Televisiva

Una de series (II)

He decidido cambiar un poco de tema, tras varios posts puramente literarios, cambio de tema.

Series de televisión
Series de televisión

Como ya os conté en otro post, sigo varias series de televisión. Desde entonces hasta ahora, me he aficionado a algunas nuevas. Son:

 

  • The walking dead. La van a estrenar dentro de poco en La Sexta. Si la habéis visto anunciada, ya sabréis de qué va: un mundo de zombis donde unos pocos resisten. Efectivamente, la televisión se sube al carro de la moda de los muertos vivientes. La verdad es que yo no tenía en mente seguirla, pero tras ver el primer episodio me enganché. Está mejor de lo que esperaba. Por supuesto, no busquéis grandes conversaciones ni nada por el estilo, pero si lo que queréis es entretenimiento sin pretensiones, esta puede ser una buena opción. Engancha, asusta y pasas un rato poniendo cara de asco.

 

  • Castle. Descubrí esta serie por Cuatro, y desde entonces cuando me he aficionado a ella. Aunque tiene rasgos de serie policíaca, la principal diferencia son sus personajes, con un humor que le quita hierro al asunto y con un mucho de tensión sexual no resulta. Para los que no lo sepáis, aprovechando que el personaje principal es escritor, han publicado su novela, llamada Ola de calor. En breve empezaré a leerla. (INCISO: anonadada me quedé cuando leí en La enciclopedia oficial de Perdidos que el actor que hace de Castle salía en la serie).

 

Luego están las clásicas, las que voy siguiendo temporada tras temporada.

 

  • How I met your mother. Empecé a verla mucho más tarde que el resto de la gente. Así que os digo lo que me comentaron a mí: si vais a empezar a verla desde el principio, tened paciencia porque empieza floja. Después va mejorando y más tarde por mala que sea ya no se puede dejar de ver. Quizá yo esté en este último subgrupo. La temporada seis (la que actualmente están emitiendo en Estados Unidos) comienza floja, y además se quita protagonismo a Barney, en favor, mayoritariamente de Ted y secundariamente de Lily y Marshall. MOC. Error. Mis personajes favoritos son Robin y Barney y los demás me aburren. A Lily sencillamente no la aguanto (y menos en esta temporada) y Marshall me parece un palurdo. La gracia está ahí, en la variedad de personajes y tal, pero es que no puedo. Hay episodios buenos (como el tradicional de Acción de Gracias), pero hay que esperar a la mitad de la temporada para llegar al nivel de las anteriores.

 

  • The Big Bang Theory. Tras la ausencia de Penny (la actriz se partió una pierna y es por eso por lo que no aparece en varios episodios), los secundarios ganan protagonismo, y en este caso es un acierto. Wolowitz es todo un caso y uno muy divertido (lo deja bien clarito desde el primer episodio de la última temporada). Además, la inclusión de Amy Farrah-Fowler da mucho juego (para los que no lo sepáis: ¡sí, es la actriz que hacía de Blossom!). En resumen: imposible no reírse.

 

Respecto a Modern family, siento decir que la segunda temporada ha perdido empaque. O tiene los chistes quemados o tenemos un problema con los guionistas. Veremos qué pasa.

 

Y sí, mis pendientes siguen siendo pendientes: la segunda de Fringe, The Wire y algunas de guerra.

 

Ya os contaré qué me van pareciendo. De momento, os invito a verlas y a que comentéis lo que os parecen.

 

Namaste.

Actualidad, Televisiva

Una de series

Hoy voy a hablar de series de televisión.

Este fin de semana he tenido lo que se podría calificar como un intensivo de Los pilares de la Tierra, la miniserie basada en el libro de Ken Follet.

En general, os podría decir que la recomiendo, aunque bien es cierto que es mejor el libro (mucho mejor, dónde va a parar), y que determinados personajes, como William y Aliena, pierden empaque con la versión televisiva. Pero bueno, al final es entretenida, aunque las batallas estén hechas con cartón piedra, la historia está bien.

