Alexiévich, Autor, Literatura

El fin del Homo Sovieticus, Svetlana Aleksiévich

Cuando llegas a la obra de la bielorrusa, te metes en un terreno en el que sabes que antes o después tratarás de leer toda su obra, de lo sobresaliente que es.

Así tras Voces de Chernóbil decidí continuar con este, El fin del Homo sovieticus (Acantilado, 2015), que, al igual que el anterior, parte de testimonios de gente corriente para ahondar en el alma rusa: las crónica de los que viven y su visión de la época de Stalin, de la perestroika de la Rusia actual (casi actual, de 2016).

Dividido en dos bloques, los testimonios incluyen variedad de visiones y análisis según la época a la que se refieran: del 1991 a 2001 y de 2002 a 2012.

Los capítulos se ordenan según quién los narra. Tenemos capítulos de gente mayor, de gente joven, y también de diálogos entre varios, en los cuales cada uno va añadiendo su parecer. Estos son los que menos me han gustado, porque quizá le falte la profundidad que sí tienen el resto de los testimonios o porque parece que se interrumpen entre sí, quedándose en un punto más superficial y ahondando menos en la historia.

El comunismo es como la ley seca: una buena idea que no funciona.

Página 186

Los testimonios son de todo tipo: algunos echan de menos el tiempo pasado, otros son brutalmente tristes, por la violencia que han tenido que sufrir, por cada anécdota vivida, de esos que escogen el estómago. Los alegres son los menos, no os voy a engañar.

Comencé a beber para poder llorar…

Página 206

Recomiendo leerlo de a poco, porque en muchas ocasiones falta el aire y es necesario alejarse de un libro tan duro y complicado como este. El tópico es cierto: lo que se narra supera la ficción.

Asesinaron a sabe Dios cuánta gente, pero vivíamos en una época grandiosa.

Página 391

Mientras que la primera parte la leí muy pausadamente (para que os hagáis una idea de mis tiempos de lectura, comencé este libro en noviembre de 2022 y lo he acabado en junio del 2023), en la segunda parte me pareció apreciar un avance en el tono o en los testimonios que me llevaron a leerlo mucho más rápidamente.

Destaco la De Romeo y Julieta… aunque en esta historia se llamen Margarita y Abulfaz, que a pesar de encontrarse en la última parte del libro (y por tanto ya sabemos a qué atenernos), consigue condensar tanto el sinsentido y el dolor que cada frase es un mazazo, un golpe de realidad de situaciones que uno no puede sino tratar de asimilar.

Dicen que un Occidental jamás podrá comprender la magnitud del alma rusa y todas sus peculiaridades. Seguramente lleven razón, pero sin duda esta es la mejor forma de acercarse. Hay muchos libros perentorios y este es, claramente, necesario.

Es terrible haber nacido en la URSS y tener que vivir en Rusia.

Página 482

FICHA:

Te gustará si te gustó Voces de Chernóbil, Svetlana Aleksiévich.
Si esto es un hombre, Primo Levi.
Pros – La variedad de testimonios y visiones.
Contras – Triste, duro, sin esperanza.

Namaste.

Alexiévich, Autor, Literatura

Voces de Chernóbil, Svetlana Aleksiévich

Tenía claro que quería leer a la bielorrusa desde que ganó el Premio Nobel de Literatura en 2015. Lo cierto es que antes de ser premiada no tenía referencias de su obra.

Voces-de-ChernobilEn Voces de Chernóbil la autora realiza un trabajo de investigación sobre la mayor catástrofe nuclear en Europa, dando voz, como ya nos adelanta el título, a las pequeñas personas que vivían, trabajaban y sufrieron el accidente. Para ella, como compatriota, escribir este libro fue a la vez una obligación y un compromiso con su tierra, sobre un tema que se silenció y del que poco o nada se sabía, además de darse la circunstancia de ser uno libros muy importante que quedaría para la posterioridad.

El material recabado, como podréis imaginar, es desgarrador, acercando al lector a las personas que vieron y sufrieron, siendo además variado y diverso el elenco de personas: desde funcionarios con altos cargos que sabían el verdadero problema que acababa de ocurrir, a liquidadores, pasando por personal civil que ignoraba por completo el concepto de radioactividad.

La autora no necesita más que la cruda realidad, y sin florituras para que conozcamos de primera mano el grave incidente, aportando mucha información relevante sobre el suceso. Además es capaz de acercarnos a todos los dramas y situaciones personales más allá de los datos históricos que han quedado marcados en el calendario. Porque el 26 de abril de 1986 no solo explotó un reactor sino que cientos de miles de vidas fueron marcadas por un atacante silencioso, sentenciadas a una muerte lenta y dura, y a los supervivientes, el ostracismo y la marginación.

Los fragmentos hablan por sí solos:

Mamá me confesó: ¿Sabes? Odio las flores y los árboles. Dijo eso y se asustó de sus propias palabras, porque había crecido en el campo y todo eso lo conocía y lo amaba… Eso era antes. Cuando paseábamos con ella por la ciudad, ella podía nombrar cada flor y cualquier hierba.

Página 167

KATIA P.

 

Somos metafísicos. No vivimos en la tierra sino en nuestras quimeras,en las conversaciones. En las palabras. Debemos añadirle algo más a la vida cotidiana para comprenderla. Incluso cuando nos encontramos junto a la muerte. Esta es mi historia. Se la he contado. ¿Por qué me he hecho fotógrafo? Porque me faltaban palabras.

VÍKTOR LATÚN

Página 331

Como muchos libros sobre catástrofes, guerras y muerte, tenemos ante nosotros una historia muy dura, que cuesta asimilar por la tragedia y dolor vividos, pero también muy necesaria para conocer los hechos históricos y el drama generado. Aconsejo leerlo poco a poco, se hace muy duro leerlo de seguido.

FICHA:

Te gustará si te gustó
Pros
  • Como el libro de Oé, es una historia atemporal de la humanidad: del sufrimiento, la incomprensión y el dolor.
Contras
  • Historia inconmesurable. Libro desgarrador.

Namaste.