Hay novelas que en poquitas páginas encierran muchas temáticas y una visión de la vida muy personal. En ocasiones damos en el clavo escogiendo un libro que va directamente al grano, sin florituras ni páginas de relleno. Este es el caso de La uruguaya, que con apenas 150 páginas nos plantea la situación de un cuarentón en un día de su vida. El periplo de un viaje que comienza de la siguiente forma:
Me dijiste que hablé dormido. Es lo primero que me acuerdo de esa mañana. Sonó el despertador a las seis.
Página 7
Así, acompañaremos a este padre de familia a través de los kilómetros y las horas que le separan con la frontera de Uruguay, donde acude con objeto de recibir un dinero que le adeudan. Su repaso personal lo hace como lo hacemos nosotros a diario, repasando detalles y anécdotas, recordando conversaciones y saltando de un tema a otro sobre las cosas que le preocupan, que tiene pendientes o que ha de recordar. Conoceremos más a este escritor con problemas económicos y la crisis conyugal por la que atraviesa, además de una acuciante crisis de la mediana edad que le hace plantearse muchas cosas.
La sencillez de la historia en sí contrasta con cada una de la reflexiones que nos va aportando sobre distintos aspectos de la vida, como el paso del tiempo, las expectativas frustradas o el amor y el cariño.
Yo no lloro nunca y menos por tristeza. El amor me hace llorar, el cariño. (…) Cuando alguien te patea, quedás alerta como si no hubiera nadie de tu lado, y cuando de pronto alguien te trata bien bajás la guardia y te desarmás. El cariño te derrumba.
Página 121
El estilo directo con Mairal y el uso de saltos temporales para escondernos detalles que después desarrollará para darle más empaque fuerza a la historia son dos de los aciertos de una historia aparentemente sencilla pero que consigue trasmitirnos las sensaciones por las que atraviesa el protagonista: el anhelo de cambiar, el tedio de la rutina y el paso del tiempo, que muestra una realidad muy distinta de aquélla que imaginábamos.
Uno de esos libros con los que quedarse pegado al sofá hasta que se termina. No hay forma de dejar de leer, para conseguir saber cómo acaba su jornada.
Probablemente la frase que más destaca de La uruguaya sea la siguiente:
Entendí que prefería tocar bien el ukelele que seguir tocando mal la guitarra, y eso fue como una nueva filosofía personal. Si no podés con la vida, probá con la vidita.
Página 131
Gracias a los amigos de Libros del Asteroide por descubrírmelo.
FICHA:
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Namaste.
Pues lo cierto es que, aunque lo intenté, a mí no me terminó de convencer esta lectura, si bien me proporcionó momentos divertidos y alguna que otra reflexión que subrayé.
Un abrazo
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Es una mezcla del día a día, de las reflexiones, pero con un punto ordinario y rutinario del día a día. Quizá con la de reseñas súperpositiva esperabas más de cada página. Me da la sensación de que muchos de sus fragmentos ya los había leído antes de ponerme con el libro, y eso le quita gracia.
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La uruguaya es una novela inquietante y ferozmente entretenida. Con pulso magistral, Pedro Mairal sostiene la intriga en cada una de sus páginas y demuestra, de modo irrefutable, que es uno de los grandes de la literatura argentina contemporánea.
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Muy bueno aprender sobre aquella literatura porque nos indica las situaciones de los pueblos de habla hispana de la mayoria del continente de america durante el periodo colonial y apartir de ese periodo hasta nuestra actualidad
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Página 131, tenía apuntado el fragmento, ya que me hizo especialmente gracia!
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¡Efectivamente! Gracias por el apunte, había omitido el número de la página. 🙂
¡Bienvenida!
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Acabé el libro hace unos días y ahora veo sorprendida que has escogido alguno de los párrafos que yo también tenía subrayados 🙂
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