Paralelamente a ésta trato de seguir Los Tudor, aunque con vaivenes parece que me voy poniendo al día. Me gusta mucho, además de que sirve para matar dos pájaros de un tiro: aprendo algo de historia (que nunca viene mal) y al mismo tiempo soy capaz de odiar y querer al actor que interpreta a Enrique VIII (que sí, que se llama Jonathan Rhys-Meyers pero yo sólo veo a Enrique VIII)

Los Pilares de la Tierra y Los Tudor

Recientemente me acabo de aficionar a Modern Family, básicamente por dos cosas: una, las series de veinte minutos me gustan mucho más que las largas y dos, el exitazo que ha tenido. Siempre es mejor verla en versión original, pero aquí es todavía más importante, teniendo en cuenta que una de las protagonistas es colombiana, pierde la gracia si oímos todo en castellano.

Y luego están las series de televisión que me han recomendado pero que todavía no me ha dado tiempo a ver: Carnivale, The Wire, Californication, Hermanos de Sangre o Generation Kill.

Mención aparte merece mi muy siempre querida (y heredera de Lost) Fringe. La dejé abandonada allá hace varios meses cuando vi algunos de los primeros episodios de la segunda temporada. Algo parecido a lo que le pasa a A dos metros bajo tierra, que comencé a ver por recomendación de Bartleby pero que llegó a un punto en el que ni me gustaba ni todo lo contrario, así que al final en aquél momento de exámenes de junio la dejé. Y ahí sigue.

Y ahora, el apartado de los despellejes: aquí tengo que mencionar (¡sí señor!), a ese pedante que va de tonto pero es un inaguantable: Chuck. No puedo con él. Vi algún episodios (sinceramente, no sé si llegó a dos) y no me convence ese humor tipo The Big Bang Theory pero en cutre. En segundo lugar, mencionaré True Blood. Con ésta sí que sé lo que aguanté: un episodio. Si ya sabía yo que lo de los vampiros metiéndose mano no iba a ser lo mío…

Así que mientras que salen los nuevos episodios de How I met your mother y The Big Bang Theory, hay cuerda para rato, porque parece que las series televisivas jamás tuvieron tanta salud.

Y vosotros, ¿qué series seguís? ¿cuáles no soportáis?

Namaste.

Bazar

Se nota que seguimos en verano…

Hay cosas que sólo pasan en verano: ver cada día cómo en las redes sociales cada uno de tus contactos sube unas 50 fotografías al día, que los cambios de estado siempre empiecen por “en”… eso es un ejemplo. Pero luego está esa fantástica programación televisiva.

Lo mismo te puedes encontrar un programa estúpido sobre gente que canta, que emitan 5 episodios seguidos de Mujeres Desesperadas o las galas de los sábados por la noche que fomentan a la población a consumir ingentes cantidades de alcohol.

Seamos sinceros, el verano es un asco. Como hace calor, todo el mundo tiene la ventana abierta, así que puedo escuchar la conversación de mi vecino con su hijo, aunque le esté revelando secretos de Estado. A veces me dan ganas de intervenir en las discusiones entre mis vecinos, apoyando a uno u a otro. No lo hago porque no me quiero que en mi barrio me comparen con la madre de Wolowitz.

Y si ya nos metemos en la música estaremos todos de acuerdo: al principio gusta, pero ahora no hay quien lo aguante ni el waka waka ni al puñetero de Bisbal. Y menos esa canción que no para de sonar.

Es llamativo. Antes la gente se dividía en los que te caían bien o mal. Ahora se dividen entre “los que YA se han ido de vacaciones” y “los que han vuelto de ellas”. ¿Cuáles son peores? Eso ya no lo sé decir. Los primeros te describen el lugar, te enseñan fotos, te dicen lo que han comido… en definitiva, se ponen pesados. Los segundos te dicen lo cansados que están, lo mucho que necesitan irse de vacaciones, te recuerdan lo mucho que les queda para irse. En resumen: se ponen pesados.

