Después de leer Apegos feroces, es inevitable que al ver en la portada el nombre de Vivian Gornick uno no quiera leer lo que ha escrito.
Tal y como se incluye en la sinopsis, La mujer singular y la ciudad es la continuación natural de Apegos feroces, dado que ambas comparten la variada temática y el tono. Así, en ambas podemos leer una variedad de temas, desde anécdotas y reflexiones hasta comentarios humorísticos.
Cuando la experiencia humana supera cualquier magnitud y el fin de la civilización amenaza con llegar, sólo sirven las verdades irrefutables; y yo las estaba encontrando ocultas en la prosa minimalista de los novelistas franceses e italianos de los años cincuenta y sesenta.
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Sentarse a leer a Gornick, independientemente del tema que trate, es una delicia. Se parece a quedar a tomar una cerveza con alguien sabio, inteligente, que aporta una visión interesante de la realidad, y que es capaz de narrar sus anécdotas con sarcasmo e inteligencia. Una de esas conversaciones que te gustaría alargar y alargar y que nunca se terminara, en la que la fluidez de los temas anima a que la velada no se termine nunca, con quien quisieras discutir y comentar un tema detrás de otro.
En La mujer singular y ciudad, la autora aporta su particular punto de vista, desgranando y analizando la realidad para acabar aportando luz a los temas que trata.
Vengo de nuevo a reivindicar lo sencillo, lo directo. Esta historia, y también Apegos feroces, perderían fuerza y potencia si tuvieran 500 páginas, al igual que una conversación se convierte en aburrida cuando nuestro interlocutor repite el mismo tema una y otra vez.
Un libro perfecto para encerrase con él una tarde, un fin de semana, simplemente disfrutando de la lectura de una potente Gornick a la que uno quiere continuar leyendo siempre.
Gracias a Sexto Piso por la recomendación y por el ejemplar. Y sí, teníais razón: me ha gustado más que su antecesora.
FICHA:
Te gustará si te gustó |
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Pros |
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Contras |
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Namaste.
4 comentarios en “La mujer singular y la ciudad, Vivian Gornick”