Si 2019 hubiera sido un libro probablemente habría sido El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, Tatiana Țîbuleac. Una historia que desde su publicación atrajo las miradas de crítica y público y que se ha incluido en más de una lista de lo mejor de 2019.
Durante varios meses tuve la duda de si leerlo o dejarlo pasar. Lo obvié en la Feria del Libro pero llegó el otoño y decidí hacerme con él, para satisfacer mi curiosidad más que otra cosa, para saber si yo estaría entre los que les gustaba la historia o los que no.
Al final, justo antes de que acabara el año, escogí una tarde que sabía que me iba a quedar en casa y lo leí prácticamente del tirón.
¿Y qué? ¿Me ha encantado o lo odio?
Pues ni una ni otra.
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes narra la historia de Aleksy y de su madre, enfrentados desde siempre pero que comienzan un verano en el que afianzan los pasos de su reconciliación en una casa de campo francesa. La noticia de que la madre tiene cáncer y le queda poco de vida trastocará la relación maternofilial y sentará las bases para que Aleksy conozca vea a su madre más allá de sus brillantes ojos verdes.
De haber podido, la habría cambiado en dos segundos por cualquier otra madre del mundo. Incluso por una borracha, incluso por una que me zurrara todos los días. Las borracheras y las palizas las habría soportado yo solo, mientras que su fealdad (…) estaba a la vista de cualquiera.
Página 12
La historia se asienta en dos elementos: la potencia y la ternura.
Potencia porque es una historia dura, desde el primer momento Aleksy deja claro cuáles son los sentimientos hacia su madre. La ternura, que equilibra esa potencia violenta, se va incluyendo poco a poco en forma de capítulos en los que se incluye apenas una frase. Una pequeña frase que se centra en los ojos de la progenitora pero que es clave para la estructura de la novela:
Los ojos de mi madre eran mis historias no contadas.
Página 107
Así, según vamos conociendo a los personajes, la situación se descompensa y la ternura gana la partida. Eso y la tristeza, como habréis podido imaginar.
Tal vez si hubiéramos nacido al revés -yo la madre y ella el hijo- todo habría salido mejor.
Página 197
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes es una historia bien escrita, original, dura y tierna. Es inteligente y se exprimen los recursos que la autora va creando (saltos temporales, captar nuestra atención aportando poca información de los personajes secundarios) y con sólo dos personajes la autora se saca de la manga una bonita y triste novela.
Entiendo ya por qué ha sonado tanto, y la verdad es que no me ha defraudado. Desde el primer momento pensé que esta reseña iba a ser un despelleje, que no me iba a gustar nada de nada, pero por suerte no ha sido así. Ahora, tampoco me ha gustado tantísimo como para incluirla entre lo mejor de 2019. Me ha recordado a La canción de los vivos y los muertos, Jesmyn Ward, aunque sin gustarme tanto.
¿Y por qué no me ha gustado tanto? ¿Por qué no he llegado a conectar al 100% con la historia? La verdad es que no tengo respuesta. Puede ser que la relación madre-hijo no me toque la fibra, o quizá sea una cuestión de credibilidad: al tener sentimientos tan extremos me parece una ficción, algo que no puede ser más que una exageración.
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, Tatiana Țîbuleac es en general un buen libro. Eso sí, ¿resistirá esta historia al juez de la memoria? ¿Me acordaré de ella dentro de dos años? Sólo el tiempo lo dirá.
FICHA:
Te gustará si te gustó |
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Pros |
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Contras |
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Namaste.
Gracias por tu reseña, la portada se veía apetecible y el título. Lo tendré en cuenta.
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¡Gracias a ti, por pasarte y comentar!
Ya me dices si lo lees y qué te parece a ti. 🙂
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Es interesante lo que dices, porque me apetecía leer este libro por varias reseñas que vi por ahí, pero cuando las novelas exacerban tanto los sentimientos yo tampoco conecto con ellos, que es justo lo que te ha pasado a ti aquí. Mmmm, me lo pensaré.
Feliz finde.
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A mí lo que me pasa a veces es que lo que les hace emocionarse a los demás no suele funcionar conmigo. No sé si es porque no me lo acabo de creer o porque los temas que tratan no me toca la fibra, la verdad, pero no acabo de conectar. Luego puede haber otra historia que a los demás les parezca menos emocional que a mí me toque mucho más, es tan personal como el humor, creo yo.
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Totalmente de acuerdo, cuando has leído tantas reseñas positivas, tiendes a pensar que eres tu. Esta bien escrito pero no consigo conectar. Gracias por no hacerme sentir sola.
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Cuando está en boca de todos y la mayoría tiene una opinión positiva, influye en las expectativas que te pones. Eso sí, como digo más arriba estaba convencida de que no me iba a gustar nada de nada, y no ha sido así del todo.
No siempre se coincide con la mayoría, lo que pasa es que a los que les encanta son muy muy entusiastas y se les oye/lee más.
¡Bienvenida!
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El no conectar emocionalmente con la historia inclina la balanza hacia lecturas que se acaban olvidando, por lo menos a mi me pasa.
Lo tengo apuntado, porque siento atracción por las novelas que hablan de madres. Tal vez la estaba poniendo con el listón alto. Pero bajaré expectativas y a ver si yo conecto o no.
Un abrazo
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