lo abandoné un tiempo después, encallada allá por la página 80, pero sabiendo que antes o después volvería a esta historia.
4 años más tarde decidí que era el momento de demostrarme a mí misma que en 2018 no tenía razón y que entonces aquella pobre lectora no sabía apreciar un buen libro. Pues fijaos que 4 años después aún no tengo clara esa afirmación.
Digo solo en parte, porque quién me iba a decir que también esta vez me atascaría en la primera mitad del libro. Y a pesar de que he utilizado la vieja estrategia de llevar siempre el libro conmigo para tratar de leer en cualquier ocasión que se presentara, la realidad es que durante varios meses no leí ni una sola línea.
El corazón es un cazador solitario es una novela de soledades, de personajes que se encuentran acá y allá, que llevan un peso de tristeza, desconfianza o incomprensión. El primero y principal es Singer, un mudo que sí puede escuchar pero que sólo puede mantener conversaciones con su amigo griego. A su alrededor varios personajes muy diferentes entre sí se conectarán: una niña que descubre la pasión por la música, un médico negro que trata de atender a la mayor cantidad de pacientes posibles, el posadero de un bar que ve pasar a todos ellos…
Una música maravillosa como aquélla podía representar la peor herida que se pudiera parecer. Aquélla sinfonía era el mundo entero, y ella era demasiado pequeña para escucharla.
Página 136
Situada en los años 40 en el estado sureño de Georgia, la pobreza, el racismo y la opresión son claves para entender la soledad que mencionaba más arriba, porque todos los personajes son invisibles para una sociedad que no los tiene en cuenta: una niña, un negro, un pobre, un mudo. Personajes que están al margen de las decisiones, de la influencia o el poder.
Cada uno lleva escrita en sus venas su propia lucha: la de su raza, su género o su situación social, la de tantos otros que pasaron por lo mismo que han tenido que sufrir ellos: las injusticias, el abuso del poder, la de aceptar que eso es normal en el mundo que viven, sabiendo que no les queda otra más que apretar los dientes, callar y continuar.
La sensación que tuve cuando la traté de leer es la misma que ahora que ya lo he terminado: es un buen libro, con personajes complejos y bien formados, con interesantes temas que dan para reflexionar y comentar, con geniales descripciones de las personas y los ambientes. Pero me falta algo: una chispa, un cambio de rumbo, una conexión mayor con la trama y con ellos. Mi sensación es la misma que tienes cuando ves a los peces en la pecera: que sí, que muy bonitos, pero que sus colores, su tristeza, su situación no ha atravesado el cristal.
No sé si es porque mis expectativas son altas o porque inconscientemente estoy pensando en Steinbeck o Faulkner pero por desgracia tengo que admitir que este es un buen libro pero no es para mí.
Contadme si lo habéis leído, me interesa conocer cuál es vuestra opinión.
FICHA:
Te gustará si te gustó | – Ojos azules, Toni Morrison. – La canción de los vivos y los muertos, Jesmyn Ward. |
Pros | – Los personajes que crea y la relación entre ellos. – La variada temática que despliega, sabiendo que lo escribió con ¡23 años! |
Contras | – La primera parte de la historia se hace pesada. |
Namaste.