Conclusión: los mismos perros con distinto collar.

Como es verano, se suda. Y como se suda, hay que evitar moverse. ¿Adónde quiero llegar? Pues a que en esta época el bate de béisbol no sirve. Estoy empezando a pensar en comprarme un fusil con mirilla telescópica: no hace ruido, es más limpio y encima no hay más que mover un dedo.

Así que ya sabéis: no os crucéis en mi camino. Y por vuestro bien, no me preguntéis que cuándo me voy de vacaciones.

Namaste.

P.D. Por suerte, el verano también tiene su punto fuerte: que se acaba y este año habrá un motivo para celebrarlo. El 3 de septiembre podremos comprar el nuevo libro de Almudena Grandes: Inés y la alegría. 🙂

Actualidad, Música

Crónica de Eurovisión

Quizá poca gente vea el festival de Eurovisión, pero yo soy una de ellas. Lo tengo más o menos por costumbre. Sí, sé que es un poco rollo, que hay muchos países y se hace muy largo, pero es algo que se puede evitar si mientras tanto lees un libro.

Eurovisión¿Qué me ha parecido? Lo primero, que había demasiadas baladuchas, como por ejemplo: Portugal, Israel, Georgia, Azerbaijan o Noruega. No me gustan las baladas. No me dicen nada, y para un festival largo como un día sin pan me parece una opción repetitiva. Lo que mejor le viene a un festival de estas características son, desde mi punto de vista, canciones pegadizas.

Luego hay otro grupúsculo: las canciones malas de narices. Entre estas, la de Grecia (que no sé cómo leches consiguió tantos puntos, ¡si parece basada en una música de videojuegos Taito!), Francia, típica canción mala de verano caluroso, Moldavia y Serbia (cutres). No voy a olvidarme de Bielorrusia, con esas alas de mariposa. Horripilante.

En otro apartado tengo las canciones que no me disgustaron. Entre ellas, Chipre, Bosnia Herzegovina y Albania.

Pero mis favoritas eran otras: Turquía, que se desmarcó con el único grupo rock de la gala (desgraciadamente quedó segunda), Ucrania, con un rollo Evanescence que me agradó, Dinamarca, que quedó cuarta y Armenia, aunque si bien desafinó demasiado.

En cuanto a la ganadora, me parece que la canción no era del todo mala, pero el escenario se le quedaba grande. Esto es un espectáculo, o en teoría lo debería ser. Y allí estaba ella, sola enmedio de un escenario inmenso, bailando como buenamente pudo, sin coreagrafía ni nada, y para colmo el vestido era feo de narices. No sé cómo pudo ganar.

Sobre la representación de España, que se vio interrumpida por un imbécil que saltó al escenario, a mí me gustó. Me gustó la coreografía y me gustó Diges. Por supuesto, no esperaba que ganara, pero no lo hizo mal. Apartó algo distinto a todo lo que normalmente llevamos (Ketchup y mierdas de esas).

Lo que más me gustó de la gala fue, sin duda, el baile de Madcon conectando por sitios de toda Europa. Una idea no demasiado original pero que requiere mucho trabajo. Quedó estupendamente. Os dejo el vídeo.

Mención aparte merecen los comentarios de Uribarri. Me pareció repetitivo, pesado y falto de gracia. Cuando haces seis veces el mismo chiste sobre el nombre del grupo turco («Manga por hombro», porque el grupo se llamaba «Manga», original, ¿eh?) me dan ganas de llamar a RTVE para decir que se calle. No paró de hablar en toda la gala. Vale que sepa quién va a votar quién, al fin y al cabo está muy influido por la política, pero me pareció una falta de respeto al espectador que trata de pasar un buen rato frente al televisor.

¿Y vosotros, qué pensáis? ¿Sois euroescépticos o eurofans? ¿Véis Eurovisión?

Namaste.