Balance de 2014, Literatura

Balance de 2014 (I): abandonos y decepciones

Antes que nada: ¡Feliz 2015!

Con algo de retraso respecto a lo previsto, os dejo el balance de los abandonos y decepciones de 2014. No quería dejar pasar a oportunidad de echar la vista atrás de valorar someramente tanto lo mejor como lo peor.

Abandonados:

Olvidado Rey Gudú, Ana María Matute. El único libro que abandoné en 2014 y que esperaba que me encantaría. Sin embargo, me costó tanto avanzar y me gustaba tan poco lo que estaba leyendo que decidí dejarlo. La apatía me desapareció al instante.

Despellejes:

El cielo ha vuelto, Clara Sánchez. Poco más a añadir respecto a lo que en su día dije en la entrada. No esperaba mucho y eso me encontré. Da pena pensar el nivel de los libros ganadores de premios en España, pero ya sabemos que todo va enfocado a conseguir la mayor cantidad de compradores, así que no se puede esperar demasiado.

Decepciones:

La casa de hojas, Mark Z. Danielewski. Un libro que se vendía como “El Moby Dick del género de terror”, del que obviamente esperaba una historia redonda. Y no lo es. Es un espectáculo visual, un juego de trilero. Un libro que cuesta 30 euros. Si lo queréis leer, acudid a una biblioteca.

La herencia de Estzer, Sandor Marai. Las historias que no me parecen lógicas no las suelo entender. Mejor dicho, lo entiendo pero no lo comprendo. No puedo comprender cómo una persona se puede dejar embaucar cuando ya conoce a esa otra persona que está intentando hacerle daño. Por muchos sentimientos que haya, hay cosas que no me creo. Y si no me lo creo algo falla.

Como veis, en líneas generales no han sido muchos los abandonos ni los despellejes ni las decepciones. Revisando mis lecturas compruebo que la mayor parte de los libros me han gustado, que no ha habido grandes picos (años donde leí cosas muy buenas y muy malas, sin apenas términos medios). Supongo que año tras año y gracias a vuestras recomendaciones, soy capaz de escoger lo que leo y que me guste con un alto grado de probabilidad. ¡Quién sabe si el año que viene no tendré ningún libro despellejado! Aunque, claro… para eso debería dejar de leer Premios Planeta.. ¿no creéis?

Namaste.