Autor, Literatura, Menéndez Salmón

La ofensa, Ricardo Menéndez Salmón

Hay libros a los que se les cala temprano. Esto es lo que le sucede a la novela de Menéndez Salmón, que con leer sólo las tres primeras páginas, el lector ya tiene la sensación de que lo que posee entre las manos es un tipo de novela diferente, que le gustará y le sorprenderá a partes iguales.

 

Portada de "La ofensa", de Menéndez Salmón¿A consecuencia de qué viene esta sensación? Lo primero a destacar es el uso que hace el autor de las palabras, la forma de encadenarlas y escogerlas, el uso de la narración que tiene. Más adelante comprobaremos que junto a esto hay otros rasgos que le dan a la novela una impronta propia: como son los saltos temporales y las reflexiones que se van planteando.

 

Estas características, junto con el ápice de intriga que irradia desde el primer capítulo y a lo que se añade la existencia de capítulos cortos, le dan un dinamismo a la novela en los momentos iniciales de la lectura.

 

Lo de menos, a mi entender, es el lugar y el momento en el que se encuadra la trama. Esto no es más que una excusa para contarnos lo que en realidad importa. Lo mismo da que el personaje, Kurt, sea un sastre que vive en la época de la Segunda Guerra Mundial o un esclavo víctima del colonialismo. En ambos casos nos encontramos en épocas dramáticas, que conllevan situaciones límite, donde la crueldad humana tiene una amplia cabida.

 

Os dejo un fragmento que me ha parecido muy sugerente:

  • Procura mantenerte siempre en la retaguardia – comenzó diciendo Joachim Crüwell -. El heroísmo fue algo inventado para los que carecen de futuro.

En virtud de lo cual, Kurt dedujo que su padre era un hombre prudente.

  • Procura pasar desapercibido ante tus superiores -continuó diciendo Joachim Crüwell-. Recuerda que únicamente eres un sastre, no un soldado.

En virtud de lo cual, Kurt constató que su padre no sólo era un hombre prudente, sino un alma previsora.

  • Creo que de todo esto no va a salir nada bueno -concluyó diciendo Joachim Crüwell mientras mordía en su pipa con furia y ahogaba la mirada en la jarra de cerveza.

En virtud de lo cual, Kurt comprendió que, además de persona prudente y previsora, su padre tenía miedo.

 

En definitiva, la novela de Menéndez Salmón trata sobre el dolor, la angustia y lo trágico. Y esto lo hace de la mano de un personaje cándido y joven que enseguida atrae la atención del lector.

 

La suma de todo lo comentado anteriormente da como resultado una novela en la que importa más el cómo se dice que lo que pasa; lo que piensa sobre lo que se dialoga; el estilo frente a la acción.

 

Para mí, el autor hace una amplia demostración de inteligencia. Maneja los silencios con la misma expresividad que las palabras. Es certero y concreto pero también abstracto y reflexivo. No abundan los diálogos pero los que incluye son claramente significativos. Atrapa al lector y como tal lo trata como a una marioneta: le enseña lo que quiere, le lleva y trae, y enseña lo que él quiere enseñar.

 

Y todo esto sucede en una novela de apenas 150 páginas.

 

En conclusión, un autor al que tener en cuenta y una novela que releeré sin duda alguna. Os la recomiendo.

 
FICHA:

Te gustará si te gustó
  • El diario de Anna Frank.
Pros
  • El uso de las palabras. El estilo del autor.
  • Es corto y liviano.
Contras
  • Lo crudo y a la vez, real, que desgraciadamente es.

 
Esto es todo por el momento. Espero volver en breve, pero mientras tanto…. ¡felices lecturas casi otoñales para todos! 🙂

 
Namaste.